Narra Sebastian

Camino tranquilamente por el centro, de la mano de Ailen. No puedo estar más feliz, tengo a la persona que más amo a mi lado.

-Amor ¿me podes comprar uno de esos?- dice Ailen señalando un algodón de azúcar rosa. Yo le sonrío y me acerco al vendedor.

Una vez que tengo el algodón de azúcar más grande en mis manos me doy vuelta para entregárselo a Ailen, pero ella no está.

Busco por todos lados pero no la encuentro.

-Ailen!- grito.

Un montón de parejas felices pasan a mi lado.

De pronto escucho una fuerte carcajada que logro identificar inmediatamente.

-Ailen-susurro.

Corro hacia donde proviene la risa y por fin la encuentro.

-Amor, te estaba..-me detengo al ver que no está sola.

Ailen se encuentra agarrada de la mano de otro chico, al que por alguna razon no puedo verle la cara. Ellos rien, el le pasa una mano por la cintura.

¿Por qué la toca?

¿Por qué ella no se aparta?

Ailen pasa los brazos por el cuello de él y lo besa.

Un profundo dolor en el pecho me hace retroceder unos cuantos pasos.

-Te amo-

Cuando escucho esas dos palabras salir de los labios de ella, siento que algo dentro de mi se rompe.

Ailen y el chico desaparecen.

Miro mi reflejo en la vidriera de una tienda y veo que estoy solo. Todas las parejas desaparecieron tambien.

Estoy solo, solo y sin Ailen.

Solo....

Despierto sobresaltado por el sueño...o mejor dicho, pesadilla. Me paso una mano por la frente, estoy sudando.

Las pesadillas me atormentan desde el día que la vi por ultima vez en esa fiesta.

Son distintas, pero todas terminan igual. Ailen con otro chico, o ella gritando que me odia.

Siempre lo mismo.

Soy un maldito imbécil y un egoísta. Tal vez ella me odie, pero yo ya no puedo estar lejos de ella.

La amo y voy a recuperarla.