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8._Sirenita


Mary y Dai charlaron poco. Se sumergieron en la película y cuando está terminó el murmullo del mar les acaricio los oídos. Las noches en la costa son frescas y bastante apacibles cuando no se está cerca de centros de eventos y esas casas colgaban de un acantilado sobre la playa. La atmósfera era muy agradable, por lo que ninguno mostró ganas de dejar esa sala después de que la pantalla se apagase. Tampoco mostraron deseo de sostener una conversación manteniendo un cómodo silencio por largos minutos. La casa estaba en completo silencio y la oscuridad no era absoluta.

-No me molestaría dormir aquí- manifestó Dai después de un rato y girando su rostro hacia ella.

-¿Y qué hay de tu espalda?

-Una noche no me hará daño- le respondió.

-No tiene sentido que te quedes aquí si durante todo el día no hemos hecho sino fanfarronear que tu infidelidad fue superada- le señaló Mary.

-Tiene razón- admitió Dai- ¿Se quedaría conmigo?- le preguntó con una sonrisa gentil y confundiendo un poco a la mujer.

Por la mañana Whiss bajó temprano por un poco de agua fresca para Inés. Al pasar hacia la cocina se encontró con una escena que cautivo su atención por lo insólita que le resultó. Jamás, en toda su vida, Whiss había visto a su padre con una mujer y menos con una como en ese instante. Dai estaba tendido boca arriba y Mary de costado, de cara a él, abrazándolo de tal manera que la cabeza de su padre quedaba a la altura de su pecho. Ella lo cobijaba de manera amorosa. Él estaba a su amparo y eso le fue desconcertante. Dai era su padre. La máxima figura de autoridad en su vida. El sólido e inquebrantable pilar que sostuvo a su familia contra todas las adversidades. Whiss nunca lo vio frágil y no es que en ese instante le pareciera así, solo que de pronto se vio considerando cosas que antes nunca se la pasaron por la cabeza. Dejó la sala y volvió unos minutos después con una manta. La mañana estaba helada y ellos debían tener frío. Cuando los cubrió Dai abrió los ojos, pero de esa manera en que no estamos seguros si nos están viendo o siguen dormidos. Los cerró de nuevo y no volvió a moverse.

Whiss no fue el único que los vio dormir allí y ese era el plan. Funcionó para disgusto de algunos y curiosidad de otros. Fue Sofi quien los despertó para que fueran a cambiarse y bajarán a desayunar. Llegaron un poco tarde a la comida, teniendo que disculparse.

Esa mañana todos parecían de buen humor. La promesa de una barbacoa en la playa ánimo a la mayoría. Solo Whiss parecía un poco ajeno al asunto e Inés lo notó preguntándole si estaba bien.

-Sí- contestó él con los ojos fijos en Mary y su padre.

Lucian muy cordiales en su trato. Siempre estaban al pendiente del otro fuera para acercarse un plato o para hacerse un comentario. Eran una pareja, solo que a diferencia de Tami y su marido o Alan y su chica (una muy callada), Dai y Mary no se besaban en ninguna oportunidad. La única vez que aquello ocurrió fue cuando usaron el baño en el cuarto de Inés y fue algo superficial. Era entendible considerando el carácter de su padre y el que Mary tenía también. Ella no parecía ser alguien muy demostrativa afectivamente. Sin embargo, algo en esa relación comenzó a molestar a Whiss.

-¿No te gusta verlos juntos, verdad?- le preguntó Inés.

-Nunca imaginé a mi padre con una compañera- contestó Whiss de forma algo fría y volviendo toda su atención a la comida.

-Apuesto que pensaste que tu padre terminaría su vida solo- le dijo Inés- ¿Alguna vez te preguntaste que sería de él cuando se convierta en un anciano? ¿Serás tú quien lo cuide o tomarán turnos entre todos tus hermanos?

Whiss miró a Inés un poco ofendido.

-No imagino a tu nieta haciéndose cargo de él- contestó casi como si de una revancha se tratase.

Inés miró a la pareja y luego miró a las demás. Guardo silencio.

Cerca de las once todos comenzaron a preparar las cosas para bajar a la playa. Whiss y Sofi ayudaron a Inés. Como el mar estaba a menos de cien metros llevaron toda clase de cosas para hacer de su barbacoa una muy agradable y cómoda. Eso incluyo mesa, sillas, cojines y varias mantas. Los hombres iban con ropa ligera, las chicas con traje de baño. Los varones siempre acaparan la parrilla por alguna razón. Whiss intentó mantenerse al margen de las cosas desagradables como el carbón, poniendo toda su atención en Inés que llevaba un enorme sombrero de color amarillo.

Mary también se escondió bajo un sombrero grande, pero de color anaranjado. Tenía puesto un vestido largo y se sentó bajo un quitasol que ella misma instalo en la arena. No le gustaba mucho el sol. Desde allí veía a su prima y tía jugando en el agua con la novia de Alan. Inés estaba ubicada un poco más atrás de Mary y de forma medio mal intencionada le arrojo un poco de arena sobre el sombrero.

-Metete al agua, aburrida- le dijo la anciana.

-Por si no lo recuerdas estuve a punto de morir precisamente en este mismo lugar- le contestó Mary y abrazo sus piernas haciéndose bolita.

Whiss llegaba en ese momento junto a Inés. Llevaba dos vasos de refresco, uno en cada mano, y le ofreció uno a la anciana que lo rechazó con gentileza.

-¿Una bebida querida madrastra?- le preguntó Whiss, a Mary, al hincarse a su costado para ofrecerle uno de los vasos.

-Gracias- contestó al aceptar la bebida.

-¿Puedo saber a qué se refería con eso de que estuvo a punto de morir?- le pregunto Whiss al ir a sentarse junto a Inés que tenía puesto un vestido con flores que casi hacían juego con las bermudas de él.

-Una vez Mary y su familia vinieron aquí durante el verano. Tenías cuánto ¿Ocho años?- preguntó la anciana, pero Mary no contestó- Como de costumbre, está mujer, se alejó más de la cuenta, se metió en el mar y por poco se ahoga o eso nos dijo. Lo cierto es que volvió empapada y sin un zapato.

-Debio ser una experiencia horrible- comentó Whiss viendo a Mary, que estaba de cara al océano- ¿Sabe dónde está mi padre, Mary?

-Dijo que se pondría algo cómodo- contestó la mujer.

Unos minutos después apareció Dai vistiendo un pantalón oscuro y una camisa verde con la manga subida hasta los codos. Básicamente se quitó el saco, el chaleco y la corbata. Sus zapatos no eran adecuados para la arena así que se vio obligado a quitárselos. Cuando llegó junto a Mary los dejo a un lado de la toalla.

-¿Usted tampoco se va a bañar, señor Dai?- le preguntó Inés.

-No, yo soy del tipo espectador- respondió él con una sonrisa afable mientras se sentaba junto a Mary.

-Parece un mal de familia- comentó Inés mirando a Whiss.

-Yo entraré al agua si tú lo hacer conmigo, amor- le dijo el muchacho con un tono travieso.

-Pensé que usted querría nadar un poco- le susurro Dai a Mary.

-Tal vez cuando baje el sol- le respondió ella y descanso su cabeza en el hombro de él.

El esposo de Tami se hizo cargo de la barbacoa. Los demás se sentaron a beber unas cervezas frías. Era un día precioso y el humo de la parrilla era llevado lejos del grupo por la brisa marina. Con el paso del tiempo y un poco de alcohol en la sangre, los chicos comenzaron con bruscas jugarretas que ocasionaron más de un accidente. Uno de los cuales puso de mal humor a Whiss que exigió se detuvieran. Obviamente no lo escucharon y tuvieron la mala idea de intentar sujetarlo para llevarlo al agua. Agarre del que se libero bastante rápido y por el que en represalia hizo a Alan ponerse de rodillas solo aplicando presión en su brazo, mientras le daba un pequeño sermón respecto a respetar el espacio personal de los demás.

-¡Está bien, lo siento! ¡Ya suéltame, me vas a romper el brazo! ¡Referí!- gritaba Alan de forma un poco exagerada- Prima dile algo a tu hijastro guión abuelo...

Mary lo miró y se encogió de hombros.

-A mi no me metas.

-Que mala eres...con razón te pusieron los cuernos.

-Whiss ¿Por qué no le rompes el brazo y de paso tres costillas?

-¡No, no, no, no, no...por favor suéltame!

-Whiss... déjalo- le pidió su padre y tras una breve meditación su hijo libero al muchacho.

-Ay, tú si me caes bien, Dai- exclamó Alan poniéndose de pie-¿Quieres una cerveza?- le preguntó, pero sin darle tiempo de contestar tomó una lata y se la arrojo a las manos.

Dai la atrapó quedando con la mano empapada en agua fría.

-Para tí no hay cerveza, ferrocarril parado- murmuró Alan viendo a Whiss y todavía frotándose el brazo.

-¿Si no la quieres me la das?- le pregunto Mary a Dai, pues él se quedó viendo la lata con mucha atención- Si quieres un vaso, solo tengo este...

Mary le ofreció el vaso de refresco vacío, pero Dai lo rechazó pese a que si le era un poco incómodo beber de la lata. La terminó por abrir y bebió un poco. Hacía calor y la cerveza estaba fría. A Mary le hizo cierta gracia verlo hacer eso y se sonrió de una manera que evidenció demasiado sus pensamientos por lo que él se le quedó viendo con de curiosidad.

-Ya bésala- exclamó Alan ganándose la atención de los dos- No más decía...están ahí mirándose como bobos. Solo besense.

-No molestes Alan- le advirtió Inés antes de tomar lo que quedaba de su refresco.

-Si la quieres mírala y ya verás. No hay que preguntarle. No hay que decir, no hay nada que decir ahora bésala- cantó Alan moviéndose sus manos como si fueran tenazas de cangrejo.

-No puedo creer todavía recuerdes esa canción- comentó Tami que se acercó a ellos secándose con una toalla. Tenía puesto un biquini con lunares.

-Nos hiciste ver esa película cuarenta veces en una semana. La tengo tatuada en la cabeza- contestó el chico

-Era mi película favorita, pero se extravió el DVD- comentó la muchacha y Mary miró a otro lado como recordando algo.

-Chalalalalala ¿Qué pasó? Él no se atrevió y no la besará... que lastima me da- continúo Alan.

-Así no es la letra- exclamó Tami y comenzó a contar la canción también.

Pronto todos los presentes se unieron al improvisado coro. Incluso Inés comenzó a tararear la canción a media voz. Obviamente lo que todos esperaban era que Dai y Mary se besarán, pero ellos no daban indicios de querer hacer eso. Fue Whiss quien impulso a su padre, a tomar la iniciativa, con una mirada que parecía estarlo desafiando. Dai miró a la mujer y ella parpadeo lento una vez. Se besaron para pudor de Whiss que terminó apartando los ojos de esos dos, cuyo beso se prolongó un poco más de lo esperado.

Después de eso las cosas siguieron bastante calmadas. El ambiente llevó a todos gratos recuerdos de tiempos de infancia. El constante murmullo de Alan cantando aquella canción provocó en Mary el reflote de una memoria olvidada. Le dijo a Dai que iría a la casa y volvería pronto subiendo sola hasta el edificio. Pero Richard la observó hacerlo y la siguió con la mirada. Había estado bebiendo bastante.

Mary buscó una pala en el cobertizo y se paseo con ella por el jardín intentando recordar como lucía la casa años atrás. Solían haber dos naranjos en el patio posterior y una pileta que no funciono desde que compraron la casa. Después de un rato empezó a cavar cerca del muro que separaba la propiedad del acantilado. Al estar de espaldas a la casa y concentrada en lo que hacía no oyó acercarse a Richard que la tomó por las caderas como si hubiera querido levantarla, algo que ella rápidamente frustró, pero que la hizo acabar pegando la espalda a la pared.

-Eeh tranquila...yo solo quería saber si te podía ayudar- le dijo el tipo viéndola de pies a cabeza mientras ella sujetaba la pala como si fuera un bate de béisbol.

-Sí te me acercas te parto la cabeza- le advirtió y parecía dispuesta a hacerlo.

-Pero si solo te quería ayudar... Ser amable contigo que debes estarte sintiendo igual que yo ¿O no? No es bonito que lo engañen a uno...- le dijo con ese tono de borracho odioso- A ti te gustan los enredos de familia, a mi también. Si te acuestas con el padre del novio de tu abuela...bien te puedes acostar con el futuro esposo de tu tía ¿O no?

Mary arrugó el entrecejo, pero se relajo al ver a la persona tras el hombre.

-¿Interrumpo?- preguntó Whiss sonriendo de una manera un tanto amedrentante.

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