Nada es lo que parece.

Mentir para tener una vida simple.

"Simple".

¿Y cómo algo tan simple podía volverse algo tan grande?

Lo sabía. O quizás eso creía.

Y todo había empezado con ella.

Ahí, en un avión, mirándola como lloraba mientras leía un libro.

Todo había comenzado siendo algo normal, cosa que se volvió enorme y marcó una gran diferencia en mi vida.

Allen Gates.

Era totalmente distinta a mí.

O eso también creía yo.

“Era” perfecta para cumplir mi objetivo: limpiarme las manos.

Lo primero que supe de ella, era que estaba loca. Eso me bastaba para todo; porque era fácil de manipular.

Los locos eran fáciles de manipular. Para mí lo era. Porque yo era así, y conocía a la perfección ese tipo de persona.

Y el resto sobre ella eran cuatro palabras unidas: café, libros, música y vainilla.

Cuatro palabras que entraban perfectamente en mis manos.

Cuatro palabras fáciles de aplastar.