Chapter 2
Vi a Jimin irse con Jungkook y me acerqué a una gran mesa. Tomé una copa y bebí todo el vino de un solo trago, tratando de calmar la furia que hervía dentro de mí. Luego, me acerqué a Hoseok, quien estaba observando la escena con cautela.
-Haz lo que tengas que hacer para que ese matrimonio no sea consumado -ordené, con mi voz baja pero cargada de determinación.
-Pero... Príncipe, ¿qué haré? -preguntó Hoseok, visiblemente nervioso.
-Haz algo que cree un gran escándalo. Asesina a alguien, incendia algo, no sé... -respondí, con mi paciencia agotándose.
-Entendido, príncipe -dijo Hoseok, inclinando la cabeza antes de alejarse rápidamente.
Caminé pensando en lo que había hecho, mientras Hoseok se dirigía a un lugar apartado. Vi cuando dejó caer una vela cerca de una mesa, y pronto el fuego comenzó a propagarse rápidamente. Algunos corrían y otros iban a llamar a Jungkook. Aproveché la confusión para escabullirme, esperando a que Jungkook abandonara sus aposentos.
Mientras me preparaba para lo que sería mi primera noche con Jungkook, escuché unos gritos desde afuera de los aposentos de personas llamando a mi ahora esposo.
-Quédate aquí -ordenó Jungkook antes de salir apresuradamente. Yo me levanté y respiré profundo; tal vez la madre luna me salvaba de entregarme sin amor. Me quedé mirando por la ventana, mientras la brisa fría acariciaba mi rostro. No pasó mucho tiempo antes de que escuchara la puerta abrirse. Al voltearme, vi a un enmascarado que puso su dedo índice sobre sus labios, haciendo un sonido siseante para que no gritara. Me quedé petrificado mientras el enmascarado echaba un polvo que me hizo sentir mareado. Recuerdo empezar a desvanecerme en sus brazos.
-Te lo dije, Jimin. Serás solo mío -susurré, sacando mis colmillos y lamiendo el lado izquierdo del cuello de Jimin, marcándolo y creando un lazo entre nosotros. Lami la poca sangre que brotaba y, cuando estaba por irme, escuché los pasos de alguien.
-Muy bien, Yoongi. Estamos uno a uno, pero ni creas que al marcar a mi omega me daré por vencido -dijo Jungkook, apartándome de Jimin y sacando sus propios colmillos para morder el lado derecho del cuello de Jimin.
-Puedes intentarlo todo lo que quieras, pero jamás ganarás el corazón de Jimin. Además, mi marca está del lado izquierdo, más cerca de su corazón.
Saqué mis colmillos del cuello de Jimin y sonreí. -No te olvides, omega por omega.
-Ya te dije, lo mío con Taehyung fue cosa de una noche y no sabía que tenías sentimientos por él.
-No seas hipócrita, Yoongi. Yo mismo te lo dije, pero de todos los omegas, tenías que fijarte en él. Dime, ¿cuánto lograste obtener?
-En realidad, esa alianza fue muy útil. Ha fortalecido a mi reino.
-¡Eres un maldito!
-Mantén la compostura, viejo amigo. Tal como cuando éramos niños, te molestaba verme ganar y te ibas.
-Esta vez es diferente. No te negaré que Taehyung me impresionó, pero la belleza de Jimin no tiene comparación. Evitaste que consumara mi matrimonio hoy, pero tarde o temprano, Jimin tendrá que corresponderme como esposo y me dará un heredero.
-Cuando eso ocurra, verás lo que es conocer al diablo. Una cosa es que te lo digan, otra es vivirlo. Jungkook, si eso llega a pasar, olvidaré por completo que una vez fuimos amigos.
-No te tengo miedo, Yoongi.
-Pues deberías. Tú, más que nadie, sabes de lo que soy capaz.
-Eres de los que habla mucho pero hace poco. Sin embargo, mírame a mí: mientras tú alardeabas, yo, en silencio, me adelanté al palacio y logré que Jimin se casara conmigo. Tú solo hablabas de tomar al único omega de los Park, ¿y de quién es esposo?
Me reí y hablé claro y firme: -Me voy, Jungkook, pero te advierto: ten cuidado, porque te estaré vigilando. En el momento que menos lo esperes, Jimin será mío.
Desperté lentamente, como si emergiera de un profundo sueño. Me sentía aturdido y, al llevar una mano al lado izquierdo de mi cuello, sentí un calor punzante y un dolor que me hizo quejarme en voz baja.
-No te preocupes, Jimin -dijo Jungkook con suavidad, acercándose a mí-. No dejaré que nadie te haga daño.
Lo miré con ojos llenos de incertidumbre. -¿Por qué me marcaste de esa manera? ¿Qué es todo esto?
Jungkook suspiró, sus ojos oscuros reflejando una tormenta de emociones. -Es más complicado de lo que parece. Yoongi y yo tenemos una historia larga y llena de conflictos. Pero lo que siento por ti es real, Jimin. No es solo una cuestión de poder o venganza. Cuando entré y vi que Yoongi te había marcado del lado izquierdo, procedí a morderte del lado derecho. Pero mientras no renueven su marca, esta desaparecerá.
Me quedé tratando de procesar todo lo que había sucedido. -Solo quiero paz, Jungkook. Si me casé contigo fue por paz. No quiero ser el motivo de conflictos.
-Lo sé -respondió Jungkook, tomando mi mano con firmeza-. Y haré todo lo posible para protegerte y darte la vida que mereces. Pero necesito que te mantengas alejado de Yoongi. Para él, eres un reto y no descansará tan fácilmente.
-Yo soy tu esposo, y a ti será mi lealtad.
Mientras tanto, en el palacio, Yoongi observaba desde una ventana, con sus pensamientos llenos de planes y estrategias.
-Príncipe, ¿funcionó su plan? -preguntó Jhope.
-No del todo, Jhope. Sé perfectamente que la batalla por el corazón de Jimin apenas empieza, y estoy decidido a ser el ganador.
-No lo he visto perder ninguna de sus conquistas, mi señor.
-Esto es solo el comienzo -murmuré para mí mismo-. Jimin será mío, cueste lo que cueste.
Al día siguiente, las doncellas entraron a prepararme. No había tenido la primera noche de bodas, pero ya había ganado dos marcas. La de Yoongi era visiblemente más grande. ¿Qué clase de alfa es? ¿Cómo se atreve a marcarme sin mi consentimiento, siendo yo el esposo de Jungkook? Me siento tan enfadado.
-Esposo, buenos días -dijo Jungkook al entrar.
-Jungkook, qué vergüenza, aún no terminan de arreglarme -respondí, sintiendo el rubor en mis mejillas.
-¿Vergüenza? Pero si ahora eres mi esposo.
-Igual me causa vergüenza que me veas sin estar debidamente arreglado.
-Perdón, tendré más cuidado la próxima vez -dijo, girándose hacia la puerta-. ¿Quisieras desayunar conmigo?
Al ver cómo Jungkook se volteaba, una idea quedó rondando en mi cabeza. ¿Dónde quedó el hombre rudo y cruel que apuntaba con su espada a mi padre?
-Jimin, ¿sigues allí? -preguntó, tratando de llamar mi atención.
-Sí, desayunaremos juntos.
-Está bien, me adelantaré.
Vi a Jungkook irse y no pude evitar sonreír. ¿De verdad quiere ser un buen esposo? Cuando terminaron de arreglarme, caminaba con las doncellas y me encontré de frente con Yoongi. Inmediatamente, mi cuerpo se...
-Buenos días, príncipe -le dije a Jimin con una sonrisa.
Levanté la mano para que mi corte se marchara. -¿Con qué derecho me marcaste? -pregunté, sintiendo la ira crecer dentro de mí.
-Con el derecho que, como alfa, tengo sobre ti.
Abrí mi mano y le di una bofetada. -¡Soy un omega casado!
-Sí, si me vuelves a pegar así, me temo que tendré que hacer algo que no te gustará, Jimin.
-A mí no me amenaces, te demandaré ante la corte judicial por haberme deshonrado.
-Aún no te he deshonrado, aunque ganas no me faltan.
-¡Atrevido! -empecé a andar para desayunar, porque viendo el rostro tan sonriente de Yoongi, era una clara señal de que él es un desvergonzado.
-Hazte el difícil, Jimin, que así me gustas más -le grité, viendo cómo caminaba apresuradamente.
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