Capítulo 52
Espero que les guste! Nos vemos en el próximo capítulo ❤️
●●●●●●●●●●●●●●●●●
35 grados de temperatura en Buenos Aires.
En la pequeña casita solo hay un ventilador de pie que tuvimos toda la noche funcionando, así que para darle un descanso al pobre decidimos aprovechar la gran pileta que tiene la quinta y refrescarnos ahí todo lo que podamos en el día. Los chicos decidieron preparar algo en la parrilla, por lo que después de desayunar unos ricos panqueques que hizo la doctora, nos pusimos a ordenar todo.
Caimos redondos a eso de las 4 de la mañana, pero bueno, el plan era disfrutar y pasarla bien, ¿no?
Despues de brindar y jugar un rato con las estrellitas, nos sentamos en ronda con un mazo de cartas que trajo nuestro amigo Matt para jugar. Entre risas, bromas y un poco de música pasaron las horas, hasta que en un momento determinado de la noche nos tocó jugar al "Yo nunca, nunca" y pasó algo inesperado para todos los presentes. Después de que cada uno hiciera preguntas básicas como "Yo nunca, nunca tomé hasta vomitar" y "Yo nunca, nunca me hice pis encima", llegó una hecha por una casi borracha Anne que descolocó puntualmente a dos personas:
"Yo nunca, nunca tuve ganas de besar a alguien de acá"
El primero en responder con una sonrisa burlona fue Gabo, quien mirando a su marido murmuró "y por supuesto, cómo no voy a querer besar a este bombón", los demás reimos viendo a la pareja tomar, pero lo que nadie espero fue que a los pocos segundos Matt dijera "Bueno, creo que no es sorpresa de nadie" para después agarrar su vaso. Gabo rio escupiendo un poco en su mano. Aún así, como si fuera posible hacer que nuestros ojos se abrieran más, Erica agarró el pequeño vaso, y sin emitir palabra alguna terminó todo el contenido de un solo trago. Con seis pares de ojos mirandola atonitos dejó el vaso en la mesa como si nada y murmuró a duras penas un "Esta rico esto, eh, miren que yo no soy de tomar pero... esta bueno, ya se me subió" ignorando los "¿a quien? ¡¿a quien?!" que salian de la boca de Matt cada dos segundos en busca de una respuesta que nunca llegó.
Veo caminar a Erica hacia la cocina para tomar un poco de agua. Acaba de salir del cuarto, donde pasó más de 30 minutos hablando por videollamada con su chino, a quien le prometió llevarle el regalo que Papá Noel le dejó en casa. Abby, a mi lado, la mira igual que yo, atenta.
-¿Te dijo Gabo que le pasó?-pregunta después de unos segundos cuando se da cuenta de que nuestra amiga no tiene intención alguna de hablar sobre lo que paso hace unas horas.
-No, pero por lo que escuche estaba hablando con Maria y se emocionó, creo- le explico volviendo a lavar los vasos que usamos para desayunar- Si no nos dijo nada es porque no es tan grave, y ahora esta prendiendo la parrilla tranquilo asi que...supongo que todo bien, ya tengo ganas de comer los choris- digo pasandole las cosas para que las seque.
-Yo tambien, espero que Matt no esté estrangulando a Sebas- dice riendo para después susurrar un "lo merece".
Hace media hora salió Matt con el auto para encontrarse con Sebas en una carnicería que esta a unos minutos para comprar lo que vamos a comer.
Desde que nos despertamos el abogado y la doctora se evitan, no se hablan, no se miran, no se llaman, nada de nada, intuyo que ella por verguenza, y él...supongo que por lo mismo.
Realmente no los entiendo, Matt siempre quiso muchísimo a mi amiga, la amaba, pero la vida lo llevó a alejarse de ella, Erica eligió seguir por otro lado, y si ahora es ella quien siente cosas por él...deberían aprovechar esta segunda oportunidad que les da la vida, sólo tienen que animarse.
Entre charla y charla en la que molestamos a Gabo con que no sabe manejar el carbón debajo de la parrilla y sus amenazas de que no va a cocinar nada, se hacen las 2 de la tarde.
Una bocina se escucha desde afuera y corro con la llave en mano para abrirle la puerta de la cochera al auto de Matt, quien es seguido por el coche de Adams. Cuando lo veo bajar del coche con una sonrisa en el rostro, una bolsa enorme con pan en una mano y un ramo de flores amarillas en la otra, corro hacia él para saltarle encima sin importar que podamos quedarnos sin comida por mi culpa.
-LOS PANES DEL CHORI- grita Matt corriendo a arrancarle la bolsa de la mano cuando estamos en el piso- por favor, el amor los hace tontos- se queja riendo.
-¿Trajiste flores amarillas para mi?- pregunto mirando al hombre que se encuentra debajo de mi.
La Ailen de 10 años que veía Floricienta llora descontrolada en el piso mientras recuerda su canción favorita de la novela.
No tenés 10 años, Ailen
-Primero que nada feliz navidad- dice riendo- segundo, claro que son para vos, ¿para quien más sino? ¿Para Matt?
-Ja ja que gracioso el Don comedia- dice el abogado antes de dar media vuelta y dejarnos solos
Que lindo que es.
Son unas flores, unas simples flores.
-Me encantan- digo feliz y hago lo que tuve ganas de hacer en estas horas que estuve sin verlo, besarlo- Feliz navidad, yo no tengo tu regalo acá- digo apenada.
En realidad no hay ningún regalo, no preparaste nada.
-No te preocupes, este no es tu regalo en realidad, solo quise tratarte algo- dice el acomodando mi pelo.
Que lindo que es.
-Tortolitos, Gabo ya tiene listo el fuego-
Ambos miramos con una sonrisa a Abby, quien nos observa haciendo muecas de asco al ver nuestra cercanía.
-Ya vamos, ya vamos- dice Sebas levantándose conmigo en brazos- Feliz navidad, Abby, traje algo que seguro te va a encantar.
-¿Un tranquilizante?- pregunta irónica.
Le doy un golpe con el brazo.
-No- abre la puerta de su auto para sacar algo de la guantera. Una bolsa azul con dos potes de helado aparecen en su mano y los muestra a mi amiga sonriendo- chocolate, crema del cielo, frutilla y tramontana, me dijeron que estos son tus gustos favoritos.
El semblante de mi amiga cambia por completo a uno más triste.
-Él te lo dijo...¿verdad? También eran sus favoritos...
¿Qué cosa?
-¿Los gustos de helado? Se lo dije yo, no te preocupes- digo tratando de hacerla sentir mejor, aunque por alguna razón ahora parece estar decepcionada.
¿Está mal lo que dije? ¿Lo empeoré?
¿Por que no me puedo quedar callada?
Siempre tenes algo para decir, y siempre lo arruinas.
-Hablé con él, está bien, dijo que vuelve en...
-Me alegro- lo interrumpe ella sonriendo vagamente para después agradecerle y caminar lejos de nosotros.
-En realidad no hacia falta que me dijeras lo que le gustaba porque Emiliano una vez me lo dijo.- dice Sebas viéndola marchar.
Bueno, lo arruiné.
-Hubiera sido lindo que lo supiera, pero yo me metí- digo arrepentida- lo que pasa es que no sé que tanto le afecta lo de él, si le hace bien saber de él o no, si tengo que ayudarlos o...
-Yo tampoco, pero creo que lo mejor que podemos hacer es dejarlos tranquilos, si alguno necesita nuestra ayuda nos lo van a pedir, como hicimos nosotros con ellos.
Tiene razón.
Decido cambiar de tema después de unos segundos de silencio.
-Gracias por las flores, me encantan- digo nuevamente admirando el ramo de tulipanes en mis manos, tienen un color precioso.
-¿Sabes por qué son amarillas?
¿Por Floricienta?
25 años, Ailen
Niego con la cabeza.
-Porque es la flor más bonita entre todas las demás, como vos- sonrie tomándome la mano mientras avanzamos hasta donde están los chicos- además, el color amarillo es cálido, brilla, resplandece, resalta todo lo que toca...vos sos el amarillo en vida, cada vez que te veo sonreir o cantar algo en el auto, cada vez que haces algo que amas brillas y contagias esa alegría, por eso tus amigos te quieren, por eso tus alumnos te admiran y por eso yo te amo.
Mi cara está caliente, mis manos están sudando y mi frecuencia cardíaca esta por las nubes.
¿Cómo va a decir eso tan a la ligera?
¿Qué quiere exactamente de mi?
¿Que dependa toda la vida de él y de sus palabras bonitas? Porque si sigue así lo va a conseguir.
Totalmente avergonzada y sin saber que decir observo el pasto en mis pies mientras ambos seguimos caminando.
Me dejó muda, y eso que es difícil hacer que yo me quede sin palabras.
DECÍ ALGO
-Me siento una tonta-murmuro sin levantar la mirada. Sebastian a mi lado detiene sus pasos.
-¿Por qué?
-Porque me pones nerviosa y no sé qué decirte- tiro de su brazo para que siga caminando.
-ADAMS TRAE TUS MANOS ACÁ Y AYUDAME CON ESTO- grita Gabo una vez que nos ve aparecer.
-Además no es el momento adecuado, no puedo tirarme encima tuyo como quisiera porque hay gente alrededor- susurro antes de llegar al lado de nuestro amigo parrillero- si no hubiera nadie esa linda camisa negra- lo apunto- ya hubiera desaparecido, Adams.
-Eh, ¿que le estas diciendo? no estarás hablando mal de mi, ¿no?- se queja Gabriel acercándose con su nuevo delantal, regalo de Lucas, quien prepara una picadita.
Escucho al profesor susurrar "¿y si nos escapamos?" pero lo ignoro.
-Le estoy diciendo que menos mal que llegó porque sino tendríamos que pedir comida, mucho delantal pero poco fuego, eh- lo molesto.
-Piedra vas a comer Johnson, vas a ver- me amenaza Gabo riendo.
****************
Dos días después
El departamento nuevo de Adams es grande y mucho más lindo que el anterior. Tiene un comedor y living más amplio, y la cocina es preciosa. Tal vez si fuera amante de la cocina me hubiera vuelto loca al notar las cosas nuevas que consiguió, pero como no lo soy, lo único que me llamó la atención a primera vista fue la mesada de granito en la que anoche me hizo sentar apenas llegamos de nuestra mini cita.
Observo mi ropa frente al espejo del placard y trato de no pensar mucho en que otra cosa me quedaría bien porque sino me cambiaría por novena vez en el día.
Hoy voy a conocer a mi suegra, y mañana Adams va a cenar con mis padres. A ambos nos toca conocer a nuestras respectivas familia, y si bien pude notar que lo puso un poco nervioso la noticia de que mi papá nos había invitado a su casa, sé que de los dos yo soy la que está en mayor desventaja ya que él al menos tuvo un primer contacto con mis padres y yo, en cambio, solo intercambie dos palabras con su madre por teléfono. De ella sólo sé que es veterinaria y que crío a dos personas maravillosas.
Carla tambien va a estar presente y eso en cierto punto me tranquiliza un poco.
El vestido floreado rojo que me regaló Sebas me queda bien y resalta mi figura, después de darme una mirada más confirmo que es lo mejor que puedo usar para un momento así.
Tampoco es que estas yendo a conocer a la Reina.
Quiero que mi suegra me vea bien, necesito caerle bien.
-Estas preciosa.
Me doy vuelta para ver al dueño de la voz y lo observo de pies a cabeza pensando como es que alguien se puede enamorar cada vez más de una persona.
Es muy guapo el maldito.
Viste unos zapatos marrones, unos pantalones oscuros y una camisa azul de la misma tonalidad con las mangas arremangadas. Su pelo castaño peinado un poco para un costado hace que quiera meter mis manos en el y acariciarlo, y su barba recortada, como le dije en más de una ocasión, le queda perfecta.
Por favor, estoy apunto de suspirar como una adolescente enamorada.
Verlo así me hace sentir lo mismo que el primer día.
-Me intimida un poco que me quedes mirando así- dice sin despegar la espalda de la pared en la que está apoyado.
Que hombre
-Y eso que no sabes lo que estoy pensando- digo acercandome a él, quien sonríe ante mis palabras- estoy nerviosa, ¿y si le decimos a tu mamá que me descompuse y lo dejamos para otro día? Puedo preparar mi pastel de manzana.
-¿Me estas pidiendo que le mienta a mi madre?- pregunta apoyando una mano sobre su pecho.
-Le estoy pidiendo, señor Adams, que me de un poco más de tiempo porque apenas ponga un pie en la entrada de su casa me voy a desmayar.
Sos una exagerada
-Por Dios, ¿Cómo entra tanto drama en tu cuerpo chiquito?- dice el riendo.
-¿Cómo que cuerpo chiquito?- Pregunto indignada.
-Y si sos una enana- responde señalandome.
-¡Mido varios centímetros más que la altura promedio de este pais, Adams!
La situación me resulta graciosa y no puedo evitar reír.
Enana me dice, JA.
-Sí, bueno, vamos que si somos puntuales empezamos con un buen pie- dice él tomándome la mano.
-Espera, mírame- le pido.
-Te miro.
-¿Estoy bien?- doy una vuelta abriendo los brazos- ¿El pelo? ¿Mi vestido? ¿Me falta algo? Quiero que seas sincero.
-Te hace falta algo- dice después de inspeccionarme bien.
Suspiro, siempre me falta algo.
-Las uñas, ¿no? Sé que el rojo es mi color pero pensé que esta vez...
Sin dejarme terminar se acerca a mí y me da un beso en los labios. Sonrío como una tonta cuando se aleja.
-Ahí esta, perfecta, vamos- dice para después llevarme de la mano hasta la puerta.
*************
Adams estaciona el auto frente a una casa preciosa, con un jardín delantero lleno de flores de todos los colores que estoy segura que a mi papá le gustaría y sabría identificar enseguida.
-Ella...¿me conoce?- pregunto sacándome el cinturón de seguridad- ¿Me vio alguna vez por foto o algo? ¿Sabe nuestra historia? ¿Sabe...
-Sabe que te amo, y eso es lo importante.
¿Pero este hombre se leyó un libro de cómo decir todos los cumplidos posibles o qué?
¿Eso quiere decir que ella no sabe que su hijo está saliendo con alguien 11 años menor?
¿VAS A EMPEZAR?
Bajo del auto después de darle la razón.
A paso lento avanzamos hasta la puerta de entrada y Sebas, después de darme una última mirada, toca el timbre.
Suspiro
Basta
Tampoco es para tanto, voy a conocer a mi suegra, nada más.
¿Qué puede salir mal? ¿Que le de una primera mala impresión? ¿Que le caiga mal?
¿Y si no me quiere?
¿Acaso no hay una frase que dice "si no te quiere la madre es porque el hijo te quiere" o algo asi?
Basta
En todas las historias que leí las madres se llevaban bien con sus nueras, tal vez me pase lo mismo, tal vez en dos horas la esté llamando "mamá" como en las novelas turcas de la televisión, aunque...sería incómodo, prefiero llamarla por su nombre...esperen, ¡¿CÓMO SE LLAMA?!
-¡Hijo querido!
Vuelvo a la realidad cuando una mujer un poco más baja que yo se tira sobre Sebastián, quien responde al abrazo con una sonrisa en el rostro.
-Canas blancas me vas a sacar, me dijiste que me ibas a llamar anoche y estuve hasta las doce esperandote- le reta señalandolo con el dedo.
Sonrío observando la escena sin atreverme a emitir una palabra.
-Es que pasaron cosas- le explica él riendo mirándome de costado.
Me muevo nerviosa.
Sí, cosas.
Al ver que su hijo desvía la mirada, la señora se da la vuelta y entonces clava sus mirada en mi. En cuanto la veo de frente confirmo lo que pensaba hace unos segundos, Sebastián es la copia en masculino de su madre.
La señora, de pelo color chocolate, de unos 50 y tantos años, me inspecciona con sus ojos grises casi que de pies a cabeza y cuando me mira a los ojos sonríe de costado.
¿Eso es bueno?
-Mamá, te presento a Ailen, mi...bueno, mi mujer- dice acercándose a mi- Ailen te presento a mi madre, Sonia.
Tratando de ignorard el calor que siento en la cara por escuchar que me llamó "su mujer", me acerco a Sonia y le tiendo la mano.
Las primeras impresiones son mucho muy importante.
-Mucho gusto, señora.
-No me digas señora que no soy tan vieja! Tuteame, por favor- ríe ella tomando mi mano entre las suyas- Me alegra conocerte por fin, había escuchado tanto sobre vos que debo admitir que tenia curiosidad, pero bueno, pasen, pasen que ya puse la pava!
Mientras Sonia cierra la reja de entrada avanzo a paso lento sintiendo la mano de Sebastian sobre mi espalda baja.
Calmate por Dios
-TIO SEBAAAAAAAAAS
Un nene de cabello castaño y lacio corre hacia nosotros y se agarra a la cintura de Adams.
-¿Me compraste el Super Mario Bros?- pregunta mirandolo sonriente.
-Yo no...pero tal vez papa Noel te dejo algo en el arbolito de casa- responde él guiñandole un ojo.
-Si, si, si, Papá Noel- dice el nene guiñandole su ojo de vuelta para después girarse a mi- Hola tía Ailen.
Soy tía
-Hola Nahuel, ¿Cómo estas?- pregunto chocando el puño con él.
-Tío Sebas me compraste la camiseta de San Lorenzo?- pregunta Nati, apareciendo con su mamá en el salón.
-Tal vez está entre las cosas que trajo Papá Noel- repite Sebas abrazándola.
-Si, si, Papá Noel- responde ella como su hermano, poniendo los ojos en blanco.
¿Pero es que los niños de hoy en día ya no creen en papá Noel?
-¿Volves a ser nuestra tía?- pregunta Nati viéndome feliz- Porque yo quiero que seas mi tía, quiero aprender a hablar en inglés como vos
Cosita
-Yo ya dije en la escuela que mi tía habla con la NASA- dice su hermano señalandome- Así que tenes que ser nuestra tía
-No pongan nerviosa a Ailen, chicos!- los reta mi...¿cuñada?- ¿Como estas? Ya queríamos verte por acá, me alegra que hayas perdonado a este cabezota, la verdad es que bendita sea tu paciencia, yo ya hubiera...
-¡Carla! No hables así de tu hermano- la reta su madre pasando por su lado- Sientense por favor, ahora traigo las cosas, Ailen, ¿qué te gustaría tomar?
-Un té está bien- digo sintiendome un poco incómoda al tener la atención de todos en mi- Te ayudo a traer las tazas- camino en dirección a ella para seguirla a la cocina pero me frena con la mano.
-No, no, vos sentate tranquila que acá sos la invitada, Carla me va a ayudar-
Y así sin decir más, ambas desaparecen de nuestra vista.
Tomo asiento junto a Sebas en el sofá de tres cuerpos del living y mientras este habla animadamente con sus sobrinos sobre cómo están disfrutando las vacaciones, yo aprovecho y observo con curiosidad el lugar. Las paredes son de un color crema clarito y están adornadas de algún que otro cuadro de todos los tamaños y colores. En uno de los muebles veo pequeños adornos y varias fotos de la familia, en algunas distingo a Carla con sus hijos en brazos y en otra creo reconocer a quien esta a mi lado más de joven sosteniendo lo que parece que es un diploma.
La mano de Sebastián se posa sobre mi rodilla deteniendo el movimiento de mi pierna.
-No estés nerviosa, va todo bien- susurra.
-No estoy nerviosa, solo...no sé que decir, no quiero arruinar nada
-No vas a arruinar nada, ella...- no termina de hablar porque aparecen en nuestra vista la dueña de casa y su hija.
-Ailen le conté a mamá que vos fuiste quien ayudo a los chicos con lo de inglés.
-Sii, la tía nos enseñó los tiempos verbales, el verbo To si- "to be" la corrijo sonriendo- to be, como hacer preguntas...- enumera Nati con sus dedos.
-¿Así que sos profesora Ailen?- pregunta Sonia tomando asiento en el sofá frente a nosotros después de dejar la bandeja con las tazas sobre una pequeña mesita. Asiento- ¿Ahí se conocieron? ¿En la escuela?
Bueno...técnicamente sí
Ambos asentimos sin decir más.
-¡Pero cuenten como fue! Me encantan las historias de amor- pide ella sonriendo.
-Ay si, mamá ve TODAS las novelas de la tele, ya sean coreanas, mexicanas o turcas- la molesta Carla.
¡A mi también me encantan las novelas!
-Bueno...- digo sin saber por donde empezar.
-Un día la encontré medio dormida sobre el escritorio antes de comenzar la clase...- empieza a contar Sebas.
-Es que había tenido una noche complicada- explico para que no piensen que soy una irresponsable que duerme en el "trabajo"
Si con complicada te referis a que te quedaste hasta tarde para terminar de leer una historia en Wattpad, entonces si, fue complicada.
-Le pregunté si quería una almohada- sigue riendo.
-Ay tan gracioso él- dice Carla poniendo los ojos en blanco.
-Y cuando abrí los ojos lo vi y...no sé, fue un flechazo- termino yo con una sonrisa en los labios.- pero igual no duró mucho el encanto porque cuando empezamos a hablar me di cuenta de que era un poco...
-¿Cascarrabias? ¿Cabeza dura? ¿Un salame?
Sí
-Pero bueno, ¿vos no me queres acaso?- pregunta Sebastián ofendido.
-¡CARLA!- La reta su madre riendo- es que es de Piscis como...
-Como Justin- se me escapa.
¿Qué tiene que ver?
Carla ríe de costado y le da un sorbo a su café.
-Y como yo- responde Sonia orgullosa.
-Bueno no sé como salió esto de los signos pero en resumen, empezamos a hablar, la invite a cenar, nos enamoramos y acá estamos- termina Adams.
Es un buen resumen de nuestra historia, aunque le falta algún que otro detalle que decidimos omitir para no generarle un infarto a la señora amable que nos mira con ternura.
-¡Que bonito!- aplaude ella- Hacen una linda pareja la verdad...siendo sincera siempre creí que él iba a terminar con Sabri, su mejor amiga, ¿la conoces?-
Sabrina, la bendita Sabrina.
No olvides que fue ella quien le dijo a Adams que regresara.
-No tuve el placer- digo tratando de sonar neutral, Sebas a mi lado oculta su sonrisa con su taza.
¿Qué le parece gracioso?
-Se conocen desde siempre, cuando eran jovencitos salian los fines de semana a bailar, a comer...Pero bueno, un día para navidad Sabri nos presentó a Mili, su novia, y entonces entendí porqué estos mocosos hablaban en susurros como si ocultaran algo, yo tonta pensaba que estaban saliendo, pero en realidad la que estaba de novia era ella- ríe tapándose la cara avergonzada- ¿Siguen juntas? Hace tanto que no la veo, tenes que pasarme su número, quiero hablar con ella- le dice a Sebastián.
Miro con los ojos como platos como este responde "Me parece que se separaron, después te paso su número".
No me dijo absolutamente nada, si tan solo lo hubiera sabido antes tal vez...
El ocultador de secretos profesional me mira de reojo y sonríe al ver mi gesto de sorpresa.
¿Es gracioso?
-Pero que sonsa! Entre tanto hablar se me paso servirles lo que preparé, espero que te guste Ailen- dice Sonia dándome la primera porción de su tarta de ricota.
-En realidad mamá, a Ailen no le...-
Aprieto su mano que reposa sobre mi rodilla y no lo dejo terminar de hablar.
¿Qué esta haciendo?
Lo voy a matar
No puedo negarme a probar algo que ella preparo para hoy.
-No me gusta no haber traído nada para comer, te pido mil disculpas- lo interrumpo riendo nerviosa- la próxima vez vengan a casa que me gustaría prepararles mi tarta de manzana.
¿Qué estas haciendo?
Sonia sonríe y acepta encantada.
************
Si bien en un principio solo nos íbamos a quedar a merendar, ni Adams ni yo pudimos rechazar la invitación a cenar.
"Preparemos empanadas para la cena y charlamos un poco más" había dicho su madre después de que terminaramos la tarta que, por cierto, estaba muy rica.
La idea de cocinar frente a ella me intimida un poco. Crecí bajo el ojo atento de mis tías que veian si hacía las cosas bien o mal cada vez que venían a comer a casa, y de solo pensar que puedo llegar a hacer algo mal ahora me pongo nerviosa.
Es una simple empanada, ¿que te puede salir mal? ¿El repulgue? ¿Que se te rompa la masa? ¿Que se te salga el relleno? ¿Que se te quemé alguna?
Por dios y la virgen, necesito hacer un buen repulge.
-¿Qué pensas de las pasas de uva en la empanada, Ailen?- pregunta Carla.
-Que son ricas pero no van en la comida, debería ser ilegal ponerlas en las empanadas o en el pastel de papa- respondo sin dudar.
¿A quien le puede gustar la empanada con pasas de uva? Es horrible.
-Bueno, menos mal que preguntaste Car- dice Sonia riendo mostrando el paquete que estaba por sacar de la heladera- a mi me encanta con pasas, pero mejor no le ponemos.
Bueno, que me parta un rayo.
-Las pasas de uva son horrorosas- coincide conmigo Nahuel, quien come una galletita sentado en la mesa de la cocina- No tienen buen sabor y no tienen linda forma, no pegan nada con la empanada.
La cara de asco que pone nos hace reír a las tres. Bueno, al menos no estoy sola en esto.
Si, felicidades, tenes el mismo gusto que un nene de 10 años.
Mientras espero a que las papas se terminen de cocinar no puedo evitar distraerme con la decoración de la cocina. El verde clarito de los muebles me sorprende, jamas había pensando que un color así podría quedar en una cocina, pero viendolo ahora me parece precioso. La pequeña mesa de madera tiene en el centro un caminito blanco super delicado que queda simplente perfecto, parece hecho a mano.
-¿Te gusta el caminito? Era de mi mamá- dice Sonia siguiendo la dirección de mis ojos.
- Es precioso, tiene una casa muy hermosa- le digo con una sonrisa.
-Gracias- responde ella poniendo la carne ya cocida en un bandeja - Esta es la casa en la que Sebas y Carla crecieron- empieza a contar- pero hace años decidimos mudarnos a Mendoza, ahí vive la familia de mi marido y es un lugar tan precioso que decidimos quedarnos allá, de vez en cuando volvemos acá por unos días, como ahora.
-Siempre quise visitar Mendoza- le digo para después apagar el fuego de la cocina una vez que las papas están listas, como están en cubito se hacen enseguida.
-Pueden ir con Sebas en cualquier momento, nuestra casa esta abierta para ustedes- se sirve un poco de agua en un vaso y después se apoya sobre la mesada para seguir hablando - Hace mucho que él no va para allá, la última vez se quedó un tiempo pero tenía urgencia por volver, supongo que este es su lugar...
Claro, se fue cuando nos separamos, pero ella no sabe eso.
Permanezco en silencio y centro mi atención en no quemarme con el agua hirviendo de la olla al sacar las papas para ponerlas en un plato.
-Siempre creí que mi hijo iba a lograr todo solo...lo hizo en realidad- vuelve a hablar. Carla, detrás de nosotras, manda a Nahuel al living para que ordene los juegos que dejo sobre el sofá- Siempre fue muy independiente, desde muy chico supo lo que quería hacer de grande, enseñar. Le gustaba que sus amigos del colegio le pidieran ayuda, los invitaba a pasar el rato en casa para explicarles lo que no les habia salido, y yo siempre le deje hacer lo que el quisiera porque sabia que era un buen chico y todo lo hacía con una buena intención- suspira- Es por eso que una parte de mi creyó que el nunca necesitaría del todo a una compañera a su lado, pensé que nunca la buscaría porque nunca me presento a nadie, estaba tan concentrado en sus estudios y después en su trabajo que entendí que el era feliz con sus cosas, y lo acepté.
¿Así que soy la primera pareja que ella conoce de él?
La única.
-Pero ahora me alegra mucho que estés acá con nosotros- me mira- Sé que se llevan varios años...
-¡MAMÁ!- la llama Carla mirándola sorprendida, como si no creyera lo que acaba de decir.
Bueno, espectacular.
-Pero si a ustedes no les importa, a mi menos.- concluye mirando mal a su hija- Lo veo bien, y por como me habló de vos, por como te mira, sé que esta enamorado y eso me pone muy contenta.
BIEN.
-Yo soy feliz con él- digo algo sonrojada. Me quedo con la información que me acaba de dar sobre Sebas cuando era chiquito y no puedo evitar sonreír al imaginarlo- Él es muy bueno conmigo, tiene algunas cosas que...bueno, tal vez haga que discutamos un poco, a veces se encierra en sí mismo y no ne cuenta como se siente- rio cuando Carla dice "viste!"- pero estamos tratando de solucionarlo, yo también tengo mis cosas, ninguno es perfecto, pero nos queremos y nos cuidamos, eso es lo importante, yo me siento segura a su lado y eso es lo que me gusta de él.
Pelo el huevo que me pasa Carla y ella hace lo mismo con el suyo.
-Cuando estuvieron peleados no sabes como estaba- se queja- Sabri me contaba que estaba de un lado para el otro tratando de resolver no sé que cosa de contrato, que si tenia que hablar con no sé quien, que no sabia como decirte X cosa, Sabrina estuvo a punto de tirarlo por la ventana.
-¿Hablando mal de mi?
Las tres nos giramos hacia la voz que escuchamos en la puerta de entrada.
Sebastián nos observa cargando tres bolsas de compra donde se pueden ver gaseosas y varios paquetes de papas fritas y palitos salados. A su lado Natalia nos observa comiendo un chupetin.
La imagen de ambos agarrados de la mano me genera tanta ternura que una parte de mi quiere sacarles una foto.
-¿Que mentiras de mi están diciendo ahora?- pregunta mirando directamente a Carla con la ceja levantada.
-¿Pero a que supermercado fuiste? Hace más de media hora que saliste de acá-le reta a su hermano ignorando la pregunta que este le hizo.
-Quería comer papitas y fuimos a otro lado a comprar- lo excusa su sobrina.
-¿COMPRARON CHEETOS?- pregunta Nahuel gritando desde el salón. Al recibir una respuesta afirmativa de su hermana grita con emoción.
Detrás de los recien llegados aparece un hombre de la misma altura que Sebas, de ojos marrones y sonrisa amable.
Se acerca a nosotras y saluda con un beso en los labios a su mujer diciendo "Ya llegué", después saluda con un abrazo a su hija y finalmente me observa. Su sonrisa sigue ahí cuando se presenta.
-Vos debes ser Ailen, la pareja de Sebas, mucho gusto, me llamo Santiago- dice y me tiende su mano, la cual acepto enseguida.
-El gusto es mio, señor- digo sonriendole de vuelta
-Santiago- me corrige- Ya somos familia, no te sientas nerviosa.
Asiento de acuerdo.
Me cae bien.
-Santi estuvo todo el día afuera viendo unos asuntos del trabajo- me explica Sonia- por suerte llegó para comer.
-No tenes que estar hasta tan tarde en la fábrica- lo reta Adams después de saludarlo con un abrazo- esta peligroso afuera.
-Sabes como son las cosas del trabajo, quería estar tranquilo, ver que esta todo bien, no te preocupes hijo, es solo por hoy- le responde él apoyando una mano sobre su hombro.
Recuerdo lo que me explico Sebas hace mucho. Su padre biológico no se hizo cargo de él, en cambio fue el segundo esposo de su madre quien se encargo de criarlo, y por lo que veo, se quieren como padre e hijo, el respeto y cariño mutuo se siente.
Después de hablar un poco más sobre cómo estuvo nuestro día volvemos a la cocina para empezar a preparar las empanadas. Al contrario de lo que esperaba, cada una hace las empanadas a su manera y en ningún momento observan si es que estoy haciendo algo mal o no, los minutos transcurren con tranquilidad.
Cuando la última empanada es cocinada nos sentamos todos en la mesa grande del comedor, Sebas sirve a cada uno un poco de gaseosa en los vaso, los chicos agarran las empanadas de jamón y queso antes que nadie y Sonia propone un brindis.
-Por la linda tarde que pasamos y para que volvamos a estar juntos otro día, gracias Ailen por venir y preparar todo esto con nosotros- dice mirándome sonriente.
Que buena mujer.
-Gracias por recibirme con tanto cariño- respondo y después de chocar suavemente nuestros vasos empezamos a comer entre risas y charlas de presentación.
Lo que parecía que iba a ser una cena incomoda, más que nada por mis dudas e inseguridades, termino siendo una cena agradable donde hubo risas y anécdotas familiares que nos hicieron conocer un poco más.
Sebastián a mi lado me sonríe como diciendo "te lo dije" y yo le sonrío de vuelta.
Todo salió bien.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro