Capitulo 42 {2/3}
-¿No te parece medio raro?- pregunta el profesor una vez que tomamos asiento en una de las mesas que hay en "El Marinero", el restaurant mexicano del cual le habia comentado.
-¿Qué cosa?- pregunto acomodando mi cartera- Que esté sentada con un completo extraño, a punto de compartir unos...¿Chilaquines de pollo?- rio ante la extrañeza del nombre- No, la verdad es que no es raro-.
-En realidad yo me referia a que los bancos tengan forma de bote, pero si, concuerdo tambien con lo que dijiste- se saca la campera, dejando al descubierto una camisa cuadrille tipo leñador, la cual, debo admitir, que le queda muy bien y hace resaltar sus ojos.
-Por como se llama el lugar creo que me lo esperaba- digo encogiendome de hombros.
Una chica vestida con un uniforme azul y blanco, muy parecido al diseño de traje de un marinero, se nos acerca y pregunta si ya queremos ordenar algo.
El...chico y yo nos miramos por unos minutos.
-Ordeno lo que vaya a comer ella- dice el sonriendole a la mesera.
Perfecto
-En realidad es la primera vez que vengo acá- rio nerviosa- Siempre quise venir y por eso te lo propuse.
-¿Es su primera cita?- pregunta la chica sonriendo- Pueden probar los chalaquines de pollo, les aseguro que es un plato muy rico.- dice rápido
Ambos repondemos al mismo tiempo.
-Sí
-No- frunzo el ceño al notar que el contestó afirmativamente.
¿Novios?
-Me refiero- se aclara la garganta, está nervioso- a que sí, los chalaquiles me parecen bien.
-No somos novios, en realidad recien nos conocimos- sonrio tratando de calmar el calor que siento en mi cara- concuerdo con la comida.
-Disculpen mi atrevimiento entonces- murmura la chica que, por lo que dice el cartelito sobre su delantal, se llama Leonela, totalmente avergonzada-¿Para beber que desean pedir?.
Nos volvemos a mirar.
-Yo siempre tomo mojito....- susurro.
Pero cuando voy a bailar.
-Yo sé de algo que te va a gustar mucho, confia en mi- dice el guiñandome un ojo para despues dirigirse a Leonela.
Una vez que estamos solos me aclaro la garganta y le pregunto lo que llevo queriendo saber desde hace unos 20 minutos.
-¿Cómo te llamas?- el me mira enmarcando la ceja y entonces se lleva una papá frita a la boca- Sabes mi nombre porque te lo dije cuando veníamos para acá y hasta a qué me dedico, pero yo no sé nada de vos-
-Me llamo Ulises Ciscerone, tengo 27 años- empieza el apoyando sus codos sobre la mesa para apoyar su rostro sobre sus manos- Nací en Rosario, Santa Fe, y vine a Buenos Aires a estudiar a los 18.
Con razón tiene ese acento
-Yo tengo 26, ¿vos cumplís este año o el año que viene recien?- pregunto
-Cumplí el 24 de noviembre.
-¡Sos sagitario!-exclamo.
Increíble aportación, un dato que realmente nos interesa a todos.
-Si, ascendente de acuario y luna en escorpio- contesta el riendo- ¿Te gusta a vos también todo esto de la astrología?
-¡Me encanta! A mis amigas en su momento les saqué sus carta astral. Yo soy de Libra, con ascendente y luna en sagitario.- no puedo evitar mi entusiasmo ya que es realmente algo de lo que me gusta mucho hablar.
-Perdon que me entrometa en tu vida privada, pero me genera mucha intriga...- dice el después de un rato, rascándose la barbilla
-¿Qué cosa?-
-Tu...novio, el señor que estaba con vos hace rato, ¿de qué signo es?
-Piscis- sonrió sin poder evitarlo.
Por alguna razón siempre fue mi signo favorito.
Claro, Adams no tiene nada que ver en eso.
-Mi ex es de piscis, nos llevábamos muy bien y todo pero... se iba, no se si me entendes- mueve las mano como si fueran alas.- Pensaba mucho en todo, y digamos que...no resultó.
Es exactamente lo que pasa con Sebastián.
Río nerviosa.
-Bueno, con mi pareja supongo que ambos somos iguales, pero estamos tratando de remarla- me encojo de hombros- El es igual que tu ex, pero supongo que lo quiero de esa manera, nos complementamos.
-Acá traigo su comida, espero que les guste-Leonela aparece de repente, acomoda nuestros platos y bebidas y después se retira.
-¿Y esto es...?- pregunto señalando la bebida.
-Proba y si te gusta, te digo- dice el levantando su vaso. Ambos brindamos por alguna cosa y le damos un trago al líquido rojo.
Un sabor extremadamente dulce invade mis papilas gustativas. Curiosamente me recuerda a algo, pero no puedo recordar a qué.
-Es rico, ¿que es?- pregunto dándo otro sorbo.
-Es un caipi de frutilla y maracuyá- sonríe, y haciendo comillas con sus dedos, sigue- la fruta de la pasión supuestamente.
La fruta de la pasión, claro.
Flashback
Adams, a mi lado, toma algo amarillo que me da mucha curiosidad por saber que gusto tiene.
-¿Qué estas tomando?- pregunto dando un sorbo a mi copa.
-Un coctel de maracuya y ron
-Ah...maracuya...¿Me dejas probar un poco?
-Si, agarra el..- dice sebastian pasandome su vaso.
No Adams, no.
Tomandolo por sorpresa pongo mi mano sobre su mejilla y lo acerco a mi para probar, de sus labios, el dulce sabor del coctel.
-Maracuya...La fruta de la pasión...está bueno- digo cuando me separo de el.
-Ailen...¿estas borracha?- pregunta riendo.
-Solo estando borracha puedo hacer lo que quiero hacer?- pregunto dandole sorbos a mi copa.
-¿De verdad?
-Aja-afirmo
Fin del flashback.
-¿Ailen? ¿Estás bien?-Ulises me observa preocupado mientras se limpia las manos con una servilleta.
Parpadeo y sonrio tratando de pensar en otra cosa.
-Si, no pasa nada, comamos.- le propongo para después agarrar el tenedor y darle un bocado a mi comida.
Mientras escucho lo que el chico me cuenta sobre el día que vino para Buenos aires, no puedo evitar pensar en cuán bien estábamos Sebastián y yo en ese momento, cuando no nos preocupaba nada, cuando estábamos bien.
***************
21:10
-A ver si entiendo bien- dice Abigail frunciendo el ceño- ¿Fuiste a comer con un chico al que apenas conociste?-asiento- ¿No tenés en cuanta lo peligroso que pudo haber sido eso?-
-Sabía que era profesora, me habló del portero, va a trabajar conmigo, y sinceramente me dio mucha confianza- me encojo de hombros- Al final comimos algo y después nos despedimos, tranqui.
-Pero mira si era un...no sé, ¿acosador? Las cosas están muy feas últimamente, Ailen-me reta Erica
-Bueno, lo importante es que ya está bien e hizo un nuevo amiguito- Anne trata de calmar la situación y cambia de tema- ¿Te pudiste comunicar con Sebastián?
-No hablamos- contesto.
La indiferencia y frialdad por la que nuestra relación está pasando me tiene realmente... desanimada.
No sé para donde avanzar, qué decir.
Intenté hacer algo hoy, dar el primer paso, pero cuando pensé que había avanzado tres casilleros al aclarar que no estábamos enojados, retrocedí cinco cuando el se fué.
-No hablemos de mi, porque sinceramente ni yo sé en qué punto estoy con el, no entiendo nada y sinceramente es un poco irritante- miro a Dyret, quien está sobre mis piernas durmiendo- Mejor hablemos de vos, Anne.
-¡ES VERDAD!- exclama Abigail- ¿COMO ES ESO DE QUE TRABAJAS CON IAN?
-Segun lo que me comentó mi jefe, el es hijo de uno de los socios más importantes de la empresa, el socio que prácticamente representa a Chile- al ver nuestras caras de confusión, explica- Ian es hijo de un chileno y una argentina, sus papás están separados.- seguimos sin entender así que Anne suspira- Ian esta en representación de su papá en esta empresa, listo, eso.
-¿Pero y la librería en la que trabajaba? ¿Ya no es más chef? Como es que cambió todo eso en...¿seis meses?- pregunto.
-No sé, sinceramente ni hablé con el. Hoy fue todo muy incómodo, fue una sorpresa para los dos. Lo único que espero es que nos tratemos como profesionales y hagamos bien nuestro trabajo.
El timbre del departamento suena, haciendo que Dyret se levante en seguida y empiece a ladrar.
-Esos deben ser mis papás, las tengo que dejar chicas- me despido, y luego de sonreír ante los besos que me mandan desde sus casas, corto la videollamada.
El timbre vuelve a sonar.
-¡Ya voy!- digo cuando que contesto al teléfono del portero electrónico para después colgar y bajar rápidamente para abrirle la puerta a mi familia.
-¡Hola, hija!- saluda mi papá una vez que los encuentro en la entrada.- ¿Qué pasó? ¿Te agarramos haciendo algo?
Ya quisiera.
-Estaba en una videollamada, pa. Por eso tardé.
Los cuatro saludamos al señor de la entrada y entramos al elevador.
Dos pares de ojos reflejados en los espejos del ascensor me observan detenidamente haciéndome sentir incómoda.
-Yo hubiera usado la llave que me diste, pero tal vez estabas...ocupada- dice mi mamá con una falsa calma.
-No estaba haciendo nada, pero agradezco que me esperaran.-respondo.
Miro de reojo a Dani, quien baja su mirada a sus pies y sigue en silencio.
Cuando por fin llegamos a mi piso, la tensión se esfuma una vez que Dyret los recibe ladrando y dando vueltas totalmente feliz.
-Hola gorditooo- exclama mi madre agachándose para recibir sus besos.
-La comida ya está casi lista, ahora les sirvo algo para tomar- les digo corriendo hacia la cocina para revisar que la carne no se esté quemando.
**********
-¿Y qué contas hija? ¿Como te está yendo en el trabajo? ¿Cuando empezas con las vacaciones?-
Sonrío.
Papá realmente está intentando cortar con la incomodidad de la cena, la cual puede estar generada por tres razones:
La primera, por el enojo de mi mamá sobre mi relación con Sebastián.
La segunda, por la frialdad de Daniel, quien se niega a hablarme y a dirigirme la mirada.
Y la tercera razón sería...que nadie quiere hablar sobre el hecho de que le haya puesto tres kilos de sal al arroz.
-Todo bien, pa. En el colegio estoy dando las mesas de examen a los chicos que tienen que rendir, en dos semanas termino y por último tengo que asistir a la entrega de diplomas de los chicos que se graduaron.- sonrío al recordar que 6 alumnos me eligieron para ser quien les entregue las medallas y los diplomas.
Tal vez le deberíamos comprar algún regalito.
-Pobres, ojalá su profesora no los deje plantados...-murmura Daniel por lo bajo para después tomar un poco de agua.
-Que gracioso, Dani- digo sarcasticamente.-¿Ya diste química?
-Muy rica la comida, hija- interrumpe papá- Gracias por invitarnos.
-Me gusta tenerlos acá, saben que siempre estan invitados-digo mirando a mis papas y a Dani.- ¿Seguís enojado vos?
-Y que te parece- contesta el cruzándose de brazos.
-¡Daniel!-exclama mi mamá.
-¡Pero yo les dije que no queria venir!- se queja.
-Ya no tenes 6 años para ser asi de caprichoso, eh- le digo enojada
Es un adolescente, calmate.
-¡Por tu culpa Luna ya no me habla! Le iba a pedir que fuera mi novia ese dia y vos no me ayudaste.
-Dani, eso vos no...- empieza a decir mi papa pero lo interrumpo.
-Tenes TRECE AÑOS Daniel, ¿de que novia me hablas?
-Ailen..
-Ah cierto que recien puedo tener novia a los 16, no? como vos- dice el levantandose de la silla mientras me apunta con el dedo- Pero tranquila, que yo no voy a hacerlo con mi profesora.
-¡DANIEL!-grita mama asombrada, mirandonos a los dos con los ojos bien abiertos.
-¿Qué? ¿Pensabas que no me iba a acordar?
La cara de mi hermano pasa de estar roja por el enojo, a estar blanca al darse cuenta de lo que dijo.
Yo solo puedo mirarlo mientras siento una punzada de dolor en el pecho.
Puedo sentir con mis padres nos observan sin entender.
-Dejanos solos, Daniel.- dice mi papa en voz baja, con un enojo que se nota que esta controlando.
-Pero, papa, yo...Ailen-el mira a nuestro a papa y despues vuelve a observarme a mi, sin saber que hacer.
-Andate.
Daniel se va a paso lento, dejando un silencion incomodo y tenso en el comedor.
No me atrevo a levantar la mirada de la mesa, no me atrevo a ver la cara de mis papás, de ver la decepcion o el asco en sus rostros.
Respiro hondo para no llorar.
Tiene que ser una pesadilla, no puede ser.
Esto iba a pasar algun día
Pero no estoy preparada.
-Ailen, ¿Qué significa todo eso que dijo Daniel?- pregunta mi papa tratando de sonar calmado.
Esto lo ibamos a hacer juntos.
Sebastian y yo.
-Gordo, dejala que...-intenta calmarlo mi mamá.
Pero ahora ya no está.
-¿Vos sabias sobre esto, Graciela?- pregunta enojado mientras levanta la voz- Ailen, ¡habla YA!
Su grito me hace estremecer y sólo atino a mirarlos a ambos sin saber como empezar.
Estoy sola.
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