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Capítulo 9: Un mismo temor

Un lujoso auto se detenía frente a una modesta vivienda, luego de algunos minutos, un apuesto joven bajo del mismo, respiro hondamente y prosiguió su camino, con un solo pensamiento: Tengo que lograr tu perdón amor.

En tanto:

Una castaña se encontraba realizando el aseo de su habitación, cuando de repente sintió una extraña sensación invadirle, la cual se incrementó más al escuchar el sonido del timbre de la casa.

Será mejor tomar un vaso de agua, pensó la joven, mientras caminaba hacia una mesita que había en la habitación, sobre la cual había una jarra y un vaso.

Fuera de la casa:

¿De parte de quién?, decía la señora Nakazawa, mirando extrañada al apuesto joven.

De un amigo, respondió Genzo.

Pero de que amigo, agrego sonriendo la mujer.

Señora Nakazawa, le diré mi nombre, pero le pido que a su hija no se lo diga o no querrá recibirme, dijo el joven.

¿Por qué?, ¿acaso le has hecho algo a mi hija?, contesto entre preocupada y molesta la mujer.

No, claro que no, respondió Genzo, con la mayor calma que pudo.

¿Entonces porque no quieres que le diga tu nombre?, agrego la señora Nakazawa confundida.

Es que quiero darle la sorpresa, ¿me entiende?, ¿verdad?, dijo el joven sonriendo.

Claro, respondió la señora Nakazawa.

Mi nombre es Genzo Wakabayashi, agrego el joven.

¿Wakabayashi?, ¿Dónde he oído ese apellido?, dijo la mujer en tono intrigado.

Señora llame a Sanae, expreso Genzo, interrumpiendo a la mujer.

Claro jovencito, pero pasa, si eres amigo de mi Sanae, eres bien venido en casa, contesto la mujer.

Minutos después: "Habitación de Sanae"

Un amigo, decía extrañada la castaña.

Sí hija, un amigo, respondió la señora Nakazawa.

Y no te dijo su nombre, contesto Sanae, al tiempo que sentía una extraña inquietud.

Se me olvido preguntárselo hija, pero está en la sala, agrego la madre de la castaña.

Bien, iré a ver de quien se trata, respondió la joven con la mayor calma que pudo.

En tanto:

Genzo miraba la pequeña sala de la casa de la castaña, al tiempo que pensaba: Espero y no te enfades más ante mi presencia, pero necesito hablar contigo.

El pensamiento del joven se vio interrumpido al sentir unos pasos que se acercaban más y más al lugar donde él estaba.

Debe ser ella, pensó Genzo, poniéndose de pie, al tiempo que a los pocos minutos la castaña llego al lugar y al verlo, se quedó estática.

¡Hola! pronunció el joven.

¿Qué haces aquí?, dijo con firmeza Sanae.

Vine a verte, pues necesito hablar contigo, agrego Genzo.

No tenemos nada de qué hablar, respondió la castaña, con firmeza, sin moverse para nada del lugar donde detuvo sus pasos.

Claro que sí linda, tengo que aclárate tantas cosas, decía Genzo.

¡Fuera de mi casa!, pronunció con firmeza la castaña.

Sanae, expresó el joven.

¡Fuera de mi casa! volvió a decir la castaña con la mayor firmeza que pudo.

Sanae yo no me case por amor, yo..., decía Genzo, pero se vio interrumpido por la castaña, quien camino hacia él y lo tomo del brazo con firmeza, mientras lo miraba con rabia.

No me interesa escuchar tus mentiras, largo de mi casa, grito la castaña, y ello fue suficiente para que su madre llegara corriendo a la sala.

¿Qué sucede hija?, dijo la mujer con preocupación.

Sanae...., pronunció Genzo, pero al ver el dolor y la rabia en los ojos de la castaña, comprendió que aún no era el momento para hablar con ella. ¡Disculpe señora! ¡discúlpame Sanae! cuando estés más calmada hablaremos, acotó, luego de ello salió de la casa.

¿Qué ha pasado aquí hija?, dijo la señora Nakazawa.

No ha pasado nada madre, no ha pasado nada, respondió la castaña, luego de ello la joven regreso a su habitación.

Genzo decidió volver a Tokio, y dejar por un tiempo de buscar a Sanae, pues considero que ella aún estaba muy dolida, como para que ambos tengan una plática tranquila.

Horas después: "Tokio"

¿A dónde fuiste?, decía Kumi.

No es de tu incumbencia, respondió un molesto Genzo.

Claro que lo es, eres mi esposo, por si no lo recuerdas, contesto la joven.

El divorcio, es otro asunto que debo resolver antes de volver a buscar a Sanae, pensó el joven, mientras continuaba su camino.

Al día siguiente:

Ya te he dicho que no Genzo, decía Kumi.

Pero no seas tan obstinada, el divorcio es lo mejor para los dos, respondía Genzo.

Claro que no, pronunció la joven, poniéndose de pie, para segundos después alejarse del lugar.

Sucursal de la "Constructora WM & Asociados"

Nakazawa, decía Tsubasa.

¿Diga jefe?, pronunció una distraída castaña, de mirada entristecida.

Ya me tienes los diseños para las habitaciones del hotel...

Sí jefe, ahora se los paso, respondió Sanae.

Bien, contesto Tsubasa, mientras pensaba: ¿Qué problemas habrá tenido este fin de semana?

Jefe, jefe, decía otro de los integrantes de su equipo.

Sí, dime, respondió Tsubasa.

La señorita Kumi Hodana.....

El joven de cabello desordenado al escuchar ese nombre sintió un profundo dolor en su corazón, mientras un pensamiento vino a su mente: No puedo seguir guardando sentimientos por ella, ya no, ya no.

Semanas después:

Ya había transcurrido más de un mes desde que Genzo fue a buscar a Sanae a la casa de sus padres, un mes que Sanae y Tsubasa debido a su trabajo tenían un mayor contacto, aunque este solo seguía siendo un contacto jefe – empleada., sin embargo, había algo que había cambiado en el corazón de los jóvenes, y ello era que los sentimientos hacia sus ex, ya no eran los mismos, ni siquiera había ya rencor en sus corazones, pues ambos pensaron que ni ello, estos merecían de su parte, sin embargo, había crecido mucho más un sentimiento en el corazón de ambos, y este era el temor al amor.

Oficina:

Una castaña realizaba su trabajo en un computador, cuando de repente sintió una repentina inquietud.

Nuevamente esa sensación, pensó la castaña, al tiempo que su jefe de equipo se acercaba a ella.

Nakazawa, ¿Ya terminaste con lo que te solicite?, escucho la joven, levantando la mirada, al tiempo que la extraña sensación aumento ante el contacto de miradas.

Aún no jefe, deme unos 15 minutos más y lo concluyo, pronunció con la mayor calma que pudo Sanae, mientras trataba de no mostrar su nerviosismo.

Bien, respondió lo más calmado que pudo Tsubasa, pues al sentir la mirada de la castaña, sintió una calidez invadirlo, una calidez que él no estaba dispuesto a volver a sentir.

¡Gracias! dijo la castaña posando su mirada en el computador, al tiempo que su jefe camino hacia el lugar donde estaban los otros miembros de su equipo.

¿Qué te está pasando Sanae?, pensó la castaña, mientras llevaba sus manos a su rostro para cubrírselo, al tiempo que movía su cabeza de un lado a otro, todo ello era seguido por su joven jefe.

No, no puedo volver a sentir amor, no, no puedo, pensó Tsubasa, posando su mirada en la pantalla de computador de otro de los miembros de su equipo.

Horas después:

Un par de jóvenes consumían unos alimentos en un restaurante, mientras platicaban entre ellos.

Entonces, ¿ya son novios?, decía Tsubasa sorprendido.

Bueno, tanto como eso, aún no, pero si estamos saliendo, y ella sabe que me interesa, que me gusta, así como yo sé que yo le gusto, respondió Taro.

Claro, contesto Tsubasa.

¿Y tú con Sanae?, dijo el joven de rostro tierno sonriendo, haciendo que su amigo casi se ahogue con la bebida que estaba tomando.

Cof cof cof, empezó a toser Tsubasa.

¿Amigo estás bien?, agrego Taro, al ver a su amigo más calmado.

Sí, respondió Tsubasa.

No pensé que te ibas a poner así por solo hacer esa pregunta, contesto el joven de rostro tierno sonriendo.

No me puse así por tu pregunta, solo tomé muy apresurado la bebida, dijo el joven de cabello desordenado.

Claro, contesto sonriendo Taro.

Es la verdad, pronunció con seriedad Tsubasa.

No le temas al amor amigo, expreso el joven de rostro tierno.

No le temo, simplemente no quiero volver a sentir ese sentimiento, dijo el joven de cabello desordenado.

Pues eso es temor, pronunció sonriendo Taro.

Nakazawa solo es una empleada, no quiero que vuelvas a insinuar que yo siento algo por ella, expreso con firmeza Tsubasa.

Bien, no volveré a mencionar ello, después de todo hay cosas que no pueden evitarse y una de ella son los sentimientos, dijo el joven de rostro tierno.

Voy a la constructora, pronunció el joven de cabello desordenado poniéndose de pie.

Pero aún no acabas de comer, contesto Taro.

Se me quito el apetito, dijo Tsubasa con la mayor calma que pudo.

En tanto:

No digas eso Azumi, decía Sanae.

¿Por qué?, tú estás soltera, él es soltero,..., respondía Azumi.

Ello no tiene nada que ver, además yo....

Sanae, por una mala experiencia, no le vas a cerrar las puertas al amor, ¿no?, dijo Azumi.

Yo no quiero volver a sentir amor, no quiero volver a sufrir, respondió Sanae, con dolor en su voz.

No tienes por qué volver a sufrir Sanae, expreso Azumi.

No, no quiero volver a enamorarme, dijo la castaña poniéndose de pie.

Aún no terminas Sanae, pronunció Azumi,

No termine mi informe, debo volver a la constructora, respondió la joven.

Minutos después:

Un par de jóvenes se encontraban frente a frente en la puerta de entrada de una constructora.

Jefe, dijo lo más calmada que pudo la castaña.

Nakazawa, pronunció Tsubasa, tratando de sonar calmado.

En cuanto termine el informe se lo alcanzo, agrego Sanae.

Bien, dijo el joven de cabello desordenado.

¿No piensa entrar?, añadió la castaña.

No, me acabo de acordar que tengo que ir a ver a un cliente, pronunció Tsubasa, haciendo una pausa para acotar: Envíame a mi correo el informe.

Claro, dijo Sanae.

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