Capítulo 17
Eran las cinco de la mañana en un pequeño edificio de departamentos y un chico de cabellos rubios y ojos azules, piel blanca, salía de la ducha y se sentó frente a su computador esperando una respuesta de una entrevista a la que fue hace algunos días, pero despues de estar un rato esperando recibió un mensaje avisándole que no pudo pasar la entrevista.
-esta era mi última oportunidad-dijo golpeando su cabeza contra el escritorio.
En eso alguien toco la puerta de su departamento y algo temeroso se levanta para abrir la puerta, cuando abrió la puerta se encontró con su casero haciendo que el chico se pusiera nervioso, por su mente paso cerrar la puerta de golpe, pero sabía que eso harían que las cosas se pusieran mucho peor.
-tienes mi dinero-dijo cruzándose de brazos.
-ya casi lo consigo-dijo con una sonrisa nerviosa-solo necesito un poco más de tiempo.
-mira chico-dijo soltando un suspiro-me agradas, pero no puedo dejarte pasar esto por más tiempo, te he perdonado muchas rentas, pero tengo un límite.
-sé que si me da más tiempo poder pagarle este mes-dijo esperanzado.
-¿Qué pasa con el anterior?-pregunto con enojo-y el anterior, y el anterior, siempre volvemos a los mismo.
-le juro que esta vez no será asi.
-tienes hasta el fin del mes para pagarme todo lo que me debes-dijo con enojo-de lo contrario te echare a la calle, ¿Entendiste Ganimedes?
-si señor-dijo bajando la mirada.
Sin decir nada más el señor se fue y despues de que Ganimedes cierre la puerta se acuesta en ella para despues bajar al suelo, Ganimedes llevo sus rodillas al pecho y aguanto las ganas de llorar, si no conseguía ese dinero tendría que irse y él no tiene algún lugar en donde ir.
Ganimedes se levantó para despues salir de casa e ir a su trabajo, Ganimedes trabaja de medio tiempo en una librería cerca de su casa, pero lo que ganaba no era suficiente para pagar la renta por lo que ha estado buscando otro trabajo que le pague mejor. Cuando llego saludo a la señora Elena quien es la dueña del lugar, dejo sus cosas en el armario y fue ayudarla a acomodar algunos libros.
-buenos días señora Elena-dijo tomando los libros y acomodarlos.
-al ver tu mirada sospecho que tu casero tuvo una charla contigo-dijo con una sonrisa.
-tan obvio se ve en mi expresión-dijo con una sonrisa triste.
-tengo 68 años-dijo dándole una palmada en la espalda-he trabajo aquí por 20 años, he visto a varios jóvenes ir y venir y se lo que les pasa con solo ver las expresiones en su cara.
-tengo hasta el fin del mes para pagarle todo lo que debo-dijo Ganimedes llevando el carro con los libros-me rechazaron para el otro trabajo, me echaran a la calle y tengo a donde ir.
-desearía poder ayudarte-dijo Elena-pero no hay mucho que sacar de una librería.
-ya me ha ayudado lo suficiente-dijo con una sonrisa-si no fuera por usted seguiría durmiendo en ese callejón, y tampoco tendría nada para leer.
Desde que Ganimedes trabaja en la librería ha podido leer varios libros que siempre quiso leer desde que era niño, Elena no tenía problemas en que Ganimedes se pusiera a leer todo lo que queria. Cuando se hicieron las seis de la mañana abrieron la librería, Ganimedes se encontraba sentado en el mostrador atendiendo a unos clientes.
Despues de que estos se fueran Ganimedes se recostó mirando la librería casi vacía últimamente no han tenido buena clientela estos días, Ganimedes se preocupa mucho pues teme que Elena termine cerrando su negocio, pero a diferencia de él, ella se encontraba tranquila y le aseguro que aun en este mundo hay pocos que prefieren un buen libro.
-¿Ya desayunaste?-pregunto Elena llegando con un plato con un pastel y un poco de café.
Ganimedes se puso rojo y desvió la mirada no habian alcanzado a desayunar antes de venir, Elena soltó una risa y le dio el plato para que comiera algo, Ganimedes le dio las gracias y comenzó a comer. Elena se fue dejando que este comiera, pero en eso la puerta se abre dejando ver a dos hombres quienes se acercaron al mostrador.
-¿Puedo ayudarlos?-pregunto dejando la taza aun lado.
-¿Dónde está la dueña?-pregunto uno de ellos.
Ganimedes no sabía que decirles pues estos dos no le daba buena espina, pero en eso Elena apareció con una escoba y les dijo a los dos que se fueran, Ganimedes se sorprendió al ver a Elena tan enojada pues ella siempre era calmada y amables con todos.
-nuestro jefe quiere duplicarle la oferta que le ofreció-dijo sacando un papel con la cantidad que le ofrecían.
-no quiero nada-dijo sin aceptar el papel-ya le dije a su jefe que no repetidas veces, asi que les agradecería que se fueran.
-me temo que no podemos irnos a menos que tengamos una respuesta positiva-dijo el otro-asique esperamos que lo piense con cuidado.
-ella dije que no-dijo Ganimedes-por favor les pediré que se vaya o llamare a la policía.
-no tienes nada que ver en esto niño-dijo de modo amenazante.
Pero Ganimedes solo levanto el teléfono para demostrarles que si estaba hablando enserio, esto pareció funcionar pues los dos hombres no tardaron en irse, Elena le agradeció por la ayuda y despues se fue para seguir barriendo, pero Ganimedes corrió detrás de ella tenía mucha curiosidad por quienes eran esos tipos.
-trabajan para un empresario-dijo Elena mientras barría-él ha estado comprando varios negocios por esta zona, según tengo entendido quiere demoler todo y construir un hotel de lujo, casi todos los negocios de esta zona le vendieron sus propiedades, pero no puede comenzar a menos que tenga mi propiedad.
-no le preocupa que haga algo para destruir tu negocio-dijo Ganimedes con preocupación.
-es probable-dijo Elena soltando un suspiro-pero aun asi me mantengo firme, no me dejare pisotear por esos tipos que creen que están por encima de nosotros solo porque tienen dinero.
Ganimedes quedo pensativo en cierto punto Elena tenía razón, pero tampoco queria que se hiciera daño tratando de evitar que le quitaran su negocio, Ganimedes volvió al mostrador y en eso entraron otro dos hombres.
-¿En qué puedo ayudarlos?-pregunto Ganimedes.
-queremos libros de robótica cuántica-dijo apoyando las manos en la mesa-queremos la última edición Gribov Sergei Vyacheslavovich, ahi habla de cómo innovo el campo de la robótica creando al primer androide capaz de ir a los más profundo del océano aguantado las presiones de las profundidad, quiero eso como base para mis inventos, ya casi está terminado, pero aun no encuentro el elemento que me falta, cuando estoy a punto de lograrlo falla en el último minuto, no sé si tiene que ver con el programa o los mecanismos principales, por eso necesito el libro Sergei es un especialista en los androides.
Ganimedes se quedó callado sin entender de que estaba hablando algo que parecio notar su compañero, le tapó la boca al otro para despues voltear hacia Ganimedes y explicarle que solo buscaban un libro del autor Gribov. Ganimedes solo asintió y le dijo que buscaría, los dos asintieron y se fueron a sentar esperando a Ganimedes, despues de unos minutos Ganimedes regreso con el libro.
-gracias, lo he estado buscando por todos lados.
-la señora Elena siempre se asegura de que tenga todos los libros que la gente busca-dijo Ganimedes con una sonrisa-pero es la primera vez que alguien me pide un libros asi, la mayoría de las personas siempre buscan libros sobre misterios o romance.
-por cierto he notado que todos los negocios por esta zona están cerrados, la última vez que bien a este lugar habian muchas tiendas.
-la mayoría de ellas fueron compradas-dijo Ganimedes recordando lo que le dije Elena-quieren comprar todo en esta zona para demolerlos y construir un hotel.
-veo que aún no los convence a ustedes.
-la señora Elena se mantiene firme para que no compren su librería-dijo con una sonrisa-bien necesito su nombre para la factura.
-Beelzebub Olympus-dijo dándole su tarjeta.
Ganimedes les agradeció por su compra y los dos se fueron cuando quedo solo comenzó a buscar alguna otra oferta de trabajo, pero mientras estaba buscando alguna propuesta por su mente paso el apellido de Beelzebub.
Ganimedes comenzó a buscar todo sobre el apellido de Beelzebub, encontró que la mayoría de sus hermanos tiene negocios exitosos, Ganimedes comenzó a revisar esos negocios teniendo la esperanza de que alguno de ellos este contratando, pero no encontró nada haciendo que este suelte un suspiro.
Mientras tanto Perséfone habia llegado a la zona pues le dieron la noticia de que varios de estos negocios fueron comprados, Perséfone sabía que aquí encontraría a alguien desesperado por ganar algo de dinero. Estuvo caminando esperando encontrar a alguien, pero todos los negocios estaban cerrados y no habia nadie, Perséfone estaba por regresar cuando vio una librería abierta, con una sonrisa entro encontrando a Ganimedes quien estaba aburrido en el mostrador.
-¿Puedo ayudarla?-pregunto Ganimedes notando su presencia.
Perséfone no estaba segura de cuál era la situación económica de Ganimedes también es posible que se niegue aun si necesita el dinero, por lo que primero comenzó a conocerlo y solo le dijo que buscaba un lugar para descansar por su viaje, Ganimedes se mostró amable en todo momento asegurándose de que Perséfone se sienta cómoda.
-me sorprende que tantos negocios estén cerrados-dijo mientras Ganimedes le sirve algo de té.
Ganimedes le explico cuál era la situación y de que no estaba seguro de cuánto tiempo más vayan a estar abiertos, Perséfone saco el tema sobre el dinero, sonrió al ver la mirada de preocupación de Ganimedes, Ganimedes solo le mención que necesitaba más dinero, pero no encontraba ningún otro trabajo.
Perséfone sonrió pues y casualmente le menciono a Ganimedes que necesitaba a alguien que trabaje para ella, Ganimedes pensó que era una especia de broma pues no es normal que alguien te ofrezca trabajo de la nada, pero Perséfone le dijo que no estaba bromeando y que realmente necesita ayuda.
-¿De qué trata el trabajo?-pregunto esperando que no sea difícil.
-solo necesito que alguien me ayude con los quehaceres de mi casa-dijo Perséfone-te pagare muy bien y no tienes que preocuparte.
Ganimedes no estaba seguro queria con urgencia un trabajo, pero tampoco queria terminar siendo un sirviente, ya habia escuchado de parte de otras personas como es trabajar para gente rica y la mayoría de esas personas son crueles con sus trabajadores. Al ver que Ganimedes se encontraba indeciso Perséfone le dio su número y le dijo que la llamara en caso de que quiera aceptar, Ganimedes tomo la tarjeta y en eso Perséfone se va no sin antes llevarse un libro.
-esperare tu respuesta-dijo volteando a verlo.
-¿Que te dio?-pregunto Elena cuando Perséfone se fue.
-me ofreció trabajo-dijo mostrándole la tarjeta con el número de Perséfone-pero no estoy seguro si debo aceptar.
-pero has estado buscando trabajo desde hace dos semanas-dijo Elena.
-pero tampoco quiero pasar el resto de mi vida trabajando como sirviente-dijo soltando un suspiro.
-no es necesario que lo hagas-dijo dándole ánimos-en estos tiempo es difícil encontrar un buen empleo, de seguro la señora Perséfone te pagara bien, no tienes que trabajar en eso por un largo tiempo, solo trabaja un tiempo y ahorra suficiente dinero.
Ganimedes estuvo pensando en la propuesta de Perséfone durante todo el día cuando regreso a casa encontró la advertencia de su casero escrita en una hoja, Ganimedes entro a su apartamento y se acostó en su cama mirando la tarjeta.
Despues de meditarlo por unos minutos decidió tomar el teléfono para marcar el número de Perséfone, al parecer Perséfone ya estaba esperando su llamada pues no tardó mucho en contestar, Ganimedes le pregunto lo principal y eso es sobre cuánto le va a pagar, Perséfone le dijo la cantidad exacta y Ganimedes se sorprendió bastante pues él conocía a varios que trabajan como sirvientes y la paga no es mucha.
-normalmente les pago lo mínimo-dijo Perséfone-pero me sentí mal por ti cuando mencionaste tus problemas financieros, ¿Que dices?
-la oferta es muy tentadora-dijo Ganimedes.
-si dices que si puedes comenzar de inmediato-dijo Perséfone-además de que no es necesario que vuelas a tu casa, tendrás comida y en donde dormir sin costo.
Ganimedes se emocionó por eso pues asi tendría en donde dormir cuando lo echen de su departamento, Ganimedes miro el calendario y le pregunto a Perséfone si le daría por lo menos dos días para poder empacar sus cosas, además de que le gustaría despedirse de Elena pues la casa de Perséfone está lejos de donde él vive, Perséfone le dijo que se tomara su tiempo, pero tampoco queria que la dejara esperando.
Ganimedes le agradeció y colgó la llamada para despues ponerse a empacar, guardo todas sus cosas y las llevo a la casa de Elena, Elena lo recibió con gusto y le dijo que el mañana le conseguirá un taxi que lo lleve hasta la casa de Perséfone, Ganimedes le preocupo que ella se quedara solo, pero Elena le dijo que podía arreglárselas ella sola.
-le prometo que buscare la forma de venir a visitarla-dijo con una sonrisa-usare mis días libres para venir a ayudarla.
-no es necesario-dijo con una sonrisa-mejor toma ese tiempo para explorar más, haz nuevos amigos, y busca el amor.
Esto último hizo que Ganimedes se pusiera rojo y que Elena soltara una risa, Ganimedes de igual modo le insistió en que vendría para saber cómo esta, de todas formas también le preocupa que alguien haga algo para obligarla a vender su librería. Mientras tanto Perséfone estaba sonriendo ahora que ya tiene a alguien podrá vengarse de Hades.
-pero hermana, ¿Qué pasa si ese chico se rehúsa a ayudarte?-pregunto cruzándose de brazos-terminara delatándote con la policía si le revelas tus verdaderas intenciones.
-no te preocupes querida Despena-dijo con una sonrisa hacia su hermana-me asegurare de que cumpla con lo que quiere, además tengo un incentivo que lo convencerá.
Perséfone le dio a su hermana dos fotos una de ellas era de la librería y la otra era de Elena, Perséfone vio que a Ganimedes realmente le preocupa Elena y más ahora que alguien busca comprar su negocio y demolerlo, con esas dos cosas será más que suficiente para convencerlo de trabajar para ella y guiar a Qin a una trampa.
Continuará...
Espero que hayan disfrutado del capítulo los quiero mucho y cuídense.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro