Chapter 5
-Querido Jungkook, ¿te han dicho que los labios de tu esposo son los más divinos? -dijo Yoongi, su voz cargada de provocación al entrar al despacho de Jungkook.
-¿No te cansas? Puedes decir todo lo que quieras de Jimin y no me importará. Él es alguien respetable -respondió Jungkook, con un tono firme y protector.
-Oh, pero si no he dicho lo contrario. No hay nada más rico que robar besos -dijo Yoongi, con una sonrisa maliciosa.
-¿Qué quieres, Min? -preguntó Jungkook, su paciencia claramente agotándose.
-Quiero a Jimin -respondió Yoongi, sin rodeos.
-Solicitud denegada. Dijiste que venías a hablar sobre tu reino y el nuestro -dijo Jungkook, tratando de mantener la conversación en un terreno diplomático.
-Verás, estamos cerca de convertirnos en un imperio y queremos una alianza con ustedes -dijo Yoongi, su tono ahora más serio.
-Subyugarnos es lo que realmente quieres, ¿no? -respondió Jungkook, con una mirada desafiante.
-Básicamente, sería recuperar lo que tu tío nos robó -dijo Yoongi, su voz fría.
-En aquel entonces, estábamos en batalla -respondió Jungkook, su voz tensa.
-¿Batalla? Aun así, tu padre y el mío eran amigos -dijo Yoongi, con un tono de reproche.
-Ustedes no conocen la amistad -respondió Jungkook, su voz llena de desdén.
-¿Seguirás llorando por Kim Taehyung? -preguntó Yoongi, su tono burlón.
-No, en absoluto. Ahora tengo a Jimin, un omega excepcional solo para mí.
Yoongi sonrió, pero sus ojos mostraban una frialdad calculadora. -Veremos cuánto dura eso, Jungkook. Pero por ahora, hablemos de la alianza. Si realmente quieres proteger a tu reino y a Jimin, deberías considerar nuestra propuesta.
-No necesito tus consejos sobre cómo proteger a mi reino o a mi esposo -respondió Jungkook, con voz firme.
-Como quieras. Pero recuerda, las oportunidades no duran para siempre -dijo Yoongi, levantándose de su asiento. -Nos veremos pronto, Jungkook.
Yoongi salió de la sala, dejando a Jungkook con una sensación de inquietud. Sabía que Yoongi no se rendiría fácilmente y que tendría que estar preparado para cualquier cosa.
Seguía pensando en las palabras de Yoongi. -¿Qué planea Yoongi?.
De repente, la puerta se abrió y Jungkook entró, su rostro mostrando una mezcla de preocupación y determinación.
-Jimin, tenemos que hablar -dijo Jungkook, cerrando la puerta detrás de él.
-¿Qué ocurre, Jungkook? -preguntó Jimin, levantándose de su asiento.
-Yoongi está planeando algo. Quiere una alianza, pero no confío en sus intenciones. Necesitamos estar preparados para cualquier cosa -dijo Jungkook, su voz llena de urgencia.
Jimin asintió, sintiendo que la situación se volvía cada vez más complicada. -Haré lo que sea necesario para proteger nuestro reino y nuestra relación.
—Jimin, ¿no le tienes ni un poco de miedo a Yoongi? —preguntó Jungkook, su voz llena de preocupación.
—No, ¿por qué le tendría miedo? —respondió Jimin, con una calma sorprendente.
—Por lo poderoso y terriblemente terco que es —dijo Jungkook, frunciendo el ceño.
—Pues a mí me da igual quién es él. Aunque nuestro matrimonio no se ha dado en los mejores términos, yo asumí un compromiso que cumpliré perfectamente —dijo Jimin, con voz firme y decidida.
De repente, se escucharon aplausos y Yoongi entró en la habitación, con una sonrisa arrogante en el rostro. —No deberían hablar de mí si no estoy presente. Qué mala educación. De ti lo esperaba, Jungkook, pero de Jimin no —dijo, con tono burlón.
—¿Ahora qué quieres? —preguntó Jungkook, claramente agotado de paciencia.
—Jimin, ¿ya tienes respuesta a la pregunta que te hice? —dijo Yoongi, ignorando a Jungkook y fijando su mirada en Jimin.
—Mi respuesta a todo es no —respondió Jimin, su voz firme y sin titubeos.
—Sabía que dirías eso, por eso ahora les tengo una prueba de fuego a ambos —dijo Yoongi, su sonrisa desapareciendo y su tono volviéndose serio.
—¿Ahora qué quieres? —repitió Jungkook, su voz llena de frustración.
—Tengo 70,000 hombres en tu reino, Jimin, y 100,000 hombres esperando mi orden en el tuyo, Jungkook, listos para atacar. ¿Entonces, amor o reino? —dijo Yoongi, su voz fría y calculadora, mientras sus ojos brillaban con una amenaza latente.
Miré a Yoongi con una mezcla de furia y desesperación. No puedo permitir que mi reino caiga en una guerra sangrienta. Me volví hacia Jimin, sintiendo dolor por lo que le pediría.
—Jimin, por favor, reconsidera ir con Yoongi —dijo Jungkook, su voz temblando ligeramente—. Como príncipes, no podemos permitir el derramamiento de sangre. Piensa en nuestra gente, en nuestro reino.
Jimin lo miró, sorprendido por sus palabras. —¿Qué estás diciendo, Jungkook? ¿Quieres que me vaya con él?
—No quiero que te vayas, Jimin. Pero si ir con Yoongi puede evitar una guerra, entonces debemos considerar todas las opciones —dijo Jungkook, su voz llena de angustia—. Prometo que encontraré una manera de traer paz y justicia. Haré una contraestrategia, pero necesitamos tiempo.
Yoongi sonrió, satisfecho con la reacción de Jungkook. —Sabia decisión, Jungkook. Jimin, ¿qué dices? ¿Estás dispuesto a sacrificarte por el bien de tu reino?
Jimin apretó los puños, su mente luchando con la decisión. Finalmente, miró a Jungkook con determinación. —Lo haré, pero solo porque confío en ti, Jungkook. Confío en que encontrarás una manera de salvarnos a todos.
Jungkook asintió, su corazón pesado. —Gracias, Jimin. Te juro que ¡no te fallaré!
Yoongi se acercó a Jimin, su sonrisa triunfante. —Muy bien, Jimin. Vamos. Tenemos mucho de qué hablar.
Miré a Jungkook una antes de seguir a Yoongi. Sé que estoy tomando una decisión difícil.
Mientras los veía irse, sentí una mezcla de miedo, esperanza e impotencia. Sé que ahora el tiempo está en mi contra, pero estoy decidido a proteger a mi reino y a la persona que amo.
Podía notar la tensión en el aire, por eso me volví hacia Jimin con una sonrisa y hablé: —Así es, Jimin. Los niños buenos sacrifican a quienes aman por la felicidad de muchos. En mi caso, sacrificaría a todos por ti.
Sentí un escalofrío recorrer mi espalda ante las palabras de Yoongi, pero me mantuve firme. Estoy entrando en un juego peligroso, pero confío en Jungkook.
—Iré por mis cosas —dije con voz firme.
Yoongi sonrió, pero había una frialdad en sus ojos. —No es necesario, Jimin. En el reino Mitternacht tendrás todo nuevo; no quiero que tengas nada que te recuerde a Jungkook —dijo en un tono suave pero implacable.
No pude evitar pensar en lo irónica que es la vida: ayer me casé y hoy parto con Yoongi a otro reino. Pero, regresando a la realidad, asentí lentamente. —Entiendo. Entonces, estoy listo para irme.
Yoongi se acercó y me tomó la mano, su toque frío y calculador. —Muy bien. Vamos, Jimin. Un nuevo comienzo te espera.
¿Quién les gusta más, el chico malo o el bueno?
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