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6. primer ensayo

Hoy Jungkook ensayaría por primera vez con la banda. Estaría mintiendo descaradamente si dijese que no estaba asustado, pues sí que lo estaba.

Cuando tenía catorce años, era como el patito feo de su escuela, y gracias a eso vivió un gran infierno del que siente asco de tan sólo recordar. A veces los chicos pueden ser muy crueles con otros, eso le decía su mamá siempre que llegaba a casa llorando y decía que ya no quería volver nunca más a su escuela.

Ella nunca le prestó atención al bullying que le hacían a su hijo, hasta que Jungkook intentó suicidarse la mañana de su cumpleaños número quince. Él había dejado de sentirse mal por los comentarios de sus compañeros de clase, y había empezado a sentirse mal sobre quién era. Odiaba cómo se veía, cómo sonaba cuando hablaba. Estaba realmente triste de ser cómo era, de actuar cómo actuaba. Cayó en una depresión sin salida; ya no iba al cine con sus primos, ni salía de su habitación en todo el día. Bajaba a comer cuando su madre lo llamaba, pero a veces se saltaba todas las comidas.

En su habitación no hacía gran cosa, sólo perdía el tiempo pensando. Pensar lo estaba matando, lo sacaba más de su razón. Pensar tanto lo llevaría a un día darse cuenta de que no tenía ganas de pensar en un futuro.

Muchas veces intentó hacer cosas para lucir bien, pensando que eso lo haría sentir mejor. Nada funcionó.

Ya estaba demasiado roto como para arreglarse, y todos a su alrededor ignoraban sus síntomas. Incluso él los ignoraba, pues no sabía lo que le pasaba, y no había nadie que pudiese guiarlo.

Es así como termina intentando quitarse la vida esa mañana, cuando su mamá le gritaba desde el otro lado de la puerta que tenía que ir a la escuela aunque fuese su cumpleaños.

Él ni siquiera pensó que funcionaría, pero lo hizo.

Cuando su mamá se cansó de llamar a su puerta, fue a por las copias de la llave de su habitación y abrió por sí misma. Encontró una desagradable sorpresa que casi la hace desmayar, pero sin importar que sus piernas estuviesen débiles y tambaleantes del pánico, se concentró en ayudar a su hijo. 

A raíz de eso, ella lo sacó de la escuela y empezó a llevarlo a terapia. También hizo escuela en casa.

Nada parecía funcionar. Cuando todo empezaba a marchar bien, él caía una vez más.

Jungkook sabía que tenía bastantes traumas, que siempre se esforzaba en gran manera para agradar y parecer que era el chico más agradable y perfecto del mundo. Sabía que quería ser el mejor.

Y aunque se sentía patético por tener que esforzarse tan duro para gustarse a sí mismo, intentaba convencerse de que no tenía nada de malo. Que él era un buen chico intentando sentirse bien, ser feliz.

— Hey, idiotas. — Jimin asomó la cabeza por la puerta. Estaba sonriendo, lucía fresco y juvenil. Incluso amable. A Jungkook le gustaba verlo sonreír así, lo hacía querer suspirar, porque simplemente se veía precioso —. Llegan a tiempo, la profesora de música y sus alumnos se fueron hace unos segundos a la competencia. Estaremos solos.

Sonando relajado, y hasta emocionado, se lanzó a abrazar a sus dos amigos.

Jungkook observó la escena incómodo, los tres chicos reían juntos y se abrazaban con fuerza y un íntimo amor. No se sentía bienvenido por alguna razón... Y tal vez esa razón sólo fuesen sus traumas. Pero sentía que había algo más.

— ¡Como en los viejos tiempos, mierda! — gritó Seokjin en total euforia. Sin cortar el abrazo, empezaron a dar saltitos juntos.

— ¡Mierda, sí! — gritó Hoseok También.

¡Evanescent, ! — Jimin dio tal grito de alegría que Jungkook sonrió, sus ojos perdiéndose en su sonrisa y en cómo sus ojos se hacían más pequeños cuando su felicidad se reflejaba en ellos —. Los quiero tanto, tanto. ¡Los amo! — todavía en su buen humor, plantó un beso en la mejilla de Hoseok y otro en la de Seokjin.

— Este es nuestro año, Jiminnie. — le aseguró Hoseok, tomándolo entre sus brazos —. Nunca más nos volveremos a separar, ¿está bien?

— Es un pacto. — sonrió con honestidad Seokjin, observando el tierno abrazo de sus dos amigos.

— Es un pacto. — repitió Jimin, mirando hacia Seokjin con ternura.

— Lo es. — también dijo Hoseok, riéndose sólo porque sentía ganas de hacerlo.

¿Se separaron alguna vez? — preguntó Jungkook para llamar la atención de los tres chicos, quiénes llevaron su mirada hasta él enseguida.

Se arrepintió de hacerlo cuando eso borró la sonrisa de Jimin como por arte de magia.

El chico fijó su mirada en él, y sus facciones endurecieron enseguida.

— Bueno, no todo es como en los viejos tiempos. Yoongi no está y tenemos a... Este. — comentó con veneno. Sus ojos cargados de algo muy parecido al desprecio.

Jungkook a veces no entendía por qué le caía tan mal.

Se sentía bastante incómodo alrededor de Jimin, pues su mirada le recordaba a cuando era el centro de burlas de todos.

— Sí, Kook. Estuvimos separados un buen tiempo. — le contó Seokjin, ignorando el comentario malicioso de Jimin.

— Tuvimos una tonta pelea hace un año y nos separamos, hasta ahora es que nos unimos otra vez. — siguió la historia Hoseok —. Y luego... Bueno, Yoongi ya se había mudado para cuando decidimos volver a hacer música. Y ahora tú estás aquí, y eso nos hace muy feliz. Estoy seguro de que con el tiempo nos haremos muy buenos amigos. 

Jimin seguía entre los brazos de Hoseok, con su filosa mirada sobre Jungkook.

Jungkook también lo miró, intentando que su rostro no revelase lo incómodo y dolido que estaba.

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