Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 33. Averiguaciones y venganzas.

A Trevor le estaba gustando cada vez más despertarse y encontrar a su lado a Brianna, desnuda y envuelta entre sus brazos.

Aquello se volvía una exquisita adicción. Una que no estaba dispuesto a terminar.

Se levantó antes de que ella se despertara porque ese día lo tenía copado de actividades. A pesar de que era sábado, debía atender algunos asuntos.

Antes de pasar por su oficina visitó el departamento de Todd, un hogar amplio y elegante ubicado en una de las zonas más costosas de Seattle. A su amigo le encantaban lo lujos, vivir bien y rodearse de gente con buena posición social.

Lo recibió en su enorme y moderna cocina y le invitó una copa de vino mientras preparaba el desayuno. El hombre amaba cocinar para sus invitados.

—Me importa muy poco que ya hayas desayunado. Nunca has probado la tarta de espinacas que aprendí a hacer en Santorini la pasada Navidad. Así que te toca comer un trozo —dijo mientras sacaba una bandeja del horno, con la tarta.

—Joey insiste en emborracharme y tú en engordarme.

—Vamos, no seas llorón. Necesito que me des tu opinión.

Todd cortó dos trozos de tarta y las puso en unos platos cuadrados. Le entregó una a su amigo antes de rellenar su copa con más vino.

—¿Hablaste con Joey? —quiso saber Todd.

—Sí, lo llamé de camino a tu casa. Me jura que no le dijo nada a Connor sobre nuestra reunión con Ivanova, porque sabía que eso sería la chispa que lo haría estallar. Que no habla con él desde inicios de la semana, cuando Connor le dijo que viajaría a Nueva York porque tenía una situación importante que resolver por allá.

—Entonces, Joey, tu abuelo y yo estamos descartados como chismosos, y Connor, al parecer, te está jodiendo la vida desde Nueva York —dijo Todd a modo de burla, aunque aquello no hizo reír a Trevor.

—Ivanova me confesó que Connor la había llamado por móvil. Ellos tenían más de un año sin verse y le sorprendió que la contactara. Nunca imaginó que le hablaría del hijo que yo quiero adoptar. Eso le pareció divertido.

—¿Divertido? No te ofendas, amigo, pero para mí este asunto se parece más al argumento de una novela de terror que a una comedia. Aunque, con lo retorcida que es Ivanova, no dudo que tus problemas la hagan reír.

Trevor apretó la mandíbula con enfado, sin dejar de pensar en la mala suerte que le cayó encima al enredarse con la anterior mujer de su mejor amigo.

Hubiese deseado que George fuese padre de otra persona, tal vez, del presidente de la nación o de un peligroso terrorista. De cualquiera menos de Connor.

Para no dejarse dominar por su amargura le dio una probada a la tarta.

—Umm, esto está muy bueno. Me gusta —confesó, y le dio otra probada.

—¿Sí? Esa era la idea —exclamó Todd, orgulloso de sí mismo.

Se sentó en la banqueta de la isla de la cocina frente a Trevor y probó también su creación antes hablar de nuevo.

—Entonces, si ya confirmaste que ninguno de nosotros te delatamos con Connor, ¿quién queda para dirigir todas las sospechas?

Trevor respiró hondo antes de hablar, apurando el bocado de tarta que tenía en la boca.

—Sospecho de una amiga de Brianna, a quien ella le cuenta todo. Si no es ella entonces, pensaré que Connor invadió mi casa en algún momento y puso cámaras ocultas.

—¿Una amiga de Brianna? ¿Hablas de una tal Lynette?

—¿La conoces? —preguntó Trevor, extrañado.

—No, pero Julinka me contó algo muy interesante anoche. Resulta que se encontró con Brianna en su trabajo, porque es amiga de una mujer que trabaja con ella en una campaña.

—Brianna me contó que había visto a Julinka en la misma sesión de fotos donde participó Lynette.

—Entonces, sí es la misma. Espera aquí.

Todd fue en busca de su novia, quien se encontraba en la habitación alistándose para salir. Trevor se mostró interesado en lo que Julinka podía decirle.

Lo único que sabía de Lynette era lo que Brianna le contaba y todo eran alabanzas y buenas opiniones. Ambas se conocieron en la universidad y se ayudaron mutuamente a conseguir dinero para cubrir sus estudios y superar las adversidades.

Cuando Lynette encontraba algún trabajo interesante, no dudaba en incluir a Brianna, y Brianna siempre fue un soporte para la mujer. Cada vez que Lynette tenía problemas con sus padres y la echaban de casa, su amiga la socorría. De esa forma se hicieron inseparables.

Minutos después Julinka apareció en la cocina vestida como para una sesión de fotos. Ella siempre iba ataviada con gran elegancia y distinción, vivía de su imagen.

—Trevor, ¿cómo estás? —Lo saludó con un beso en la mejilla—. Disculpa que no salí antes, pasarán por mí en menos de media hora.

—No te preocupes, te entiendo, yo también suelo tener los minutos contados.

—A menos que una tarta de espinacas esté saliendo del horno —aseguró Todd con sorna—. ¿Quieres un trozo, amor?

—No, gracias, bebé. Solo tomaré café.

—¿Bebé? —se burló Trevor, viendo como su amigo servía café para su novia.

—Cállate o no comes más tarta.

Todos sonrieron divertidos.

—Todd me dijo que querías saber de Lynette —dijo Julinka a Trevor mientras se colocaba unos aretes.

—Solo quería saber tu opinión. La conozco poco, estuvo en la mansión por unos días luego de mi boda.

La mujer sonrió con pedantería mientras recibía el café que le había preparado su novio.

—Es una perra, disculpa que te lo diga porque Brianna parece quererla mucho, pero eso no cambia esa realidad.

—Brianna tiene sus razones para quererla, aunque yo desconfío de Lynette.

—Y haces bien en hacerlo y vigilarla de cerca cuando esté en tu casa. Tiene malas mañas —aseguró dando un trago a su bebida.

—¿Qué malas mañas? —preguntó interesado.

—Tiene dos denuncias por robo —reveló Julinka dejando la taza sobre el mesón para sacar de su bolso parte de su maquillaje—. Y según he escuchado, no es la primera vez que eso pasa. Le gusta tomar objetos que no le pertenecen.

—¿Es cleptómana?

—Yo no diría que es una enfermedad, sino parte de su esencia —respondió la mujer con desagrado mientras se retocaba el rímel—. Es envidiosa. Cuando trabajamos con ella tenemos que esconder nuestras pertenencias, como maquillaje, joyas, teléfonos móviles ¡y hasta dulces! Una de nuestras compañeras la acusó una vez de robarle una cajita de chocolates suizos que le regaló su novio.

Trevor y Todd compartieron una mirada, aquel tema parecía escabroso.

—Pero no solo te quita cosas, sino que también, se mete con los novios de sus compañeras y hasta con sus amistades más íntimas. Fue así como ella terminó con Vincenzo y como ha ido creando su círculo social, pero también, el odio de quienes la rodean.

—¿Es por eso que no quieres que yo vaya a tus sesiones de fotos? —preguntó Todd con chanza.

Ella puso los ojos en blanco.

—Reconozco que ella no es la única envidiosa ahí, aunque es la peor. Por eso no quiero que vayas nunca. Te caerían encima como halcones.

Una vez más, Trevor y Todd compartieron una mirada, pero esta vez, una divertida. Ya habían estado muchas veces en ambientes de ese tipo, saliendo ilesos por pura suerte.

—Y esas denuncias de robo de las que hablas, ¿son de alguna de tus compañeras?

—Nooo, esas son más serias —expuso la mujer dedicándole toda su atención—. La hacen amigos íntimos de Vincenzo. Uno de ellos asegura que ella se llevó de su casa una alta cantidad de dinero que tomó de su despacho el día en que invitó a su amigo a cenar y Lynette lo acompañó. Otro la acusa de haberse robado unas joyas de gran valor de su esposa, cierto día en que estuvieron en su casa durante una fiesta y hallaron a Lynette en la habitación de ellos con la excusa de que buscaba un baño libre.

—Pero esas denuncias, ¿ya fueron llevadas a algún tribunal?

—Vincenzo no ha permitido que lleguen a tanto, pero la manipula con eso. La obliga a trabajar de más para él a cambio de que esas denuncias no se hagan realidad. La explota con descaro.

El teléfono de Julinka comenzó a sonar, así que la mujer tuvo que alejarse un poco de los hombres para responder la llamada.

Trevor y Todd se miraron con angustia al quedar solos.

—¿Qué opinas? —preguntó Todd.

—Aún no quiero opinar nada, necesito investigar más para determinar si es ella quien está filtrando información de lo que Brianna y yo hacemos y no —explicó en medio de un suspiro de cansancio.

Julinka volvió a acercarse a ellos.

—Tengo que irme, me esperan afuera —notificó, recogiendo a toda prisa sus pertenencias—. Si quieres luego te cuento más —dijo hacia Trevor—, aunque no es mucho. Yo intento mantenerme alejada de Lynette para evitar ser víctima de sus malas mañas, por eso ella y yo no nos llevamos bien. Espero Brianna no sufra por estar a su lado, te recomiendo que estés muy pendiente —aconsejó.

—Eso haré —aseguró Trevor antes de que se despidieran.

Todd acompañó a su novia hasta la puerta, luego regresó con su amigo.

—Insisto, este asunto tuyo es ideal para crear el argumento de un libro de terror —expuso con burla.

Trevor mostró una media sonrisa, sin gracia.

—Tendré que averiguar más de esa mujer —reconoció, con postura agotada.

—Pero no es el único caso que tienes pendiente, tienes el asunto de Simón Levi respirándote en la nuca. Anoche me llamó el abogado de la empresa fraudulenta a la que el hijo de Levi se asoció. Ellos insisten en recibir el dinero completo del acuerdo para no llevar más lejos la denuncia. El chico, al parecer, se bailó la mitad del pago. Me pasó copia de los registros y las facturas.

—Ese idiota usó como excusa esa sociedad para quitarle dinero a su padre y quién sabe en qué lo gastó. El problema es que hizo negocios con una empresa de muy mala reputación, incluso, para manejar problemas. Lo que hará será empañar la imagen de Levi.

—Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón —bromeó Todd.

—Ese proveedor es muy bueno quitándole dinero a otros, pero cuando tocas el de él se vuelve como un león.

—El abogado me dijo que esta semana tramitarán la demanda ante un juzgado. ¿De verdad dejarás que ese caso avance? ¿No piensas negociar con ellos por Levi?

—No. Ese chico tiene que responder por lo que hace. Ahora desaparece unos pocos miles de dólares, pero más adelante se meterá con millones. Una vez que se sienten intocables, nada los detendrá. Simón tiene que entender eso y si piensa poner en el futuro su empresa familiar en las manos de ese chico, tiene que darle lecciones desde ya.

—Pero esta no será la lección de un padre hacia un hijo, sino la tuya hacia Levi y su familia por haber ofendido a Brianna, ¿no es así?

Trevor recordó con enfado la noche en que se reunió con los Levi y ellos molestaron a su esposa al menospreciarla por haber sido antes su secretaria.

Él no pasaba de largo ninguna afrenta, mucho menos, hacia las personas que le interesaban.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro