Capítulo 63.
Capítulo 63.
Dos semanas después.
Brandon.
— Entonces resulta que en realidad mi hermana está embarazada del ex, con el cual no se puede contactar. La madre dijo cosas horribles, imagínese que tuve que contener a mí madrina, mí hermano mayor y a mí tío. Pero fue mi hermana la que nos obligó a mantener la calma.
Fede y Carol, me miraban impresionados.
— Espera me perdí, tú hermana ¿Catherine? — cuestiona Fede.
— No, Ornella. No es mi hermana de sangre, es como una prima. Pero yo la veo como una hermana.
— Ah, yo estaba. Tipo, no era la prima la que estaba embarazada — dice Carol riendo.
— Claro, igual yo estaba algo perdido — concuerda Fede.
Se puede decir que estos dos, se han vuelto muy buenos amigos. Hablamos de casi todo, se que Fede vive con su novia y su pequeña hijastra. La cual me pidió por audios de WhatsApp que deje a Rousi jugar con ella.
Por otro lado Carol, es lo que ella llama. Un alma libre. Sin hijos, ni novios, ni perros. Solo un gato blanco, del cual presume como si fuera su más preciado tesoro.
— Si — suelto una risa, — Ornella es como una hermana. Pero es ella la que está embarazada, Catherine está comprometida, pero sin hijos.
— Wow, tu familia es súper entretenida — dice Carol. A lo que frunzo el ceño. — Digo, obviando las cosas malas. La historia de tu familia, podría ser una serie de televisión. Cómo The Gilmore Girls.
— Concuerdo al cien por ciento — habla Fede. Tomando un mate. — ¿Nunca pensaste en escribir un libro sobre tu familia?
Analizó sus palabras. ¿Un libro sobre mí familia? ¿Quien leería esa historia?
— Puede ser, pero no estoy seguro…
— Eres muy buen editor, y sabes sobre narrativa. Y como dice Barbie “Puedes ser lo que quieras ser.”
Fede dice eso tan convencido. Que ni siquiera Carol o yo,nos reímos. Parece que su hija le inculca una muy buena filosofía barbiriana.
— Concuerdo con el hippie trucho — dice Carol sonriendo.— Lo escribes, le muestras al jefe y si te dice si.Genial, sino bueno listo ya fue.
Pienso que puede tener razón, pero escribir sobre mí familia es algo personal.
Luego de nuestra merienda. Voy hacia la oficina para terminar un capítulo.Al terminarlo veo que me queda un ahora hasta mí hora de salida. El nuevo ascenso además de venir con mejor sueldo, vino con más horas de trabajo. Lo que me hace estar casi diez horas lejos de mí hija.
Miro la foto que tengo de ella en el escritorio, es preciosa. Tiene un aire a Reina, sus gestos, hasta su nariz. Siento que va a ser duro tener que explicarle que su mamá murió y ni siquiera la conoció.
Es algo que va a ser duro, se que falta tiempo.
Pero en cuatro meses y medio cumple su primer año, pensar que si día de cumpleaños es el mismo día del aniversario de muerte de su mamá. Me mata, me duele. Porque ese día perdí a quien pensé que era mi amor. Pero gane a mí princesa.
Miro mi monitor, vuelvo a mirar el reloj.
¿Por qué no?
Comienzo en un word, escribiendo un par de palabras. Luego esas palabras se transforman en cientos de oraciones.
Cuando menos me doy cuenta escribí cinco capítulos.
Me separó del monitor, refregando mis ojos con pereza. Miro la hora, pasó casi hora y media.
Miro mi celular y tengo mensajes de mi abuela preguntando si estoy bien. Le respondo que estoy bien que me retrase, y estoy yendo a casa.
Guardo los capítulos, en un borrador. Apagó todo en la oficina.
Tal vez, escribir sobre esto. Me ayude un poco, solo espero que quede bien.
Ariel.
— ¿Ariel mandaste la carta a la revista de Dian's? — pregunta papá.
Llevamos medio hora hablando sobre eso. Y recién me pregunta, creo que alguien está con la cabeza en otro lado.
— Papá, te dije que no se la mandé a la revista. Sino a James Walker, porque concordamos que no queríamos tener nada que ver con su cuñado. Ya que él es el causante de las pérdidas. Solo espero que James responda, es un buen colega. Y nunca se mereció nada de lo que le pasó.
— Tienes razón — concuerda.— pero así, no nos fiemos. Porque si él estaba enterado del fraude que cometia su cuñado.
— No lo creo, James es buena persona, recuerdo que fue uno de los primeros en mándame felicitaciones, cuando egrese de la facultad. Cuando muchos de nuestros socios decían que todo lo que hice fue por contactos
Él asiente.
— Te dejaré esto en tus manos Ariel, no tengo cabeza para casos complejos.
— ¿Es por la situación de Ornella ? — tanteo.
Papá no ha hablado conmigo de eso. Pero Orne me dijo que escuchó a sus papás llorando por ella y el bebé.
— Si, es que no entiendo cómo ese chico ni siquiera se puso en contacto. Su madre directamente me bloqueó de todos lados. Y luego todas esas cosas horribles de mí pequeña.
“Mi hija no hizo sola a ese bebé. Yo no le pido al chico que se case, porque no hay nada más horrible que un matrimonio sin amor.
Solo le pido que cumpla con sus responsabilidades.
Me parte el alma lo que tiene que pasar mi bebé sola, porque sea como sea ella es mí bebé. Que tendrá un bebé, un nieto — suspira. Pone una mano en su cabeza despeinando su cabello. — se que a ella y al bebé nunca les va a faltar amor, ni nada material. Pero no es algo que haya esperado ”
Asiento con la cabeza. No puedo decir que lo entiendo, porque no soy padre. Pero pienso igual que él, no es el momento para que ella sea madre. Pero ella tomó una decisión y solo tenemos que apoyarla.
— Entiendo lo que sientes, cuando me enteré no podía creerlo. El que entró en razón fue Brandon, quien nos calmó. Y quien pensó en hablar con mamá. Ahora solo tienes que entenderla, y no lloren cuando piensan que ella duerme. Porque los vio y ella siente que los decepcionó.
Papá hace una mueca horrible, de dolor.
— Yo no estoy decepcionado. Estoy molesto, porque siento que no la puedo proteger de todo. Que siempre van a haber cosas que se me escapen de las manos. No la voy a poder proteger de lo que digan las personas, ni siquiera pude contactarme con ese chico, para hablar. Soy pésimo padre, no estoy decepcionado de ella. Jamás lo estaría, estoy decepcionado de mí por no cuidarla como ella se merece.
— Pa, fuiste el mejor padre del mundo para mí y mis hermanos. Hasta con Olivia, a quien fuiste conociendo poco a poco. Y dudo que Orne piense que sos un pésimo padre, solo quiere que no estés decepcionado de ella.
— Hablaré con ella — dice con una sonrisa. Palmea mi espalda. — Gracias campeón, eres lo mejor que me pasó.
— Es que soy un tesoro.
Ambos reímos. Seguimos debatiendo qué hacer con la revista. Decidimos esperar a que James o su abogado se contacte con nosotros.
Estaba tan enfrascado en mi trabajo que no me doy cuenta de la hora. Miro mi celular, tenía mensajes de WhatsApp.
Anteojito: sireno, tengo lista la cena. Y solo un boxer, soy algo así como una cena de una película porno. ¿Cuándo vienes ?
Suelto una carcajada al leer lo que mando. Este chico cada día es más pervertido, me encanta.
Yo: estoy saliendo. ¿Estás incluido en el postre ?
Su respuesta no tarda en llegar.
Anteojito: Si, pero espero que seas mi plato principal.
Yo: voy en cinco, espérame en cuatro.
Siento que me sonrojo, por lo que dije. Pero me da igual. Me gusta ser así con él, pervertido, gracioso, espontáneo y feliz. Sobre todo feliz.
Anteojito: a su orden mi sireno. Te amo.
Yo: te amo más.
Un mes y dos semanas después.
Ornella.
Miro mi vientre redondo como una pelota de playa. Ayer me dieron del colegio una carpeta médica por maternidad.
Ya que no puedo seguir yendo, por este mes o hasta que nazca mí bebé.
La verdad me sentí súper avergonzada cuando empezaron las clases. Es decir, antes nadie me miraba, todos en sus asuntos. Pero cuando ves a una chica con una panza de siete meses entrar al colegio en su último año. Es algo que no pasa desapercibido.
Es obvio que habrá mirones, gente diciendo “por eso hace falta ESI en los colegios”. Cuando la realidad es que si me cuidaba, si recibí ESI, si hablaba con mis padres. Pero soy ese 0,01% de los condones fallidos.
— Pequeño bebé le causa muchos dramas a mami — le hablo a mí panza.
Siento que se remueve. Es un dolor molesto en mis costillas.
Este niño quiere salir jugando al fútbol al parecer.
Mi celular suena, miro la pantalla y en letras dice número desconocido. Y veo que no es +54 como son los números de Argentina. Algo indecisa atiendo la llamada.
— ¿Hola?
— Hola, Ornella , soy Nicolás — reconocí su voz mucho antes de que dijera que era él.
— ¿Qué quieres ? — pregunto fría.
Su madre se encargó muy bien de dejar en claro, que no podría hablarle al hijo. Ni mucho menos pensar en siquiera buscarlo. Aunque intenté, internos todos dar con su número.
Pero no hubo forma, Nicolás estaba fuera de servicio y fuera de nuestras vidas hasta ahora.
— ¿ Cuántos meses de embarazo tienes ?— pregunta calmado.
Siento que la indignación sube por mi cuello y se instala en mí boca.
— ¿Con qué derecho me lo preguntas ? Ya tu mamá dejó bien en claro lo que piensa ella, y lo que vos pensas.
— Pero es que justo cuando me voy salís con esto.
No lo dejó terminar de hablar . Porque hablo desde lo profundo de mí enojo y resentimiento.
— ¿Crees que miento? ¿ Por quién me tomas? Me conoces , creo que en el tiempo que estuvimos te diste cuenta de que como soy. Y quién soy — la indignación se va dejando lugar al dolor y al resentimiento de todo lo que fui viviendo.— No quería retenerte, ni mucho menos mentirte. Yo te amaba, pero como te amaba. También me amo y sé cuándo dejar ir. Y te deje ir.
“Me lastimaste, elegiste a otros antes que a mí. Elegiste irte y no luchar, no defender a quien decias querer. Pero eso son problemas nuestros, no tuyos con el bebé. Yo se que vos sos el padre, tengo ocho meses de embarazo has las cuentas.
Quiero que formes parte de su vida, como su papá. Pero si no quieres , no estás listo y no te importa. Entonces te pido que nunca vuelvas, que no aparezcan de acá a diez años esperando ser el papá del año. No vuelvas cuando ya este grande. Eso es lo único que te pido.”
Se quedó callado, por largos minutos la línea quedó en silencio. Siento las lágrimas caer por mis mejillas.
Me duele, porque sé que está pensando en qué hacer. Me duele que no nos elija, que no me elija.
— Es… complicado…
Suelto una risa cínica.
— Complicado es tener una panza gigante que todo el mundo te vea y te señale. Que hablen de vos, que tus papás estén mal porque su hija será mamá soltera, que la abuela de tu bebé te diga cuan zorra y puta es. Complicado es ser yo, que soportó dolores horribles, calambres , náuseas, malestares, mierdas de mierda y jugadoras — me sorprendió lo fría que me salió la voz. — me da igual lo difícil que creas que es o lo complicado. Porque amigo, la tienes demasiado fácil.
La línea se volvió a quedar en silencio.
Dios como duele, acaricio mi vientre. Siento una patadita, por lo menos tengo mí bebé.
— Lo siento Ornella, no quería que esto pasará.
— Pero pasó y tienes dos opciones. Quedarte y ser un padre o irte y nunca aparecer. Porque soy sincera cuando te digo que si no estás ahora, no quiero que estés nunca.
No, eso de que los padres aparezcan. Diez años después cuando los niños están criados y grandes. Cuando ya no es necesario nada.
Cuando ya es la madre la que sacrificó todo y el padre lo único que hace es hacer juicios para hacerse ver cómo un padre cuando nunca lo fue. Eso no me gusta y no va.
— Hablaré contigo luego, pero me quedo. Quiero también ser parte de la vida de mi hijo.
— ¿ Seguro? Porque tampoco puedes venir y decir que te quedas. Y cuando te asustes salir corriendo.
— Ya lo sé Ornella, pero esto no quiere decir que volvamos.
Siento un dolorcito en el corazón. Pero lo ignoró.
— Lo sé , no te pido que me elijas a mí. Sino que lo elijas a él.
Mis palabras van cargadas de sentimientos. Y de dolor, de un corazón roto y de un dolor indescriptible.
Porque una vez más, no me eligió.
Pero eligió al bebé y eso habla de que al menos a él. Si le dará amor sincero.
— Si lo elijo a él y voy a ser un buen padre.
— Está bien — suspiro. — supuestamente nace el veinte de mayo. Solo te digo, igual seguramente te avisará de que nació.
— Está bien, trataré de estar en esas fechas en Argentina.
— Bien.
— Bien.
Luego de cortar la llamada. Lloré toda la noche, lloré porque lo amaba y él a mí no.
Lloré porque siempre me entregué a chicos que no valían la pena.
Lloré esperando que así, el dolor de mi pecho desapareciera.
***
Hoy dieciocho de mayo, siento como mi cuerpo es sacudido por el peor dolor del mundo.
Un parto natural. Son oleadas muy fuertes que se asemejan a los cólicos abdominales. Es horrible siento que me están partiendo al medio.
Lágrimas salen de mis ojos, siento mi cuerpo tenso, contraído y adolorido.
— Fuerza mí niña — dice mamá quien me sostiene la mano izquierda.
— Ornella, ya puedo ver la cabeza — dice el doctor Jorge, quien lleva mi caso,— puja.
Suelto un grito desgarrador. Mierda, esto sí que duele.
— No puedo, no puedo más — gimoteo cansada.
Es mucho, es mucho para mí. Para mí cuerpo, no podré lograrlo.
— Vamos hija, tú puedes eres fuerte. Eres valiente y eres capaz. No hay nada que no puedas hacer.
Puja una vez más, llorando y a los gritos.
— Vamos Ornella — apremia el doctor.
— Mami ,me duele — lloro.
— Cinco minutos de dolor, a cambio de toda una vida de felicidad.
Siento lágrimas en los ojos. Con las fuerzas que me da mi mama. Con todas mis fuerzas pujo.
Siento una liberación en la parte baja de mi vientre. Seguido de un agudo llanto.
— ¡ Felicidades! Es un hermoso niño — dice el doctor.
Siento un alivio en mí cuerpo. Aunque el llanto lastimaba mis oídos. Sentía mucha felicidad dentro de mí.
— Quiero verlo.
— Es hermoso — murmura mamá. Con los ojos llenos de lágrimas.
Ella lo tiene en sus brazos. Una bolita de carne envuelta en una manta azul.
Mamá me lo pone en brazos. Jamás pensé que me enamoraría a primera vista. Pero acá estoy, enamorada de mí hijo.
De mi bebe, de mí hermoso bebé.
Mi pequeño bebe colorado, su cabeza parece el de una zanahoria. Me da mucha gracia, aunque está lleno de sangre. Es él bebe más hermoso que he visto.
— Lo tenemos que llevar ¿Cómo se llama el bebé?
Miro a la enfermera.
— Mirko Ambroni — respondo orgullosa.
***
Dos semanas después me encuentro en mi cama.
Lexa y Rousi, juegan en la alfombra de mí piso. Rousi está sentada y Lexa intenta imitarla.
Al lograrlo la pequeña bebe hace gestos de alegría. Entonces Rousi hace algo que nos impacta a Brandon, Ariel y a mí.
Empieza a gatear. Por toda la alfombra.
— Esa es mí bebé, esa es mi princesa — dijo Brandon sonriendo.
Rousi se ríe.
— api, api — habla. En su intento de decir papá. Esa niña crece muy rápido.
— Ya vi a mi princesa.
Lexa la mira en silencio. Parece que también quiere gatear. Así que lo intenta, pero solo se queda acostada en el suelo moviendo sus manos como un renacuajo.
— No puedo creer que vaya a cumplir un año en unos días.
— Quince días — dice Brandon. — Yo tampoco. Estoy emocionado, ya tengo todo preparado para ese día.
— Pero ella no lo va a disfrutar — dice Ariel. Quién sostiene a Mirko, mí bebé parece a gusto en los brazos de su padrino.
Fue difícil decidir entre Brandon y Ariel. Por eso tuve que hacer un sorteo,y salió mi hermano.
— ¿Y? Yo sí, porque va a ver torta y muchos globos de colores.
— Pareces un niño — me burló.
Miro a Lexa que está a punto de llorar, la alzó y le hago ojitos y sonidos con mi boca. Haciendo que ella se ría.
— ¿ Quién es la bebé de la hermana? — hablo con voz de bebé. Ella se ríe de forma tierna y adorable. — ¿ Puedes dejar de crecer ?— le pido dándole un beso en la mejilla
— Tienes razón, estos niños crecen demasiado rápido.
— Si, tu bebé de pasar de ser una ratita. Ahora tiene el tamaño de bebé.
Le tiró con un peluche a Brandon quien lo esquivó de milagro.
— No le digas ratita a mí bebé.
Es verdad Mirko era un bebé demasiado pequeño, medía 47 centímetros y pesaba dos kilos. Pero eso no le quita que no sea perfecto y hermoso.
— Hablando de ratas ¿ Que pasó con Nicolás ?
Suelto un suspiro.
— Dijo que estaría presente. Pero ya tiene una vida en España. Así que vendrá a visitarlo cuando pueda y mandará dinero. Cómo si eso fuera todo.
— Por lo menos quiso estar.
— Eso es verdad — dice Ariel. Quien alza a Mirko, besó su cabeza. — quién necesita a ese feo, cuando tenés acá a tíos muy guapos. Que te aman.
Suelto una carcajada. Haciendo que Rousi y Lexa rían, sin tener idea de que.
— Eso es verdad. Solo espero que no venga cada muerte de obispo.
— Tranquila pequeña. Sabes que pase lo que pase nos tienes a nosotros.
Sonrió de forma sincera.
Siento unos golpes en mi puerta.
— Adelante — digo.
Se abre la puerta, entran mis dos mejores amigas. Quienes no me han abandonado, me han defendido y se han comportado como las mejores. Ya que me han traído las tareas y todo a casa, aunque ellas no vayan conmigo.
— Cuánta hermosura junta — dice Milagros asombrada.
— Si, nunca me voy a acostumbrar a ver ojos tan bonitos.
Eso es verdad, Mirko aparte de ser colorado. Tiene mis ojos, los ojos de Ariel y de Lexa. Ese azul brillante e hipnótico.
Y mí hermano y ahijada, tienen ese color verde esmeralda tan perfecto y cálido.
— Gracias bellezas — dice Brandon.
— No coquetees con mi chica Brandon — dice Pablo. Quien entró detrás de ella.
Decí que mi habitación es grande, y entramos todos comodos.
Las chicas se unen a la ronda de bebés.
Mi hermano pelea con Ariel por ver quién sostiene a mí colorado.
Entre risas y bromas se pasa una hermosa tarde. En donde compartimos un momento de plenitud.
Aunque por momentos siento que solo seremos Mirko y yo, estoy bien. Porque se que no solo somos nosotros dos.
Somos Mirko, Ariel, Brandon, Pablo, Catherine, Ada, Carlos, Julieta, Alexander, Lexa, Olivia, Milagros, Ana, Tomás y yo. Somos todos, somos familia y no estoy sola.
Y se que aunque sea duro, voy a hacer todo lo que me proponga. Porque así lo decido y así será.
Miro a mí bebe, seré todo para ti. Como tu lo eres para mí.
Hola, espero que les haya gustado.
Este capítulo va cargado de amor. Espero leer que opinan. Y bueno acá vemos cómo se dan inició un poco al "tormento de James". Que pronto volverá a la plataforma.
Les dejo una foto multimedia de los bebés,
¿Que les parece Mirko?
Bueno, me despido un besoooo. Las amo mis adictas!!!
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