Capítulo trece
TAYLOR
Dos años y dos meses
No tenía idea de qué hora era cuando el timbre comenzó a sonar con impaciencia, era obvio que se trataba de alguien que nos conocía o los fanáticos finalmente habían descubierto cómo colarse al edificio y cuál era nuestro departamento. Escuché a Genesis quejarse a mi lado, estaba a nada de despertar si el sonido no cesaba y ese día tenía un examen por lo que si de mí dependía, iba a seguir durmiendo tranquilamente.
Salí de la cama lo más silenciosamente posible y ahogando un bostezo caminé hacia la puerta en puntas de pie.
—¿Qué sucede? —preguntó mi esposa.
—Vuelve a dormir.
—¿Es ese el timbre?
—Sí, vuelve a dormir. Yo me encargo.
Darle una orden a Genesis no era algo que resultara bien y no me sorprendió cuando negó con la cabeza y salió de la cama también.
—Andando, vamos a ver quién es la persona que no puede esperar hasta el amanecer.
Era imposible que hubiera algún peligro en nuestra casa y aun así avancé primero para protegerla de las sombras. El piso superior estaba completamente a oscuras, pero nuestra visión se había adaptado a la oscuridad luego de las horas de sueño.
—Ten cuidado con los escalones —dije de todas formas.
—Gracias.
—¿Por qué? —La confusión impregnó mi voz.
—Por ir primero como un caballero valiente.
—Soy un caballero valiente.
—¿Y tu armadura?
—En el armario, ahora le decimos chaqueta de cuero.
Me habría gustado girar para ver su expresión; no obstante, estábamos cerca de la puerta y quería acallar de una vez ese molesto sonido. Nuestro piso tenía su propio elevador, pero no se abría a menos que tuvieras la llave o autorización, era obvio que la persona en cuestión no tenía ninguna de las dos.
—¡Ya deja de tocar! —chilló Genesis a mis espaldas—. Ya te escuchamos.
Por fortuna el visitante inoportuno también escuchó lo que ella dijo porque el sonido molesto cesó. Coloqué entonces la llave en la cerradura y las puertas del elevador se abrieron ante nosotros. El sueño se me agotó de pronto al ver un rostro conocido y mis ojos se abrieron de golpe.
—Emma —soltó Genesis con asombro.
—Hola. —Sonrió con incomodidad—. Lamento el ruido y la hora, ¿está Ty aquí?
Ambos asentimos sin poder encontrar nuestra voz y nos hicimos a un lado para permitirle el ingreso. Mi esposa y yo compartimos una mirada alarmada y de sorpresa cuando ella nos dio la espalda porque no había manera de determinar la manera correcta de sentirnos.
—Iré por Ty —anunció MIT.
***
Escuchar conversaciones ajenas no era educado y esa era la razón por la que estábamos encerrados en la habitación esperando noticias. Me sentía nervioso y ansioso, quería lo mejor para mis amigos y esperaba que eso sucediera estando juntos. No habíamos escuchado gritos y suponía que eso era bueno.
—Estoy nerviosa.
—Somos dos —confesé.
—¿Lo estás?
—Claro que sí, son mis amigos y me preocupo por ellos. Ty llevó bastante bien la ruptura, imagino que Emma no porque no contestó ninguno de mis mensajes.
—¿Le enviaste mensajes a Emma?
¿Por qué se sorprendía tanto?
—¿Tú no? —La miré con sorpresa.
—No sabía si correspondía. No quería que Ty sintiera que lo estaba traicionando.
—Ty es un adulto.
—Un adulto que se está quedando en nuestra casa porque no se atreve a estar a solas en el piso que compró para él y su novia —repuso con obviedad—. Siempre elegiré a Tyler sobre cualquier otra persona.
—¿Sobre mí?
—No, amor. Me refiero a personas ajenas a nuestra familia.
—Emma pertenece a nuestra familia —señalé.
—Deja de hacerlo si termina con Ty y se marcha sin darle la oportunidad de arreglar lo suyo.
—¿Eso que escucho en tu voz es resentimiento?
—¡Claro que es resentimiento! —Elevó sus manos y las dejó caer con fuerza contra el acolchado—. Le rompió el corazón. Adoro a Em, es como una hermana para mí, pero le rompió el corazón a mi otra mitad.
—Los gemelos malvados...
—¿Qué? —preguntó con confusión.
—Así les dice Kenzie, a ti y a Ty.
—Eso es adorable.
Reí ante su cambio de tono y la estreché contra mí. No habíamos podido volver a dormir después de la llegada de Emma y eso había sucedido una hora atrás. Eran las cinco de la mañana y estábamos agotados, pero nos quedaríamos despiertos por si nuestro mejor amigo nos necesitaba.
—Me siento mal por Emma —susurró—. Ty tuvo su red de apoyo tras la ruptura y ella se fue a trabajar a Asia sola. Dudo que su hermano la haya podido ayudar mucho.
—Lo sé.
—Debería haberle enviado un mensaje. Soy una mala amiga, ella fue mi dama de honor y yo no la contacté.
—No te preocupes, en mis mensajes te incluí. Ella sabía que podía contar con nosotros de ser necesario.
Soltó un suspiro y se acomodó entre mis brazos. Se notaba en su rostro que estaba cansada y pensé por un segundo decirle que se durmiera; no obstante, sabía que sería en vano.
Nos mantuvimos en silencio por otro largo rato, nuestras mascotas estaban con nosotros durmiendo por turnos y estudiándonos como si sospecharan que algo gordo estaba sucediendo.
—Tengo hambre —murmuró.
—Tengo caramelos.
—Saca las provisiones, amor.
Me desenredé de nuestro abrazo y busqué en la mesa de noche por mis amados dulces. Había disminuido su consumo luego de que mi nutricionista me regañara por tres sesiones seguidas por el consumo de azúcar y desde entonces se me permitía una caja a la semana como mucho. En los conciertos nadie me regañaba si ingería más y en esos momentos era plenamente feliz.
—Siguen siendo igual de deliciosos.
—Los mejores dulces del mundo —sentencié.
Recibí los caramelos que Genesis depositó en mi mano y los llevé a mi boca con gusto. El silencio volvió a inundar la habitación, un silencio cargado de expectativas pero cómodo de todas maneras. Estar en presencia de mi esposa siempre resultaba reconfortante para mí.
—Escucho pisadas —susurré.
Una puerta cerrándose violentamente nos puso en movimiento y poco nos faltó para correr a la velocidad de Usain Bolt para llegar a la habitación de Ty. Compartimos una mirada de preocupación antes de que me animara a llamar.
—¿Tyler?
—Ty, abre la puerta —le pidió Genesis, colocando su mano sobre la madera, como si nuestro amigo pudiera sentir su contacto—. ¿Estás bien?
El poder que mi esposa tenía sobre él era evidente y la puerta no tardó en abrirse. Mi amigo de toda la vida se veía devastado, pero, sobre todo, furioso. No había lágrimas esa noche sino un ceño fruncido y una expresión de infelicidad.
—Estoy bien —le aseguró.
—¿Necesitas un abrazo?
—Siempre necesito uno de tus abrazos, G.
Abrió sus brazos para recibirla y la acurrucó contra su pecho. Dirigió su mirada hacia mí y eso me bastó para saber qué le sucedía. Habían arreglado las cosas para después, de alguna manera, volver a arruinarlo.
—¿Necesitas hablar de lo ocurrido, viejo?
—No lo sé. No sé si me hará sentir mejor o peor.
—¿Qué te parece si tomamos un café en la cocina y nos cuentas lo que te haga sentir cómodo? Puedes detenerte en cualquier momento, sin presiones.
Asintió en respuesta y se deshizo con cuidado del abrazo en el que mantenía a Genesis contra su pecho.
—Por cierto, lamento haber interrumpido su sueño.
—Todo está bien, Ty.
—Tienes un examen en pocas horas, G.
—Me irá bien, descuida.
Ninguno dudaba de eso porque mi chica era sumamente inteligente; sin embargo, el sueño podía ralentizar las reacciones y jugarle una mala pasada. Lo había decidido, la llevaría a la universidad para asegurarme que llegara a salvo si, después de todo, yo no tenía que manejar y el chófer que había contratado la discográfica para mí me llevaba a donde quisiera.
Bajamos los tres juntos hacia la cocina y no tardé en ponerme en movimiento. No íbamos a volver a dormir porque ya estaba amaneciendo y presentía que la conversación sería larga. Mientras Genesis se encargó de consolarlo con abrazos y caricias que provocaron sonrisas de tranquilidad en él, yo comencé a hacer el desayuno.
—Entonces... —me aclaré la garganta—. Emma llegó aquí a las cuatro de la mañana sin avisar.
—Sí, lamento el alboroto.
—¿Qué fue lo que te dijo?
Ty suspiró y paseó la mirada entre nosotros. No me agradaba verlo tan molesto y estaba pensando seriamente en llamar a Emma para que me explicara su parte.
—Ella vino a disculparse, acaba de llegar de Asia y dijo que desde el momento en que se fue se dio cuenta de su error, pero que quería darme tiempo y le parecía una terrible idea contactarme por teléfono o redes sociales. —Sus hombros cayeron, evidenciando su cansancio—. Dijo lo que tú ya me habías dicho, Tay. Se sentía culpable por el funcionamiento de nuestra relación, tantos viajes y lo mucho que yo me esforzaba por nuestro bienestar mientras ella apenas tenía tiempo de pensar en algo que no fuera en todo lo que tenía que hacer. En su cabeza estaba siendo egoísta y ella cree que merezco a alguien que dé todo de sí para que la relación funcione. Como si yo pudiera interesarme en alguien más...
—¿Y tú qué le dijiste?
—Lo obvio, G. Que había sido una gran idiota y tendría que haber hablado conmigo, que la amo y no quiero estar con nadie que no sea ella.
—Entonces... ¿volvieron? —Genesis frunció su ceño intentando comprender la situación.
—Sí.
Le dediqué una mirada de felicidad y mi esposa hizo lo mismo.
—Y luego terminamos de nuevo.
Ese era un giro interesante de los acontecimientos.
—¡¿Por qué?! —chilló MIT.
—Todo iba bien después de su confesión, le dije que no tenía que preocuparse y que no me molestaban sus viajes ni su trabajo. Sé lo duro que ha trabajado para alcanzar su éxito profesional y sería un cabrón si le pidiera dejarlo. Ella me ha acompañado sin dudar desde el primer momento y yo señalé que era mi turno de hacerlo y estaba bien con eso.
—¿Y ella no lo aceptó? —intenté comprender—. ¿Por eso terminaron?
—Claro que lo aceptó y mi vida pareció genial de nuevo... —Tomó aire y noté que lo peor estaba por venir—. Hasta que mencionó que iría al Medio Oriente a cubrir la guerra. Sí, aceptó un trabajo de reportera en una zona de conflicto, poniendo su vida en peligro y no le pareció importante consultarlo conmigo. ¡Hace seis meses!
—Lo siento mucho, Ty —dije con sinceridad—. Eso realmente apesta.
—No puedo estar con alguien que aprecia tan poco su vida, que se pone en peligro por un reportaje y que no considera que mi opinión al respecto es importante. Claro que es una gran oportunidad, pero yo no puedo hacerlo. No la vería en meses, no podría ponerme en contacto con ella más que con cartas y ocasionalmente por llamada si se encontrara en alguna base. ¡Me iría a dormir cada noche sin saber si está con vida!
—¿Realmente aceptará el trabajo?
—Sí, G. Puntualizó que era lo más importante que le había pasado en su vida y que podía vivirlo con ella o irme al demonio. ¡¿Qué clase de charla de reconciliación es esa?! —Otro suspiro y supe que ese era el definitivo, el cierre del tema por mucho tiempo—. Le dije que se fuera el demonio porque no quería tener una novia muerta. Fue estúpido, lo sé, pero no aceptaré esa estupidez. Es mi límite.
Y con eso, volvió a aferrarse a Genesis en un abrazo y cambió de tema, ocultando su dolor bajo una broma sobre mis capacidades culinarias. No había manera de saber cuánto durarían Emma y Tyler distanciados; no obstante, confiaba en que iban a volver tarde o temprano. Eran tal para cual y serían unos idiotas si no se daban cuenta de eso.
Quizás después de todo si era un romántico empedernido.
¡Hola, gente bella de Rose Valley! ¿Cómo están? ¿Qué tal su semana?
Hoy no tengo mucho para decir porque estoy más dormida que despierta, je, pero espero que les haya gustado el capítulo. Ya no queda tanto para el final y eso significa mucho, ¿qué creen que va a suceder?
Muchísimas gracias por leer, votar y comentar. Las adoro.
MUAK!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro