Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 42. Cómo etiqueto lo que siento.

Al día siguiente, Trevor asistió a la oficina más relajado. Haber pasado la noche con Brianna y lograr hacer las paces con ella quitó muchos pesos que agobiaban sus hombros.

A pesar de que Connor no se la estaba poniendo fácil, al conseguir formas de meterse en la relación con su esposa, estar mal con ella era lo único que en realidad podía afectarlo.

No le importaba enfrentarse al mundo entero por esa mujer, solo necesitaba saber que Brianna confiaba en él y de alguna manera le correspondía.

Tenerla a su lado el concedía la fuerza necesaria para soportar cualquier tormenta, por muy peligrosa que esta fuera. Entender eso lo hacía actuar de manera más tranquila y pensar con mayor frialdad.

Luego de atender varios asuntos de importancia con los socios minoritarios y de conversar con parte de la plantilla de abogados que conformaban su firma, para asesorarlos en los proyectos que llevaban a cabo, se encerró en su oficina a revisar la montaña de documentos que la señora Brown había dejado sobre su escritorio.

Muchos de ellos solo requerían de su firma, otros, de su aprobación, solo unos pocos de sus observaciones, pero a él le gustaba ser meticuloso con cada uno. Por eso procuraba dedicarles la atención necesaria aunque eso lo retrasara.

Había decidido no salir a almorzar ese día para así adelantar la mayor cantidad posible de tareas pendientes, pero el mundo parecía aliado en su contra.

Todd, su socio, entró cargado con varias carpetas repletas de papeles.

—¿Qué es eso? —le preguntó al verlo dejar con cansancio los documentos sobre su escritorio, junto a la pila en la que comenzaba a trabajar.

—El caso Nakamura. Debemos echarle un ojo antes de solicitar que impriman la documentación definitiva.

Trevor suspiró con agotamiento.

—Olvídate de eso por ahora. Es posible que con lo sucedido en la cena en mi casa, Nakamura ya no quiera asociarse con nosotros.

—¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?! ¿No te enteraste de las últimas novedades?

—¿Qué novedades? —exigió Trevor confuso.

—Ayer hablé con el hijo de Nakamura, vino a reunirse conmigo. Me confesó que su padre se enamoró de ti. Bueno, no usó esas mismas palabras y no fue de ti exactamente de quien me habló, pero me dijo que su mamá quedó fascinada con Brianna y con George y no paró de hablar de ustedes como familia desde que salió de tu casa. Nakamura no hizo ningún comentario, pero asintió con una sonrisa a todo lo que decía su señora.

Trevor torció el rostro en una mueca de desagrado.

—Ya te conté lo que sucedió ese día. Es cierto que esa mujer estuvo muy emocionada con el niño y con Brianna, pero Connor se presentó obligándome a confesarle a Nakamura que George no era mío, sino de él. Descubrió mi trampa.

—¡No descubrió nada! —exclamó con fastidio—. La presencia de Connor lo que hizo fue ayudarte a impactar aún más a la pareja asiática —comentó dirigiéndose al minibar para servir dos vasos de whiskey, ante la mirada desconcertada de Trevor—. Nakamura y su esposa ahora te consideran una especie de... hombre piadoso y de gran corazón.

—¿Qué? —consultó más contrariado.

—Piénsalo, amigo. Te casaste con una madre soltera. Pocos se animan a hacer eso —comenzó a decir sin dejar de atender su tarea—. Ellos quedaron encantados con la forma en que trataste a Brianna ese día. Les revelaste, con tus acciones, el aprecio que sientes por esa mujer a pesar de que ella hace poco estuvo con otro y debes cargar con la presencia de ese hombre por ser el verdadero padre de su hijo. Sacrificas tu exclusividad para cuidar y proteger de una mujer y de un niño que siempre tendrán a otro detrás, porque esa figura jamás la borrarás de sus vidas. Connor será por siempre el padre de George y el primer amor de Brianna.

Esa última certeza le apretó el corazón a Trevor y lo hizo comprender esa realidad. Nada de lo que hiciera lograría hacer desaparecer a Connor. Brianna no quería que eso sucediera. En varias ocasiones se lo había dicho.

—Tu sacrificio y entrega ha sido tan evidente —siguió Todd, entregándole un vaso con licor a su amigo—, que el bebé te prefirió a ti antes que a su padre.

—Eso pasó porque conoció a Connor ese día, conmigo lleva semanas.

—No importa, hombre —se quejó Todd antes de darle un trago a su bebida—. El asunto es que la aparición de Connor y tu confesión lo que hicieron fue maravillar aún más a Nakamura. El hombre quedó tan satisfecho con la visita a tu casa, que ayer envió a su hijo para solicitar una reunión aquí en la oficina para el próximo jueves, con sus abogados. Quieren hacer una última revisión a los acuerdos de la sociedad antes de firmarlos.

Trevor no podía creer lo que su amigo le decía. Pensó que la cena en su casa había sido un desastre por culpa de la aparición de Connor, quien supo jugarle sucio con intención de desbaratar sus planes y ponerlo entre la espada y la pared.

—¿Por qué no me dijiste antes lo de esa reunión?

—Ayer le pedí a la señora Brown que dejara un mensaje en tu escritorio —dijo mostrándole la pila de documentos que debía revisar—. No pude llamarte ni pasarte un mensaje porque apenas se fue el hijo de Nakamura, vinieron los familiares de Simón Levi. Están histéricos porque no impedimos que la empresa a la que su hijo estafó abandone la demanda contra el chico. Me atormentaron por horas y luego tuve que atender otros asuntos, sabía que no lograría avisarte de nada.

Trevor gruñó al recordar el caso de Levi.

—Simón sabe que iba a ser imposible evitar esa sanción a menos de que el chico pagara lo que les debía. ¿Por qué envía a sus familiares?

—Me parece que ellos vinieron por su cuenta, motivados por el chico. El joven considera una humillación pagar a ese proveedor, y aún más, ir a juicio con ellos. Sus tíos se amparan en el hecho de que esa empresa ha estafado a otros clientes y no quieren que su chico termine relacionado con ellos.

—Eso debieron pensarlo antes —rebatió Trevor controlando su rabia—. El hijo de Levi no solo sabía que esa empresa no era confiable cuando negoció con ellos, sino que no podía establecer ningún acuerdo con otra gente sin nuestra asesoría, pero igual decidió ignorarnos solo para sacarle dinero a su familia. Un dinero, que de paso, no sabemos en qué se gastó y los Levi nos obligan a justificarlo con mentiras y salvarle el culo a ese imbécil.

—Sea como sea, ellos dicen estar indignados con nuestras gestiones, amenazaron con volver para hablar en persona contigo. Insisten en que uses tus poderes sobrenaturales para impedir que el idiota de su sobrino termine humillado por sus propios errores.

—No pienso hacer nada para impedirlo —aseguró con firmeza—. Ese chico necesita una lección y si su padre no pretende dársela, se la daré yo —reflexionó con enfado antes de beberse su whiskey de un solo trago.

Recordó la forma en que la familia de Levi humilló a Brianna durante la cena ofrecida por Simón en su casa, acción que nunca iba a perdonar.

Así como para ellos, la familia era lo principal y se esforzaban por protegerla, él haría lo mismo por la suya. Sin importarle las consecuencias que eso pudiera dejarle.

Simón Levi era uno de los clientes de mayor peso en su firma, luego de Nakamura, su aporte era significativo, pero él podía encontrar rápido un reemplazo. Tenía a varios grandes empresarios que han estado pidiendo sus servicios por años y él los rechazaba para no saturarse.

Deshacerse de Levi no le causaría inconvenientes, aunque no quería hacerlo, porque eso significaría tener que ceder ante un problema. Algo a lo que Trevor no estaba acostumbrado.

—Pero, olvidemos por hoy a los Levi y vamos a centrarnos en lo importante —recordó Todd y dio unas palmaditas a las carpetas del caso Nakamura.

Trevor respiró hondo y se apretó el puente de la nariz. Seguía sintiéndose incómodo con ese asunto, su amigo lo notó.

—¿Qué te pasa? —quiso saber Todd.

—No he sido sincero con Nakamura. Así como sucedió el encuentro con Connor en mi casa, que reveló parte de mi treta, en cualquier momento se enterará de que mi matrimonio es un acuerdo comercial hecho para convencerlo de que soy un tipo intachable.

La última palabra la pronunció con rabia. No se sentía con el derecho de poseer ese calificativo.

—¡Pero, si no hiciste nada malo, Trevor! —alegó Todd mostrando cansancio por el tema—. El noventa por ciento de los matrimonios hoy en día son arreglos entre las partes, ya nadie se casa por amor. O lo hacen por embarazos repentinos, o para escapar del control de sus familias, o para conseguir visa permanente, o para apoderarse de propiedades del otro... Si me pongo a enumerarte los motivos de los matrimonios de mis conocidos perderemos toda la mañana.

—Eso no es cierto —porfió Trevor al recordar el matrimonio de sus padres y el de sus abuelos, quienes sí se casaron por amor. Así como el de muchos otros—. Más del diez por ciento se ha casado por amor —pronunció eso último con pesar, sabiendo que él no estaba incluido en esa estadística, y no tenía seguridad si algún día lo estuviera.

—No te amargues por ese tema —exigió Todd cambiando la postura. Creía conocer la razón del rostro atribulado de su amigo—. Vayamos por la cabeza de esta serpiente cuanto antes, para salir de este problema —pidió en referencia a Nakamura—. Llevamos más de un año con este asunto y la verdad, es que ya estoy un poco cansado.

—Iniciar esta asociación en base a mentiras no es saludable.

—¡No le has mentido a nadie! —expuso Todd con evidente irritación.

—¡Le pagué a Brianna para que se casara conmigo y me ayudara a fingir un matrimonio perfecto frente a ese hombre y su familia! ¡¿Eso no es una mentira?!

Todd respiró hondo antes de hablar.

—Amigo, yo no estuve presente en la cena del lunes, pero, por lo que me contó ayer el hijo de Nakamura, lo que revelaron Brianna y tú fue cualquier cosa menos una mentira. Ellos están totalmente convencidos de que entre ustedes existen sentimientos fuertes, algo que para mí es cierto. Porque yo también lo he notado.

Todd se levantó de la silla para regresar al minibar y rellenar su vaso con whiskey, dejando a Trevor hundido en sus pensamientos.

¿Amor? ¿Era posible que eso pudiera existir entre Brianna y él?

De su parte había sentimientos intensos que comenzaban a desestabilizarlo, pero temía etiquetarlos con esa palabra. Más aún, si no eran del todo correspondidos.

Mientras existiese la sombra de Connor, para él sería difícil aceptarlo.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro