Capítulo 8: Burla
Durante tres días Melissa no fue a la escuela y eso era muy extraño, ella, aun cuando estuviese enferma siempre iba al colegio como toda una campeona, además de que era una de las favoritas de entre los profesores.
-No haces nada, siempre observas a la nada a pesar de que alguien puede pensar que lo estas observando como un acosador – dijo Guillermo sentado al lado mío dentro del salón.
-Así es mi vida cuando alguien de vosotros no está.
-Oe, no entiendo por qué hablas así, parece el de de un español –no pude ser, no me digas que repitió una palabra.
-Si claro, como si ver puros videos de Youtubers españoles afecta mi vocabulario.
-No, es verdad yo una vez vi un vídeo de una chica española y de ahí no volví a decir v...video si no vídeo –rodee los ojos.
-Solo le pones una tilde en la "i", nada más.
Guillermo le dio una especie de fallo que no dijo una palabra más y como yo empezó a ver la nada.
Por el umbral de la ventana estaba Leonardo hablando con el grupo de chicos que estaba, me lo quede observando hasta que se dio cuenta y la única cosas más inteligente que se me ocurrió para que no tuviera vergüenza fue hacerme como si veía la nada. Una suerte ya que este parece que lo entendió y volvió a enfocarse en lo que hacía.
¡GRACIAS ESPÍRITUS DEL CIELO!
Aunque si lo pienso mejor mas veo como un tonto que alguien que piensa en el universo y de su existencia, igualmente es mejor que hablar con él.
Y no hay que descartar el hecho de que el me pregunta por las mañana de como estoy, ¡HUY! Como lo aborrezco.
El timbre sonó y con ello todos los que estaban adentro bajamos.
-Isaac ¿Qué nos tocaba a esta hora?
-Nos toca Educación Física.
-¡Ahora si viene lo chido! –movió sus manos como si fuese la rata codiciosa junto a su risa malévola de caricatura.
Todos bajamos al patio para formar una fila antes de que el profesor llegase, que por cierto ese señor da miedo tiene 75 años de edad y aun así tiene mucha más energía que los del salón a pesar de ser muy jóvenes.
Y hablando del profesor.
Antes de que el llegase algunos comenzaron a hablar a pesar de que eso era un signo de peligro y entre ellos estaba Leonardo que parece que se le olvido que no debería hacerlo.
-¿No crees hubiera sido mejor que nosotros estuviésemos en el salón para que el profesor nos relate su historia en el ejército? –me dirigió la palabra una chica de parte del grupo de chicas que me contó Melissa el otro día.
-Eso creo, pero estoy más seguro que para la próxima clase lo hará.
-Eso espero, creo que ya me estoy inspirando en que escribir para mis seguidores.
Kate –que así es como se llama la chica –volteo a otro lado para hablar con alguien más de su grupo.
Y al igual que Melissa es media gordita, con la diferencia de que sus ojos son medio achinados.
Mire nuevamente a Leonardo que con otro chico de su grupo comenzó a tener pleitos con un chico de otro grupo y de no ser por el Profesor que llego de la nada dándonos un susto a todos, la situación se hubiera complicado.
-¿Ustedes que hacen? –le dirigió la palabras a ellos.
-Nosotros...
-¡NA! TODOS, vayan a hacer 5 vueltas y ustedes –les señalo. –vayan a hacer 20 planchas y el que comience a quejarse se le agrega 5 más.
Ellos fueron al centro del patio para hacer las dichosas planchas mientras que nosotros sin queja alguna comenzamos a correr.
Mientras corría mire con burla a Leonardo sufrir haciendo las dichosas planchas pero por un error mío me tropecé haciéndome caer de cara.
-¡OE! ¿Estás bien? –si preguntan como sonó el profesor al preguntármelo, digamos que es una fusión entre una voz seria y preocupada.
-¡Estoy bien! –grite levantándome al instante para continuar corriendo.
Mire a Leonardo que esta vez se empezó a reír de mí por mi caída.
-¡DOMINGUES! Empieza nuevamente por reírse.
Leonardo se maldijo y aproveche ese momento para sonreír con burla teniendo cuidado de no caerme.
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