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5._Cliente


-Estaban durmiendo juntos- exclamó Whiss con disgusto.

-Son una pareja ¿Qué hay de extraño en que duerman juntos?- le preguntó Inés con un tono amoroso.

-Mi padre jamás llevó una mujer a la casa o nos habló de alguna amante. Supongo que las tuvo, pero...

-Pero no eran importantes y por eso jamás se las presento- exclamó la anciana- Estás celoso, querido- señaló Inés sonriendo divertida- Es normal. Tu padre siempre estuvo solo. Ahora, de pronto, descubres tiene una relación con una mujer que puede ser tu hermana.

-La edad no es importante- exclamó Whiss- Es que ella es... Tú siempre te has expresado muy mal de tu nieta. No quiero que mi padre comparta su vida con una mujer así.

Inés volvió a reír, pero de manera un poco más escandalosa.

-Ay querido. Todos llegamos a esa edad en que cambiamos de rol con los hijos. Te está pasando ahora- le dijo la anciana.

-No sé de qué me hablas, amor- respondió Whiss cruzando las piernas con ademán petulante.

-Te estás comportando como el padre de tu padre- señaló la mujer y él la miró.

-Te equivocas- exclamo Whiss y se levantó para ir hacia la ventana- Solo no comprendo que vio en ella.

-Tu padre parece alguien muy serio. Quizá ella lo hace reír. O desordena su mundo dándole siempre algo que hacer ¿Qué se yo?- dijo Inés y luego reflexiono- Llevan dos años juntos. Han llegado a un punto crítico.

-¿Qué quieres decir con punto crítico?

-Después de dos años solo pueden ocurrir dos cosas: la primera es que formalicen esa relación mediante un compromiso. Vivir juntos, por ejemplo. Aunque en el caso de tu padre diría que sería el matrimonio. No lo imagino viviendo en unión libre. El segundo desenlace es la ruptura pronta o en diez años. Cuando una pareja no crea algo en ese límite de tiempo está destinada al fracaso.

Whiss la miró con cierta intriga, pero su expresión apática cambio y fue a sentarse en la cama otra vez.

-Tú siempre sabes que decir querida- le dijo descansando su cabeza en el regazo de la mujer. Cerró los ojos un instante, cuando ella le hizo una caricia en el cabello, pero después los dejo abiertos con una expresión fría.

Mary despertó cuando se cayó de la cama. Estaba muy en el borde y al darse la vuelta terminó en la alfombra. El sonido del impacto despertó a Dai que se asomó por la orilla de la cama para preguntarle si estaba bien. La muchacha le dijo que si, pero le quedó un pequeño corte sobre la ceja que se limpio en el dorso de la mano. Aquella casa era grande, pero solo tenía dos baños. Uno en la alcoba de la abuela y otro en el pasillo del segundo piso. Había uno pequeño en la parte de abajo, pero no tenía ducha ni tina. Esto ocasionó que con tanta gente en la casa se formará una fila en el baño de arriba y que cuando la mayoría estuvo ahí se llegará al acuerdo de que nadie podía tardarse más de quince minutos dentro.

-Pero si me tardo media hora solo en bañarme- protesto Tami.

-Ahora tienes quince minutos- le señaló Alan que era el primero en la fila.

-Al diablo con esto- exclamó Mary y tomando a Dai por el brazo fue directo al cuarto de su abuela.

De manera un poco brusca golpeó la puerta. Nadie contestó, pero Whiss abrió casi enseguida.

-Buenos días querido abuelo, vengo a usar tu baño- le dijo Mary y paso por debajo del brazo de Whiss- Hola Inés ¿Tienes shampoo de miel y coco o estás usando uno que te ayuda con tu tinte para el cabello?

-Usa el baño del pasillo, Mary- le dijo la abuela.

-Espera aquí, amor, no tardo- le dijo Mary a Dai antes de meterse al baño. Sin darle tiempo de contestar le dió un beso en los labios y cerró la puerta tras ella.

Ahí quedó Dai con su pijama celeste y una toalla doblada en el antebrazo.

-Buenos días- les dijo a su hijo y novia.

-Buenos días- le respondieron a duo.

-Es un día muy hermoso. Podríamos desayunar en el jardín para disfrutar de la vista del océano- comentó con un ánimo más afable de lo usual.

-¿Tú qué opinas querido?- le pregunto Inés a Whiss.

-Seria agradable. Le diré a Sofi que prepare todo- contestó mientras tomaba el teléfono en la mesa de noche.

Mary salió del baño treinta minutos después y sin permitir de Dai una protesta lo empujó dentro. Para entonces Whiss no estaba ahí y tampoco Inés. Abajo, en el patio posterior, se estaba levantando una larga mesa cubierta de manteles blancos que la brisa marina mecía. Hasta allí fueron llegando los miembros de la familia con un ánimo distante. Parecían más los miembros de una junta directiva de una empresa, aunque dadas las circunstancias tenía sentido que dieran esa impresión. Sobre la mesa había un desayuno abundante. Algo llamativo, pues todos conocían a la abuela y lo frugal de sus comidas. Las del día anterior fueron bastante pobres.

-¿Celebramos algo?- preguntó Tami.

-No, solo que gracias a Whiss he a aprendido a disfrutar de los pequeños placeres de la vida.

-He tenido extrañas imagenes mentales con esas palabras- murmuró Mary que se estaba sentando a la mesa en ese momento.

Dai, que estaba a su lado, cerró los ojos apretando los párpados. No hizo comentarios.

El desayuno fue un poco más animado. Hubieron breves y escuálidas charlas, unas cuantas risas. El clima hacia imposible la tensión allí. Todos comían, excepto Inés que desde la cabecera de la mesa observaba a todos con atención y una mirada cansina. Después de un rato susurró algo al oído de Whiss quien se levantó para ir a la casa. Cuando el paramédico se retiró la mesa se silencio y todos voltearon a ver a la anciana, que les regreso una mirada paciente.

-Supongo que todos quieren saber porque deben permanecer dos semanas en esta casa.

-Porque quieres que nos matemos entre nosotros como si de un programa de terror se tratase- manifestó Mary.

-¿Siempre tienes que estar llamando la atención?

-Lo dice la anciana que cito a los más desdeñable miembros de su familia con la promesa de heredarles sus bienes.

Inés se sonrió.

-No tengo mucho- exclamó tras una breve pausa- Dos autos viejos. Una cuenta bancaria con cinco millones, un piano de principios de siglo avaluado en dos millones. Una copia del primer libro del escritor nacional y premio Nobel de literatura y un collar con diamantes que deben ser cortados de nuevo para poder ser usados. No vale mucho y es una reliquia de mis abuelos. En estos tiempos ninguna de estas cosas vale tanto como para tener que soportarse entre ustedes por dos semanas. Ni tampoco como para cambiar sus vidas unas vez tengas cualquiera de estas posiciones en sus manos. Pero está casa todavía cuesta una pequeña fortuna. Hay una empresa inmobiliaria que quiere comprar estos edificios para poner un hotel. Está propiedad será del último que sea capaz de permanecer en la casa cuando el plazo de dos semanas se cumpla.

-¿Lo dices en serio?- le preguntó Alan con bastante interés.

-Así es. Él último que se quede en esta casa será el heredero de esta casa...

-Pero tú te vas a casar con mi abuelo Whiss- intervino Mary- ¿Dónde vivirán?

-En mi departamento, querida madrastra- contestó Whiss que acaba de regresar con un bulto grande entre las manos.

-No uses ese tono conmigo jovencito- exclamó la muchacha y Dai se sonrió divertido al oír eso.

-¿En el departamento de este hombre?- cuestionó alguien.

-Contrario a lo que ustedes piensan Whiss no está conmigo por el dinero.

Hubo un intercambio de comentarios al respecto, pero nada desagradable. Algunos como Tami vigilaban a Dai que parecía estar en otro mundo. Solo reaccionó para evitar que Mary tirará su taza de té.

-Debes tener más cuidado, querida- le advirtió de forma gentil.

La muchacha movió la taza mientras Whiss abría aquel bulto para extraer una guitarra. Era un instrumento muy bonito. Había sido pintado como si se tratase de violín.

-¿Alguien quiere tocar algo?- preguntó Inés- Es una mañana muy agradable y un poco de música no vendría mal.

-No tocó la guitarra desde que iba a la escuela- comentó Tami.

-Damela- le dijo Mary a Whiss poniéndose de pie para recibir el instrumento. La mujer se subió el vestido para descansar la pierna en la silla y sobre su muslo sentar la guitarra- ¿Qué quieren escuchar?

-Una de Metálica- exclamó Alan.

-Yo preferiría algo menos estridente- dijo Dai mirando a Mary a los ojos.

-¿Por qué no le canta algo a mi padre? Sería muy romántico- le dijo Whiss casi como si la estuviera desafiando.

-Canto horrible, todos los saben- dijo Mary disponiéndose a tocar que al fin se suponía que Dai era su novio y no tenía nada de extraño hacer algo así.

Blues de mar, luz de gris...
Tanto espacio, tanta ausencia
y yo sin ti, sin tu azul.
Sin tus huellas por la arena de mi piel. Sin que estés aquí, tan pegado aquí.
Tan fundido aquí, junto a mí.
Dulce sal, agua de miel.
Labios tristes de esperar.
Tantas huellas, tanto mar
y tanto blues...

A poco andar Mary se arrepintió de cantarle a ese sujeto. Y es que la mirada de él fija en ella la hizo sentir una terrible vergüenza. No estuvo segura porque experimento tal cosa, pero para huir de ello cerró los ojos y por esto no vio llegar a la mujer con gabardina y cabello rubio que Sofi condujo hasta la mesa. Pero Dai si lo hizo y aunque trato de disimular su sorpresa, no pudo esconderla de Whiss quien saludo a la recién llegada casi al mismo tiempo que el hombre que la acompañaba exclamara:

-¿Qué hace aquí este sujeto?

Mary abrió los ojos encontrándose con su tía Matilde y su novio. Ambos tenian los ojos fijos en Dai.

-¿Ustedes conocen a mi padre?- les pregunto Whiss.

-Este sujeto casi provocó que cancelaramos la boda- contestó el novio de Matilde.

-Señor Dai, exijo una explicación- exclamó Inés.

-Se supone eres el novio de Mary ¿Es que estabas saliendo con las dos?- hablo Tami con un tono burlón.

-¿Es tu novio sobrina?- le pregunto Matilde a Mary y se escuchó sorprendida por más de una razón.

-Son pareja desde hace casi dos años- señaló Whiss mirando a su padre con un regocijo oscuro.

-¿Dos años?

-Pero si este tipo y Matilde estuvieron saliendo hasta hace unas semanas- exclamó el novio de la tía.

Un montón de preguntas y reclamos lleno la mesa. Nadie entendía nada y todos exigían una explicación. Dai se limitó a ponerse de pie para hablar con la única persona que en esa mesa tenía que recibir una justificación a todo eso: Mary. Puesto se suponía era su novia y por tanto quien estaba siendo más perjudicada con todo lo que había quedado expuesto. La muchacha solo se le quedó viendo como si estuviera en un viaje astral. Al fin cuando Dai le tomó la mano para captar su atención, ella retrocedió un poco. Lo que sucedió después fue como en cámara lenta. Dai la vio echar el brazo izquierdo hacia atrás, torcer un poco el torso, cambiar su expresión facial y luego estamparle el puño en la cara con una fuerza brutal. La diferencia de estatura le dio al golpe todavía más vehemencia al tener que descender y el rostro de Dai se giró por completo. Todos los presentes quedaron mudos.

-Eres una alimaña indigna de arrastrarse en el fango de los establos. Lárgate- le dijo la mujer, pero de una forma en que no parecía estar actuando. Su voz estaba llena de despecho, de resentimiento.

Dai quedó bastante confundido y con una marca roja en su rostro. Cuando se dió cuenta de que todos los estaban mirando, se acomodó la corbata, pidió una disculpa y fue tras la mujer. La alcanzó bastante rápido, pero ella lo ignoró por lo que le tocó seguirla hasta su habitación. Sofi estaba abajo y Dai pensó que posiblemente por eso ella, Mary siguió actuando, mas al llegar al cuarto la mujer le cerró la puerta en la cara. No le puso seguro así que él pudo entrar.

-Todo esto tiene una explicación- le dijo Dai- Su tia fue...

-Una de tus clientes. Lo sé. Es obvio- lo interrumpió Mary y su voz se oyó cortada, razón por la que Dai no le hizo un reclamo por su actitud y el golpe que le dio- ¿Tienes idea de cómo quedó con esto? Tienes idea...- agregó sin llegar a terminar la frase. Sus lágrimas se lo impusieron.

Dai la observó con una expresión un poco apática. Se frotó el rostro. Le dolía bastante. Quedándose ahí parado esperó a que ella hablara, una vez se calmara. Pero algo era seguro y es que las cosas se iban a complicar bastante.








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