Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Chapter 4

Estaba viendo la avena en mi plato y no podía comerla. Sentía que tenía muchas cosas en mi cabeza, como si cada cucharada pesara una tonelada.

—Jimin, ¿ocurre algo? ¿La comida no es de tu agrado? —preguntó Jungkook, notando mi distracción.

—No, no es eso. Perdóname, Jungkook —respondí, tratando de sonar convincente.

—¿Estás así por Yoongi? —insistió, su mirada preocupada.

—Es que no lo soporto. Toda su actitud y su irreverencia me hacen enojar y me provocan ganas de abofetearlo —dije, apretando los puños bajo la mesa, sintiendo cómo la ira burbujeaba en mi interior.

Jungkook se rió bajito. —Jimin, ignóralo. Ahora está loco por demostrar que puede tenerte. No es muy común que un omega no se sienta atraído hacia él.

—Pues todos los omegas que han caído ante su arrogancia son unos... —me detuve, mordiéndome la lengua, pero no pude contenerme—. ¡Son unos idiotas! No quiero que él arruine mi día, Jungkook. ¡No lo soporto!

—De esto te quería hablar. Hoy toca hablar sobre tus funciones —dijo Jungkook, cambiando de tema.

Lo miré serio, sintiendo una chispa de desafío en mi interior. —Fui educado para cumplir mi rol de consorte algún día. ¿Dudas de mis capacidades? No necesito que me digan qué hacer. Además, antes de casarnos, estudié bien las leyes y costumbres del reino Nordlicht. ¡No soy un inútil!

—Perdón, no buscaba ofenderte —dijo Jungkook, levantando las manos en señal de paz—. No pude evitar pensar que Jimin tiene un carácter bastante fuerte.

—Perdón, Jungkook, estoy un poco predispuesto, pero vayamos a ponernos al día con los asuntos —dije, tratando de calmarme y enfocarme en lo importante.

Jungkook se levantó y movió la silla para que yo me parara, un gesto que siempre me hacía sentir especial. Luego se acercó como para darme un beso, pero inmediatamente me hice a un lado.

—Príncipe, estamos a plena luz del día y no está bien mostrar nuestra intimidad de ese modo —dije, tratando de mantener la compostura, aunque mi corazón latía con fuerza.

—Está bien, Jimin, tienes razón. ¿Pero puedes tomar mi brazo? —preguntó Jungkook, con una sonrisa suave.

—Sí, por supuesto —respondí, tomando su brazo con firmeza. Caminamos juntos hasta el despacho que sería mío. Al entrar, me quedé maravillado por la belleza del lugar. Había una mesa de mármol bellísima, flores frescas que llenaban el aire con su fragancia, una cortina de organza rosa que dejaba pasar la luz de manera delicada y estantes llenos de libros que prometían horas de conocimiento y entretenimiento. Todo lucía tan hermoso, como sacado de un sueño.

—¿Te gusta? Si hay algo que quieras cambiar, solo debes decirlo. Traté de que todo fuese digno de ti y de tu belleza —dijo Jungkook, sus ojos brillando con sinceridad.

Me sentí sonrojado por sus palabras, el calor subiendo a mis mejillas. —Todo me parece perfecto. Tienes un excelente gusto.

—Jimin, debo ir a mi propio despacho, pero si necesitas algo, no dudes en decírmelo —dijo Jungkook, con una sonrisa cálida.

—Está bien, muchas gracias. Y, Jungkook, ten un buen día —dije, sintiendo una mezcla de gratitud y nerviosismo.

—Tú igual, Jimin —respondió antes de salir.

Jungkook salió y yo empecé a ver los libros que había. De verdad, estoy sorprendido por cómo él cuida cada detalle. Mientras exploraba, escuché la puerta abrirse y vi a Yoongi entrar, su rostro adornado con esa sonrisa que tanto me enoja. Caminaba con arrogancia hacia mí.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de mantener la calma.

—Príncipe, me he perdido y llegué aquí. Creo que mi corazón siempre me guía hasta donde estás —respondió Yoongi, su tono lleno de burla y desafío.

—Los seres como tú no tienen corazón, así que no lo culpes de tu poca capacidad pensante —dije, mi voz llena de desprecio.

—Eso dolió, Jimin, pero antes te advertí que no dejaría pasar otro comentario así —respondió Yoongi, con un tono peligroso. Con un movimiento lento y deliberado, comenzó a desabotonar su camisa, revelando su marcado abdomen. Tomó mi mano con firmeza.

—¿Qué haces? —pregunté, asustado y, al mismo tiempo, incapaz de apartar la vista de su torso.

Yoongi no respondió. En lugar de eso, puso mi mano en su pecho. —¿Puedes sentirlo? Sí, tengo un corazón, uno que late por ti —dijo, con su voz baja y cargada de emoción.

Quité mi mano rápidamente y me reí, tratando de ocultar mi nerviosismo. —Sí que es usted todo un casanova, pero conmigo pierde el tiempo.

Miré a Yoongi con desafío, pero antes de que pudiera reaccionar, él se inclinó y me robó un beso. La sorpresa me dejó paralizado por un segundo, pero luego reaccioné y le di una bofetada.

—Le dije que perdía su tiempo. Soy un omega casado —dije, mi voz firme y llena de convicción.

—Ya veo, por cada beso, una bofetada. ¡Acepto! —dijo Yoongi, su sonrisa arrogante nunca desapareciendo.

—Usted está demente —respondí, mi voz llena de incredulidad.

—Sí, admito que estoy loco por ti. Sé que te gusto —dijo Yoongi, acercándose más, su mirada fija en la mía.

—Pero sí que eres arrogante y orgulloso. De verdad, no me deja de sorprender su seguridad —dije, tratando de mantener la calma, aunque mi corazón latía con fuerza y mis emociones se desbordaban.

—Entonces, ¿quieres que te deje en paz? —preguntó Yoongi, su tono desafiante.

—Sí, por favor —respondí, esperando que se diera por vencido.

—Dame un beso real y te dejaré en paz —dijo, su voz baja y seductora.

—No caeré en un truco tan bajo como ese.

—Entonces prepara tus manos para darme muchas bofetadas —dijo Yoongi, acercándose aún más. Tomó mi mentón con suavidad pero con firmeza, inclinándose para robarme otro beso.

Levanté mi mano para abofetearlo, pero él la sostuvo con fuerza. Se separó ligeramente y me miró a los ojos. —Yo no me rendiré tan fácil. Aunque huyas como un ratón, soy un gato experto que te terminará cazando —dijo, su voz llena de determinación, dándome otro beso.

—Bueno, mi hermoso omega, quisiera robarte más besos y recibir agradables insultos tuyos, pero debo hablar con tu amado esposo sobre asuntos de estado. Pero antes de que me vaya, quisiera que pensaras en una respuesta para esto: si yo te garantizo que, al separarte de Jungkook por tu propia voluntad, tu reino estará bien, ¿lo aceptarías? ¿O prefieres entregarte por la vida de tu esposo? —dijo Yoongi, su voz suave pero cargada de amenaza.

—Pero eso no es una pregunta, es una amenaza —respondí, mi voz temblando ligeramente de indignación.

—¿Ah, sí? Según yo, es una pregunta sutil —dijo Yoongi, abrochándose los botones de su camisa con una sonrisa maliciosa. Luego, sin esperar respuesta, se dio la vuelta y comenzó a salir del despacho.

Lo vi irse, mi mente llena de confusión y preocupación. —¿Qué planea Yoongi? —me pregunté en voz baja, sintiendo un nudo en el estómago.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro