Capítulo 20: Suéter gigante y helados
Si te gusta dale a la estrellita y comenta tanto lo que te gusta como lo que no.
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Camino de vuelta al departamento pensando en lo rara que ha sido esta sesión de entrenamiento. Sí, corrimos. Sí, entrenamos, pero Owen se empeñó en enseñarme o más bien recordarme las técnicas de defensa personal y ofensiva. Al terminar entramos a la casa y Owen se fue a bañar mientras yo quería agua y sangre; me encontré con Toni sentado en la barra tomando lo que fui a buscar no con mucho ánimo. Le pregunté lo que sucedía y dijo que anoche después de que nos fuéramos, habló un poco con Zafiro pero se acobardó.
Luego me encontré a Luis en la entrada muy, tal vez demasiado, feliz.
Llego al departamento y me sorprende que Ricky no este, seguro está dando un paseo con Simón. Saludo a las chicas que están preparando el almuerzo y entro a bañarme con agua fría quitando todo el sudor y calor.
Al abrir la puerta para salir del baño me encuentro con Eve.
—Oh. Solo iba a buscar mi peine. —dice mientras se aparta para que salga.
—Adelante. Ya terminé.
Entro a la habitación y empiezo a buscar entre mi ropa tratando de resolver que ponerme.
Me pongo la ropa interior pero veo entre mis pantalones, faldas y vestidos. No soy muy amante de los vestidos así que los descarto solo por esta vez. Tomo un jean azul claro y me lo pongo, lo doblo dejando el ruedo hacía afuera; sigo revisando entre las blusas que tengo. Podría simplemente ponerme la franela blanca y mi chaqueta negra. O también podría ponerme la franela negra y la chaqueta de jean.
Veamos que dice la votación.
Tomo ambas opciones y salgo en sostén hasta el comedor-cocina.
— Oigan ¿Qué piensan? ¿Cual les gusta más?
Ellas me miran y ven observan detenidamente las opciones.
—Mmm, me gustan ambas. — dijo Laia variando la mirada de una a otra antes de tomar agua.
—Creo que me gusta más la blanca con la chaqueta negra. —opinó Melody asintiendo.
—No lo sé. Sería más fácil decidir si supiera para dónde vas. —explicó Eve y me di cuenta.
Estúpida. Me insulto mentalmente.
—Olvidé decirles... Alux me invitó a ir a ver una película.
Laia se ahogó con el agua y tosió un poco. Melody abrió los ojos mucho y sonrió un poco mientras seguía comiendo su pasta de estilo vegetariana a diferencia de la de Laia y Eve con carne. Y Eve frunció el ceño levemente y se levantó tomándome por los hombros. Dejando su comida atrás.
Eso huele bien.
—Esperen, esperen, esperen. Necesito que sea clara con asuntos como este. —me miró fijamente. — ¿Qué dijo? ¿Cómo lo dijo?
Traté de recordar exactamente lo que había dicho.
¿Era cine o película? Cine. Película... Hmm. Película
—Bueno él preguntó "¿Quisieras ir a ver una película conmigo?" y yo le dije que sí.
—¿Cómo lo dijo?
—Con tono normal y calmado viéndome a los ojos.
—Y cuando le dijiste que sí ¿Qué dijo? ¿Qué pasó? —insistió Laia señalándome con el tenedor.
—Acordamos la hora, que es a las 3 por cierto y luego —empiezo a sonreír porque sé la reacción que se avecina. — dijo "Es una cita."
El grito entusiasmado que sueltan las tres es impresionante y agudo. Pongo las opciones en el respaldo de la silla mientras me alejo.
—Esperen ¿Qué hora es? —pregunta Melody.
—¿Cómo las 12:30 tal vez? —respondo mientras tomo un plato y me sirvo de la pasta echándole pedazos de carne y salsa.
—Ok. ¿Cuál te gusta más a ti? — preguntó Laia volviendo a comer mientras me veía.
Eve las tomó las dos mostrándomelas.
—Creo que la negra pero en realidad no me decido.
La comida está buenísima.
—Bien, pero sí has decidido que éstas son las únicas opciones ¿no? —inquirió Eve.
—Bueno...
Laia y Melody se levantaron con los platos desapareciendo en el pasillo.
—Bien veamos que más hay. —me dijo Eve cuando vio que no tenía intención de levantarme. —Anda.
Me puse de pie con mi plato y la seguí hasta el cuarto donde puso la ropa en la cama y se fue volviendo con su plato de comida mientras yo me sentaba en la cama cerca de los de las hibridas para comer tranquila. Laia y Melody revisaban el armario opinando sobre el color y cosas así cuando en momentos me miraban buscando el mejor atuendo.
—¿Qué estarías dispuesta a utilizar? —preguntó Melody mientras tomaba su plato para continuar comiendo.
—Depende de qué sea.
—¿Qué tal este? — preguntó Laia sacando mi vestido negro de flores rosas y blancas. — Y te pones esta. —tomó mi chaqueta azul de jean.
Muy lindo.
—Me gusta pero no sé. No me parece para una primera cita.
—No pierdes nada probándotelo. —dijo Mel comiendo.
Me terminé la pasta antes de dirigirme al baño con el vestido. Me lo pongo y salgo Laia me da la chaqueta y al verme en el espejo me gusta pero...
—No lo sé. No me siento muy cómoda con esto en una primera cita. —explico volteándome a verlas.
—Bueno, —Eve se levantó de la silla llegando al closet. — ¿qué tal... esta? Te queda lindo. —me mostró mi suéter morado.
—Ese lo tenía anoche. —digo quitándome la chaqueta.
—¿En serio? —preguntó Laia terminando su plato y frunciendo el ceño un poco.
Me sorprendería si Melody lo recordara.
Solté un suspiro. —Dios... ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué me preocupo por cómo me vea? —pregunto a ninguna y a todas al mismo tiempo.
—Porque te gusta. —respondió Mel con simpleza.
—Pues me siento ridícula.
Laia se levantó y caminó hasta el closet. —No digas eso. —buscó y buscó en el closet. —No te ves ridícula. —sacó el suéter que me había hecho cuando hizo el intento de tejer. Es un gigantesco suéter purpura con flores rosas, rojas, azules y verdes abajo que me puso por sobre los brazos mientras me ponía frente al espejo. —Mírate. —Al verme no pude evitar soltar una risa que fue seguida por la de Eve y Mel. — Ni siquiera con esto tan horrible que hice —ella no podía evitar reír un poco mientras hablaba— te ves ridícula y aunque así fuera no tendrías por qué sentirte ridícula.
Eve se levantó, tomó un gorro azul cielo y me lo puso. —Ni siquiera así tendrías porqué sentirte ridícula.
Melody tomo mi bufanda roja y blanca, y la enroscó en mi cuello. — O así.
Me reí un poco más al verme.
—Ok, entiendo el punto, pero deben admitir que esto sí que es gracioso. —digo señalándome.
—Pero claro. Quisiera tener una cámara. —ríe Laia. Y estallamos en risa por mi apariencia.
Ricky entra al cuarto y sube a la cama para lamer los platos que dejamos allí. Simon aparece en la puerta frunciendo el ceño al verme.
—Bien. Voy a necesitar una buena explicación para que maten la moda de esa manera.
—Cállate. Tendrá una cita. —dijo Eve.
— ¿Y por eso decidió vestirse como el tampón de la madre naturaleza? —preguntó el vampiro haciendo una mueca.
La carcajada que siguió a esas palabras debieron escucharla hasta en la calle.
...
Espero en la pared a un lado de la entrada de la tienda, por fin decidí ponerme el pantalón que ya me había puesto con el dobladillo en los tobillos, la camiseta negra y una chaqueta de cuadros grises, blancos y negros con aspecto de camisa; además de mis amados botines negros y un bolso marrón pequeño. Dejé mi cabello oscuro que llega a mis hombros en una cola un poco alta y llevo unos pequeños aretes. En cuanto a maquillaje, solo llevo labial.
Reviso mi reloj y son las 3:05. Miro la calle esperando verlo caminando hacia mí cuando un auto azul oscuro se detiene frente a mí y en el puesto del conductor está él.
—Hola. —Sonríe Alux al verme.
—Hola. No sabía que tenías auto. —digo acercándome un poco.
—No tengo. Es de Connor y tengo permiso de utilizarlo solo en emergencias. —aclara.
—¿No le molestará que lo utilices para una situación como ésta?
—No tiene por qué enterarse. —dice con simpleza. — ¿Nos vamos?
Asiento rodeando el auto hasta llegar al puesto del copiloto.
—¿Y ya pensaste en qué película veremos? —interrogo poniéndome el cinturón después de cerrar la puerta.
Volteo a verlo pero el solo tiene una tranquila sonrisa.
—¿Qué? —inquiero frunciendo el ceño.
—Nada, solo aprecio tu belleza. —responde de manera natural
Me pone los pelos de punta que pueda decir cosas así y que no pueda evitar sonreír.
—Claro.
...
—Oye quiero hacerte una pregunta. —dice sin despegar la mirada de la calle.
Habíamos estado manejando durante casi media hora para ir a ver una película y por fin estábamos cerca del cine.
—Hazla. —digo viéndolo.
— ¿Acaso odias a los ángeles? —su pregunta me parece sin sentido a estas alturas.
— ¿Por qué piensas eso? —pregunto frunciendo el ceño
—Por la manera tan rara y nerviosa en la que actuaste cuando nos conocimos. —dice estacionando el auto y abriendo la puerta.
Hago lo mismo y bajamos del auto dejándolo allí para caminar hasta el cine a unos metros.
—Disculpa de nuevo por eso —digo encogiéndome de hombros. —, pero si odiara a los ángeles no estaría aquí contigo.
—Cierto, es verdad. A menos claro que...—se detiene viéndome entrecerrando los ojos. — estés buscando mi mayor debilidad. —Levanta una ceja interrogante.
Su pensamiento me divierte.
—¿Y cuál sería esa? —pregunto sabiendo que en mi boca se va formando una sonrisa.
—¿En este momento? —pregunta y yo asiento. —Tus ojos.
Lo dice viéndome con una pequeña sonrisa tranquila.
Alerta de coqueteo.
Suelto una risa y tomando su brazo lo empujó hacia adelante para que sigamos caminando.
—Ay Dios. Cállate. —digo y él suelta una carcajada.
Llegamos hasta el gran edificio y buscamos cuales son las películas en cartelera.
—¿Qué quieres ver? —me pregunta viendo los títulos.
—¿Qué opinas de Copland? —digo viendo el nombre.
—Bueno, por los actores parece buena. —comenta metiendo las manos en sus bolsillos.
—Por mi está bien.
—Bien.
Vimos que comenzaría en 20 minutos así que empezamos a caminar hasta llegar a una plaza.
—Oye ¿Quieres un helado? Yo invito. —dijo Alux a mi lado viendo el puesto.
—No tienes que. —comenté tratando de seguir caminando pero me bloqueó el paso.
—No tengo, pero quiero hacerlo. —dijo con simpleza.
Por un momento de distracción pierdo el momento de refutar y ahora Alux me empuja hasta el puesto.
—Dos helados, por favor. — dice Alux y me encuentro con la mirada amable e interrogante del señor que nos atiende.
—De chocolate. —digo apenas sabiendo lo que pasa.
—Y el otro de menta. —pide Alux.
Ya con los conos de helados caminamos acercándonos hasta una banca.
—No tenías que hacerlo.
Se encoge de hombros comiendo su helado y como él no le da importancia entonces menos me debe de importar a mí. Empiezo a comer el helado.
— ¿Te gusta? —pregunta con una sonrisa divertida.
—Sí, está rico. —respondo probándolo de nuevo.
Realmente está bueno.
—Se nota.
— ¿A qué te refieres? —pregunto aun comiendo el helado.
—Lo estás lamiendo con mucha emoción.
—Porque me gusta. —respondo sin darle mucha importancia.
—¿Lamer? —pregunta riendo un poco y yo casi me ahogo con el helado lo cual le causa que se ría un poco más. —Dios, estás tan roja.
—Cállate. Oh Dios, de verdad que no eres un ángel. —digo tratando de que mi cara no muestre señal de diversión pero su atenta mirada cuando iba a continuar comiendo el helado me hace reír.
Nos sentamos en la banca un rato hablando y terminándonos los helados. Él me dio para que probara la menta y yo le di del chocolate. Prefiero el chocolate y tal parece que él también. Volvimos caminando con calma hasta el cine y compramos las entradas. Entramos a comprar las palomitas de maíz pero cuando iba a sacar mi tarjeta para pagarlas él me lo impidió.
—Dije que yo invito. —declaró haciendo que volviera a guardar mi cartera dentro del bolso.
—Pero tú pagaste los helados. —le recuerdo apuntándolo.
El chico que nos atiende nos mira con atención esperando a ver que decimos.
— ¿Qué tal así? Yo pago todo lo de esta cita y tú pagas en la segunda. —dice Alux con una mirada de "ya gané".
— ¿Cómo estás tan seguro de que habrá una segunda? — pregunto cruzándome de brazos. De reojo veo como el chico come palomitas discretamente de un pote propio.
—Tengo fe en ello. —dice sonriendo confiado.
Entrecierro los ojos sin decir nada y doy un pequeño asentimiento. Alux saca su billetera.
—Ah y dos paquetes de gomitas de esas. —le dice al chico apuntando a las gomitas que amo.
—Estás ganando puntos. —le digo y este suelta una risa ahogada.
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Gracias por leer <3
¿Que te parece la historia hasta ahora?
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