"1"
Jungkook tenía los ojos un poco rojos como si no hubiera logrado dormir en toda la noche, la mirada ausente y extrañamente enfocada en el río cuyo nombre desconocía a pesar de visitarlo una vez por semana con su novio.
El pasto y el aroma a naturaleza eran lo suficientemente agradables si de olvidar se trataba. Incluso oír el sonido de las hojas rasgandose bajo los zapatos de Taehyung era tranquilizante.
El noviembre se hacía presente en las hojas rojizas y naranjas cayendo y creando montañas de diversión para los niños inquietos. Y noviembre no significaba tan solo eso.
Otoño venia junto con él, arrastrando a noviembre y diciembre sin piedad. Con ello, el clima templado del que ahora disfrutaba en silencio, mientras lo veía a él recostarse en un árbol, observando quién sabe qué.
Aún no hacia la pregunta del porqué al igual que los demás, y para Taehyung eso solamente podría tratarse de la ingenuidad que se ese chico desvelaba. Del amor que parecía no importarle, y todo el cariño que entregaba en sonrisas soñadoras.
Pregunta, tienes que preguntar.
Pero lucía como que la primavera lo hubiera arrojado a él como una flor silvestre, extraña y hermosa que se mostraba ante él como una bella imagen, lista para ser admirada y cuidada por un hombre ciego y de manos frías.
Taehyung no lo entendía a principios de marzo y tampoco a finales de agosto, mucho menos a principios de noviembre.
¿Qué veía en él que lo retenía a su lado? ¿Acaso veía algún atisbo de algo que el mismo no podía reconocer?
Él no lo sabía, y estaba tan perdido tan pronto como el horizonte del invierno se hizo presente alguna vez.
Pero ahora el panorama era distinto para Taehyung y Jungkook.
"Me gusta estar aquí contigo." Jungkook siempre decía, y sus ojos cobraban vida cuando lograba obtener la atención de Taehyung.
"A mí también me gusta estar aquí." Él siempre respondía, con ausencia de emoción.
Él no ha cambiado. No ha cambiado por mí, ni lo hará.
Lo sabía. Realmente, realmente lo sabía, lo sentía en el corazón y repercutia en su cuerpo sin poder evitarlo. Y lo llenaban de pensamientos negativos, donde él no podía ser querido por la persona que más amaba.
Aferrarse no era una palabra conocida para él, hasta que aquel chico se la hizo conocer con una definición que le aterraba, mas imposible de detenerla.
Estaba aferrado a él, a la pizca de amabilidad que solía darle después de las visitas rutinarias al mismo lago cuyo nombre no quería saber.
"¿Por qué venimos siempre a este lugar?" Preguntó por fin, después de meses de incertidumbre. Jungkook sintió calor donde antes hubo frío, tenía nervios y ansiedad calando en él.
"Me hace feliz." Dijo, el viento acariciaba su rostro con generosidad, y Jungkook se sintió tonto al pensar en que tendría que volverse un rayo de sol para poder hacer lo mismo, solo para darle un poco de calor. "Una vez fui feliz frente a este río. En mi cumpleaños, exactamente."
"¿Eso quiere decir que soy digno de estar contigo en tu lugar especial?" Preguntó mientras una sonrisa se alzaba en su rostro. Y Taehyung creyó volverse loco cuando algo en su pecho retumbo al ver sus ojos llenos de dulzura y la mirada tierna y amorosa, pero sonrió.
¿Eso quiere decir que puedo ser tu rayo de sol? Se mordió la lengua para no preguntar de más, porque no sabía hasta que punto podría sin hacerlo sentir incomodo, no ahora, que sonreía abiertamente a él, sincero por primera vez.
"Tal vez."
"¿Puedo tomar tu mano?"
Taehyung se volteó a verlo con el una expresión extraña, como si le hubiera hablado en otro idioma y él no entendiera nada.
Se sintió pequeño en su sitio, con la hierba del pasto entre sus dedos y temeroso de lo que diría.
No te vayas. No me alejes.
Pero él río y su sentido común se perdió en algún lado, porque Taehyung acababa de reír, decidiendo que era digno de escuchar su risa y lo maravillosa que era. Pensó en lo mucho que tendría que trabajar para hacerlo reír para escuchar el sonido
Se levantó de su pequeño espacio y caminó hasta colocarse a un costado de él. Los cuerpos se rozaban, Jungkook escuchaba los latidos en sus oídos y mordía sus labios debatiéndose entre tomar su mano o ahogarse en el río para salvarse de su desvergüenza.
"Puedes tomar mi mano, no me importa, en verdad."
Podía jurar que el viento paró en ese instante, y junto con él, el golpeteo incesante de su corazón.
No me importa, en verdad.
Jungkook no era tonto. Sabía que cuando el chico aceptó salir con él no le prometía bajarle la luna ni darle un amor duradero, ni siquiera había una vaga promesa de afecto. En ese tiempo, el creía que pudo haber sido suficiente.
Dar y dar y dar cuando eras abundante en felicidad y dicha no parecía tan mala idea, menos si podría estar junto a él y conquistarlo conforme pasaban los días.
Pero primavera y verano se habían ido, y, tal vez, se llevaron todo su calidez, todo lo que tenía.
De pronto, dar y dar y dar, se volvió doloroso. Se sentía vacío, frágil, no podía aguantar la inseguridad que estar con Taehyung le provocaba. No sabia cuando sonreía de verdad o falsamente, qué era lo que pensaba o sentía, si guardaba o tenia alguna parte de él en su corazón o aunque sea en su memoria.
No sabía nada y lo consumía lenta y dolorosamente.
Taehyung ya no se sentía correcto.
"Debiste decírmelo antes. No tenias que seguir con esto... este intento de relación, no sé." Murmuró, hablando sin escuchar más que el río siguiendo su curso. Su pecho se oprimió por lo que iba a decir. "No era difícil decir no, ¿sabes? Nunca tuviste la intención de dejarme enamorarte, recién me doi cuenta." Respiró pausadamente y las lágrimas poco a poco se formaban en sus ojos. "Soy ingenuo. ¡No, espera! ¡Soy un idiota! D-debiste decírmelo, n-no soy un-una broma. Con e-el corazón no se juega, i-imbécil."
Tenía las mejillas húmedas y las lágrimas salían y salían, después de mucho tiempo de callar y retenerlas, no se atrevía a sentir pena, solo desilusión y los fragmentos de su alma en caída libre.
"Jungkook, no." Intentó acercarse a él, no sabia de que se trataba, pero entró en pánico cuando lo escucho llorar. "No te merezco, no. Eres muy bueno y tan lindo, yo- yo fui un chico más en tu vida. Veras que encontrarás a alguien mucho mejor, ¿sí?"
La distancia entre ellos se alargaba. Taehyung quería hacer algo y traerlo a su lado y darle la mano si era lo que tanto quería.
Volver a los días de primavera cuando su sonrisa era pura, y olvidar el verano cuando perdió fulgor.
Pero, ¿que podía darle él? Si su amor ya tenía destinatario y no creía en la mínima posibilidad de amar a alguien que no fuera esa persona. Por eso mismo, tampoco entendía el zumbido en el tímpano, alarmado de que su azabache diera un paso más fuera de su vista y se llevará toda esa luz que a veces lograba enmudecerlo por su intensidad.
"No tienes que irte. Pero no puedo ofrecer nada más que el paisaje de este río. No puedo ofrecerte una sonrisa sincera, y tú deberías tenerlas todas. Todas y cada una de las sonrisas de la persona que ames."
Jugnkook negaba con la cabeza, aunque sus ojos se hayan iluminado un poco.
Quiero que seas tú la persona que ame, y me ame de vuelta.
"Yo te amo a ti, Tae." Susurró con la voz estrangulada, una sonrisa torcida en su boca. El mundo se estaba cayendo frente a el, el mundo se lo estaba llevando con él.
"Quisiera ser más fuerte para ti, por ti." Dijo, refugiandose en sus brazos como si fuera invierno y no otoño. "No puedo ser esa persona que quieres que sea."
"N-no quiero que seas nadie, quiero que sigas siendo tú. S-sigue siendo tú, idiota"
A pasos lentos se acercó hasta él. Recorrió con la yema de sus dedos sus delicados pómulos y delgados labios, sintió la respiración entrecortada del azabache y vio embelesado el carmesí de sus mejillas lisas. Deslizó su mano por su cabello y trazó tiernamente círculos para calmarlo.
