Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 53. Reclamos.

Brianna llegó a la casa hecha un manojo de nervios. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener calmado a George cuando fue a buscar a su madre. El niño quedó inquieto por la actitud desquiciada de Naomi.

No quería que Kendra sospechara lo que había sucedido, así que tuvo que mentirle que el niño se había asustado en el parque con un perro para explicar su estado alterado.

Al llegar a la mansión, se alegró al hallar a la niñera. Ella lo ayudó a darle un baño al niño para relajarlo y dormirlo, al tiempo que Brianna se ocupaba de su madre.

Al tenerlos a los dos tranquilos en sus habitaciones, enseguida se dirigió al despacho de Trevor. Tenía atorados en la garganta varios reclamos para él.

Como el despacho estaba abierto, aprovechó para entrar sin anunciarse. Él estaba de pie, de espaldas a ella. Miraba por uno de los ventanales hacia los jardines exteriores mientras hablaba por teléfono.

—¿Y esa persona es de confianza?

Se quedó muy quieta detrás de él a varios pasos de distancia y con los brazos cruzados en el pecho. Estaba ansiosa porque terminara de hablar para abordarlo.

—Ivanova, necesito que ese trámite no avance, al menos, por unas semanas.

Al escuchar el nombre de aquella mujer se inquietó. Ivanova Neville era la jueza del Tribunal de menores, la mujer que había sido su amante en el pasado y pretendía ayudarlo a impedir que Connor le quitara al niño a cambio de sexo con su esposo.

No pudo evitar que los celos la embargaran.

—Ahora estoy tapado de problemas, necesito tiempo para ocuparme de eso. Si ese abogado es capaz de concedérmelo, le daré todo lo que me pida.

Brianna apretó los dientes con furia. Sabía que esa mujer sería capaz de manipular la situación para ser ella quien le pidiera a Trevor todo lo que quisiera. No lo iba a permitir.

—Lo llamaré hoy mismo. Gracias por avisarme.

Trevor cortó la llamada, pero se quedó en esa posición revisando los mensajes de texto en su móvil.

Brianna se hizo sentir carraspeando con sonoridad. Él enseguida se giró hacia ella.

—Hola, ¿cuándo llegaron? —preguntó aproximándose, viendo con el ceño fruncido su rostro enfadado.

—Te dije que no hicieras ningún acuerdo con esa mujer.

Él respiró hondo antes de responderle y guardó su móvil en el bolsillo de su pantalón.

—El abogado de Connor introdujo hoy la solicitud de paternidad, pero además, inició las gestiones para una demanda en mi contra.

Ella lo observó sorprendida.

—Imposible. Él me dijo que hoy tendría la primera reunión con su abogado, para iniciar la solicitud de su paternidad.

—¿Hablaste con Connor? —preguntó, mosqueado.

Brianna se inquietó, pero enseguida se irguió para mostrarse firme.

—Sí, y eso me dijo.

Su respuesta lo afectó, pero intentó no demostrarlo.

—La solicitud ya está hecha en el Tribunal y hoy le harán la prueba de ADN en el laboratorio.

Ella se mostró desconcertada.

—Imposible.

—Ivanova acaba de avisarme que ese trámite ya...

—¡¿Por qué sigues comunicándote con esa mujer?! —exigió, furiosa.

—¡Es mi mejor contacto en ese Tribunal!

—¡Pero ella solo quiere acostarse contigo!

—¡Aunque lo quiera, sabe muy bien que eso no pasará!

—¡¿Y quién me asegura que eso no sucederá?!

Trevor se indignó por su consulta.

—Brianna, yo jamás te engañaría.

—¿No? Entonces, ¿por qué nunca me hablaste de Naomi Morgan?

El hombre se impactó por aquella pregunta, comprendiendo enseguida lo que sucedía.

—Hablaste con Connor —dijo decepcionado— ¿Volviste a reunirte con él fuera de la mansión y a mis espaldas?

Ella mantuvo su actitud iracunda para no perder el arrojo. Necesitaba aclarar con él muchos puntos.

—Me tratas igual que como lo hace mi madre y Lynette. Me ocultas cosas para manipularme y hacerme actuar como lo necesitas. Tú solo has querido a una muñeca a tu lado para que actúe según tus intereses, sin autonomía propia.

—¡Claro que no! —exclamó ofendido—. Siempre te he hecho partícipe de todas las decisiones. No he hecho nada sin consultarte.

—¡Acabas de negociar con tu amante sin consultarme! —bramó al borde de las lágrimas.

—No negocié con ella y ¡no es mi amante! —recalcó irritado—. Ivanova solo me llamó para advertirme lo que el abogado de Connor había hecho esta mañana en el Tribunal y me recomendó a un abogado de confianza para que nos ayudara a rebatir su demanda. No voy a reunirme con él hasta no hablarlo contigo, para cualquier trámite de George se necesita tu aprobación, no puedo actuar solo por más dinero que le entregue y tampoco pretendo hacerlo de esa manera.

Brianna lo observó con desconcierto. Había estado tan envenenada por los celos que no llegó a razonar lo que había escuchado.

Trevor se aproximó a ella para hablarle en un tono más suave. Tomó su cabeza con sus manos, peinando sus cabellos para apartarlos de su cara y así asegurarle que ella le prestara toda su atención.

—Brianna, ¿volviste a reunirte con Connor?

Los ojos de la mujer se anegaron con lágrimas de amargura.

—Estoy harta de que me engañen y me oculten cosas para manipularme. No quiero que me vean como una niña indefensa e inútil. Aunque he tenido problemas económicos desde siempre, soy capaz de tomar las riendas de mi propio destino y velar por mi hijo y por mi familia.

—Eso no lo pongo en duda.

—¡Sí lo haces! Al igual que lo hacen todos a mi alrededor. Me tratan como una tonta.

—¡Jamás he hecho eso! —aseguró él al borde de la desesperación.

—Nunca me hablaste de Naomi Morgan. ¡¿Por qué?!

Trevor cerró los ojos un instante, procurando que aquella situación no lo sobrepasara.

—Por el mismo motivo por el que tú no me hablaste de Connor al inicio. Quiero olvidarme de ella, borrarla de mi vida.

—Le pasas dinero todos los meses, te haces cargo de sus gastos para que ella no te denuncie porque la dejaste en silla de ruedas. No puedes borrarla de tu vida —aseguró, alejándose de él.

Trevor no podía creerse lo que ella le decía. Estaba asombrado por la información que manejaba.

—No le envío dinero por eso, ni siquiera se lo doy a ella, sino a su madre —dijo muy serio—. Firmé un acuerdo con la madre de Naomi hace un año cuando sucedió nuestro accidente, en el que ella quedó en silla de ruedas y yo estuve en estado crítico por meses. Naomi está mal de la cabeza, chocamos porque ella se alteró en medio de una discusión y comenzó a golpearme haciendo que perdiera el control. Desde antes tenía esos arranques de locura, pero su madre nunca ha querido encerrarla en un psiquiátrico. Me aseguró que se la llevaría a un lugar apartado donde Naomi sanaría por su cuenta, aunque me suplicó que la ayudara económicamente porque ella no contaba con los medios suficientes. Acepté porque parte de la culpa del accidente fue mía, discutíamos porque había cometido el error de hacerle la misma propuesta de matrimonio que te hice a ti. Una que ella no aceptó porque quería una serie de lujos que no podía concederle.

Brianna se contrarió por lo que contaba, y recordó las reacciones de Naomi en el café. Parecía desquiciada.

—Ella dice que intentaste asesinarla, por eso está en silla de ruedas.

—¿Ella, quién? —preguntó con alarma y volvió a acercarse a la mujer tomándola por los hombros—. ¿Con quién hablaste?

Brianna se asustó por su reacción. Él parecía preocupado de verdad.

—Con Naomi.

—¿Con Naomi? ¿Viste a Naomi?

La mujer bajó el rostro, avergonzada, pero Trevor tomó su mandíbula para alzar su rostro y exigir que lo mirara a los ojos.

—Connor me citó en un café para presentarme a Naomi. Ella me habló sobre el accidente.

Ahora fue Trevor quien se alejó, mostrándose angustiado. Se pasó ambas manos por los cabellos para controlar la cólera que lo embargaba.

—Maldición. Está aquí —dijo para sí mismo y caminó hacia su escritorio sacando su móvil del bolsillo de su pantalón.

—Trevor, ¿qué pasa? —quiso saber Brianna, al ver que él marcaba un número telefónico de espaldas a ella.

Él no la atendió, estuvo varios minutos hablando por móvil con una tal Thamara, con Todd y con un agente de la policía. Escuchó sobre órdenes de restricción y sobre un peligro inminente. Todo aquello la llenó de miedos.

—¿Qué pasa? —exigió cuando él terminó la última llamada.

El hombre se giró hacia ella, con el rostro tenso por la rabia.

—Naomi Morgan es una mujer que no está bien de la cabeza. Yo jamás he querido asesinarla, solo ayudarla. Ella intentó hacerme daño en varias ocasiones, por eso tiene terminantemente prohibido venir a Seattle sin confirmarlo a las autoridades. Fue por esa razón que no te conté nada de esa mujer, porque es el problema más traumático que tengo y no quería asustarte. No lo hice para manipularte de ninguna manera, nunca he querido hacerlo, todo lo que hemos hecho tú y yo ha sido de mutuo acuerdo. Pero ahora, Brianna, necesito una última cosa de tu parte.

Ella se contrarió por su petición.

—¿Qué?

—Aclárame, ¿fue Connor quien organizó ese encuentro? —Ella asintió con la cabeza, sin mirarlo, con sus ojos clavados en el suelo—. ¿Cuándo te llamó?

—Anoche.

Trevor respiró hondo, demostrando su enfado.

—¿Dónde estuvieron?

—En un café familiar cerca de la playa Pocket. Era un sitio público, no un bar de mala muerte —aclaró, recordando la última discusión que habían tenido por ese tema—. Nos reunimos por unos minutos mientras mi madre estuvo en su consulta médica.

—¿Fuiste con George? —quiso saber él, al recordar que ella había tenido que llevarse al niño por no estar disponible la niñera.

Cuando Brianna asintió, Trevor soltó una sonora maldición antes de alejarse de nuevo para volver a realizar una llamada por móvil.

Aunque no comprendía bien lo que sucedía, podía percatarse que había cometido un terrible error.

Una vez más le había fallado a Trevor, pero además, había puesto en riesgo a su hijo al llevarlo consigo a ese encuentro.

De nuevo la habían manipulado como si fuese una muñeca sin vida, atada a decenas de hilos. Una vez más, se burlaban de ella para que otros alcanzaran sus fines.

Enfadada consigo misma, salió con rapidez del despacho para encerrarse en su habitación, ignorando las llamadas de Trevor.

Necesitaba estar sola para castigarse a sí misma por sus imprudencias.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro