Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 67.

Capítulo 67.

Ornella.

— Mami ¿Por qué me tengo que bañar? — pregunta desconsolado mi hijo.

—Porque apestas, este lleno de tierra y mugre — hago como si estuviera pensando. — Ah, también porque yo lo digo.

Mirko frunce el ceño intentando parecer molesto. Pero falla en el intento, ya que se ve absolutamente adorable.

—Pero...

—Pero nada, le tienes que hacer caso a tu mami — la voz de Nicolás, me sorprende. Haciendo que mi piel se erice.

—Ohh está bien.

— ¡No tardes!

Miro la hora en mi celular. Si estamos llegando tarde al cumpleaños de la princesa. Tengo varias llamadas de Ariel, ya que Román no quiere jugar a las princesas con Lexa y Rousi.

— ¿Ya le dijiste a Julieta tu decisión? — pregunta Nicolás.

Muerdo mi labio con nerviosismo.

—No, cuando llegamos ellos se habían ido.

— Seguro será como una mamá ave y pondrá el grito en el cielo.

—Ojala que no, ya vimos cómo se puso cuando Pablo se mudó con Ana.

Nicolás suelta una carcajada.

—Sí, no quiero pensar que dirá cuando sepas que te iras a vivir sola.

—Ni yo, aunque no me lo creo. Es un gran paso para mí — le cuento. — En realidad no me creo que este a nada, de terminar otra carrera.

—A eso se le llama tener un súper cerebro y siempre lo tuviste. Solo que te daban fiaca las matemáticas.

Su sonrisa es picara, yo le regalo la misma sonrisa. Esos recuerdos se ven tan lejanos.

— Y que tus padres te mantengan.

—Eso no tiene nada que ver, si capaz no tuviste que trabajar. Pero criaste a nuestro hijo y mira, tienes a un rojo bien educado y casi tres títulos universitarios. Eso te hace increíblemente sexy.

Ruedo los ojos. Pongo mis manos en su cadera y lo atraigo a mí.

— ¿Y vos súper papá? Quien se puso los pantalones, un poco tarde, y se volvió el papá del año. Aparte de ser un profesional exitoso. Siempre estuve orgullosa de ti.

Él se inclina para besarme. Ansió tanto volver a besar esos labios, ya me había olvidado como se sentían.

Pero justo antes de que nuestros labios se tocaran. Un grito de un niño de cinco años nos separó.

— MAMI, jabón en los ojitos de rojo.

— ¡Ahora va mami! — grite.

***

Llegamos a la casa de Brandon. Y lo único que puedo decir es "WOW". La entrada se ve fenomenal. Toda la fachada de la casa, está decorada con globos rosas de distintas tonalidades, combinados con globos dorados.

—Wow, mira los globos mami.

Mirko se quedó estático, con su boquita abierta de la impresión. Miro a Nicolás, quien tiene la misma cara de asombro.

Aunque Mirko físicamente sea demasiado igual a mí, tiene gestos de Nicolás.

— ¡Vamos! — los hago salir de su ensueño.

De la mano izquierda sostenía a mi hijo y de mi mano derecha sostenía a Nicolás.

Llegamos a la puerta, toco dos veces el timbre.

La puerta es abierta rápidamente por mi hermano Brandon, quien me mira con cierta desilusión.

—Oh.

Debajo de él, justamente entre sus piernas, se cuela la cumpleañera. Quien hace un puchero al vernos.

— Oh, no es Azul — se queja la pequeña castaña.

—No soy azul, soy rojo — explica Mirko. — Feliz cumpleaños pima — la saluda dándole un beso en la mejilla y el regalo.

—Muchas gracias Mirko — lo abraza con fuerza. Ambos niños ríen y se van corriendo a jugar.

Saludo con un beso a Brandon.

—Nunca vi tanta decepción al verme — me quejo. — Ni si quiera cuando confesé que estaba embarazada.

—Es que...

— ¿Esperabas a alguien más? — pregunto.

—Si — dice apenado. — pero no ha llegado y me siento algo tonto.

— Pero es que lo eres — le afirmo. Rápidamente su sonrisa cambia a una mueca.

— Tú eres... — sus ojos verdes, se enfocan en mis dedos entrelazadas con los de Nicolás. — ¿Qué paso aquí?

Nos miramos con Nicolás. Luego ambos miramos a Brandon riendo. Este mueve su cabeza negando.

— ¡Ariel! — grita Brandon. Haciendo que los otros invitados lo miren de forma extraña. — Reunión de Dos Ambroni y un Villagrán.

Bajando las escaleras, mientras se acomoda la camisa, baja mi hermano mayor. Quien como diría el dicho Es como el vino, mientras más viejo. Más bueno.

— ¿Qué paso? ¿Porque la reunión? — pregunta llegando hasta nosotros. Luego sus ojos se van directamente a nuestras manos. Siento mis mejillas encenderse. — ¿Qué carajos? — dice sorprendido.

Tomas quien baja ordenándose el cabello. Nos mira, luego me mira. Mira a Nicolás, mira nuestras manos.

— ¡No puede ser! — exclamo atrayendo la atención de todos.

— ¿Qué pasa? — pregunta papá. Quien trae a mi hermanita en brazos.

— ¿Por qué los gritos? — pregunta tío Carlos.

— ¿Por qué están todos reunidos acá? — cuestiona mi madrina, que viene junto a mi mamá.

Ah bueno. Al parecer en esta casa, lo de ser discretos no se aplica.

— Estamos intentándolo, de nuevo — dice Nicolás. Alzando nuestras manos entrelazadas para que todos las vean.

Los gestos de sorpresa, son evidentes.

— Espero que no a tener más hijos — dice papá, en un tono amenazador hacia Nicolás.

— Tal vez en unos años — dice el amenazado.

Lo miro sorprendida.

—Un paso a la vez— susurro. — Bueno ya que saben, sigan con el cumpleaños — digo en voz alta.

Todos me hacen caso. Pero sé que seré atacada con preguntas.

—Ya vuelvo — le digo a Nico y le doy un beso.

Tomo del brazo a Brandon y Ariel.

— ¿Qué es enserio la reunión? — pregunta Ariel.

— Claro.

Legamos a la cocina. En donde por suerte no había nadie.

— Buenos, ahora dinos ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Estás feliz? — dice Brandon. Sentándose en una silla.

—Voy a poner la pava — nos informa Ariel. Mientras prepara la pava, para tomar mates.

Si hay chisme, hay mates. Eso se ha vuelto una tradición.

Comienzo a contarles todo. Con detalles de lo que sucedió y como me sentí.

Ellos se quedaron callados escuchando y analizando lo que yo les iba diciendo.

— ¿Qué opinan? — pregunto al finalizar con mi discurso.

— Que si eres feliz, nosotros igual — dice Ariel. — Al principio odie que volviera, porque sabía que te dolía.

— Eso es verdad, queríamos deportarlo— acota Brandon. — Pero no fue posible.

— ¿Cuándo cambiaron de opinión?

—Nunca — responden los dos al unísono.

— ¿Qué? ¿Enserio? — pregunto asustada.

Ambos me miran y se ríen de manera cómplice. ¿Qué está pasando aquí?

—Lo que sucede es que —comienza Brandon.

— Nosotros — sigue Ariel.

—Hablamos con Nicolás...

Los miro sorprendida. Seguramente mi quijada esta por el piso.

— ¿De que hablaron?

Ariel ceba un mate y se lo pasa a Brandon.

— Le dijimos de una forma — Ariel hace señas con sus manos. Como si estuviera buscando una forma de decirlo.

—Sutil — completa Brandon.

Enarco una ceja y pongo mi mejor cara de ¿En serio? ¿A mí me quieren engañar?

—Bueno, no fue nada sutil. Pero le dejamos bien en claro, que no te lastimara.

—O le romperíamos esa cara de niño bonito — completa mi hermano mayor.

—Los amo, aunque sean idiotas — suelto una risa. — ¿Están de acuerdo con mi decisión?

—Estamos de acuerdo en que seas feliz.

— Y si el niño español, te hace feliz. Nosotros te apoyamos. Aparte, no se lo digas, pero es buen papá.

Siento un alivio enorme en mi interior al ver su apoyo.

—Eso es verdad — miro con los ojos entrecerrados hacia Brandon. — ¿A quién esperabas?

— ¿A vos también te miro con cara de desilusión? — pregunta Ariel.

— ¡Sí! Me sentí mal.

Ariel levanta sus cejas de forma traviesa.

—Ya Brand, dinos a quien esperabas.

Brandon.

Tenía dos pares de ojos azules. Mirando me de forma curiosa, esperando que les diga a quien quiero ver.

—Es una historia larga — comento riéndome. — ¿Se acuerdan de la enfermera que atendió a mamá?

Ambos me miran con cara, de no tener idea de lo que estoy hablando. Ruedo los ojos.

— A la que le gustaba, que siempre pedía mi número o nos dejaba pasar horas después de las visitas, todo porque estaba loquita por mí.

— ¡Claro! Yo me acuerdo, se llamaba como un color ¿No es cierto? — pregunta Ariel.

—Exacto, Azul.

Ornella aplaude.

— ¡Sí! Ya me acorde — exclama con entusiasmo. — ¿Pero cuando la viste?

—Mejor dicho ¿Cuándo la invitaste?

— Bueno, esa es la historia graciosa.

Procedo a contarles todo. La caída de Rousi, tuve que retar a Ornella quien no paraba de reírse de la caída de mi hija. Les conté como mi hija hizo de cupido y la invito a su fiesta de cumpleaños.

— Seguro ya se casó y tuvo hijos, por eso no viene.

— Hermana, no te dediques a consolar personas — digo. — Harías que se suiciden.

— Te doy el peor escenario, para que te prepares para el fracaso.

— Por suerte Mirko nos tiene a nosotros — acota Ariel. — sino, pobre cuando te pida consejos.

Ella iba a replicar. Cuando mi pequeña princesa de seis años entra corriendo a la cocina.

— ¡Papi! ¡Papi! ¡Llego Azul! — chillo emocionada.

La miro, veo que su mano está sujeta a otra mano. Un poco más grande y delicada.

Mi vista baja al piso, veo unas sandalias marrones muy lindas. Sigo mi camino por unas hermosas y esbeltas piernas. Mi vista llega hasta un escote no muy pronunciado, pero me da una buena vista. Pero mis ojos quedan deslumbrados al ver el rostro, de tan bello cuerpo.

¿Qué me pasa? Porque me quedo mirando su cara. Esa respuesta es fácil , ella es preciosa.

— Hola — saluda ella con timidez.

Intento levantarme de la silla, pero al parecer la torpeza me gana, doy un traspié. Ocasionando que se caiga la silla, haciendo mucho ruido. Y por consecuencia termino cayendo me dé culo en el piso.

Rousi se cubre los oídos. Ariel y Ornella, no ocultan para nada su risa escandalosa.

¡Mierda! Ya la cagaste Brandon, la cagaste. Ella debe pensar que sos un idiota.

— ¿Estas bien? — pregunta acercándose a mí. Pone una de sus manos en mi hombro.

Levanto mi cabeza para mirarla, me encuentro hipnotizados por esos ojos cafés tan bonitos y expresivos. Ella me regala una sonrisa sincera.

Sonrió de forma tonta, porque siendo sinceros. No puedo empeorarla más.

—Si — respondo levantándome con rapidez. — Si pudiste venir.

Las mejillas de ella se sonrojan.

—Claro, no me perdería el cumpleaños de una princesa — responde mirando a Rousi. Quien le regala una sonrisa.

—Por suerte viniste, papi y yo estábamos nerviosos.

—Te mando al frente — se burla Ariel.

Miro a mi hija con cara de "Buey, ya la arruine bastante." Miro de nuevo a Azul, quien muerde su labio intentando no reírse.

—Eso es tierno — dice. Luego mira a Rousi. —Te confieso algo, — dice en un aire de confidencialidad hacia mi pequeña. —yo también estaba nerviosa por venir.

—En ese caso — hablo. —Vamos a hacer que nuestra invitada se divierta ¿Le mostramos a Azul lo súper divertido que somos? — le pregunto a mi hija.

Ella asiente con una mirada graciosa.

— En marcha — toma mi mano y la de azul. Nos hace correr hasta el patio.

Rousi nos llevó hasta el patio, en donde estaban muchos de sus amigos y primos.

— ¡Vamos a jugar al juego de la sillita!— dice feliz. Atrayendo la atención de todos los niños y adultos presentes. — Miren ella es Azul — señala a nuestra invitada. La cual es observada por mi madre y madrina. Azul levanta su mano y saluda a todos con una sonrisa. — Se llama como el color ¿O no que es bonito ese color papi?

—Claro que es bonita — digo mirando a Azul. Quien se pone completamente roja, escucho las risas a nuestro alrededor. — Digo el color es bonito.

— ¡Papi siempre te confundes! — niega con la cabeza. — Bueno sigamos con el juego de la sillita. Es fácil, mi abuelo— señala a mi papá. — pone música y todos giramos al alrededor de las sillas. Cuando se pare la música nos sentamos y el que se quede sin silla pierde y tiene cola de rana.

— Yo no quedo cola de rana — se queja Mirko.

— Si pierdes si tendrás — se burla Lexa.

— Vos sos una rana — acusa Román.

Lexa le saca la lengua y Román le responde haciendo burlas. Mirko empieza a decir que él no tiene cola de rana.

Escucho un resoplido, miro a mi hija. Rousi rueda los ojos.

—Basta, sean maduros por favor — exige molesta.

— ¿Ser maduros? — Pregunto en susurro hacia Azul. —Tienen cinco años.

—Rousi, tiene seis y por lo que veo es muy madura.

—Sí, no se de quien lo heredo. Yo sigo siendo inmaduro.

— Yo igual, podre tener veintiséis años, pero seguiré amando las películas de Disney.

—Yo también. Aunque Rousi se aburre con las películas de las princesas.

— ¿En serio? No hay forma de aburrirse con Mulan o con la sirenita.

— Mulan no vio, pero la sirenita si le gusta. Pero solo porque le hace bullying a su padrino.

Ella suelta una carcajada.

— ¿Por qué le hace bullying?

—Se llama Ariel — le explico. —y su marido le dice sireno. Así que los niños siempre se le burlan y le dicen sirenita.

—Sospecho que en esta familia el que más sufre es tu pobre hermano.

—Avecés, todo depende de la ocasión — señalo con mi cabeza a Catherine y Marco. — Por ejemplo ellos, es mi hermana y mi cuñado. Llevan comprometido como hace siete años. Solemos burlarnos de que nunca más se casaran o que su boda en vez de ser inolvidable será olvidable.

— Ay que malos — dice. — ¿Pero porque no se casaron?

— Porque ella quiere casarse cuando se reciba de médica, le falta poco. Pero dice que quiere que a Marco le digan esposo de la médica.

— Eso está bueno. Siempre las mujeres son conocida por ser esposas de. Ella es visionaria.

— Puede que tengas razón — rasco mi nuca. Ahora no sé de qué más hablar.

— ¿Y a quien más le hacen bullying? — pregunta después de unos segundos.

—Ven nos sentemos así te cuento— digo.

—Claro.

Nos fuimos a sentar. Miro hacia atrás y veo como mi mamá, madrina y hermana, levantan el pulgar en señal de estar de acuerdo. Sonrió negando con la cabeza.

— Ven déjame contarte como en esta familia abunda el amor y las burlas.

Ella suelta una carcajada.

—Dale cuéntame.

Ariel.

— Papá, Lexa le dijo cosas a Mirko — se queja mi hijo.

Intentamos calmar la situación. Pero las cosas se ponen oscuras cuando Rousi demasiado enojada nos hace callar.

— ¡Basta! Es mi cumple de princesas— habla demasiado seria para solo tener seis años. — Dejen de pelear. Vamos a jugar y el que pelea es una rana.

— Yo no soy rana — grita Mirko.

—Yo tampoco — grita Lexa.

— Entonces vamos a jugar — dice Rousi.

Se van todos a jugar felices. Nos miramos sorprendidos con Ornella.

—Niños.

— Quien los entiende — digo.

—Mira eso — dice Ornella señalando.

Me giro, veo como Brandon y Azul hablan riéndose a carcajadas.

— ¡Vaya!

—Sí, ¿Crees que eso funcione? — pregunto mirando a la parea riendo. — Ella parece decente, un poco loca. Pero decente.

— Yo creo que sí. Espero y sea la indicada.

Miro como ella se ríe de alguna cosa que dijo Brandon, alguna estupidez seguramente, parece pasárselo bien. Aparte le cae bien a Rousi, y eso es algo difícil. Ya que la niña es un hueso duro de roer.

— Ahora tengo que decirle a mamá que me mudare — comenta Orne.

— Dile rápido y sal corriendo, a menos que quiera escuchar llanto y que tu linda blusa se manche de rímel y mocos.

— Eso es asqueroso — digo. — pero lo tendré en cuenta. Deséame suerte.

Veo como mi hermana camina hacia mamá.

—Hola — dice una voz a mi lado.

— Liv — saludo feliz. Abrazando con fuerza a mí hermana.

— Arielito me aplastas — se queja riendo.

—Lo siento, es que hace mucho tiempo no nos vemos.

— Eso es mi culpa. Paso más tiempo en aviones que en tierra.

— Ya deberías asentarte en algún lado. Así por lo menos se en dónde puedo visitarte — le digo.

Caminamos hasta una de las mesas y nos sentamos a hablar.

— Lo eh pensando. Pero mi padrastro quiere que viva en Rusia con él y mis hermanos. Y papá quiere que viva aquí. Vivir aquí sería mucho más sencillo ya que la editorial se encuentra aquí y están ustedes.

— Pero sabes, tienes que elegir lo que a ti te haga feliz. Para mi será estupendo que vivas acá, pero no tienes que hacerlo. Tienes que quedarte en donde te sientas en casa.

— Wow, eso es profundo — dice sorprendida. Debo admitir que me ofende. — Y tienes razón, pero me siento como en casa aquí y allá.

— Puedes vivir por estación, perseguir el verano o el invierno — me burlo.

Ella me pega en el hombro riéndose.

— Tal vez — mira hacia los lados. — ¿En dónde está mi sobrino favorito?

— Román está jugando con la cumpleañera— señalo el grupo de niños jugando.

— Es tan bello — dice con ilusión. — Quiero tener hijos. Pero cada vez que conozco a alguien es un idiota. No entiendo como ustedes tienen tanta suerte en el amor y para formar familia.

Claro, como si hubiera sido fácil llegar a este punto.

—No te miento, cuando digo que fue difícil llegar acá. Te puedo contar que tres de nosotros nos fue demasiado difícil llegar hasta acá.

— ¿En serio? Yo recuerdo que con Tomas fue algo a primera vista y pum. Aquí están casados y con un hermoso hijo.

—Bueno, pero fue un camino largo en donde no sabíamos si iba a funcionar o no.

— Puede ser... Solo que es duro el amor.

—Demasiado, solo tienes que encontrar a alguien suficiente me loco para intentarlo.

— Eso si fue muy de escritor. No me quites el trabajo — se queja riendo.

— Hablando de eso — subo y bajo mis cejas.

—No te diré como termina A fuego y hielo — me dice. Hago un puchero. — No, no puedo revelarle a nadie el final. Solo la editorial y yo sabemos el final.

— Es que el cuarto libro quedo con un final tan abierto. Que me metí a un grupo de Facebook para hablar de teorías.

— ¿Qué? Estas demente.

—Me dejaste demente con ese final.

— Quedaras peor con el final de la saga.

Llevo mis manos al rostro.

— No me digas eso.

Se empieza a escuchar música y no cualquiera, sino un tema muy conocido de Don Omar. Todos los presentes miramos al medio del patio en donde los niños están bailando una canción de reggaetón.

Pero lo que más nos sorprende a todos es que Catherine los lidera.

— Tengo que grabar esto — dice Olivia.

Nos levantamos para ver mejor.

La coreografía estaba perfecta, demasiado coordinados y los pasos les salían a todos.

Veo a mi hijo perrera hasta el suelo con demasiado flow. Tomas lo filma orgulloso.

— Esa es una mala influencia — grita Brandon.

— Ahora entiendo porque quería cuidarlos — murmuro.

Porque ve a su pequeña princesa porrear de forma graciosa. Lexa imita los pasos a la perfección y Mirko se puso unos lentes de sol que lo hacía parecer al cantante.

Cuando termina la canción terminan en una pose, que parece de estrellato.

— ¡Bravo! — gritan todos.

Todos aplaudimos.

De pronto la canción de la macarena comienza a sonar.

— ¡Todos vamos! — incita Catherine.

El primero en unirse es papá Carlos y Marco. Obvio los que babean por Cate.

Nos miramos con Tomas y asentimos. Tomo de la mano mi hermana y la llevo al centro de la pista.

Mamá trae a Julieta y Alexander.

— ¡Dale a tu cuerpo alegría macarena! — cantan los niños. Moviendo los brazos en el típico baile.

Mis abuelos se unen al baile poniendo sus manos en sus caderas y girándola en sentido horario.

Brandon toma la mano de Azul y juntos se meten a la pista improvisada de baile.

Empezamos todos a bailar de una forma descoordinada la macarena. Mientras nos reímos y cantamos a coro.

Tomas se me pega al lado poniendo sus manos en mis caderas haciéndome girar. Aprovecho para besar sus labios. Luego seguimos con el baile los dos juntos.

Olivia se carcajea de como mi madrina lo hace bailar a mi papá Alexander moviendo las caderas de un lado a otro.

Miro a mis padres y Marco, quienes siguen con esmero a Cate. Mi hijo dejo de seguir la coreografía y empezó a hacer la suya propia.

Brandon aprovecho el momento para poner sus manos en las caderas de Azul haciendo la girar. Estoy seguro de que así no se baila, pero no soy bailarín asique no opino.

Se sentía un ambiente realmente festivo y alegre. Se sentía correcto, ya que eran las personas y el lugar perfectos.

Si volviera el tiempo atrás jamás cambiaria las decisiones que tome. Porque estas me hicieron llegar a donde estoy ahora.

— ¡HEY MACARENA! — gritamos todos riendo cuando la canción finaliza.

Mi hijo vine corriendo hacia nosotros y nos abraza con fuerza. Siento los brazos de Tomas rodearnos.

Si el momento, el lugar y las personas, son correctas.



Hola, moomento emotivo.

ya viene el final y no estoy lista.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro