11. inescrutable
Extrañamente pasaron lo que restaba del día todos juntos. Fueron a almorzar, Seokjin y Jungkook eran los más parlanchines mientras que Hoseok tomaba selfies para recordar el día y Jimin disfrutaba de su comida en silencio. Luego de eso, tuvieron que parar en una vieja tienda de antigüedades, porque Jungkook había visto un lindo barco de madera a través de los cristales y moría por comprarlo, pues se había robado su corazón completamente.
Jimin mencionó que eso era tonto y puso los ojos en blanco, mientras que Hoseok y Seokjin se dejaron arrastrar a la tienda por Jungkook, casi tan emocionados como él. A Jimin no le quedó más que seguirlos dentro.
Al final, Jimin cayó sin marcha atrás por una caja de música y no se pudo resistir a comprarla. Entre Hoseok, Seokjin y Jungkook pusieron el dinero para el barco de madera y decidieron que los tres lo compartirían.
Cuando salieron de la tienda, ahora en camino a una heladería a petición de Hoseok, todos llevaban sonrisas en sus labios. Pero Jungkook sentía que la más grande y deslumbrante de todas, era la de aquel pelinegro de ojos color miel y mirada brillosa, que fascinado seguía dándole cuerda a la caja de música para deleitarse con su suave melodía.
Había algo mágico en ese momento, Park Jimin siendo totalmente él al creer que nadie lo observaba. Pero no tenía idea de que Jungkook siempre, siempre lo miraba.
Pensó en que era conmovedor y sublime la manera en la que sonreía en ese momento. Como si el mundo fuera hermoso.
Pensó en que tal vez el mundo si era hermoso, cuando Jimin sintió la intensidad de su mirada y giró la cabeza en su dirección, devolviéndosela.
En ese momento Seokjin decía algo gracioso que mataba de risa a Hoseok, y Jimin no borraba su sonrisa ni al estar mirando fijamente a Jungkook. Era el ambiente perfecto. Era un día cálido y los cielos se pintaban de colores naranjados a medida que el sol se escondía.
Jungkook se acercó más a Jimin para pegar su oído a la caja de música, rozando así su cabeza en el brazo de este.
No rompió el contacto visual en ningún momento y Jimin tampoco.
No pudieron eliminar las ganas de sonreírse.
Y por la manera en la que se miraban, de pronto Jungkook sentía que en ellos, y entre ellos, se escondía algo profundo.
Cuando oscureció, los cuatros integrantes de aquella banda terminaron haciéndole una visita al muelle. El aire empezaba a helarse, estrellas les saludaban desde muy lejos y los barcos amarrados en la orilla se mecían con la lenta canción del mar.
Jungkook sostenía con fuerza su barquito de madera, parado con su hombro tocando el de Jimin. A su lado, Jimin se aferraba a su caja de música y perdía su vista en las aguas oscuras. Jimin pensó en cómo sería desaparecer entre ellas y una sonrisa le ganó, apareciendo de golpe en su rostro.
Hoseok y Seokjin estaban tomados de la mano, este último descansando su cabeza en el hombro de su amigo.
Y los cabellos de todos eran desordenados por la brisa.
— ¿Es aquí cuando empezamos a reflexionar y decir mierdas todas cursis y complicadas? — bromeó Seokjin, divertido. Jungkook sonrió levemente.
— ¿Cuál es el significado de la vida? — preguntó Hoseok a la vez que reía, apoyando su cabeza en la de Seokjin.
— La vida no tiene ningún significado porque nunca te lleva a nada. — respondió Jimin, pero sin nada de sonrisas. Sólo miró pensativo hacia el cielo, y al ver que nadie añadía algo más, dijo: —Un día todo va a acabarse como si no hubiera tenido importancia nada. Nada de lo que hicimos, sentimos o vivimos. Todo se irá como si no hubiera existido. ¿Cómo algo así puede tener un significado? Si no tiene valor alguno en realidad. Así que si me preguntas a mí, la vida es loca y sin sentido. Y nunca nos deja avanzar o lograr algo... Porque el final de todos es igual. Como si no importáramos. Y es que de hecho, no lo hacemos.
Cuando sus palabras se fueron borrando sólo hubo silencio. Pero era un silencio cómodo.
Jungkook lo observó una vez más y lo encontró todavía con la mirada perdida.
— El mundo es muy grande, Jimin. Pero aún así aquí estamos y eso debe significar algo. Nuestra vida no es sólo loca y sin sentido. —le susurró Jungkook, sonriéndole con dulzura.
Esta vez Jimin le devolvió la mirada, y para sorpresa de Jungkook, sonrió también.
— Los humanos nos creemos tanto que es hasta molesto. Tan ilusos, trágicos y fugaces. — Jimin dijo para nuevamente desviar su mirada. Y luego cerró los ojos y sintió complacido el aire que le golpeaba en la cara.
— ¿Pueden creer que este sábado sea nuestra primera presentación juntos? —se unió Seokjin a la conversación nuevamente.
— Siento que fue ayer cuando se integró Jungkook. —comentó Hoseok.
Jungkook y Jimin volvieron a observarse atentamente, como si leyeran sus almas en ese preciso momento.
— ¿Estás listo, Jeon? — lo miró con cierta diversión.
Jungkook alzó ambas cejas, seductor.
— Estoy listo, Park.
Y rieron mirándose a los ojos, descubriendo que de todas las cosas en el mundo, reír mientras se observaban era la más increíble de ellas.
(...)
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