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Chapter 1

Estaba sentado a la diestra de mi padre en el gran salón del trono, rodeado por los nobles de nuestro reino, cuando Jungkook irrumpió en la sala. Su presencia imponente y su armadura oscura reflejaban la luz de las antorchas, y su espada, afilada y reluciente, apuntaba directamente al cuello de mi padre. Sus ojos, llenos de maldad y sedientos de sangre, no dejaban lugar a dudas sobre sus intenciones.

-Park, ¿aceptarás mi oferta? -dije, mirando al rey frente a mí, quien mantenía su postura y arrogancia a pesar de la amenaza.

-Sí, el puerto será para ambos reinos y bajaremos el costo -respondió, su voz firme pero con un atisbo de preocupación.

-¿Cómo sé que no me traicionarás? -pregunté, dando un paso adelante.

Me levanté de mi trono, manteniendo mi postura erguida y mi mirada fija en Jungkook.

-Yo iré contigo. Soy el hijo mayor y omega. Mientras yo esté contigo, nuestro trato estará intacto.

-No, Jimin, hijo, no lo hagas -dijo mi padre, mientras su voz temblaba ligeramente.

-Padre, un príncipe debe hacer lo necesario por su reino; mantén tu orgullo -respondí, con determinación en mi voz.

-Jimin, el omega del sol y la luna, estaré encantado de que seas mi consorte.

-Entonces casémonos para guardar las apariencias y partamos a tu reino -propuse, sabiendo que esto sellaría el trato.

-Creo que eres muy exigente. Si te casas conmigo como consorte, tendrías mucha influencia en mi reino y no sería mi reino como parte del tuyo. Si vas conmigo, será en calidad de concubino -dijo Jungkook, con un tono desafiante.

-Entonces recomiendo que quedes como tirano y pierdas importantes alianzas, porque no me rebajaré a ser menos que un consorte -respondí, sin titubear.

-¿Todos los Park son tan obstinados? -preguntó, con una ceja levantada.

-¿Y todos los Jeon son unos abusivos? -repliqué, manteniendo mi mirada firme.

Me impresionó cómo Jimin se paraba frente a mí sin inmutarse y sin sentir miedo.

-Está bien, serás mi consorte. ¡Que se haga la boda! -declaró Jungkook finalmente, con una mezcla de respeto y desafío en su voz.

Un mes después, el gran salón del trono de Nordlicht se transformó en un escenario de esplendor y magnificencia para la boda real. Las paredes estaban adornadas con tapices dorados y flores exóticas, y el aire estaba impregnado con el aroma de incienso y especias. La nobleza de ambos reinos se reunió para presenciar la unión de Jungkook conmigo, una alianza que prometía traer paz y prosperidad.

Yo estoy vestido con un traje ceremonial de seda rojo y bordados dorados. Caminaba por el pasillo con una expresión serena pero distante. Sabía que esta boda era un compromiso necesario para asegurar la estabilidad de mi reino. Aunque mi corazón y mente parecen estar ausentes, me paré al lado de Jungkook. Él, con su imponente figura y su armadura reluciente, me esperaba en el altar; sus ojos fijos en mí dejaban ver una mezcla de posesión y admiración.

-Prometo protegerte y honrarte como mi consorte -dijo Jungkook, tomando mi mano y sellando el pacto con un anillo de oro.

-Y yo prometo ser leal y cumplir con mi deber como príncipe consorte de Nordlicht-respondí, con voz firme, pero mi mirada estaba perdida en pensamientos lejanos y sabía que esto era simple formalismo.

La ceremonia continuó con los rituales tradicionales, y al final, ya casados, nos inclinamos ante los emperadores, sellando nuestra unión ante los ojos de todos.

Sin embargo, la paz de la boda fue interrumpida por la llegada de un hombre que atrajo todas las miradas: un hombre al que conozco perfectamente, Yoongi, un hombre de cabello negro azabache, tez clara y ojos profundos y arrogantes. Conocido por ser un casanova y gigoló, hizo su entrada con una sonrisa enigmática. Su reputación le precedía, y su presencia en la boda no pasó desapercibida.

-Vaya, vaya, parece que la realeza ha decidido hacer las cosas interesantes -dijo Yoongi, acercándose a nosotros con una reverencia burlona.

-¿Qué haces aquí, Yoongi? -preguntó Jungkook, con un tono frío y desconfiado.

-Solo vine a felicitar a los novios y a ofrecer una alianza respetuosa ahora que el reino de Nordlicht se ha fortalecido con este matrimonio -respondió Yoongi, sus ojos brillando con malicia.

Observé a Yoongi con curiosidad y desconfianza. Sabía que este hombre podía ser tanto un aliado como una amenaza, y su llegada añadía una nueva capa de intriga a su ya complicada situación. No sé cómo reaccionará Jungkook.

-¿Qué podemos querer con un gigoló como tú?

-No es solo un gigoló, Jungkook. Yoongi es el príncipe heredero del reino vecino de Mitternacht -dijo Jimin.

-Veo que el príncipe Jimin me ha estudiado bastante bien, pero dejando a un lado eso, dejo en claro qué es exactamente lo que dices, y mi presencia aquí es tanto una cortesía como una advertencia. Los asuntos de estado son delicados, y las alianzas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos -dijo Yoongi, con un tono serio y calculador.

-Príncipe Yoongi, no quiero que piense que lo he estado observando. Es parte de mis obligaciones conocer a todos los príncipes -dije, tratando de mantener la compostura mientras sentía su mirada penetrante.

-Pero sabes que pertenezco a uno de los reinos más poderosos, ¿no es así? -respondió Yoongi, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

-Sí, lo sé. Pero le pido encarecidamente que hablemos de asuntos de estado en otra ocasión. Esta es nuestra boda. Le prometo que luego le recibiremos con la debida atención que merecen estos temas... -intenté desviar la conversación, sintiendo la tensión en el aire.

-Jungkook, tu esposo es más sensato que tú. Pero está bien, mañana hablaremos de los reinos. Ahora disfrutemos de esta maravillosa boda -dijo Yoongi, con un tono que sugería que no estaba del todo satisfecho.

Caminé con Jungkook hasta el salón y comenzamos a danzar. La música llenaba el aire, pero mi mente estaba en otro lugar. Al terminar, no esperaba que Min Yoongi extendiera su mano, invitándome a bailar la siguiente pieza. Miré a Jungkook, quien asintió mientras bailaba con Taehyung, el príncipe de Edirna.

-¿Te han dicho que eres realmente hermoso? -susurró Yoongi, acercándose más de lo necesario.

-Príncipe, soy un hombre casado -respondí, tratando de mantener la distancia.

-Y eso te hace aún más interesante -dijo Yoongi, con una sonrisa que me hizo estremecer.

-Sé de su fama y, por favor, le pido que deje sus trucos e inmoralidades lejos de mí -dije, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.

-Serás mío, Park Jimin, y eso te lo prometo -respondió Yoongi, con una determinación que me dejó sin aliento.

Me quise separar un poco, pero él bajó su mano y me apretó más hacia él, su agarre firme y dominante.

-¿Qué pasa, príncipe? ¿Me tiene miedo? -susurró Yoongi, su voz cargada de desafío.

-No, pero no soporto que me hable de ese modo, más cuando soy un hombre casado -respondí, tratando de mantener la calma mientras mi corazón latía con fuerza.

-No me importa que te hayas casado con él, porque tú serás mi consorte -dijo Yoongi, con una seguridad que me hizo estremecer.

-No sé cómo se atreve a hablar y asegurar cosas con tanta ligereza -repliqué, sintiendo la tensión aumentar entre nosotros.

-Ya verás cómo sí serás mío, mi omega, mi consorte y el padre de mis cachorros -dijo Yoongi, con sus palabras llenas de una promesa oscura.

La pieza terminó y me aparté de él, haciendo una reverencia antes de caminar rápidamente hacia donde Jungkook permanecía con Taehyung.

-Jimin, vayamos a descansar -dijo Jungkook, notando mi incomodidad.

-Sí, príncipe -respondí, agradecido por la oportunidad de alejarme de Yoongi.

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