Capítulo 68.
Capítulo 68.
Catherine.
Estaba emocionada. Recién acabo de entregar mi último examen.
El último examen de la carrera. No lo puedo creer, estoy por llorar.
Ya que sea que apruebe o no, llegue hasta esta última instancia. Yo sola, con esfuerzo y sacrificios.
Casi media hora después, ciento como el profesor de cátedra me llama.
Ansiosa y nerviosa camino hasta su escritorio.
— Felicidades, usted aprobó el examen.
El profesor siguió hablando. Pero mi mente se quedó estática en esas cinco palabras.
— ¿Aprobé? — pregunte algo aturdida.
— Si señorita Villagrán —su voz fue firme.
Evite gritar emocionada. Escuche lo que el profesor tenía que decir, busque unos papeles.
Salgo de la facultad, veo que muchos de mis compañeros festejan otros lloran.
Mi mirada se fija en un grupo de personas, mi familia, ellos me miran expectantes esperando que les diga cómo me fue.
Pongo mi mejor cara de póker. Al llegar hasta ellos Marcos. Mi novio, mi amigo, mi prometido, mi gran apoyo en estos ocho años. Pone sus manos en mis hombros.
— ¿Y cómo te fue? — pregunta cauteloso.
— Pues prepárate para que te digan esposo de la doctora — digo feliz. — ¡Aprobé carajo! — grite entusiasta.
Me cuelgo de su cuello como si fuera un mono. Mientras él me hace girar mientras grita cuan orgulloso esta de mí.
Cuando me baja soy bombardeada por abrazos de todos mis familiares. El abrazo que más me hace llorar es el de mi mamá.
—Estoy tan, pero tan orgullosa de que lo hallas logrado. Nunca dude de ti, y estoy tan feliz de tener a mi hija doctora — dice en un susurro. Su voz es temblorosa ya que está llorando. — Te amo mi doctora.
Ahora soy yo quien está llorando. Hubo un momento de mi vida, en el que creí que mi mamá no estaría aquí para verme graduarme. Pero doy gracias, de que este aquí conmigo.
— Venga la doctora de papá — grita Carlos. Quien cuando me abraza golpea mi cabeza con algo duro. Luego siento algo viscoso recorrer mi pelo. — Felicidades.
Luego de eso comienza el bombardeo de huevos, harina, hierba, arena, arroz.
Mis hermanos, sobrinos, abuelos, tío, padres y mi novio. Me tiran cosas festejando que aprobé. Este estaba siendo el momento más feliz de toda mi vida.
***
— Estoy exhausta — exclamo tirándome en mi cama. — Sabes, voy a dormir tres días seguidos. Dormiré todo lo que no dormí en estos años.
Marcos me quita los tacones. Venimos de una gran fiesta que nuestra familia organizo para festejar.
— Y también podremos terminar de ver Greys Anatomy. Aunque prefiero que no lo veas, falta que te enamores de un doctor apuesto o ardiente y me dejes.
Me siento en la cama. Atraigo a Marcos hacia mí, haciendo que su cabeza se apoye en mis senos.
— Jamás cambiaria a mi abogado. Y futuro esposo— digo con una sonrisa.
— Esto quiere decir...
— Si ¿Te parece si nos casamos en dos meses?
Marcos se levanta de pronto y me mira sorprendido.
— ¿Dos meses? Pero si tenemos que organizar todo.
Sonriendo beso sus labios y su nariz.
— Sabes... yo organice nuestra boda durante estos años— confieso.
— ¿Qué?
— Si, mira— lo hago a un lado. Y camino hasta el armario en donde saco una enorme carpeta. Aquí organice todo, todo lo referente a nuestra boda. — Tome en cuenta tus gustos y los míos. Y creo que logre un equilibrio perfecto.
— Wow. Yo pensaba que no querías casarte o que si querías, pero yo era el intenso que te obligaba.
— Jamás fuiste un intenso. Solo que quería graduarme primero. Pero eso no implica que no soñara como una niña pequeña en nuestra boda.
— Eso me gusta, muéstrame que pensaste.
Contenta corro hasta la cama y me siento cruzando las piernas como un indio. No me molesta que se vea mi ropa interior.
Nos pasamos toda la noche viendo lo que había planeado. Acomodando y arreglando detalles, decidiendo que cosas eran fabulosas y que cosas eran fantasiosas.
***
Mi mamá sostenía una copa de champan. Mi madrina llenaba otras tres copas. Me pasa una de las copas a mí y otra a Pablo. Quien vino a ayudarme a elegir mi vestido de novia.
Me siento como esas chicas de los programas de televisión.
— ¡Brindemos! porque al fin se casa mi pequeña — comenta feliz mi mamá.
— Yo brindo porque mi hijo es esposo de una médica— dice mi suegra.
Luciana es una mujer hermosa de cincuenta años. Es igual a Marcos, es una mujer adorable y dulce.
Siempre nos llevamos bien. Tanto ella y mi mamá, no dejaban de insistir por la boda. Pero como siempre les digo. Lo bueno se hace esperar.
— ¡Salud! — dice Pablo chocando nuestras copas.
Luego del brindis. Nos dedicamos a elegir vestidos.
— ¿Qué parece este? — pregunta Pablo mostrándome un vestido corte sirena sin mangas, con es cote en forma de corazón.
— Horrible — lo descarto.
— ¿Por qué? Si es lindo y tiene brillo. Ana dice que todo lo que tenga brillo es lindo y espectacular.
Ruedo los ojos.
—Ana es modelo, obvio que ama todo lo que tenga brillo.
— Entonces ¿Quieres un vestido hecho de venas y arterias? — pregunta bromista.
Lo miro con los ojos entrecerrados. Sus ojos azules me miran con burla.
— No seas payaso— reclamo. — quiero un vestido que me permita moverme. Los cortes sirena no me dejan caminar.
—Está bien, buen punto.
Seguimos buscando. No había nada que me llamara la atención. Así como dicen en las películas "Si, es mi vestido".
— ¿Qué tal este? — pregunta Pablo.
Me muestra un vestido corte princesa. De hombros caídos, la tela es de un encaje con un lindo diseño.
—Me gusta.
—Pues ve a probártelo.
Muevo la cabeza de un lado a otro. ¿Por qué no?
Tomo ese vestido y otros más que mi mamá, mi suegra y mi madrina me dan.
Veo todo los vestidos, todos son bellísimos. Todos son para casarse.
Llevo mis manos a mis labios. Casarme, me voy a casar en dos meses con el amor de mi vida.
Si eso no es tener suerte. No sé qué lo sea.
— ¿Te decidiste por cuál? — me pregunta la modista.
— Este — tomo un vestido. Que para mí opinión, es el más hermoso que vi en mi vida.
La modista me ayuda a ponérmelo.
Me miro en el espejo. El vestido es largo hasta mis pies, tiene una cola larga como si fuera una princesa.
La cintura está unida por un cinto con un pequeño lacito. El corsé es de época, con los hombros caídos. El decorado es de un encaje suave y terso.
Miro mi reflejo, me veo hermosa.
— Se te ve espectacular — dice la modista.
— Gracias, quiero ir a mostrárselos.
Salgo del probador. Allí afuera me estaban esperando, me sorprendo al ver a mi papá. Ya que habíamos quedado en que sería sorpresa mi vestido.
Todos se quedan con la boca abierta al verme.
Mi mamá comienza a llorar, mientras papá la abraza y besa su cabeza.
Mi suegra me mira con una sonrisa, se nota que esta conmovida.
Siento que tocan mi cabeza, me doy vuelta, es la modista quien me pone un velo y me hace girar hacia un gran espejo.
— ¿Es tu vestido? — me pregunta.
Siento mis ojos aguados. Este es mi jodido vestido, este el vestido con el que me veo yendo al altar. Y diciendo "si acepto ser tu esposa".
Este es el vestido con el que quiero que Marcos me vea y se enamore. También es el vestido que quiero que me quite en nuestra noche de bodas.
— Es mi vestido — respondo.
— ¡Vamos Riquelme papá! — grita Pablo. Todos lo miramos extrañados. — ¿Qué? Si es el vestido que yo elegí. Tengo mejor gusto que ustedes— dice.
Mi madrina lo abraza con fuerza.
—Te ves hermosa — dice ella.
—La novia más hermosa del mundo— agrega Luciana.
— Mi hija es una princesa— dice mi padre embelesado. —Demasiado para un simple mortal.
— ¡Carlos! Estas hablando de mi hijo— se queja mi suegra.
—Por eso solo dije "simple mortal".
— ¡Papi! — me quejo riendo. — ¿Les gusta?
—Me encanta, te ves preciosa hija— dice mamá llorando.
—Oye, todavía no llores — dice papá quien besa sus dos mejillas. —Pero tu madre, tiene razón. Te vez preciosa.
—Una hermosa princesa — completa mi madrina. — Serás la novia más hermosa del mundo.
— Y serás inmensamente feliz prima — comenta Pablo. — Y si no te hace feliz. Le pegamos con mis hermanos y tío Carlos.
— Así se habla — dice papá. Chocando los cinco.
— Pobre de mí marquitos — se lamenta Luciana.
Sentía esa emoción en mi pecho. Esa sensación de estar haciendo lo correcto, de estar siguiendo el camino correcto.
***
— ¿Estas bien? — pregunta mi mamá. Quien luce un hermoso vestido verde oliva. Su cabello tiene reflejos que hacen su cabello castaño, parecer rubio.
— Estoy nerviosa ¿Y si el escapa?
—Se dé buena fuente que tu papá, hermanos, padrino y tipo. Lo golpearan con crueldad.
— ¿Mi padrino Dylan vino a tiempo? — pregunto sorprendida. Ya que Dylan vive viajando junto a su esposo, y casi nunca lo vemos.
— Sí, Carlos lo amenazo. Pero Dylan, le dijo que nunca se perdería la boda de su ahijada. Y creo que exagero con el regalo.
— ¿En serio?
—Sí, ¿Te parece normal regalar un viaje a las Bahamas?
Abro mis ojos sorprendidas.
— Mamá, arruinaste su regalo — me quejo riendo. — Pero si es un poco exagerado.
— Es que su regalo fue mejor que el mío — hace un puchero.
— Jamás — digo. — Vos y papá, nos regalaron una casa. Sinceramente creo que ese es el mejor regalo del mundo. Aunque no era necesario.
— Solo queríamos consentir por última vez, a nuestra pequeña bebé.
— Lexa es la más pequeña — le recuerdo.
—Pero tú eres mi pequeña, y eres mi bebé. Que un día creció, se graduó de médica y ahora esta vestida de blanco y rumbo a casarse — los ojos de mamá estaban llorosos. — No quiero llorar, pero sé que estoy a punto de hacerlo.
— Ven aquí— digo atrayéndola a mis brazos.
— ¿Se puede? — la voz de mi padre nos distrae. — ¡Oh por Dios! Mis ojos ven a las mujeres más hermosas del mundo.
Dice acercándose a nosotras, besa los labios de mi mamá. Luego besa mi frente.
Sin duda papá se ve fantástico. Con su traje azul rey.
— Te vez muy guapo— le dice mamá.
— Y tú, eres una belleza que me enamora — dice mamá. Ambos se quedan mirándose por unos segundos.
Se contemplan. Sabiendo que son de esas pocas personas afortunadas, destinadas a estar para siempre juntas. Que sus almas son una sola y que el amor entre ellos nunca se va a apagar.
— ¿Quieren dejar de verse como enamorados e ir hacia mi boda? —pregunto interrumpiendo su burbuja.
Ambos me miran sonriendo.
— ¿Lista para casarte? Podemos huir los tres, a ese viaje escandaloso que te regalo tu padrino— dice papá.
—No, pienso huir.
—Intente detenerla, lo intente— se lamenta papá riendo. — Mentira hija, estoy feliz de que Marcos te amé como te ama. Y estoy tan emocionado de que él sea quien te cuide el resto de tu vida. Estoy orgulloso de ti, mi niña — besa mi frente. — porque eres la única de mis hijos y sobrinos, que saben usar condón.
— ¡Carlos! —dice mamá.
— ¡Papá!
— ¿Qué? Es la verdad. Estoy orgulloso de ti y Pablo. Conviviendo con sus parejas y ningún hijo.
Los tres reímos. Ya que esa era una broma recurrente en la casa.
Media hora después. Mi corazón latía desbocado en mi pecho, sentía mucho nervios.
Estaba a nada de casarme.
Soy consciente del brazo de mi padre. Al igual de como mis sobrino Mirko lleva los anillos. Lexa y Rousi tiran pétalos de rosas.
Visualizo a mi hermano Ariel al lado de su esposo Tomas. Veo a Brandon llorando y a Azul, pasándole pañuelos. Veo a Pablo filmar todo y a su lado Ana mirándolo con fascinación. Visualizo a Ornella riendo con Nicolás de como Mirko se hace el galán con las sobrinas de Marcos.
Veo a mi madrina siendo abrazada por mi tío. Veo a mi madre llorando, junto a mi padrino quien también está llorando.
Pero mi vista se queda fija en el hombre que me espera al final del largo pasillo. Vestido con un traje negro, el cual le queda perfecto, su sonrisa se intensifica cuando me ve.
La mía debe ser igual o más grande, porque estoy feliz.
Estoy eufórica, porque en el fondo de mi corazón sé que estoy por unir mi vida a la persona correcta.
Que me ama y me aprecia.
Quien me acepta como soy.
Quien me mira como siempre quise que me miraran.
Quien me tomo de la mano con fuerza y nunca me la soltó.
Estoy a punto de decir le "Si acepto" al amor de mi vida.
Olivia.
No soy de las que llora en las bodas. No soy tan cursi y sentimental.
Pero cuando escucho los votos de Marcos, no puedo evitar soltar en llanto. Nunca había escuchado palabras tan amorosas, sinceras y perfectas.
— Ten— Ornella me tiende un pañuelo. Ella al igual que yo, está llorando.
Nicolás la tiene rodeada por sus brazos. Esos dos llevan casi cinco meses de novios, ellos fueron el claro ejemplo de que cuando son las personas correctas. No importa el tiempo, vuelven a estar juntos.
Limpio mis mocos y lágrimas. Esto es realmente hermoso.
Una vez que los novios se besan, finalizando así un contrato de por vida. Todos los aplaudimos.
Quisiera decir que somos solo dos las que estamos llorando, pero sería mentira. Ya que hasta mi papá está llorando.
Casi una hora después estamos en la recepción. Esta boda es fantástica, no sabía que Marcos y Catherine. Llevaban desde los dieciséis juntos, casi once años juntos. Eso es toda una vida.
— ¿Ya me puedes decir como si Nereida es culpable o no? — pregunta Ariel.
Me rio en su cara.
—Claro que no, jamás te diré el final del libro.
— Eres una mala hermana— dice el enojado.
— ¿Y a mí? Aunque sea una pista — pide Azul.
Azul se volvo una muy buena amiga, hace dos meses exactamente se volvió novia oficial de Brandon. Ellos son como esas almas destinadas a toparse. No se buscaban y se terminaron encontrando. En circunstancias especiales, pero les está yendo bien.
—Solo puedo decirles que... No confíen en nadie, la luna traiciona al sol, cuando ocurre el eclipse. Las estrellas son testigos de esa traición. Pero no hablan, esperan que el sol se apague así ellas toman el control.
Ambos se quedan mirándome boquiabiertos.
—Eso quiere decir que sí.
—No, sin dudas quiere decir que son las tropas los que engañaron.
—O ambos — dicen Azul y Ariel al mismo tiempo mirándose desesperados.
—Sigan con sus teorías, en dos semanas saldrá el último libro y descubrirán la verdad.
Ambos me hacen puchero. Luego las luces se apagan y por los parlantes anuncian que se hará el vals para los recién casados.
Todos miramos felices a la pareja disfrutar de su momento.
Luego comienza la música estridente que da comienzo a la fiesta. Bailo con toda mi familia.
Papá me hace pasar vergüenza cuando intenta bailar tango conmigo y ambos caemos al piso. Sin dudas tengo al mejo papá, tengo la suerte de tener dos hombres que cumplen el mismo rol y me aman por igual.
La noche sigue entre bailes raros y graciosos. En un momento en la pista solo quedan parejas bailando.
Allí es cuando me doy cuenta de que estoy sola. Sin novio o pareja para esta boda.
Comienzo a caminar hacia atrás, ya que siento que es un momento solamente de parejas. Pero mi espalda choca contra algo duro y firme.
Con mi mano palpo lo que estoy tocando. Se siente tibio y firme. Podría decir que hasta tiene forma cuadradita.
—¿Firmes o no? — pregunta voz varonil y ronca.
Doy un respingo, doy media vuelta para ver a quien pertenece esa voz.
Quedo sorprendida al ver ese rostro tan angelical. Eh descripto hombres hermosos en mis libros, me vi todas las películas de Mario Cazas. Pero nunca pensé que vería un hombre así de perfecto en la vida real.
Rasgo duros y varoniles, mandíbula cuadrada. Los ojos se ven oscuros por la tenue luz.
Su cuerpo era tonificado o eso se veía por lo ajustado de su camisa bordo. Se ve apetecible.
— ¿Te gusta lo que ves? — pregunta con una sonrisa ladina.
—Emm no, bueno sí. Pero me chocaste.
—No, nena, vos me chocaste a mí.
—Bueno, no lo hubiera hecho si no fuera porque este es un baile de parejas. Y por lo visto estoy sola.
Paso por su lado con la intención de ir hacia la barra para poder ahogar mis penas. Pero me toman del brazo y me detienen. Subo mis ojos por el brazo hasta esos ojos oscuros.
— Déjame entender, es un baile lento. Esta sola y yo estoy solo. ¿Eso quiere decir?
— Que eres un buen observador — digo irónica.
— También, y lo que quiero decir niña lista. Es que bailes conmigo— dice con un tono seductor. — claro si quieres.
— Quiero— digo con una sonrisa.
Lo tomo de la cintura, y él toma la mía. Nos movemos en sintonía al compás de la música.
— ¿Tu nombre es? — pregunta.
Sonrió contra su hombro.
—Olivia ¿El tuyo?
— Hunter — responde. Su mano se presiona mucho más contra cintura.
—Bueno Hunter, ¿Amigo de Marcos o Catherine? — pregunto.
—Amigo de Marcos. Supongo que eres amiga de Catherine.
— Casi, soy su prima.
— Wow, conozco a sus primas. Una es colorada y la otra tiene seis años.
—Yo soy la prima más grande, soy hija de su tío Alexander.
— Ah claro. Se nota el parentesco.
Seguimos hablando de diversas cosas. Hasta que vuelven los bailes movidos, pensé que allí se terminaría nuestro baile y charla.
Pero me sorprendo cuando él me toma de la cintura y sigue bailando conmigo. Pegado a mi espalda, sus movimientos van con los míos a la perfección.
— Eres hermosa — susurra en mi oído. Siento sus manos deslizarse por mi cuerpo.
Me doy vuelta, y no lo pienso. Ni siquiera lo dudo, cuando uno mis labios a los suyos.
Se siente tan bien, él es un muy buen besador. Ahogo un gemido cuando su lengua entra en contacto con la mía.
Su mano esta sobre mi trasero, así que aprovecho para llevar mis manos hasta su nunca para atraerlo más a mí.
Debo admitirlo, me divertí demasiado en esta boda.
***
Me despierto con una resaca y dolor de cabeza horrible. Recuerdos difusos de como llegue a casa anoche llegan a mi mente.
Papá me trajo, luego de darme un sermón de besar chicos en las fiestas. Luego le dije que vigile a Pablo que se había escapado al baño con su novia.
Voy al baño abro la llave dejando que el agua se caliente. Tengo sueño, pero por suerte es domingo y son las dos de la tarde.
Mentalizo un plan para el resto del día. Ducharme, almorzar y dormir hasta que el domingo se acabe.
Mientras me ducho, no dejo de pensar en los besos de Hunter. Ese es uno de los hombres más sexy que eh besado.
Hasta pensaría en llevármelo a la cama, pero no la primera vez que lo conozco. Quizás la segunda vez que lo vea. Pero dudo mucho que eso pase.
Salgo del baño con mi bata rosa. Paso por el equipo de música, pongo el último álbum de The Fray.
Mientras empiezo a cocinar algo, quiero algo con huevo y mucha carne. Si la verdad tengo mucha hambre.
Mientras cocino, escucho que mi celular suena anunciando una llamada.
— Hola— saludo extrañada. Viendo la llamada es de un número desconocido.
— Hola Olivia, soy Hunter — saluda. Su voz es tan ronca y varonil.
— ¿Cómo conseguiste mi numero? — pregunto con una sonrisa en mi rostro. Mientras hago un huevo frito.
— Un pajarito llamado Ariel, se me acerco y me dio tu número.
— Lo voy a asesinar— digo muerta de vergüenza.
— No, primero tengo que sacarte el final de tu novela y decírselo. Luego puedes matarlo.
— ¿Así que todo fue un trato?
— Exactamente soy un hombre de palabras.
— Entonces querías mi número ¿Para qué?
— Quiero preguntarte Olivia ¿Si quieres salir conmigo?
— mmmm
— ¿mmm?
— Estoy pensando.
— ¿En qué piensas Olivia? — pregunta con una ligera risa.
— En la ropa que puedo usar para salir contigo.
— ¿Eso es un sí?
— Es un sí.
— Perfecto Olivia, te llamare luego para decirte cuando es nuestra cita.
Esto es nuevo y rápido. Pero ¿Por qué no intentarlo?
— Estaré esperando tu llamada, chao Hunter.
— Chao Olivia.
Si lo intentare. Tal vez salgo algo bueno de todo esto.
holis, en multimedia Ada, Carlos y Catherine.
mañana subo el ultimo capitulo y el epilogo. Ya que ahora tengo sueño
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