Capítulo 54.

Ornella.

Las manos juguetonas de Nicolás. Se cuelan por debajo de mi camisa. Se posan en mi espalda hasta llegar a la altura de mi sujetador para desprenderlo, con habilidad lo quita al igual que a mi camisa.

— ¡Oye! — me quejo deteniendo sus besos. Me mira extrañado. — Deberíamos estar en igualdad de condiciones.

El suelta una carcajada, haciendo que mi corazón palpite rápido. Amo su risa, amo estar con él. Amo todo lo que tenga que ver con él.

— Si tienes razón. Mis disculpas.

Él se quita su remera quedando desnudo de la cintura para arriba. Siento los bellos de mi cuerpo erizarse. Me abrazo a su torso en busca de calor.

Sus manos descienden por mi espalda hasta llegar a mi trasero. El cual aprieta haciendo que nuestros cuerpos estén más unidos todavía.

Levanto mi cabeza para mirarlo. Me encuentro con esos ojos que me encantan, esa sonrisa que me envuelve. Sin dudas eh caído, estoy enamorada.

Junto mis labios con los suyos. Nuestro beso no es para anda tranquilo, es pasional. Siento sus manos en el borde de mi pantalón, de un jalón lo tira. Jadeo sorprendida haciendo que el ría.

Hago lo mismo con él. Supuestamente íbamos a salir a correr, por eso la ropa es tan fácil de quitar.

A pasos torpes y apresurados. Terminamos en su cama, con nuestras manos perdidas en el cuerpo del otro.

En eso siento un sonido molesto, mejor dicho un tono de llamada. Me separo de la boca de Nicolás.

— Debe ser Brandon — dije. Lo reconozco por el tono.

— Puede esperar — dice besando mis labios, luego mi mejilla. Para ir desentiendo peligrosamente por mi cuello.

En este momento soy gelatina.

— Pero... Puede ser... — en ese momento la llamada finaliza. Pero vuelve a sonar.

Me aparto de Nicolás. Beso sus labios. Me incorporo semi desnuda, por no decir completamente.

Veo mi celular. Justo la llamada termina y vuelve a iniciar.

— Hola Brandon ¿Qué pasa? — pregunto preocupada.

— Es mama — dice llorando. Siento que mi corazón se para un momento.

¿Por qué llora?

— ¿Qué paso con la tía? — mi voz es temblorosa. Siento que en cualquier momento voy a llorar. Siento un calor rodearme. Tardo unos segundos en darme cuenta que es Nicolás abrazándome.

— Mi mama despertó. Orne, ella despertó.

***

Llegamos al hospital lo más rápido que pudimos, tuvimos que pasar primero por Pablo. Ya que mis padres estaban en el hospital.

Al llegar a la sala privada en donde está mi madrina. Noto que no están solo mis padres y primos. Toda mi familia se encuentra allí.

— ¿Esos son los abuelos Villagrán? — pregunta Pablo sorprendido.

No es ningún secreto que el papa de mi tío Carlos, deteste a mi madrina y a mi medio hermano Ariel. Siempre en las reuniones o fiestas, está la abuela Amanda. Pero el nunca.

— No se puede odiar por siempre a tu nuera. Mucho menos cuando recién despierta de un coma — digo.

— Yo pensando que mi familia era dramática — comenta riendo Nicolás.

Se notaba que el ambiente era otro. Al fin me sentía feliz.

Estamos todos, la familia sigue completa. Pensé.

Caminamos hasta donde están todos. Mis abuelos por parte de mi mama son los primeros en vernos. Ellos vienen hacia mí y me abrazan con fuerza.

— Mis niños ¿Ya saben lo de Ada? —pregunta la abuela.

—Sí, Brandon me llamo — cuento. Pongo mis manos sobre sus brazos. — Al fin mi tía despertó.

— Si, cariño — dice feliz.

Veo al abuelo Aron mirar con cara de pocos amigos a Nicolás. Ellos todavía no lo conocen de forma oficial.

Aclaro mi garganta, tomo la mano de mi novio. Bajo la atentan mirada de mis abuelos.

— Bueno, no hubo tiempo para presentaciones antes. Pero abuelos, él es Nicolás Padano. Mi novio — lo presento. Él se sonroja, un gesto sumamente encantador. — Nicolás, él es mi abuelo Aron. Y mi encantadora abuela Ana — los presento.

Mi abuela lo mira con una sonrisa y besa sus dos mejillas.

— Un gusto conocer a un chico tan encantador.

—El gusto es mío — dice con una sonrisa. Le tiende la mano a mi abuelo. Este la estrecha con fuerza.

—Si lastimas a mi única nieta mujer. Te la veras conmigo, y no quieres hacerlo.

Aunque el abuelo tenga casi setenta años. Sigue siendo igual de imponente. Creo que le sigue dando miedo a papa.

—No señor, nunca la lastimaría.

Pablo se aguanta la risa, yo también. Es divertido ver la escena. Mi muchachote es todo un niño alrededor de mis parientes. Hasta cuando almorzamos con Ariel, hace unos días, estaba igual de nervioso.

— Niños — chilla mama. Corriendo hasta nosotros y abrazándonos con fuerza. Se nota que estuvo llorando. Ya que tiene el maquillaje corrido y los ojos algo hinchados. — Gracias por traerlos Nico. Eres un sol.

—No hay de qué.

—Bueno, niño es un momento familiar — empezó a correrlo el abuelo.

Mama se da vuelta y lo señala con el dedo acusador.

—No vas a hacer lo mismo que hacías con mis novios — le dice de forma seria. — Ya fue aprobado por mí y por Alex.

—Hija. Te casaste con Alexander. No tienes buen criterio — le reprocha mi abuelo.

No puedo evitar reír, haciendo que mi hermano y mi novio rían conmigo.

— ¡Papa! — dice mama.

Parece una niña hablando con los abuelos.

— Mira esa panza — dice la abuela. — Estoy segura de que es una niña.

Acto seguido pone las manos sobre el ya crecido vientre de mama. Aunque las malas lenguas dicen que no es solo bebe... Pero no se puede negar que embarazada y todo, mama sigue luciendo elegante y esplendida como siempre.

No por nada es modelo de su propia marca de ropa. Todos sabemos que el nombre de Julieta Villagrán. Es asociado con elegancia, belleza y extravagancia.

Mis abuelos y mama se quedan hablando.

Miro a Pablo quien va junto a Cate y Marcos, acompañados de los padres del mismo. (Cuando digo toda la familia. Me refiero a toda. Abuelos, suegros, hermanos. )

—Ven, busquemos a mis otros hermanos — le digo a Nicolás. Tomando su mano.

— De acuerdo. Tu abuelo me dio miedo — confiesa bajito.

Suelto una risa, él me mira de forma mala.

— Descuida, ya pasaste a le agradas a las personas importantes. Los abuelos casi nunca están con nosotros.

Encuentro a mi abuelo Marcos, el papa de mi papa.

— Que hermosa esta mi nieta — dice al verme.

El abuelo Marcos es mi favorito. Siempre risueño y alegre. Siempre que puede nos lleva a mí y a mis hermanos de vacaciones.

— Mi pelado de la suerte — lo saludo con un abrazo.

— Mira la forma en la que nos vemos. Sino, ni un mensaje al pobre viejo.

— Es que nunca se en que parte del mundo estas.

Él rueda los ojos. Soltando una carcajada.

— Me jubile, tengo que aprovechar el tiempo.

—Exacto — digo feliz. — Mira, te presento a mi novio, Nicolás.

Nico, lo mira con una sonrisa. Extiende su mano. Pero el abuelo la deja de lado y lo abraza con fuerza.

— Bienvenido a la familia muchacho.

— Por eso eres mi abuelo favorito — digo haciendo reír a ambos.

— Solo tengo una cosa por decir. No embaraces a mi nieta, suficiente tengo con mi hijo siendo padre adolecente. No quiero a mi nieta igual.

Abro los ojos con sorpresa. Siento el sonrojo subir por mis mejillas. Una cosa es que mama lo diga, otra muy distinta es escuchar lo de la boca de mi abuelo.

— ¡Abuelo!

— Todo el mundo me está gritando — se queja. — Ariel se quejó de le dije algo a su novio.

Lo miro con sorpresa. ¿Qué habrá dicho?

— Dios santo — dije riendo. — ¿Qué le dijiste?

— Viste que no soy un hombre muy reservado...— pasa su mano por su calva. — Les pregunte cuál de los dos mordía almohadas.

La carcajada de Nicolás es contagiosa. Pero la verdad no sé si reír o enojarme.

— Abuelo, eres un desubicado.

—No lo soy, soy un abuelo genial. Ahora si me disculpan, iré a decirle a Pablo que deje de ser tan cornudo. Vive publicando fotos con su novia en Instragram — dice. Antes de besar mi mejilla y palmear el brazo de Nico.

Ambos lo vemos irse.

—Eso fue...

— Intenso — completa la frase por mí.

— ¿Él abuelo ya les dijo algo incómodo? — pregunta Ariel.

¿De dónde rayos salió este chico?

— Ariel ¿De dónde saliste? — pregunto con la mano en mi corazón. Me había asustado.

— De mi hermosa madre. Para ser más específico de su vagina — explica con una sonrisa.

— Eres un idiota — digo.

—Respondiendo a tu pregunta, sí. Me dijo que no la embarace — responde Nico. — Aunque fue más amable que Aron.

Ariel rueda los ojos.

— Cualquiera es mejor que Aron, aunque mi favorito siempre será el abuelo Martin — confiesa Ariel.

— ¿El papa de tío Carlos? — pregunto extrañada.

Ariel me mira con una cara rara.

—No, ese viejo no — dice. — el papa de mi mama.

—Claro, claro.

—Yo estoy perdido — confiesa mi novio. — ¿Sus abuelos se llaman Martin?

— Sinceramente solo son abuelos de Brandon y Cate. Ya que ambos son hijos de mi mama y papa Carlos. Pero el abuelo Martin, del lado de papa Carlos. No me quiere — dice Ariel. Aunque ahora lo dice con indiferencia. Sé que antes le dolía, pero la abuela Amanda. Lo ama con locura. Asique eso es subiente para él. —Pero la abuela Amanda, sigue es mi favorita. Miento la favorita era mi bis abuela María.

Eso último lo dice con media sonrisa.

¿Quién no amaba a la abuela María? Creo que es la abuela favorita de todos. Aún sigue doliendo su partida.

— ¿Brandon? — pregunto a Ariel.

— Esta con papa Carlos. Están adentro de la sala — dice. — Carlos es un acaparador de mierda. Se queda en la sala y por consecuencia solo puede pasar uno por vez. Así que todos estamos esperando.

— ¿Cómo esta ella?

— Bien, el doctor dijo que está estable. Solo va a necesitar hacer fisioterapia. Por sus músculos — nos explica. — Pero no tiene ninguna otra complicación. No se olvidó nada y aunque habla como si fuera camionero. Sigue siendo la misma mama.

Una sonrisa se extiende en mis labios. Suelto la mano de Nico, para poder abrazar a mi hermano.

Al fin todo está bien. Se siente como todo cobra su lugar.

Ya no más lágrimas, no más tristeza. Solo cosas buenas.

— ¡Le pueden decir a Carlos que salga de ese lugar! Yo también quiero ver a mi mejor amiga — grita mi mama.

Esa mujer está loca, pero la amo con mi vida.

Unos segundos después sale de la sala mi hermano Brandon. Aunque no sea mi hermano de sangre, lo veo así como un hermano. No es lo mismo que con Cate, ya que a ella si la veo como una prima. Pero el cariño sigue siendo el mismo.

— Ya salí tía — se defiende el castaño. — Pero quéjate con el marido posesivo que no quiere dejar sola a mi mama.

Eso nos hace reír a todos.

— Yo soy la madre, debería entrar ahí primero — se queja Silvia, la mama de Ada. Esas mujeres sin dudas son iguales. Ojos verdes, cabello castaño. Misma complexión y carisma. Si no fuera porque Catherine tiene los ojos de Carlos, las tres serian copias idénticas.

—Exacto, exigimos entrar las dos y que salga Carlos — dice mama.

— Mejor dicho las tres — se agrega Amanda. — Mi niña está allí solita.

Sus quejas sirvieron de algo. Ya que rendido y con una sonrisa, mi tío sale de la habitación. Al fin tiene sus dos pies bien, aunque tiene una bota rara en uno de sus pies. Ya no necesita de las muletas.

— Solo lo hago. Porque el amor de mi vida me lo pidió-

Ninguna de las allí presentes podemos evitar decir "owwww".

Las tres mujeres pasan rápido a sala, ya que nadie confía en que Carlos deje mucho tiempo sola a Ada.

— Ven aquí Carlos — pide su padre.

— Brandon — lo llama Ariel. — Esas mujeres estar allí un largo tiempo ¿Quieren que vallamos a comer a la cafetería? —pregunta Ariel.

Miro a Nicolás. Quien estaba mirando su celular.

— Yo no puedo, mi mama ya me está preguntando en donde estoy — dice chasqueando la lengua. Se acerca a mí y me da un beso en los labios. — te llamo luego para ver como estas. Si necesitas algo me dices.

—Claro — digo besando de vuelta sus labios. — Gracias, por todo.

— No hay que agradecer.

Él se despide de Ariel y de Brandon que acaba de llegar hasta nosotros.

— Nos vemos hermanos con diferentes apellidos — saluda Nicolás.

— Nos vemos chicos al que le romperemos las piernas si lastima a mi hermanita — dicen los dos idiotas.

No puedo evitar rodar los ojos. Los amo tanto, aunque sean tan idiotas.

Hola, apareci ejejejejej

¿Que opinan? Vieron que no soy tan mala.... Ada sigue viva, pero acaparada por su esposo... ay este Carlos....

Bueno las adoro, mañana subo maraton. Es que no me queria ir a dormir sin subirles este cap. Soy muy buena.... jejejeej las adoro.

un besoooo, nos vemos