Llegamos y el tumulto de gente mayor al de antes era notable.

Antes tuvimos que ir a casa de Jean para sacar todo mi dinero por la gran apuesta de hoy, usaba su casa como caja fuerte pues en mi casa se descubriría muy rápido.

Seguí de cerca a Jean pues aún no tenía la confianza plena de conocer personas en este lugar. Creo firmemente en que nunca necesitaré esa confianza tampoco. Me limitaba a solo observar, estudiar el comportamiento de las demás personas en el entorno, lo cual ha funcionado también para ganar las manos. Habían nuevas caras, unas que estoy seguro no había visto. Estaban sentados en una mesa en un lugar que tampoco existía según recuerdo. Un tipo lleno de tatuajes estaba sentado, lo rodeaban varios que supongo andaban con él. Alguien se acerca a la mesa a susurrarle algo. Al reincorporarse me mira. Miro a Jean quien aún habla con otros chicos.

He estado en boca de las personas de este lugar por mis partidas ganadas, he tenido una buena racha, he tenido mucho dinero, los ahorro porque si saliera a la luz mis padres comenzarían a hacerse preguntas, es mi secreto. Aunque siempre gasto una parte con mis hermanos.

Supongo que esa era la manera en la que llegaba mi nombre en boca de todos. Algo que no quería, pero dicen que entre más ganes en algo, más atención tendrás. Es como un grano de azúcar en nido de hormigas.

El mismo chico que calienta oído se me acercó para invitarme a sentar en esa mesa. Miro a Jean.

—Los conoces (?

El niega mirando en dirección a aquel lugar apartado.

—Pero es la mesa vip—. Agrega bromeando un poco.—Se dice que será la mano en donde serán apuestas grandes.

Asiento. Era mi decisión y decidí jugar.

Como era de esperarse, todo comenzó por lo bajo, apuestas mínimas. Gane varias partidas y perdí otras. Había gente alrededor de la mesa observando, con cada partida parecía aumentar el número. Hasta que todo comenzó a calentarse, el calor aumenta y la tensión se hace presente. En Pocas manos han subido las apuestas, yo decido no arriesgarme si no tengo buenas cartas.

Hasta que vi mi oportunidad.

Reparten las cartas, espero paciente a ver las dos que me han tocado.

Veo As de corazones y As de diamantes.

Decidí aumentar la apuesta inicial.

1000$ en mesa.

De la cinco personas que había en la partida incluyéndome quedamos tres en batalla. Entre ellos, aquel sujeto con tatuajes.

Muestran las primeras tres cartas en mesa.

Ocho de corazones, diez de corazones y A de picas.

La suerte está de mi lado, pensé. Tenía un trío de ases.

Observo que todos pasan y veo la oportunidad de aumentar la apuesta.

5000$.

Miro a mis dos oponentes mientras espero su respuesta.

Uno se echa al montón con pesadez, el tatuado observa la situación y comienza a sonreír.

Paga la cantidad.

Comencé a pensar y en mi cabeza solo había espacio para dudas. Que me iban a volar la cabeza.

Mis esperanzas estaban en que saliera el As para tener póquer de ases y recuperar confianza.

Ya que solo podría ganarme con escalera real o escalera de color. Pero mirando las cartas en mesa descartaba la posiblidad de escalera de color.

Tiran otra carta a la mesa.

Siete de corazones.

Solo pasé y sin decir nada esperé a que mi oponente hiciera su jugada.

Me llené de sorpresa cuando lo escuché decir.

—All-in.

Trago, significaba que apostaba todo lo que tenía en mesa.

Los nervios hicieron acto de presencia, empecé a sentir la adrenalina correr por mis venas, por alguna razón me encantaba sentirme así, lo disfrutaba.

Tendrá color.

Era lo más probable por los tres corazones que hay en mesa. Y eso le ganaba a mi trio de Ases.

Pero otra parte de mí, de lado de la adrenalina me decía que solo me estaba engañando. Después de todo.. Así es el póquer.

Tenía que apostar, mi mano era buena.

Entonces respondí.

—Voy.

Aposté todo lo que tenía.

Quería ver esa última carta , esa carta que estaba esperando desde el comienzo de la partida.

Llegó el momento. Es ahora o nunca.

Las personas estaban muy pendientes a lo que pasaba, algunas les producía una extraña excitación esta partida.

Los dos le damos vuelta a nuestras cartas.

Era lo que imaginaba. Tenía color de corazones.

Entonces tiran la última carta en la mesa.

Tiene que ser el As.. Tiene que ser..

Entonces..

—As de picas-. Informa el repartidor.

Póquer.

Todo estalla en la sala, las personas comienzan a gritar y aplaudir. Comienzo a sonreír.

Había sido la partida en la que había ganado más. 15 mil, no lo podía creer.

Me levanté de la mesa, con todo lo que había ganado. Mi oponente no parecía estar conforme con el resultado pero como ya lo he dicho, así es el póquer.

Jean me esperaba atónito por el partido de póquer que había presenciado.

—¿¡QUEEE!?—. Espeta extendiendo sus brazos. Me abraza haciendo caras.—Nunca había visto tanto nivel en una partida.—. Alarga un suspiro tratando de agarrar aire. El calor había aumentado por el bullicio de las personas.

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—Es mucho dinero.

Espeto cuando caminamos de regreso. Era un alivio sentir el viento fresco de la tarde. Eso allá adentro era un caldero.

—Sii, habrá que apilar bien la cama o algo.

Contesta Jean mientras yo cargaba el bolso con el dinero. Todo en billetes de 100$, no tengo idea que hacer con todo esto. Por ahora guardarlo bien.

—Maco..—. Habla Jean despues de un rato.

—Ajá(?

—Creo que hay un auto siguiéndonos..—. Dice en tono bajo. Ensanche un poco los ojos sin voltear.

Mierda. Había mucha gente en la sala, seguro que saben que tengo mucho dinero encima. Nos querrán robar.

No había mucho tráfico, ni de autos, ni de personas. Todavía nos faltaban algunas cuadras para llegar a la casa de Jean.

—Daremos vuelta en esta esquina y si vemos el auto doblar saldremos corriendo lo más rápido que podamos.

Jean asiente. Respiraba hondo mientras veía de reojo. Al doblar la acera y dar unos cuantos pasos volteamos al mismo tiempo.

Vimos al mismo auto doblar, no lo pensamos dos veces, nos echamos a correr por la acera.

No sabía que me esperaba, tocaba hacerle caso a mi instinto. Y rogar poder salir librado de esta..