Capítulo 25.
Capítulo 25.
PD: Recuerden el maraton comienza en el capitulo 23
Ornella.
Tres días después.
Las cosas habían pasado de forma rápida. No tenía forma de explicar lo vivido.
Repasando todo lo de los últimos días se me hacía complejo. Primero mama se fue con la tía Ada, ella nos habla a la mana y a la noche. Pero no tengo idea de por qué peleo con mi papa. Al principio pensé que fue por la torpe caída de mi papa. Ya que por poco iba necesitar cirugía de cara.
Pero cuando ella bajo esas escaleras llorando diciendo que se iba con Ada. Sentí como todo dejo de tener secreto, mi papa llorando. Brandon yéndose de su casa, por un problema con su madre. A quien apoyo rotundamente, esa tal Reina no se merece a mi hermano.
Ya hora que mi tío Carlos abe que Ariel es gay, las cosas se complicaron aún más. Ariel no me responde los mensajes, ni las llamadas. Maldito pico de loro de Brandon.
Por otro lado me duele ver a mis padres separados. Hace unos meses estaban planeando volver a casarse, no es justo que estén así.
Ver a mi papa tomar y encerrarse en su habitación. Me destruye el alma.
No justo que mi mama no este mas acá en mi casa. No es justo que mis hermanos estén enojados. No es justo que Ariel tenga que esconderse de su familia. No es justo que Noah siga libre y yo no pueda salir sin tener miedo. No es justo todo lo que me está pasando.
Lagrimas saladas corrían por mis mejillas. Mientras escuchaba el mix de canciones más triste de la historia.
Me siento tan mal y vacía. Como quisiera tener a mis amigas acá conmigo abrazándome y ayudándome en esta mierda.
¿Por qué fui tan idiota y las aleje? Les eche la culpa de algo, que solo es culpa de él.
Lagrimas calientes seguían saliendo de mis ojos. Si sigo llorando quedare deshidrata. Me siento en la punta de mi cama refregándome los ojos. Suspiro, siento una presión en el pecho, una punzada que me dice que todo seguirá igual.
De pronto fuertes golpes en mi puerta me sacan de mis pensamientos. Me levanto con pereza de la cama ya bro la puerta. Seguro es mi papa.
-¡HOLA!-Gritan Mili y Ana.
Ellas se tiran encima de mí abrazándome, yo hago lo mismo. No me esperaba verlas aquí.
- Chicas, las extrañe tanto.-Digo abrazándolas más fuerte. Creo que dejo a Mili sin aire, solo por esa razón las suelto. –No me mal interpreten. Pero ¿Qué hacen aquí?-Pregunto confundida.
Mili y Ana se sienten en mi cama, con total confianza. Suelto una pequeña risa ante ese hecho. Cierro la puerta de mi pieza y me acerco a ellas.
-Pablo me conto lo que paso con tus papas. Y no podíamos dejarte sola en estos momentos.-Me explica Ana. Ella toma mi mano entrelazando sus dedos con los míos. Mili hace lo mismo con mi otra mano.
- Sí. Aunque nos hayas alejado estas últimas semanas. Nunca vamos a dejar de ser mejores amigas. Como dijimos una vez, en las malas y en las peores.-Dice Mili con una sonrisa en su rostro.
-Creo que es en las buenas y en las malas.-La corrijo con media sonrisa.
-No, cualquiera esta en las buenas. Pero no todos están en las malas y las peores.-Me responde con simpleza.
-Tenés razón.
-Siempre la tengo.-Dice.
-Ahora lo importante. –Dice Ana con cara seria.- ¿Qué te paso? Intente quitarle información a Pablo, pero el honor entre mellizos es muy fuerte.-Se queja.
Suelto una leve risa. Las miro con pena, sé que me mataran en cuento sepan que paso y no les dije anda al principio.
Tomo aire y les cuento todos. Ellas no dicen nada mientras hablo. Creo que estuve media horas o cuarenta y cinco minutos explicándoles.
Al terminar mi relato. Ana lloraba y Mili estaba al borde de las lágrimas, no tenía que tocarme la cara para saber que también estaba llorando.
Me daba asco e impotencia el recordar todo, saber que no pude defenderme.
-Ese mal nacido encima tuvo la cara dures de hablarnos a nosotras.-Dice consternada Ana.
-¿Qué? -Pregunto sorprendida. Imaginarme a ese idiota cerca de ellas me da más rabia.
- Eso, nos dijo que nosotras somos una vagas y putas. Y te llevábamos por ese camino.-Continuo Ana.- La verdad pensamos que estaba drogado o borracho. Pero ahora tiene sentido lo que dijo, como también lo tiene la pelea.
Miro con cara de "¿Qué carajos?". Ellas se miran como si hubieras dicho algo malo.
Las miro esperando una explicación. ¿De qué pelean hablan? ¿Pablo y Noah?
Mili suspira y habla primero.
-Es que un día a las salida del colegio. Ese día no fuiste a clase, bueno. Nicolás y Noah estaban hablando y de repente empezar a golpearse como monos salvajes.
-Y como grandes investigadoras que somos. Le preguntamos a Nicolás por qué habían peleado. Y él nos dijo que era asunto suyo.-Se quejó Ana.
-Cuando no voy a clases. Pasan estas cosas interesantes.-Me quejo dramáticamente. -¿Pero por qué se habrán peleado?
-La verdad ni idea.-Responde la rubia encogiéndose de hombros.
-Sospechoso...-Murmura pensativa Ana.
Las tres nos quedamos en silencio un rato. Cuando escuchamos murmullos en la planta baja.
¿Sera mi mama?
Rápidamente baje de mi cama. Corrí hasta la puerta, me detuve solo para ver que mis amigas venían detrás de mí.
Escucho voces hablando. Pero no logro distinguir la de mi mama. Una punzada me hace doler el pecho. Tenía todas las ilusiones de que fuera ella.
-¿Sos vos Pablo?-Pregunto llegando a la sala. Donde cuatro pares de ojos me miran.
-No soy el payaso Plin Plin.-Dice sarcástico. Ruedo los ojos y cruzo los brazos sobre mi pecho.
-Amor.-Dice Ana, quien corre hasta los brazos de mi hermano como si la vida se le fuera en ellos.
-Asco.-Digo entre risas.
Vuelvo mi vista hacia los otros integrantes. Mi corazón se para al verlo.
Nicolás ¿Quién lo invito? Lo miro fijamente, el hace lo mismo. Calculo que espera que lo salude, pero la verdad estoy mirando su labio partido. El cual está casi curado.
- Que mal educada Ella. No saludas.-Se queja Pablo.
Salgo de mi tonto transe y saludo con beso en la mejilla a Marcos, Lucas y por ultimo a Nicolás. Este sigue mirándome de forma seria.
Me sentía escaneada sus ojos verdes iban por todas parte, pero se detuvieron en mi frente.
-¿Quién te lastimo?- Pregunto con la mandíbula tensa.
Por instinto toco mi frente, la cual duele un poco.
-¿A ti que te paso en el labio?
-¿Respondes una pregunta con otra pregunta?- Dice de forma sensual mordiendo su labio. Por Dios, debería ser ilegal ser tan jodidamente sexy.
-¿Tal vez?
Antes de que él pueda contestarme. Alguien nos interrumpe.
-Ah, chicos no sabía que tenían visitas.-Dice papa. Se ve fatal, la barba de hace días, s camisa blanca con marcas de suciedad ye suba con pantaloncillos rojos con líneas amarrillas. Sin mencionar el vendaje neuromuscular, el cual estaba puesto cuidadosamente en su rodilla.
Me parte el alma verlo así. ¿Qué paso para que pelearan tanto?
- Si, papa las chicas se quedan a dormir.-Digo con media sonrisa. El asiente y mira Pablo.
-Los chicos igual.-Responde.
-Está bien. Solo no quemen la casa.-Dice este y se da media vuelta.
Camino hasta alcanzarlo en la escalera. El me mira con una sonrisa triste, se ve destruido.
Lo único que hago es abrazarlo fuertemente.
-Mama y tu van estar bien.-Digo contra su pecho. El besa con dulzura mi cabeza.
-Eso espero.
Cuando él se va a su habitación. Vuelco von los demás. Quienes estaban sentados en los sillones formando una especia de ronda.
Ana estaba sobre las piernas de Pablo, Mili a hablaba con Marcos y Lucas. Nicolás estaba sentando riéndose de algo que habían dicho, cuando sus ojos chocan con los míos. Sonrió de forma casual y me siento cerca de él, no porque quiera. Sino porque es el único asiento libre.
-¿Entonces de que hablaban?-Pregunto en tono alto.
-Sobre que vamos a comer.
-Yo opino que pidamos pizza.-Opina Marcos.
-Por dos.-Dice Mili.
-Por tres.-Confirma Lucas.
- Por cinco.-Digo haciéndolos reír.
-Entonces pidamos pizza.-Dice Pablo. Quien busca su celular para llamar a la pizzería.
-¿Entonces me dirás que te paso en la cara?- Pregunta Nicolás. Su tono era bajo, solo para que yo lo escuchara.
-¿Me creerías si te digo que pelee contra un oso?-Digo pestañeando varias veces, para parecer una niña.
-Claro que no.-Dice riendo.
-Te diré.-Digo haciendo que sus ojos verdes choquen con los míos. Era electrizante la forma en la que me miraba, cómo si con solo hacerlo pudiera descubrir todo lo que pensaba. - ¿Por qué peleaste contra Noah? O ¿También fue un oso?-Pregunto levantando una ceja.
El abre los ojos como platos. Lo eh pillado. Seguramente piensa "¿Cómo lo supo?"
-Si soy bruja.-Respondo, creyendo saber lo que pensaba.
Él se ríe, de una forma tierna acomoda un mechón de cabello detrás de mí oreja.
-Eso ya lo sabía pequeña.
-¿Me dirás?-pregunto mirándolo con la misma intensidad.
No sé él, pero si mi mirada hiciera algo. Lo que aria será desnudarlo para poder admirar todo eso.
Su mano seguía en mi mejilla. De forma tierna acaricio mi cachete.
Me derretí en sus manos. Con ese gesto tan delicado e insignificante.
-¿Me crees si te digo que no lose?-Dijo irónico.
Ruedos los ojos y sonrió de forma dulce.
-Seguro, ni siquiera sabes en donde estas parado.
- Y tú usas un pijama de Bob esponja.-Señala mi atuendo.
Enrojecí ante su comentario, la verdad no esperaba visitas y si alguien no espera visitas. Anda en su casa en pijama.
-No esperaba visitas.-Contesto con simpleza, si quería avergonzarme no lo iba a lograr.
- En cambio yo si quería verte.-Responde.
Sus palabras me sorprendieron. Creo que el noto mi confusión, ya que sonrió de forma sensual marcados esos hoyuelos. Sus dientes no eran perfectos, pero la forma en la que sonreía lo hace ver único. Me provoca esas mariposas tontas en mi barriga.
-¿Enserio? Debe ser una desilusión ver me con mi pijama de cuando tenía doce.-Intento desviar la conversación. El vuelve a reír.- Lo siento.
El frunce el ceño , me mira confundido.
-¿Por qué?-Pregunta.
-Por ser tan cortante hace unas semanas. No lo merecías, ni tu ni las chicas.-Me disculpo.
Sus ojos verdes brillan. No logro distinguir que era.
-No tienes por qué disculparte pequeña.
Me quede callada al igual que él. Dejamos de hablar y nos concentramos en el resto de los chicos. Los cuales discutían si la pizza tenía que ser de jamón o de salame.
Miro por última vez a Nicolás, quien me regala una sonrisa y choca su hombro con el mío de forma juguetona.
Por un momento esa punzada en mi pecho dejo de doler.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro