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Capítulo 61.

Capítulo 61.

Ornella.

Los organizadores iban de un lado a otro. Alexandra lloraba con fuerza en mis brazos. Sumado a mis ganas de vomitar y cansancio. Creo que nada puede ir peor.

— ¿Por qué llora Lexa? —pregunta Pablo.

— No tengo ni puta idea — le grite a Pablo. Quien abrió los ojos sorprendido. Lexa lloraba con más intensidad.

— ¿Por qué me gritas a mí? — pregunta gritando.

Entre los llantos de mi hermana, el calor insoportable, los gritos de Pablo y mis nauseas. Estoy a punto de mandar todo a la mierda. Mi humor va de mal en peor.

— No lo sé.

Voy hacia mi cuarto, con Lexa en brazos meciéndola. Ignorando a Pablo por completo.

—Tranquila Lexa — la llamo por el apodo que mi hermano mellizo invento. Ya que era demasiado raro llamarla Alex, ya que papá se confundía y siempre se daba vuelta.

La acomodo en la cama. Ella deja de llorar, sus ojos están rojos de tanto llorar. Su carita esta toda hinchada, sus lágrimas mojan su carita.

Reviso su pañal, pero está limpio. Miro la hora, las doce del mediodía. Mama estaba en la peluquería, papa está "cosas de chicos" o algo así fue como lo llamo mi hermano Ariel. Refiriéndose a mis abuelos, tío y hermanos mayores. Preparándose para la tarde.

Hoy, el día más caluroso de enero. Para ser más específica 26 de enero. Mis padres renuevan sus votos matrimoniales, frente a Dios. Van a jurar amarse por siempre y para siempre.

Admito que la idea me hace llorar, y sentir mariposas revoloteando en mi interior. Siento tanta alegría ante la idea de mis padres eternamente enamorados.

Me hace pensar en que el amor existe. El sentimiento tan hermoso y tan aterrador. Que causa tantos estragos en cualquiera, que llegue a sentirlo. Aunque mis experiencias en el amor son terribles, un ex loco que intento lastimarme. Y otro que lo hizo, pero no físicamente sino a mi corazón.

Pero luego acá estoy, dos meses después. Lo extraño, me duele, pero sigo adelante, como dicen la vida sigue.

Me doy cuenta de que hay silencio en el cuarto. Miro a mi hermana, ella está durmiendo.

Suelto un suspiro. Cuidar de una bebe es agotador. Prefiero nunca tener que pasar por esto, admiro la fortaleza de mi mama.

Me acuesto a su lado. Pero creo que lo hago demasiado rápido, porque me mareo.

Siento como se me hace agua la boca. Como el desayuno se me revuelve en mi estómago. Quiero vomitar. Me levanto rápido de la cama y corro al baño.

Alcanzo a llegar al inodoro. Levanto la tapa y vómito, devuelvo todo lo que estaba en mi interior.

Al terminar, me siento al lado del escusado. Siento el sudor en mi frente. Tengo calor.

— ¿Orne estas bien? —pregunta Pablo. Quien entro al baño. — Mierda, estas muy pálida.

Se acerca a mí. Y me toma la cara entre las manos. Mueve mi cara de lado a lado.

— Estas hirviendo. Debe ser un golpe de calor.

— ¿Ahora eres medico? — pregunto medio sonriendo. Aunque me siento mareada.

— El año que viene, cuando termines el secundario. Ingresare a medicina — dice orgulloso. —Pero por ahora hazme caso. Mamá dijo que pidamos lo que queramos para almorzar. Porque la cocina está llena de personas.

—Está bien, como vos digas — respondo. — Ahora hasta cargo de Lexa, mientras me baño.

— Este bien. Y yo diría que dejes de comer donas, se te creció la barriga — se burla.

Ruedo los ojos y le lanzo el rollo del papel higiénico. Lo esquiva y se va riendo.

Una vez que escucho que se fue, me saco toda la ropa. Tiro de la cadena del inodoro. Abro la llave esperando que el agua salga templada, ya que no me gusta el agua fría.

Me miro en el espejo, aunque Pablo lo haya dicho medio en broma. Tiene razón, estos meses eh engordado bastante, no es que este obesa. Pero mis caderas, muslos y barriga están más rellenas. Hasta mis mejillas están rellenas, lo único que no me molesta que este relleno es mi busto.

Según mi mama, se debe a que estoy en estado de "depresión de ruptura" y está bien que coma chocolates y dulces. Siempre y cuando eso me haga sentirme mejor.

Pero creo que muchos dulces no están bien. Creo que debo ponerme a dieta, o hacer ejercicio.

Dejo de pensar tanto y me meto a la ducha. Doy un suspiro de alegría al sentir el agua fresca, en mi piel caliente. Necesitaba esto.

Dos horas después, la estilista estaba acomodando mi cabello, en una hermosa vincha de estrases en forma de flores brillantes. Mi cabello suelto cae en bucles por mi espalda. Mis ojos estaban pintados al estilos foxie eyes, mis labios parecían más carnosos pintados de un rosa mate.

Miro mi vestido, es de color turquesa. Pero lo que más me fascina, es lo brillosa que es la tela. Es un vestido de tiras, con escote en V. Es tipo campana, tiene un tipo de faja o no sé cómo le llamo mi madre. Que me explico que ayuda a que se vea más estrecha la cintura. Y para ser sinceras, sí que hace un gran trabajo.

— ¿Se puede pasar? — preguntan desde la puerta, reconozco la voz. Es mi tía Ada.

—Claro.

Ella entra, ambas soltamos un gritito al vernos. Es poco decir que se ve hermosa, sin duda ella se ve estupenda.

Su vestido rosa, estilo diosa griega. Se amolda perfecto a su cuerpo, hasta tiene un peinado que la hace ver como una diosa griega.

— Te ves hermosa — dice tomándome de la mano y haciendo me dar una vuelta.

Lo hago encantada. Ella hace una pose de diva.

— Tía, eres toda una diosa griega — la alago.

Ella se mira en el espejo. Veo la ilusión en su rostro, me llena el corazón verla así de bien y feliz. Después de todo lo que paso, se merece ser feliz. ¿Y porque no? Verse hermosa.

— Gracias pequeña, ya quiero que Carlos me vea — comenta emocionada.

— Se desmayara, eso dalo por hecho.

Ambas nos reímos. Luego alguien toca mi puerta y pasa sin pedir permiso. Como siempre, es mi mama.

Si Ada es una diosa griega, mi mama es una magnifica reina. La imagen más preciosa aparece frente a mis ojos. Se ve totalmente hermosa.

— Wow, sin palabras— digo al borde de las lágrimas. Estoy siendo demasiado sensible estos días.

El vestido de mi mama, es la definición de sensual y elegante.

Tiene un escote que baja en forma de triángulo hasta la cintura. Es de encaje con un patrón perfecto, tiene una tela transparente brillante que cubre el escote. Luego cae por sus prominentes caderas la falda, que sigue teniendo el mismo patrón de encaje transparente hasta los muslos. La falda blanca es pegada al cuerpo, haciendo que su silueta se vea como el de una sirena.

Tiene un tajo al medio del vestido, haciendo que se vea demasiado sensual. Tengo que ser sincera, si mi papa no se desmaya. Estará al borde.

Noto que en su cabello, tiene la misma corona que uso. La primera vez que se casaron, para ser sincera ese vestido era mucho más escotado que el que tiene ahora.

Pero lo que hace perfecto y único, es que ella misma lo diseño.

— Mama, estas tan hermosa — murmuro.

Ella se lleva las manos a su cara. Sonriendo o tal vez intentando no llorar.

— Gracias mi bebe mayor — dice. Estira sus brazos hacia mí. No dudo en rodearla con mis brazos.

Sé que no debo llorar, pero no puedo evitarlo.

— Ay, Dios dejen de llorar — murmura mi tía. — Yo también estoy llorando.

En un momento éramos las tres abrazadas y llorando de felicidad. Estos momentos son los que me hacen olvidarme de lo malo.

— Dejemos de llorar, es un día feliz. En donde mis dos personas favoritas, van a volver prometer amarse y cuidarse — dice Ada. Poniendo ambas manos sobre los hombros de mama. — Te digo lo mismo que te dije la primera vez. Te amo y te deseo la mayor felicidad del mundo. Te deseo cenas memorables, respeto eterno, confianza plena, amor incondicional y sexo, mucho sexo salvaje.

— ¡TÍA!

— ¿Qué? ¿Cómo piensas que vinieron al mundo?¿Cómo piensas que Lexa llego?

—No quiero oír más nada de esto, me traumaron de por vida — les digo.

Las dos se ríen de mí. No puedo evitar reírme con ellas.

Brandon.

— ¿Quién es la bebe más hermosa del mundo? — dice papá. — Si, mi nieta. Mi hermosa nieta.

Ruedo los ojos. Papá se ve ridículo hablando con voz de bebe, pero es encantador como le hace sonrisitas y pucheros que ella rápidamente copia.

Para ser una hermosa bebe de ocho meses. Es demasiado lista y avivada, hasta intenta decir palabras. Yo quiero que ya sepa decir papa, pero solo logre sacar balbuceos.

— Es tan parecida a vos — comenta papa. Acomoda la corona de flores en su cabeza. — Tiene tu naricita y tus pequeños ojos, hasta podría decir que sus manos son idénticas.

— ¿Eso crees? — pregunto mirando a mi princesa. Quien al verme, estira sus manos hacia mí.

Me encargo de quitársela y sostenerla en mi pecho. Dicen que soy un papá acaparador, pero... No, no me gastare en negarlo, mi princesa es mía.

— Claro, es demasiado perfecta. Es más que obvio que es Villagrán — dice riendo.

— ¿Tú crees que lo hago bien? — pregunto cortando el tema.

Los ojos cafés de papa, me miran analizándome por unos segundos. Luego sonríe mostrando esos característicos hoyuelos.

—Si hijo, estoy orgulloso del hijo que crie. Y que ahora cría solo a una princesa — acaricia la cabeza de mi hija.

— Gracias, hay veces que siento que no puedo. Que es demasiado para mí, que no soy bueno o que ella terminara odiándome.

—Esas son dudas que cualquier padre tiene hijo, pero quiero que sepas que ella te ama. Y lo hará, cuando te diga que te odia. Lo hará cuando se enferme y la cuides, lo hará cuando la regañes y no la dejes salir. Siempre te amara y sabrá que ella es la princesa de su papá. Y tú eres su rey.

Sonrió con agradecimiento. Siento una emoción en el pecho, creo que lo que dice papá es cierto. Tal vez no sea el mejor del mundo, pero sin dudas doy todo lo que soy para ser él mejor para ella.

— A sus lugares, la novia acaba de llegar — anuncian por los parlantes.

Rápidamente se acomodan todos en la iglesia. Veo a Alex, quien está nervioso en el altar. Mirando la puerta con impaciencia.

Mi hermano está a su lado, intentado tranquilizarlo.

—Los encontré — dice Cate. Quien viene de la mano con Marcos, este nos saluda a ambos. Mi hermana me roba a mi hija de brazos, y la sienta en su regazo. — ¿Cómo está mi bebe hermosa? — pregunta haciéndole caras.

Rousi la mira confundido, porque no soy yo. Pero se empieza a reír cuando ella le hace caras. Claro que está contenta, si mi hermana menor parece una hadita.

Como paso a su segundo año de medicina, se auto felicito tiñéndose su cabello castaño a un loco color azul metálico. Que junto a su vestido rosa, la hace parecer sacada de un cuento.

— Pareces una pequeña hadita — le dice papá. — Esta hermosa mi hija pequeña.

A propósito papá se sienta al medio, entre Marcos y Cate. ¿Después soy yo el papá acaparador?

— ¡Papi! — se queja, pero luego le da una beso en la mejilla.

Se escucha la música prenupcial.

Las puertas se abren, entra Pablo, sosteniendo a Lexa. Quien tiene los anillos en una bolsita que cuelga de sus manitas. Mi prima es preciosa, tiene unos hermosos ojos, los mismos que mi tío y mis hermanos.

— Son tan bellos — murmura mi abuela Amanda.

Luego entra Ornella, quien luce hermosa en ese vestido. Tiene un pequeño ramo de rosas rojas.

Después de ella entra Olivia, quien luce un hermoso vestido del mismo tono que Orne, solo el suyo es largo. También se ve divina, mi nueva prima.

Seguida de ella, entra mi mamá. Juro que la exclamación de Carlos, no es para nada exagerada. Ella luce como un tipo de diosa.

—Qué mujer tan hermosa y perfecta — escucho murmurar a papá.

Pero todos nos quedamos sin aliento, cuando la protagonista de este día entra. Se ve tan perfecta mi madrina.

La mirada que se dedican los novios, me hace poner la piel de gallinas. ¿Se puede decir te amo con la mirada?

Estoy seguro de que Alexander y Julieta lo lograron. Ninguno dice nada, pero sus ojos demuestran todo.

— Se ve tan perfecta — dice Cate llorando. —Es la novia más sexy y perfecta que vi en mi vida.

— Solo Julieta es capaz de lograr eso — dice Martin, el abuelo sinvergüenza.

La ceremonia es hermosa, podría decir que fui un macho pecho peludo y no llore. Pero no pude evitar hacerlo, cuando Alexander la miro.

Le dio esa mirada que te hace suspirar y mirar enternecido.

Esa mirada me dio una esperanza, de que algún día encontrare a alguien para mirar de esa forma. Alguien a quien amar con locura, y que también ame a mi hija.

— Prometo amarte en esta vida y en la siguiente. Y si hay una vida después de esta, y re encarnamos. Prometo buscarte y volver a enamorarte. Te amo pelirroja.

Mi madrina lloraba de emoción, mi padrino igual. Se miran con tanto amor, que me es imposible no decir.

— ¡Que vivan los novios! — grito haciendo reír a todos. Menos a mi hija que empieza aquejarse.

— Ya, ya — la calmo.

Ariel.

Veo a mi papá bailar el vals con mi madrina. Es la escena más romántica que eh presenciado. Bailan al compás de Perfect de Ed Sheeran.Pero versión en español.

— Le está cantando — dice Tomas.

Eso es cierto, Julieta le canta a Alexander.

—Esto es demasiado romántico. Me siento tan feliz por mis padres —digo. Miro hacia mi mamá y mi papa. Quien se besan sin disimular. Parecen dos adolescentes.

Luego de que termina el vals. Empieza a sonar cumbia, haciendo que los novios bailen.

Ornella toma a Pablo y ambos van a la pista de baile. Muchos se unen a la pista. Tomo de la mano a Tomas, tengo que admitir que él es un buen bailarín. Y como me ha hecho salir con varios de sus amigos, yo también estoy mejorando en esto de bailar.

Bailamos pegados un montón de canciones. Mi parte favorita es cuando estamos tan pegados que por instinto mis labios se pegan a su cuello.

Tiene una mini batalla de perero contra Brandon. Quien logro que un grupo de mujeres griten "Papa luchón" mientras menea su trasero.

Ay Dios mío, este chico.

El tiempo pasa rápido, mientras bailo una canción de cuarteto con Olivia y Ornella, logro ver que esta última. Esta algo pálida y hace muecas de asco.

— Ya vuelvo — dice.

Sale disparada al baño. Nos miramos con Olivia.

— Vamos, yo entro — dice ella.

Seguimos a la pelirroja hasta el baño.

Veo a mi hermana entrar, pasan diez minutos y ninguna sale. Como no veo que nadie haya entrado. Me tomo el atrevimiento de pasar al baño de mujeres.

Las encuentro, sentadas en unos sillones. Si, el salón tiene un mini living en el baño, para esperar.

Ambas están sentadas mirando a la nada. Orne sigue estando muy pálida.

— ¿Qué pasa?

—Vomito.

— ¿Comiste algo que te hizo mal? —pregunto.

— La vi moviendo la cola — se escuchaba que alguien cantaba. — Y ella perreaba sola.

Los tres nos damos la vuelta, para encontrarnos con Brandon. Quien nos mira sorprendidos, el trae a mi ahijada en brazos junto a su pañalera.

— ¿Qué haces aquí?

—El baño de hombres, no tiene para cambiar pañales — explica, — lo que está muy mal. Ya que mi hija se puede paspar el trasero.

Mientras se pone en la pañalera. Nos vuelve a mirar a los tres extrañados.

— ¿Qué pasa? ¿Porque están aquí?

Me doy vuelta para mirar a mis hermanas esperando una respuesta. Orne tiene los ojos llorosos. Y nos mira antes de hablar con la voz temblorosa.

—Creo, que estoy embarazada — dice en un hilo de voz.

Dejándonos a Brandon y a mí. Congelados.

Hola, me propuse darles un cap por día. No quiero que acabe, pero lo bueno tiene que terminar.

Les dejo la boda de la pelirroja y el idiota (llamado asi por la novia). Y lo mejor de todo, una bomba...

¿Sera bebe?'¿O no sera?

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