Capítulo 16: Distancia
Un apuesto joven de traje elegante se mezclaba entre los invitados, mientras observaba a una pareja bailar.
Esa chica es la misma que me vio cuando fui a buscar a Sanae a la sucursal, y por lo que puedo percibir se le ve muy cercana a Taro, por lo tanto, no puedo permitir que ella se enteré quién soy, o mi hermosa Sanae se enterará, y yo no quiero que ella sepa quién soy por nadie más que yo, pensaba Genzo, mientras caminaba entre los invitados.
¡Wakabayashi hijo! escucho.
¡Eh! dijo el nombrado deteniendo su andar.
Muchacho, contigo justo quería hablar, agregaba un hombre maduro de bigote.
Señor Tachiro, ¿Qué le parece si vamos a un lugar más apropiado?, respondió Genzo.
Claro muchacho, con tanta bulla no puedo escuchar bien, contesto el hombre de bigote.
En tanto:
Un joven de cabello desordenado había decidido salir a caminar un poco para poder conciliar el sueño, cuando de repente a unos metros de él vio a la persona que era la causante de su insomnio, que venía hacia el lugar donde estaba.
Sanae, pensó, deteniendo su andar.
¿No puedes dormir tampoco debido a que la temperatura está muy elevada o estás preocupado?, pronunció la castaña, al estar frente de su joven jefe.
No puedo dormir por el calor, respondió Tsubasa.
A mí me pasa lo mismo, lo bueno es que mañana si bien regresamos no iremos a la empresa hasta la tarde, así podremos descansar un poco, sino logramos hacerlo hoy por la noche, agrego Sanae.
Sí, es cierto, contesto con seriedad el joven de cabello desordenado.
Tuvimos mala suerte de que nos tocaran las habitaciones en donde justo el aire acondicionado esta malogrado, añadió la joven.
Sí, tienes razón, respondió Tsubasa.
Voy a regresar al hotel, ya me refresqué un poco, dijo la castaña.
¡Qué bueno! yo aún estaré fuera unos minutos más, respondió el joven de cabello desordenado.
Tokio:
Así quedamos, decía el hombre de bigote.
Sí, respondió Genzo, luego de ello regreso al lugar de la fiesta.
Ya estás aquí hijo, el alcalde quiere conocerte....
Mientras Genzo iba junto a su padre para que lo presente con el alcalde, Taro y Azumi, platicaban en una de las mesas del lugar.
¡Tu padre es socio del dueño de esta constructora! decía sorprendida la joven.
Sí cariño, pensé que lo sabías, respondió Taro.
No, la verdad, yo pensé que eras un empleado más de la empresa, con la diferencia de que tenías el cargo de jefe, pronunció con cierta preocupación la joven.
Nada tiene que cambiar entre nosotros Azumi, mi padre es el socio, yo no, como lo bien lo has dicho, solo soy un empleado más de la empresa con cargo de jefe, contesto Taro con calma, mientras tomaba las manos de su novia.
Pero tu padre...
Mi padre no es prejuicioso, él ya sabe de ti, yo se lo he platicado, es más hoy lo vas a conocer,...., decía Taro, mientras su novia lo escuchaba atentamente.
1 hora después:
¡Gracias por aceptarme señor Misaki! decía Azumi.
Como no aceptarte, eres la mujer que mi hijo eligió, además eres muy bonita, mi hijo no pudo haber hecho mejor elección, respondió el señor Misaki, al tiempo que un hombre de vestimenta elegante se acercó a la mesa.
¡Buenas noches sr. Wakabayashi! dijo Taro.
¡Buenas noches! pronunció Azumi.
¡Buenas noches! expreso el señor Wakabayashi, haciendo una pausa para agregar, mirando al señor Misaki: ¿No has visto a Genzo?
¿Genzo?, dijo Azumi intrigada.
El heredero del señor Wakabayashi respondió Taro.
Claro, contesto Azumi.
Lo vi con el señor Tachiro, hace algunos minutos...
Al día siguiente:
¿Jefe no vendrá con nosotros?, decía uno de los integrantes del equipo de Tsubasa.
No, tengo que cerrar un negocio, por ello ustedes volverán primero, respondió el joven de cabello desordenado.
¿No necesita apoyo?, dijo otro de los miembros del grupo.
No, no se preocupen, mejor vayan subiendo, contesto Tsubasa.
Bueno, subamos, expreso otro de los miembros del equipo, mientras la castaña permanecía en silencio.
Lo siento extraño, pensaba Sanae.
Sanae, apresúrate, escucho.
¡Eh! si, si
Minutos después:
Una vez que el auto donde subió su equipo emprendió camino, Tsubasa hizo lo mismo, giro sus pasos y regreso al hotel donde se estaba alojando, mientras pensaba: Necesito pensar lo que haré.
Tokio:
Genzo revisaba unos documentos en su oficina, mientras pensaba: Traerla a la sucursal como un intercambio de experiencias no procede, ella aún no cumple un año en la constructora para gozar de ese beneficio, entonces, ¿Cómo le hago para traerla a Tokio?
Toc toc toc, sonó la puerta.
Adelante, expreso el joven.
Jefe, los expedientes que me solicito ya los tengo, ¿se los paso a su correo o los prefiere en físico?, decía una mujer de uniforme.
Envíamelos al correo, respondió Genzo, haciendo una pausa para acotar: ¿A qué hora vendrán a acomodar el teléfono?
En media hora jefe, dijo la mujer.
Bien, ya puedes retirarte, contesto el joven.
Como ordene, respondió la mujer.
Tampoco puedo premiarla como la mejor empleada del año, pues aún no ha pasado un año desde que empezó a trabajar, además esos reconocimientos los entregan en una ceremonia en el aniversario de la constructora y este ya paso, pero podría premiar a la empleada del mes, ¿no?, aunque tendría que premiar a todos los empleados del mes de las diversas áreas...., pensaba Genzo, mientras se tomaba la cabeza.
Horas después: "Nankatsu"
Una castaña llegaba al lugar donde trabajaba, al hacerlo pudo notar que su joven jefe ya estaba allí. La joven decidió acercarse a este para preguntarle cómo le había ido.
Ya estás aquí, pronunció Sanae.
Sí, respondió con cierta frialdad Tsubasa.
¿Concretaste aquel negocio?, dijo la castaña.
No, respondió el joven de cabello desordenado con firmeza, luego de ello continuó su camino dejando sorprendida a la castaña.
¿Por qué me hablo así?, ¿será que tuvo algún problema?, pensaba con nostalgia la castaña, mientras veía alejarse al joven de cabello desordenado.
Tiempo después:
El joven de cabello desordenado detenía su andar frente a un escritorio, en este estaba la secretaria de su amigo.
¿Aún no regresa?, pregunto Tsubasa.
No joven Ozora, aún no, respondió la mujer.
Tal vez deba llamarlo a su privado, a lo mejor ya encendió el celular, expreso el joven.
Sí, haga ello, dijo la mujer.
El joven de cabello desordenado, saco su celular del bolsillo de su chaqueta, y empezó a marcar el número privado de su amigo.
Tsubasa, ¡disculpa!, pero en este momento no puedo responder, escucho.
Bien, comprendo, dijo el nombrado, dando por culminada la llamada, luego de ello decidió ir con su equipo.
Las horas siguientes Tsubasa a las justas cruzaba palabras con Sanae, y esta debido a ello sintió un profundo dolor en su corazón, pero a la vez pensó que era lo mejor, pues no quería volver a sufrir por amor, ello ya no, por eso, la actitud que estaba adoptando Tsubasa, tal vez era lo mejor para ella, así no alimentaba una ilusión equivocada una vez más.
Hasta mañana, decía Sanae, poniéndose de pie.
Hasta mañana, respondían sus compañeros de trabajo.
Hasta mañana, dijo en voz baja el joven de cabello desordenado, al verla salir de la oficina, minutos después salieron los demás miembros de su equipo, dejándolo a él solo.
¿Puedo pasar?, escucho.
Taro, pasa, dijo Tsubasa, con la mayor calma posible.
¿Cómo te fue en viaje?, agrego el joven de rostro dulce.
Bien, terminamos con los pendientes, además aproveche para captar posibles clientes....
¡Qué bueno! dijo Taro, haciendo una pausa para añadir: ¿Y cómo te fue con Sanae?
Taro, no debiste apartarnos asientos contiguos, respondió Tsubasa.
Yo solo quiero ayudarte...
Si, en verdad quieres ayudarme, intercambiemos equipos, dijo el joven de cabello desordenado.
¿Qué?, pronunció sorprendido Taro.
Lo estuve pensando mucho y es la mejor solución que encontré, cambiar de equipos, ya sabes para que nuestros equipos ganen más experiencia......
¿Es por ello que quieres el cambio de equipo?, ¿o tienes otro motivo?, expreso el joven de rostro tierno, mirando fijamente a su amigo, para agregar: Mencionaste la mejor solución, ¿para qué?, ¿para quién?, ¿acaso para ti?
Taro, a ti no puedo mentirte, dijo Tsubasa, haciendo una pausa para agregar: No quiero estar cerca de Sanae.
¿Por qué?, contesto el joven de rostro tierno con calma.
No quiero volver a sufrir por amor, respondió el joven de cabello desordenado, haciendo una pausa para acotar: Sanae solo puede ser mi amiga, yo no me siento capaz de hacerla feliz,....
Tsubasa no digas ello tú...
Ella tuvo una fuerte desilusión por amor, si yo le propongo que tengamos algo, y ello no resulta, ella volverá a sufrir, y yo, y yo también, por ello, es mejor poner distancia entre los dos, así mis sentimientos se enfrían y asimilo la idea de solo verla como amiga,..., decía Tsubasa.
Tsubasa comprendo tu temor, pero no puedes pasarte evitándola, a veces es mejor enfrentar lo que sentimos....
Taro, si no es posible un intercambio de grupos, solicítale a tu padre me envíen a otra sucursal, añadía el joven de cabello desordenado.
Ello no es posible Tsubasa, los cambios de sedes se hacen al finalizar el año, respondió Taro.
Pero tú eres el hijo del socio....
Tsubasa, ya sabes que nunca me ha gustado valerme de ello para conseguir algo, contesto Taro.
Lo sé, ¡disculpa! tal vez lo mejor sea renunciar y buscarme otro empleo, dijo Tsubasa.
No digas eso amigo, respondió Taro, guardando silencio por algunos minutos, luego de los cuales expreso: Bien, haremos rotación de miembros de los integrantes de nuestros equipos, para que ganen experiencia como dices....
A Azumi puedes conservarla..., pronunciaba el joven de cabello desordenado.
No, no se vería bien, que tengas un equipo sin diseñador, intercambiaremos equipos y te asignare más proyectos fuera de la constructora, por Azumi y por mí no te preocupes, nosotros podemos vernos a la hora del almuerzo o cena, contesto Taro.
Les diré que fue una orden del superior, expreso Tsubasa.
De acuerdo, dijo el joven de rostro tierno.
Entonces hasta hoy trabajaste con tu equipo, a partir de mañana esta será tu oficina y yo me mudare a la tuya....
Al día siguiente:
Un grupo de jóvenes escuchaba sorprendidos lo que un joven de rostro tierno les decía.
Y ello sería todo, pronunció Taro.
¡Qué mal! solo nos veremos por minutos, decía Azumi.
Será solo por un mes,..., acotaba el joven, mientras su amigo de cabello desordenado tenía la mirada seria, y una castaña, trataba de asimilar lo escuchado.
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