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Capítulo 41 MARATÓN {1/3}

Es increíble como el karma, o el destino, puede llegar a ser muy jodido con nosotros. Muchas veces nos juega una mala pasada, y creo que es eso lo que le está pasando a mi querida amiga en estos momentos.

Releo el mensaje de Anne.

😈 Gruño, gruño, gruño [+18] 😈

Anelita: Tengo dos noticias para darles, una buena y una mala...

Gabito: Conta la buenaaaaaa

Abby: pero rápido porque estoy por cojer

Gabito: 👀

Cerebrito: AH, B U E N O

Abby: *COMER

Yo: Claaaaaaaro

Abby: si no la pongo nunca, chicas :(

Erica: ¿No sería al revés?

Anelita: LES CUENTO

Yo: aber

Anelita: ¡Tengo trabajo en una multinacional! El otro día me encontré con uno de mis profesores favoritos de la facu y me comentó que un familiar suyo necesitaba una secretaria, así que fuí en seguida a comunicarme con esa persona y empecé hoy...

Gabito: que bieen

Anelita: Ian, de alguna maldita manera, es socio y trabaja con mi jefe jaja

Gabito: que maal

Abby: ¿¿¿PERO IAN NO TRABAJABA EN UNA EDITORIAL???

Yo: ¿¿¿NO ERA CHEF????

Matetu: ¿Quién es Ian?

Abby: la ex pareja de Anne...ella le metió los cuernos y arruinó todo.

Anelita: No entiendo qué hace acá.

Anelita: Yo estaba tranquilamente tomando un cafecito cuando de repente mi jefe me dice "Señorita Brown, le quiero presentar al hijo de uno de los socios del departamento de Chile" me doy la vuelta, lo veo a el (TAMBIEN ESTABA SORPRENDIDO), y casi me agarra un infarto :(

Cerebrito: El karma

Abby: Leí Kama de Kamasutra

Yo: bueno a ver, Abigail ¿QUÉ TE PASA?

Abby: nada, lo juro.

-¿Ailen?-

La voz de Adams hace que levante la mirada de mi celular, y que la sonrisa que tenia hasta hace unos segundo se borre.

-Pense que no dabas examen hoy- pregunta confundido

-En realidad no, pero...sabia que vos venías hoy y...no sé, pensaba que tal vez podíamos salir a comer algo y hablar- le digo tratando de mostrarme calmada.

Sebastián ríe y se cruza de brazos después de acomodar su maletín.

-¿Así que me estas invitando a una cita?

-¿Si te digo que sí vas a dejar de estar enojado conmigo?- pregunto

-Ailen...- suspira- Yo no..

-Es más, te traje algo- lo interrumpo mientras busco en mi bolso- Hace unas semanas me dijiste que lo querías así que...digamos que tengo algunos contactos que me lo consiguieron.

Sebastián me mira con el ceño fruncido, pero cuando le entrego su regalo entiende todo

-No...-susurra tomándo el vinilo "Out of our heads" de los rolling stones, observándolo con sorpresa. - Estoy en shock-

Río y espero a que haga o diga algo más, pero el solo me mira a mí y al album una y otra vez sin terminar de creérselo

-Bueno, después podemos probarlo en tu casa a ver qué tal- le digo acariciando su hombro.

Maravillosa jugada.

-Ailen yo no...- murmura y entonces clava sus ojos en mi frunciendo el ceño- Ailen yo no estoy enojado...al menos ya no, pensé que vos lo estabas y por eso no dije nada-

-Es que yo tampoco estoy enojada...Bueno, en sí me enojé porque vos te enojaste, pero ya está.

Literalmente una nena de 5 años.

-Lo que pasa es que no estamos pasando por un lindo momento, Ailen, y...nos afecta mucho todo lo que pasa, o por lo menos a mi.- dice el caminando hacia la salida del establecimiento.

-Pero es que ahí está el problema, no sé si será mi culpa o no- camino a su lado- tal vez yo no demuestro mucho lo que me pasa, pero que no me ponga a llorar en frente tuyo no significa que no me duela, entendes? Ese día, cuando peleamos, lo único que queria era llegar a casa, tomar unos mates y estar con vos. Olvidarme de todo lo que había pasado, encerrarnos ahí y dejar afuera los problemas.

Una vez que pronuncio las últimas palabras todo queda en silencio, el no responde y yo no le digo más nada, solo caminamos.
Cuando estoy por preguntarle si acepta mi propuesta de ir a comer algo, el sonido de la bocina de un coche me interrumpe.

-Me parece que...te buscan- le digo al ver que una chica morena, con anteojos de sol, aparece por la ventana de una coche gris mientras mueve las manos para captar la atención de Adams.

-Bueno, yo ya me tengo que ir- dice él a mi lado, guardando el vinilo en su bolso.

-Pero...pensé que ibamos a ir a comer-le digo confundida.

De repente todas las posibilidades de arreglar nuestra situación se esfuman.

-Si, perdón, me olvidé de que hoy iba a ver unos departamentos con Sabrina-se disculpa el rascándose la mejilla- Podemos salir más tarde u otro día-propone mirando a la chica que está a mis espaldas mientras le hace una seña de que espere.

-Hoy no creo, mis padres van a comer esta noche en casa, pero tal vez podríamos vernos...¿mañana?- Sebastián frunce los labios en desacuerdo y mira sus pies, y en lo único que puedo pensar es que necesito que me mire porque su actitud me está poniendo nerviosa.

-Mañana acompaño a mi hermana a hacer unos trámites por la tarde y bueno...por la mañana estoy acá.

Esta ocupado, Ailen, no te enojes.

Tratando de no hacer notar mi irritación propongo que hablemos por WhatsApp y acordemos un día. Sebastián concuerda conmigo, y antes de que pueda decirle algo más, se despide de mi con un pico demasiado corto para mi gusto y se dirige al auto donde lo espera su amiga.

No sé cuantos minutos pasan, pero el auto deja de estar dentro de mi campo de visión y varias personas me esquivan para seguir su recorrido.
Entonces siento que alguien choca contra mí, haciendo que me caiga al piso.

-¡Disculpame! ¡Perdón!- pide una voz masculina desde arriba.

Levanto la mirada entre confundida y enojada y me encuentro con un chico de unos 28 años que me mira con arrepentimiento y me tiende la mano enseguida para ayudarme a levantar.

-Perdon, ¿te lastimé?-pregunta inspeccionandome con sus ojos color avellana. Al ver que no respondo vuelva a hablar- Mmmm...¿me escuchas? ¿Podes hablar?- empieza a utilizar el lenguaje de señas y es ahí cuando caigo en que piensa que soy sordomuda.

Déjà vu

-Puedo hablar, tranquilo- le digo tratando de limpiar mi pantalón.- estoy bien.

- Bueno, menos mal...lo último que querría es lastimar a mi futura compañera de trabajo- ríe- es más, ni siquiera empecé y ya hice algo mal.

¿Compañera de trabajo?

-Disculpame, ¿dijiste compañera de trabajo?- pregunto confundida mientras empiezo a caminar para no seguir estorbando a la gente.

-Si, ¿vos no sos la profesora de Inglés?- pregunta el señalando con el dedo pulgar la escuela que está a nuestras espaldas.

-Si, ¿pero como sabes?-

-Bueno, resulta que el año que viene empiezo a trabajar como profesor en la escuela y el portero me comentó quien eras diciéndome "la señora de la campera roja que está allá es la de Inglés" y que cualquier cosa te podía consultar a vos- dice el caminando al lado mio.

Señora...

-Entonces sabías que yo estaba acá pero me chocaste igual-

-Si...pero no- lo miro con el ceño fruncido así que sigue- el señor te señaló y yo casualmente iba hacia vos pero entonces alguien me mandó un mensaje, me distraje y bueno...no calculé la distancia- se encoje de hombros- Soy un poco...torpe, por así decirlo, disculpame.

Que ternura

-Esta bien, no pasa nada. Yo tengo la culpa igual, me quedé ahí en medio de toda la gente estorbando cuando debería haberme puesto a un costado o algo...si no eras vos probablemente me habría tirado otra persona

-¿Y que hacías ahí parada? Te vi antes que estabas con un señor...¿es tu novio?-pregunta. Al ver que no respondo continua- No hace falta que me cuentes, de verdad.

-Si, es mi novio. Quería que fuéramos a comer algo pero se tuvo que ir, así que nada, acá estoy.

El asiente lentamente y se queda en silencio por unos segundos hasta que vuelve a hablar.

-¿Tenes algo que hacer ahora? Podríamos ir a comer, claro, si no te molesta.- propone el deteniéndose, esperando mi respuesta.
Sorpresivamente lo pienso.
Es un chico que conocí hace literalmente 5 minutos, no sé su nombre ni su edad. Me dijo que iba a trabajar conmigo pero puede ser mentira.
Aún así, algo en el me genera confianza, por lo que sonriendo acepto su propuesta y volvemos a caminar.

-Bueno, ¿conoces algún lugar para comer por acá? Porque no conozco el barrio y yo te estoy siguiendo a vos- rie marcando un lindo hoyuelo en su mejilla derecha.

-Conozco un lugar donde venden comida mexicana, ¿que te parece?- le digo señalando con la cabeza la calle de enfrente- Hay que ir por allá.

-Me parece perfecto, vamos-

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