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13._Responsable


Después de preparar unas tazas de café y tomar unas galletas de la despensa, Whiss volvió a la sala y se sentó del otro lado de la mesita. Estuvieron un rato silencio, disfrutando de las calientes bebidas hasta que Dai preguntó:

-¿Cómo conociste a Inés?

-En el hospital- contestó Whiss con una sonrisa leve- Siempre iba sola a ese lugar. Incluso cuando el tratamiento se volvió agresivo.

- Diría que esto es un caso de síndrome de  Florence Nightingale, pero tú no eres el tipo de persona que podría desarrollar sentimientos románticos por una persona a su cuidado. Quizá te gusta la dependencia que ella tiene respeto a tí...

-¿Por qué cuestionas tanto mi relación con Inés?

-Porque te conozco y sé no estás enamorado de ella. Y también sé que tampoco eres ni ambicioso ni ruin como para involucrarte con ella por interés en su pequeña fortuna- le respondió su padre.

-Me alegra saber que piensas así de mí, padre- exclamó Whiss sonriendo distante y clavando sus ojos en los de él- Pero la forma en que lo dices me hace pensar que crees estoy haciendo un berrinche.

Dai guardo silencio.

-No estoy pasando por una crisis edipica- continúo el muchacho- Realmente aprecio mucho a Inés. Es una mujer fuerte y muy valiente. Verla ahí, sola, día a día despertó en mí una profunda administración, mas cuando conocí su historia...tengo que admitir me lleve más de una desagradable sorpresa. Sin embargo, las personas no son perfectas ¿No es así, padre?

Dai parpadeo lento una vez. Lo hizo de forma pesada.

-Confia en mis decisiones o al menos aceptalas como yo tuve que aceptar las tuyas.

-Una de las cosas que siempre te ha molestado es que no te puse la atención que requerías y tu represalia fue alejarte tanto de mí como pudiste- le dijo Dai al tomar la taza de café para acercarla a su boca- Y ahora, que de casualidad nos encontramos, resulta que otra vez no te estoy poniendo atención porque hay alguien más que la tiene...

-Eramos muchos hijos y estabas solo. Entiendo que descuidaras algunos aspectos- le dijo Whiss, pero como si le hubieran estado apuntando con un revolver para que hiciera esa declaración.

Dai lo miró a los ojos, pero su hijo evadió la mirada.

-Creo que tu relación con Inés te ha hecho madurar- comentó después de beber un poco de té.

-Yo madure por mi mismo- exclamó Whiss con aire ofendido. Su padre se sonrió divertido- Mary parece haberte flexibilizado un poco- comentó medio en revancha.

-¿Eso crees?

-Sí. Se te ve muy a gusto a con ella pese a que a veces su irreverencia te incomoda- le comentó Whiss- Se lo dije a Mary y te lo diré a ti también. No cualquier persona tolera su pareja de su compañía a alguien más...

La forma en que Whiss dijo esa última palabra hizo a su padre profundizar su sonrisa y casi enseñar los dientes.

-Puedo saber por qué escogiste una ocupación como esa.

-Porque me deja buenas rentas y me mantiene ocupado- contestó Dai haciendo un cuatro con sus piernas para después descansar sus manos ahí- Mis hijos no estaban, me retire prematura mente de mi trabajo, de pronto no tenía absolutamente nada que hacer y vi en esta ocupación algo interesante.

-¿Me estás diciendo que te ayuda a no sentirte solo?

-Conocer gente es divertido, dinámico...me mantiene ocupado.

-Pero ahora tienes una persona a tu lado ¿Por qué no lo dejas?

-Porque quiero casarme con ella y necesito tener algo que ofrecerle además de un viejo departamento- contestó Dai viendo a su hijo con una mirada socarrona.

-¿Te quieres casar con ella?- balbuceo Whiss tan conmocionado con la noticia que ni siquiera pudo hacer una exacerbada exclamación como era su costumbre.

-Tú lo dijiste. No cualquier mujer tolera mi ocupación. No puedo dejarla ir. El tiempo no me favorece, Whiss.

-¿Y crees ella te dará un "si"? - le preguntó Whiss inclinandose un poco hacia delante.

Dai no tuvo oportunidad de responder debido a que Mary apareció en el lugar. Tenía puesto su pijama y su cabello brillaba todavía húmedo. Ambos la miraron, pero Dai se puso de pie.

-Te estaba buscando- le dije Mary cuando él le preguntó que sucedía.

-Tu novia te extraña- le dijo Whiss a su padre- No te distraere más, padre. Que tengas una buena noche.

-Tú también- le contestó Dai y vio a su hijo pasar por su costado.

-Buenas noches querido abuelo.

-Buenas noches mi querida madrastra- respondió el albino mientras subía la escalera.

Mary volvió su atención a Dai que levantaba las tazas de café para llevarlas a la cocina. Como él no podía levantar el plato de las galletas, ella lo ayudo con eso.

-Gracias- le dijo él sonriendo como era su costumbre- ¿Necesitaba decirme algo?

-No. Solo me extraño no verte en la habitación...- contestó Mary honestamente.

-¿Y por eso salió a buscarme?- le cuestinó Dai cuando entraban a la cocina- Me parece muy tierno de su parte.

-No te hagas ideas raras. Solo creí que podías estar lidiando con mi familia- manifestó Mary endureciendo su voz.

-Sigue siendo un gesto tierno de su parte- señaló Dai y Mary frunció el ceño- Hay una pregunta que quisiera hacerle...

-Claro...- exclamó la muchacha volviendo junto con él a la escalera.

-Hipoteticamente... de haberme conocido en otra circunstancia y conocer mi ocupación ¿Hubiera aceptado una invitación de mi parte?

Habían llegado al corredor del segundo piso y allí se detuvieron un instante. Mary puso las manos en su espalda y miró al techo como una niña apunto de hacer una travesura.

-No veo porque me negaría- respondió al fin- Tu trabajo no me molesta. Quizá en el futuro, manteniendo el escenario hipotético, podría generar algunos problemas.

-¿Se refiere a inseguridades?

-Obviamente. Creo que es inevitable experimentar algo asi dadas las circunstancias.

-Tendria que darme a la tarea de no hacerla sentir insegura- murmuró Dai llevándose la mano a la barbilla.

-Claro. Toda relación conlleva trabajo de ambas partes- exclamó Mary- ¿Por qué lo preguntas?

-He estado considerando cosas- respondió Dai, pero no agregó nada más y cambio de tema.

Mary se acostó primero. Para cuándo Dai se metió en la cama ella estaba casi dormida, sin embargo, Dai no pudo evitar preguntarle si el compartir la cama con él le era motivo de incomodidad a lo que ella contestó:

-No y ya déjame dormir.

-Tengo que recordarle no soy un eunuco- le dijo Dai sonriendo un poco menos vacío.

-Desde que te conocí me pareció que tenías la materia gris en la cabeza y no entre las piernas- le contestó Mary y no sonó muy amable porque quería dormir y él no la estaba dejando.

-¿No le parezco atractivo?

-Si te digo que sí ¿me dejas dormir?- le preguntó Mary girandose hacia él- Aunque siendo honesta te me haces lindo no atractivo.

-Lo dice por mi fisionomía...

-Obviamente.

-Usted parece una persona melancólica y dulce... Basándonos en su rostro.

-Inés decía que tenía la expresión de Oliver Twist y el carácter de Tom Sawyer.

-A su abuela parece gustarle la literatura.

-Sí. De hecho cada vez que nos veía de "vagos" nos mandaba a leer.

-Todavia parece una persona estricta y que no perdona faltas a nadie.

-Antes era peor. Ni te imaginas lo que me hizo una vez que le saque dinero para comprar dulces- le dijo Mary medio riendo y le contó la anécdota. Dai le relatos respecto a lo difícil que era para él evitar que sus hijos tomarán su dinero también.

Siguieron charlando por un par de horas. Por la mañana Mary despertó usando el brazo derecho de Dai como almohada. No recordaba en que momento sucedió eso y no le dio importancia.

Ese día paso tranquilo. Nada sucedió nada importante. Dai y Mary se comportaban con naturalidad. A veces estaban juntos charlando o él leía en su tablet y Mary solo descansaba a su lado. A ratos cada quien iba por su lado. Por más que les buscaran una conducta anómala no la la encontraría, pero Whiss tenía ciertas suspicacia al respecto y por esta razón llamó a Matilde para preguntar cómo es que ella contrato los servicios de su padre y está le señaló una agencia. Pero cuando Whiss llamó a esa agencia le dijeron no conocer a nadie con el nombre de su padre. No hizo preguntas ni comentarios respecto a su investigación a nadie.

Al día siguiente el marido de Tami envío a todos unos mensajes a sus teléfonos. La muchacha estaba de cumpleaños y él quería hacerle una pequeña fiesta sorpresa para lo que necesitaba la ayuda de todos. En especial la de Inés, pero está se negó a prestar su casa para una fiesta. Alguien tenía que hablar con ella y la elegida fue Mary. Ella no estaba nada feliz con eso, mas acudió al salón del trono (como ella llamaba el cuarto de Inés)

-Solo déjanos hacer la fiesta. No te morirás más rápido por eso.

-Te he dicho que no quiero escándalos en mi casa- le respondió la anciana. Whiss se mantenía al margen, pero Mary le quedó viendo.

-Solo será otra comida familiar, pero más abundante. Con todas esas cosas dulces que le gustan a Tami. Pasteles, tartas, galletas, guisos de verduras porque la señorita no come carne...pero los demás podemos hacer una barbacoa.

Era obvio lo que hacía y pese a eso funcionó. Whiss intervino e Inés cambió de opinión. Aunque le advirtió que no quería música escandalosa ni nada de esas cosas.

-Descuida. Tengo pensado contratar a un sujeto que toca el clavicornio y si eso no te agrada siempre podemos hacer un aquelarre y bailar entorno a fuego.

-No tienes un mínimo de respeto por nadie. Vas a terminar en el infierno.

-Alla nos vemos entonces- contestó Mary antes de dejar la habitación.

-Te juro que es insoportable- exclamó Inés.

-Pero tienes que admitir te encanta reñir con ella- le contestó Whiss.

-Ponerle una papa caliente en la boca es lo que me encantaría...

-¡Y a mi meterte una por donde la espalda termina!- le contestó Mary desde el otro lado de la puerta.

-¡No estés oyendo conversaciones ajenas!- le gritó Inés y Whiss se medio sonrió divertido- ¿Cómo puedes creer que me gusta esta mujer me este replicando todo el tiempo? No tiene una cuota de consideración.

-Y eso es lo que te gusta. Mary no te ve con lastima. Te sigue tratando como siempre lo ha hecho y no le importa que pueda parecer cruel para los demás- le dijo Whiss- Sin embargo, debes tener cuidado con eso querida... puede que sin quererlo la verdaderamente cruel seas tú.

Inés guardo silencio y como pocas veces miró a Whiss con severidad.

El marido de Tami la llevó a la ciudad después del almuerzo. Momentos en que todos se unieron para hacer una fiesta de cumpleaños improvisada y de poco presupuesto. Alan fue por algunas cosas para decorar y volvió con globos para niños. Según él no encontró nada más. Nadie le dió mucha importancia a ese detalle, después de todo el evento no sería más que una comida abundante en familia. Pese a todo la sombra de la enfermedad de Inés los cubría y ni Alan propuso poner música a volumen alto.

La fiesta sucedió como pasan todas las fiestas de ese tipo. Tami llegó sin saber nada, se encontró con la fiesta de cumpleaños, se emociono, cantaron esa odiosa canción y luego todos a comer. Era una situación amena que terminó con todos en la sala viendo la película favorita de Tami, esa que Inés le regreso diciendo que Mary la había escondido porque estaba harta de ella.

-Todos estaban de acuerdo conmigo- exclamó la pelirroja en su defensa.

Tami no hizo comentarios al respecto. Obviamente ese DVD no servía, pero la película estaba en la lista de una aplicación y la pusieron en la televisión. Solo Mary se apartó del grupo. Se le veía cansada, pero solo Whiss pareció advertir aquello. Dai estaba ocupado hablando con Inés. No decían nada importante. Solo un intercambio de impresiones que entretuvo al supuesto novio de la muchacha que anunció su retirada. Fue entonces que notó Mary no estaba. Encontrarla no fue difícil. La muchacha estaba en su habitación. Dai la oyó cantar a media una canción al compás de unos acordes de guitarra. Cuando él entró, ella calló.

-No quise interrumpir- se disculpó Dai- Espero no vaya a cantar esa canción allá abajo- agregó como bromeando.

Mary lo ignoro y volvió a pasar sus dedos por las cuerdas de la guitarra.

-Cuando la gente ve a una persona mal se compadece de ella, pero no hace hace algo por remediar la situación de esa persona. A eso se le llama lastima. Y la lastima es ofensiva, humillante y un residuo del egoísmo del ser humano- le dijo Mary todavía tocando su guitarra- Prefiero ser cruel...

No me llores, no ...
no me llores, no...
porque si lloras yo peno.
En cambio si tú me cantas,

yo siempre vivo y nunca muero.
En cambio si tú me cantas
Yo siempre vivo y nunca muero...

Dai se quedó observando, escuchando. Cerró los ojos despacio, como quien cierra las cortinas de una ventana al anochecer y pensó en Whiss que estaba abajo con Inés. En silencio, sin hacer un solo ruido, al abrir los ojos, se aproximó a Mary y parándose a su costado le pasó su mano en la cabeza, en los suaves cabellos de la muchacha para decir una breve frase:

-Fue suficiente...

Las mano de Mary se deslizó pesada por las cuerdas, como el corte de una espada de viento y el amargo acorde golpeó el telón de implícito escenario pronto a cerrarse.











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