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Abuelos


Hola chicos ¿Cómo están? Espero que bien.

Les traigo la actualización de esta loca familia, espero les guste.

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Abuelos

De verdad no lo entendía ¿Cómo es que lograba esa reacción? ¿Cómo lograba derretir, lo que él consideraba, el mayor tempano de hielo con una sola sonrisa? Degel le veía estupefacto, sintiendo un deje de celos. Cada que recogía a Milo de la casa de su padre, siempre regresaba asombrado.

Krest no era alguien emocional u emotivo, la verdad es que su padre era un hombre serio y en ocasiones aterrador, muy estricto y regido por la norma de "Todo debe estar en perfecto orden". Norma bajo la cual educo a Degel. El francés no recordaba cuando fue la última vez que su padre le sonrío a él de esa manera...tan cálida y humana.

Pero no malinterpreten, su padre si fue cariñoso con él, le apoyo y cuido como cualquier padre entregado a su hijo, aconsejándolo y reprimiendo de ser necesario, solo que...no recordaba que lo mimara de esa manera.

Y es que con Milo, Krest era totalmente diferente. Era extraño que lo regañase o prohibiera algo, en cuanto llegaba a su casa el niño tenía carta abierta para todo.

La primera vez que lo dejo, a la edad de tres, al recogerlo casi se infarta. El chiquillo corría por toda la sala, arrojando los finos cojines de satín por todo el lugar, mientras gritaba divertido. Estaba seguro de que su padre estaría furioso, ya que no le gustaba que las cosas estuviesen regadas, incluso ya se imaginaba el regaño que le daría al no educar a su pequeño...pero no fue así. Krest solo veía correr a su nieto, cuidándole de cerca, mientras bebía un poco de jugo. Sus ojos casi se salen de su lugar al ver como el infante se acercaba a su abuelo para pedir de su bebida, pero en lugar de que el mayor le diese en un vaso nuevo, no dudo en compartir del suyo, incluso no se molestó cuando Milo uso uno de los cojines para limpiar su boca ¡Eso era inaudito! no podía creer que su padre hiciese eso ¿Qué paso con los gérmenes y la falta de educación al compartir una bebida?

Pero no era lo único.

Milo podía revolver toda su biblioteca y dejar los libros tirados mientras hacia una casita con ellos, llenar de chocolate su lujoso piano de cola cuando intentaba imitar a su abuelo y tocarlo, correr con una sábana en la cabeza por el pasillo tirando jarrones y mesas, usar la tierra de las masetas para hacer soldaditos de lodo o jugar con su finísimo reloj cucu, al chiquillo simplemente le encantaba la tonada que producía el reloj y ver como las figuritas de esos leñadores salían y golpeaban el tronco, mientras una joven se asomaba por la ventana.

De verdad Krest cambiaba cuando estaba con su nieto.

-llegas tarde, Degel, no olvides que la puntualidad es un factor importante, que no se vuelva a repetir.

-lo siento padre, las clases se extendieron y...

-ya, no importa, solo aprende a medir tus tiempos y si dices una hora respeta esa hora.

¡Genial! con él siempre seria estricto.

-¡Papi!

Milo llego corriendo y se arrojó a sus brazos, el chiquillo no tardo en llenar de besos su cara, feliz de verle.

-Papi mira, ven, hice un retrato de mi abuelito y yo.

El niño les arrastro hasta la sala, ahí, en una hermosa mesa de cristal, se encontraban desparramadas un montón de hojas y pintura. Degel miro aterrado la enorme mancha purpura que cubría el suelo laminado y parte de la mesa, como robot se giró a ver a su progenitor, listo para que explotara, pero Krest no decía nada, pese a que sus ojos estaban clavados ahí.

-Mira, mira, este es mi abuelito y este soy yo, me quedo muy bonito verdad.

El chiquillo mostro feliz su dibujo, un dibujo que presentaba dos palos, uno más grande que otro, adornados con un par de círculos que tenían una sonrisa en el rostro, uno con una melena negra y el más pequeño con una melena azul, unidos por un par de rayitas que serían sus manos. Krest sonrió enternecido y tomo la hoja que su nene le ofrecía.

-Muy bonito Milo, eres un gran artista.

El mayor beso la frente de su nieto, mientras revolvía su cabello.

-ven, vamos a ponerle en un cuadro.

-¡sí!

-y esta bola naranja ¿Qué es?

-¡es pancho!

-oh, cierto, si le dibujaste su colita ¿es esta?

-no, esa es su oreja.

-perdón hijo, tienes razón es su oreja.

El mayor cargo a su nieto y se fue a la biblioteca, a buscar un buen lugar donde colocar la obra de arte de su nieto.

Degel les veía estupefacto, un maullido capto su atención, pancho se restregaba en su pierna... otra cosa extraña ¡su padre odiaba a los animales! pero no le puso ninguna objeción cuando Milo llego con pancho y lo saludo, incluso acaricio al animal... ¡A él jamás le permitió tener mascotas!

¿Cómo es que si hijo lograba que Krest le dejase hacer todo lo que quisiera?

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Pero no solo ocurría con Krest.

Kardia enfrentaba situaciones similares cada que Milo se quedaba en la casa del abuelo Zaphiri (el niño compartía un fin de semana con un abuelo y un fin con el otro abuelo, con raras ocasiones de pijamadas con sus amigos).

Zaphiri era un hombre muy rudo, e incluso más serio que Krest, al cual le encantaba tener la razón y detestaba le llevaran la contra, con entrenamiento militar y lema de "nunca te rindas". Fue un padre enérgico con Kardia, pero cariñoso y protector, educo a su hijo para ser alguien independiente, protector, inquebrantable, que lograse todo lo que se propusiera. Nunca le mimo mucho...todo lo contraria a lo que hacía con Milo.

En cuanto el pequeño llegaba se convertía en el rey de la casa, podía tirar, destruir u mutilar cualquier cosa. Y su abuelo no le reprendía, es más, cuando Kardía le llamaba la atención Milo siempre corría a los brazos sobreprotectores de su abuelo, que no tardaba en regañar a su hijo y le ordenaba dejarlo en paz.

Zaphiri era muy consentidor con Milo, le compraba todos lo que el chiquillo quería, juguetes, dulces, ropa, cualquier cosa que el mocoso deseara, también se la vivía cargándole, cosa que a Milo le encantaba, adoraba que su abuelo lo tratara como bebe. Tal vez la única cosa que Milo tenía prohibida en la casa del abuelo, era la colección de armas de este, pero no le importaba ya que eso era peligroso, sus papis y abuelo se lo repetían siempre.

-Milo termina tu comida.

-No

-Milo

-no me gusta.

-debes comer el arroz, es bueno para...

-¡NO!

-¡MILO!

-déjalo en paz Kardia, si no quiere no le obligues a comer. Está bien manzanita, come solo lo que desees.

¡Eso no era justo! A él no le dejaba parar de la mesa si no se terminaba todo, le gustase o no, y luego tenía que tragarse ese horrible jarabe de bacalao que le producían ganas de vomitar.

-abuelo ¿puedo ir a jugar al patio?

-si manzanita, pero con cuidado.

Zaphiri se acercó al peque, que ya estiraba sus manitas, y lo bajo. Milo salió disparado al jardín, para jugar con los perros de su abuelito, una pareja de pastor alemán muy hermosos.

-Kardia, los platos.

-¡TSK!

De mala gana el chico se levantó y comenzó a recoger la mesa ¡A él lo obligaba a limpiar su lugar! El heleno miro por la ventana a su hijo. Milo corría junto a los canes, deteniéndose en ocasiones para que estos lo siguieran. Eso también le sorprendía, esos jodidos animales no querían a nadie, aparte de Zaphiri, pero con su hijo eran todo un manojo de monerías, le dejaban que los montara, se acostara sobre ellos, jalara sus orejas, y en una ocasión su lengua, y no le hacían nada, ni un gruñido, cosa que agradecía ¡Incluso aceptaron a su jodido gato! Kardia por un momento creyó que los perros se lo tragarían de un bocado pero estos solo le miraron y al final, cuando Milo lo coloco en la cabeza de uno de ellos, lo dejaron estar.

-¿Cuándo entra Milo a la escuela?

-Mañana

-mmm, que rápido pasa el tiempo.

-sí.

-ya tienes todo, sus útiles, uniforme.

-ya viejo, tiene todo, incluso Degel le coloco el nombre a cada uno de sus lápices y yo borde todos sus suéteres y camisas.

-bien. Siempre debes estar preparado.

-lo sé, no te preocupes.

-aun así le compre algo.

-¡ah! Papá.

Terminaron de limpiar y se sentaron a beber una cerveza en el patio, mirando a Milo jugar.

El heleno no podía evitar mirar a su padre, este veía embelesado a su nieto, una sonrisa se formó en sus labios ¿Qué tenía Milo que volvía tan locos a sus abuelos?

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De noche

-sí, si abuelo, mañana entro temprano...sí, pondré atención, no abuelo, no hablare con niños malos...

El pequeño se encontraba hablando por teléfono con su abuelito Krest, ya tenía puesta su pijama, listo para dormir.

-Ese par, ya les dije que de Milo me ocupo yo.

Kardia veía, molesto, las cosas sobre la mesa. Tanto Zaphiri como Krest le habían comprado a Milo una mochila, colores, una lonchera, tijeras y todo lo que se necesita para el primer año de jardín...ahora Milo tenía tres de cada cosa.

-no te enojes Kardia, es su primer nieto, solo quieren consentirlo.

El francés sonreía mientras formaba tres paquetes revolviendo las cosas, de esta manera Milo utilizaría lo que sus abuelos y ellos le compraron. Kardia bufo molesto y continuo escribiendo el nombre de su hijo en los colores extra...al menos no tendría que comprar útiles por un tiempo.

-si abuelito, me portare bien...si...hasta mañana, besitos.

Milo termino de hablar y colgó el teléfono. Degel estaba por llevarle a su habitación cuando el infante presiono el segundo botón de marcado rápido.

-abuelo Zaphiri...sí, soy yo...bien...ya me voy a dormir, mañana entro a la escuela...si abuelo, sí, me portare bien...

-ah, mañana no va a querer pararse.

-no podemos hacer nada, está muy emocionado y quiere presumirle a sus abuelos

La pareja miraba a su niño, que ya se había sentado y escuchaba las indicaciones que el mayor susurraba en su oído.

-¿crees que algún día lo entendamos?

-¿eh?

-lo de ser abuelos, digo... ¿cambiaremos tanto como ellos?

-no lo sé Kardia, tal vez...la verdad es que ahora entiendo un poco más a mi papá. Ser padre no es fácil.

-sí, yo también entiendo más a mi viejo....supongo que tendremos que esperar a que nuestro nene tenga un bebe para saberlo.

-sí, pero aún falta mucho kardia.

-lo se amor.

-¡muchísimos años!

-ja,ja, si Degel, muchísimos años.

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Y se acabo 

Que me dicen ¿sus abuelos son consentidores con ustedes?

En lo personal conmigo NO. Pero con mi sobrinito....mis padres se vuelven locos con él.


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