Enfermo
-¿Como esta?
-mejor...creo, no se ha despertado aun, la fiebre disminuyo un poco pero... ¡Kardia! ¿Qué vamos a hacer?
-tranquilízate Degel. Escucha ya hable con el señor Solo y me dejara salir temprano, llegare en una hora, si sigue igual nos vamos al hospital ¿de acuerdo?
-...si...está bien...no tardes, por favor, te necesito aquí.
-Cálmate Degel, todo estará bien, llegare pronto, lo prometo.
La llamada termino y Degel colgó el teléfono, tomo una vasija con agua fría y se dirigió a la habitación de su nene.
Milo se encontraba acostado en su cama, con su pijamita azul y un trapo en la frente, a su lado su fiel Pancho. El animalito babeaba la cara del pequeño intentando mitigar el calor, mientras ronroneaba para calmar al pequeño, que se revolvía inquieto en la cama.
-¿Papi?...
-ya bebe, aquí estoy...
-mmm... ¡mph!...me lele la cabeza... ¡mph!
Milo gimoteo un par de veces y se hizo bolita en su cama mientras sollozaba. Degel soltó un suspiro y se acostó a su lado, cambio la mantita de su frente esperando con esto aliviar un poco el malestar de su nene. Se sentía tan mal, todo esto había sido su culpa.
Paso un cuarto de hora y Kardia llego corriendo, el heleno había terminado su trabajo a la velocidad de la luz, por lo que su jefe no dudo en dejarlo salir. Envolvieron a Milo en una manta y salieron disparados al hospital.
-muy bien, lleva este informe a la habitación 14, si encuentras al doctor Luco dile que le espero en...
-¡Calvera!
-¿eh?
La morena se sorprendió mucho al verlos de nuevo ahí, desganada soltó un suspiro, ese par era un exagerado, entendía que era su primer hijo y todo pero... ¡Por dios, solo tenía gripe! Adornándose con una sonrisa se dirigió donde sus pacientes.
-chicos ¿qué hacen aquí? ¿Paso algo malo?
-Y todavía preguntas Bruja, la medicina que le diste a mi hijo no sirvió para nada, aún tiene fiebre y no deja de moquear.
Una vena broto en la cien de la mujer ¡Bruja! Estaba por soltarle una bofetada al heleno cuando la angustiada voz de Degel le interrumpió.
-¡Por favor Calvera, has algo, Milo no deja de quejase que le duele la cabeza, y aún tiene mucha fiebre!
-¡Calvera...por favor!
La mujer se doblego al ver la mirada de angustia en ambos jóvenes, Kardia se veía desesperado y Degel tenía los ojos rojos, señal de que había estado llorando. Soltó un suspiro y se llenó de paciencia, no podía enojarse con ellos.
-bueno, pasen a mi consultorio, le daré otra checa dita.
-¡gracias!
La joven pareja le veía agradecida, le tenían un gran aprecio a la doctora...desde que le salvo la vida a Milo.
No había nada fuera de lo común, nariz congestionada, ojos llorosos y un dolor de cabeza, los síntomas clásicos de la gripe, solo que al ser tan pequeño...pues su resistencia era menor. Para calmar a los angustiados padres les sugirió que pasara la noche en observación, segura que dentro de un par de horas Milo se levantaría, tan revoltoso como siempre. Los jóvenes aceptaron, ya más tranquilos, si Milo empeoraba no tardaría en ser atendido por la doctora.
-el té que le di ayudara a bajar su fiebre, por el momento lo dejaremos dormir, regresare cada hora para checarlo, entendido.
-mmm, está bien.
La mujer salió de la habitación, ese par, si no les quisiera tanto los mandaría a freír espárragos...aunque era comprensible, después de lo que pasaron.
-¡soy un idiota, todo esto es mi culpa, no debí de comprarle ese helado!
El galo no dejaba de culparse, se sentía tan mal. El día anterior, tras recoger a Milo de la escuela, había llevado a su pequeño a comprar un helado. Hacia demasiado calor y creyó que sería una buen forma de refrescarse, todo marchaba bien hasta que...bueno, digamos que el clima no es predecible, de la nada todo se oscureció y un fuerte aguacero se soltó mientras caminaba de regreso a casa. Por increíble que parezca Degel no llevaba ni sombrilla o chaqueta, por lo que no tuvo con que proteger a su nene de las gotas que les empapaban y como siempre cada que necesitas uno taxi, estos se esfuman. Los dos llegaron a casa hechos una sopa, el francés no tardo en cambiar su bebe y darle un baño con agua caliente, pero esto no fue de gran ayuda, al día siguiente Milo despertó con una gripe atroz, el chiquito se sentía tan mal que no tardo en ponerse a llorar, por el zumbido que golpeaba sus oídos y el ardor en su garganta.
Sus padres le llevaron al doctor, donde Calvera les aseguro que era solo una gripe y con la medicina estaría bien. De eso no habían pasado ni ocho horas y ya estaban de nuevo ahí, angustiados por que la medicina estaba tardando en hacer efecto.
- como pude olvidar mi chaqueta, estaba ahí, en el respaldo de la silla, solo tenía que agarrarla y...
-tranquilo amor, todo va a estar bien, ya escuchaste a Calvera, solo es gripe, veras que en un par de horas estará como nuevo...
-tu no habrías dejado que se mojara...
Y era lo que pensaba el peli verde, Kardia le abría arrebatado la sombrilla o un transeúnte solo para evitar que su nene se empapara, él no habría olvidado su chamarra y tal vez al llegar le hubiese dado un antigripal... ¡demonios! ¿Por qué no lo hizo?
-tengo miedo Kardia...y si se enferma como cuando era bebe.
-no Degel, eso no pasara.
-pero...
-no pasara amor, ya escuchaste a Calvera, solo es gripe...y, de ser así...estoy seguro de que ella lo salvara, no te preocupes.
Abrazo a su francés y se sentaron al lado de su hijo. Milo aún se revolvía inquieto en la cama, sentía el cuerpo muy pesado y le costaba trabajo encontrar una posición en la cual su cabeza no zumbara.
Sus padres le veían con temor, cuanto había pasado desde que el infante estuvo hospitalizado.
***...***...***...
Después de su primer año la salud de Milo nunca fue un problema, era muy raro que el nene se enfermara, siempre se veía tan saludable, con sus mejillas rojas y regordetas, su mirada radiante y su sonrisa de oreja a oreja...pero antes de eso, bueno el chiquitín no la tuvo fácil.
Para empezar el nene nació prematuro, esto les tomó por sorpresa ya que Degel jamás mostro ningún malestar durante su embarazo, el cual no era de alto riesgo, pero a los siete meses el nene ya quería salir. Como era muy chiquito fue necesaria una incubadora, a sus padres no les gustaba la idea de ver a su bebe tras ese frio cristal, con un tubo en su naricita y esa luz artificial que emitía el calor que ellos debían darle. Pero eso no era todo, los doctores les habían asegurado que su estado era muy delicado y posiblemente no viviría.
Esto fue un golpe muy duro para la familia. Degel estaba destrozado y no se apartaba ni un segundo de la caja de cristal donde tenían a su nene, ni siquiera pudo tocar sus manitas, se lo habían arrebatado en cuanto nació. Kardia no se encontraba en mejores circunstancias, el heleno ya había despedazado su labio inferior por morderle cada segundo, se la vivía rezando internamente mientras intentaba calmar a su destrozada pareja que se reusaba a moverse del lado de su bebe. Fueron tres semanas en las que sintieron que una parte de su alma moría.
Pero al final Milo logro sobrevivir y pudo ir a casa con sus papas.
***...***...***...
-¿Cómo sigue?
Había pasado una hora, tal como lo prometió la morena regreso para checar al infante, se acercó a la cama de Milo y checo su temperatura, esta disminuía, el nene había dejado de moverse y el sudor de su frente se secaba poco a poco.
-mm, parece que la medicina comenzó a surtir efecto, ya está bajando su temperatura. Saco su estetoscopio y procedió a revisar sus pulmones, la respiración ya no se oía entrecortada, parece que el aire empezaba a entrar con más facilidad.- bien, mmm, si, parece que va bien. Dejemos que duerma un poquito más y regreso a revisarlo.
Los chicos afirmaron y la morena se retiró. Degel toco la frente de su nene, ya no se sentía tan caliente, la temperatura del menor regresaba a su normalidad, retiro un mechón y comenzó a jugar con su pelo.
-lo vez, te dije que podíamos confiar en ella.
Kardia abrazo a su pareja y sujeto la mano de su nene.
Milo giro sobre su costado y sujeto la mano de papá. Esto enterneció al mayor, jamás soltaría la mano de su manzanita.
***...***...***...
Por desgracia la estancia en la casa de sus papas no fue muy larga. Apenas había pasado un mes cuando la joven pareja corrió de vuelta al hospital. Al pequeño Milo le había agarrado un ataque de vómito, el nene regresaba todo líquido que entraba por su boca, leche, agua de arroz, suero, absolutamente todo era devuelto, por lo cual su alimentación era raquítica.
El pediatra le había revisado, receto un par de soluciones y lo mando a casa. Pero la bendita medicina no hacia efecto...y como lo haría si Milo la regresaba segundos después de que esta entrara en su boca. Degel y Kardia estaban desesperados, su pequeño estaba muriendo de inanición y ellos no podía hacer nada, regresaban al hospital cada día pero el doctor no era muy bueno que digamos, se la vivía recetando líquidos que él bebe no consumiría mientras ordenaba a los padres regresar a casa y seguir sus instrucciones.
Para el tercer día ese par ya parecía animas en pena, les dolía escuchar a su bebe llorar y no poder hacer nada para ayudarle. En su siguiente visita al doctor Kardia estallo, ese imbécil no hacía nada por ayudar a su hijo, solo servía para escribir garabatos y dar menjurjes que ni funcionaban. El padre no se contuvo y se lanzó contra el de bata exigiéndole que salvara a su hijo, fue necesaria la intervención de la policía para calmar al bicho. Los uniformados le arrastraban a la salida, seguido por un lloroso francés que no sabía cómo ayudar a su bebe.
Estaban cerca de la puerta cuando se cruzaron con Calvera, la morena recién salía de una consulta, se había asomado al escuchar tanto ajetreo.
-¡suéltenme, voy a matar a ese imbécil, déjenme!
El bicho se revolvía entre las manos de los guardias, tenía tanta rabia y angustia acumulada, de nuevo su hijo estaba muriendo ¡y él no podía hacer nada!
La mujer se sorprendió al ver las lágrimas en los ojos del griego, no, ese sujeto no estaba enojado, más bien estaba desesperado. Sus ojos viajaron a la persona tras él. Un chico delgado de cabello verdoso, el cual lloraba a mares mientras cargaba un bultito azul que desprendía ligeros sollozos, siendo escoltado por otro uniformado. Movida por su promesa de ayudar al prójimo se acercó a la pareja.
-¿Qué es lo que sucede aquí?
La dama se paró frente a los guardias, impidiéndoles avanzar. Kardia se giró, al ver la bata blanca se soltó de golpe y se acercó hasta ella, sujeto a la chica de los hombros mientras la veía con desesperación.
-Eres doctora ¿verdad? ¡Por favor, por favor, ayuda a mi bebe! Está muriendo y yo...no sé qué hacer...
La voz de Kardia se quebró, Calvera miro asombrada al hombre frente a ella, dirigió su vista donde Degel, El chico mordía su labio mientras abrazaba con fuerza a su hijo.
-Te lo suplico, sálvalo.
Calvera accedió, fue donde Degel y descubrió al bebe, era muy pequeño y estaba delgado, su respiración era muy pausada y su piel se estaba enfriando. La mujer se asustó un poco, tomo al niño en brazos y les ordeno a los padres seguirla, los oficiales iban a protestar pero ella los callo. Comenzó a revisarlo de cabo a robo mientras escuchaba a los jóvenes describir los males de su bebe. No se sorprendió al saber que era prematuro, por eso era tan chiquito. Tardo algunos minutos en deducir lo que el infante tenia, salió corriendo por la puerta y regreso unos minutos después con una extraña máquina.
-escuche muy bien señor Antares, necesito que sujete a su hijo con fuerza, no debe de moverse... ¿comprendió?
Kardia afirmo, tomo a su bebe en brazos mientras veía como esa mujer se acercaba con una manguera. Los padres se sintieron morir al ver como introducía el aparato en la boca de su bebe, Calvera les explicaba que el nene tenía demasiadas flemas en su estómago, posiblemente al nacer no las habían retirado por completo y estas se pegaron en su pared intestinal, multiplicándose y ocasionando eso el reflujo que impedía a Milo comer. Fueron minutos de tensión, el chiquillo se removía intentando zafarse, pero Kardia lo sostenía con fuerza, sin lastimar. Cuando considero que su estómago estaba limpio retiro él tubo.
Volvió a salir y regreso con un biberón, le pasaron él bebe a Degel para que lo alimentara. Tenía que darle de comer poco a poco, en cuanto el nene se reusara debía sacar la mamila para que no se llenara de aire. Tres, cuatro traguitos y esperaron, Milo hacía gestos pero acepto el alimento. Les llevo a una habitación y les mostro como preparar la sustancia, no era solo leche ya que le nene necesitaba más proteínas y vitaminas. Después se retiró, asegurando que regresaría cada tanto a revisarle. Fue la noche más larga...para los tres. Milo no aceptaba más de un tercio de la mamila y el líquido restante tenía que ser desechado inmediatamente, ya que después de una hora la sustancia perdía efecto.
Pero no fue lo único, la morena tuvo que responder ante sus superiores por la intromisión, esta acepto con gusto la culpa y aseguro que el pediatra había realizado un mal diagnóstico, diagnostico que pudo costar la vida del bebe. El director decidió esperar antes de dar un veredicto, no deseaba que los demandaran por Negligencia.
Por fortuna todo salió bien y después de dos días Milo logro tolerar todo el biberón. La chica salió bien parada y con la gratitud de unos emocionados padres...y abuelos. Zaphiri y Krest no tardaron en llegar al hospital cuando Kardia les informo el estado de Milo. Incluso, la morena les permito ingresar cada hora para que viesen a su nieto.
Desde ese día, y pese a no ser pediatra, la joven se convirtió en el médico de cabecera de Milo. Cada que le llevaban para una revisión los chicos exigían que fuese ella quien les atendiera, esto no molesto a la chica, la verdad es que le halagaba, se había encariñado mucho con el nene...y con sus padres, le gusto la dedicación de estos, ya que le recordaban a los suyos.
***...***...***...
-mmm, todo en orden, parece que la gripe está cediendo.
La mujer termino de revisar a Milo, que había despertado hace un par de minutos. El chiquillo tallaba sus ojitos, el mareo y zumbido se habían calmado, pero sus parpados aun le pesaban.
-bien, ahora a comer.
Acercó una charola de metal a la cama del niño. Milo miro con asco la comida, una sopa blanca y un pedazo de pan blanco.
-¡wack ¡ no tengo hambre.
-lo siento cariño pero tienes que comer, la medicina era fuerte, tienes que alimentarte o terminaras enfermo de tu pancita, no queremos eso ¿verdad?
-ah, pero eso no me gusta.
El chiquillo inflo sus mejillas e hizo un puchero.
-tienes que comerlo manzanita, ya escuchaste a tu madrina.
Si...también se había convertido en su madrina.
-anda petit pommes, solo un poquito.
Degel acerco la cuchar, intentando animarle, pero Milo desvió la cara mientras inflaba sus mejillas, odiaba la sopa de cebolla.
-por favor amor, solo unas cucharaditas.
-No
Kardia estaba por regañarlo pero la morena se adelantó.
-ah, está bien Degel, déjalo, si no quiere no.
La chica les guiño un ojo y los padres sonrieron...algo tramaba.
-bueno, en vista de que no quieres comer amor, solo me queda una cosa por hacer. La chica saco una jeringa de su bata y fingió llenarla, agito el artefacto y se acercó al nene.
-te pondré un par de piquetitos para asegurarme que todo salga bien y no regreses, solo serán tres, no te preocupes no dolerá.
El niño se puso blanco como el papel al ver la aguja. -¡Noo! Si me la como- tomo la cuchara y el mismo empezó a alimentarse. Los adultos sonrieron, era tan inocente.
-estas segura de que no necesita quedarse otro día.
-ah, ya te dije que no. Por dios Kardia, Milo ya está bien llévenlo a casa, que descanse este día y mañana puede ir a la escuela, solo asegúrate de darle su medicina a las horas indicadas.
-está bien, está bien, no me regañes.
La chica sonrió a su compadre, despeino el cabello de Milo y le regalo un beso en la frente. El nene regreso el afecto para después colgarse al cuello de papá. Los bichos se despidieron con una sonrisa, Degel se acercó a ella y le regalo un fuerte abrazo, mientras agradecía por la ayuda. Calvera les despidió en la puerta deseándoles un buen día.
-¿ese no era Kardia y compañía?
Un sexi pelirrojo se colocó a su espalda. Luco recién salía de una operación cuando vio al hijo de su amigo Zaphiri y familia.
-por favor dime que no tengo que arreglar la nariz de nadie esta vez.
Calvera comenzó a reírse. Hace tres semanas el pequeño Milo había llegado al hospital con un ojo moro, resultado de una pelea, Zaphiri le había sacado de su descanso para que revisase a su pobre nieto, que, feliz, no tardo en narrar su aventura... Pero no venían solos.
Parece ser que el abuelo se había puesto un poquito violento y casi asesino al pobre director, fue sujetado por el esposo de este y otros tres maestros antes de poder sacar a Shion del armario donde se escondió. Cabe decir que los cuatro samaritanos no terminaron muy bien que digamos. Asgardo termino con el hombro lastimado, Dokho con un ojo más morado que el de Milo y los gemelos y profesores de arte, bueno. Def perdió su hermosos colmillito, y otro par de dientes, mientras Aspros termino con la nariz chueca, adiós perfil griego. Si Kardia no se fue sobre Shion y compañía fue porque la morena lo dopo con un poco de cloroformo, bastante tenía con el escándalo y griterío que estaba armando Degel y Krest como para todavía suturar más heridas.
-y ahora ¿Qué fue?
Pregunto el pelirrojo mientras ofrecía su brazo a la joven.
-ah...gripe.
La chica sonrió y regreso a trabajar, de la mano de su compañero. No podía culpar a ese par por angustiarse tanto, las únicas veces que su nene se había enfermado fue al grado de perder la vida, era razonable que temiesen cada que Milo se lastimaba. Después de todo a ningún padre le gusta ver como su hijo sufre y ellos no pueden hacer nada, la impotencia que se experimenta es más dolorosa que la muerte.
Al día siguiente tres hermoso arreglos florares llegaron a su puerta...esos locos siempre exageraban en todo.
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Y se acabó.
Bueno, espero que con esto les quede claro porque Kardia y Degel son tan sobreprotectores con Milo, simplemente no desean pasar por la angustia de ver a su hijo entubado y ellos no poder hacer nada...aceptémoslo, a ningún padre les gusta ver como su hijo sufre, ya se a emocional o físicamente.
Ojala el capítulo fuese de su agrado, les mando bendiciones y les deseo una buena noche.
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