Rozó su nariz con la del menor en un lento balanceo y subió hasta colocar sus labios en su frente para plantar un beso que necesitaba dar. Sentía que sus labios no lo merecían, no cuando no estaba dando nada por él.
"Gracias. Sin ti, las tardes se sentirían tristes y frías. Me has dado muchas cosas, Kookie. Y no te he dado nada" Rió sin ganas. "Has dado vida a este lugar con tu alegría, me diste calor. Pudimos haber sido mucho más, bebé. Pudimos haber sido mucho más en otro momento."
"No, no lo digas." Jungkook le dijo, más tranquilo pero con leves espasmos por el llanto. "Miente a los demás, mientete a ti, no a mí."
"¿Cómo puedes saberlo? Si digo la verdad o no..."
Él se separó poco de sus labios, asustado de perder el contacto que le fue entregado, asustado de no volver a tenerlo tan cerca como estaba ahora con los labios aún tocando su piel.
Alzó la vista para encontrarse con ese par de ojos que se le hacían aterradores por ser el propio reflejo de sus sentimientos, encontrando algo mucho más profundo y confuso que la simple amabilidad.
¿Qué tienes para mí, Tae? ¿Qué escondes en esa mirada?
"Lo que dices o haces, si algo te desagrada o disgusta, lo puedo percibir en tus ojos." Jungkook le dijo, bajando su mirada a sus manos separadas por escasos centímetros. "Me perdí en ellos hace mucho, así que aprendí a sentirme parte de. Entonces, cuando el tiempo pasaba, mi enamoramiento no era del todo estúpido. Te veía en tus ojos, era el consuelo más bonito."
"Ah, Jungkook, ¿existes o eres algún tipo de sueño?" Susurró, aún manteniendo el contacto visual. Por más que lo intentará, en aquellos escasos segundos, no encontró nada más que las relucientes pupilas y las gruesas y onduladas pestañas.
Era bonito, tanto que temía volver a ese mismo lugar, sin él embelleciendo el panorama.
Debes ser un sueño, seguramente yo soy parte del tuyo también, de un muy confuso sueño.
"¿S-Si lo fuera, dormirías un poco más?"
Él negó con una sonrisa rota que le partió el corazón. "Serías muy bueno para ser un sueño. Dormiría para siempre, te lo prometo"
Jungkook buscó algo que decir para zanjar con todo este asunto que estaba seguro el mayor quería olvidar. A pesar que le revolvía las entrañas al pensar en lo que pasaría mañana, la semana entrante y los días siguientes a ese. No volvería al río desconocido, por más que quedara a unas calles de su colegio. Volver al río, sería volver a ver a Kim Taehyung.
No tenía claro porqué aquello lo aliviaba.
Por supuesto que sí. ¿A quién quería engañar?
Un día podría volver de clases y desviarse un poco del camino... Tal vez el mismo día que sabía Taehyung venía.
No era el final, no lo era. Buscaba consolarse un poco, pero la ventisca del otoño no ayudaba; había frío en sus manos, en sus mejillas, en la frente que recordaba el beso cálido, en todo él.
"Tendrás frío" Dijo, inseguro.
Taehyung frunció el ceño y ladeó la cabeza. "¿Qué? Aún no es invierno-"
"Lo tendrás" Aseguró, buscando en sus bolsillos los guantes que yacían ahí por semanas con el fin de ser regalados, pero olvidados. "Tus manos tiemblan" El aludido se percató del temblor y las metió en su chaqueta.
Jungkook rió. "Tu chaqueta es de cuero, ¿cómo esperas mantenerte cálido, eh?" Extendió unos guantes afelpados de un color gris. Parecían nuevos. Taehyung se quedó viéndolos. "Oh, no te preocupes. No los usó mucho por eso lucen así... ¡Pero tú puedes conservarlos! C-Como un regalo"
Taehyung suspiró.
"Pudiste dármelos antes, sabes que no rechazaría un presente"
"Uhm"
En ese momento, el viento parecía haberse llevado las lágrimas tal como las hojas rojizas, parecía haberse llevado consigo la manta que los cubría de los demás.
Eran completamente ellos, mostrándose bajo el atardecer anaranjado como nunca antes.
Y estaban tan rotos y perdidos para dilucidar algo más que nada en la vorágine de sentimientos encontrados.
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