Capítulo 16.1

Dorian estaba de pie frente a su padre y se obligó a no moverse con nerviosismo. No había conseguido pasar más allá de la puerta de entrada antes de que lo rodeara una docena  de hombres  armados. Por lo visto, su padre estaba más enfadado por la decisión de Dorian de no cumplir el encargo de Eva Gil de lo que había previsto.

―Mi propio hijo… Un traidor. ―Las palabras de su padre cargadas de ira resonaron por todo el lugar.

Dorian permaneció en silencio. No había nada que hacer hasta que su padre se desahogara por completo. Contó a los hombres de su padre. Había cuatro en la galería de la planta superior, colocados intercaladamente. Dos más flanqueándolo y su padre se encontraba a unos buenos tres metros en el centro de todo. No había ni rastro de Luninch.

―Los Gil dieron la orden de matar a tu hermano ―dijo Domenic― y aun así te has unido al enemigo. Te has acostado con el enemigo. ¿Cómo puedes considerarte siquiera considérate un Romanov? ¿Qué clase de hombre le da la espalda a su propio hermano y se acuesta con su asesino?

―Eva no tuvo nada que ver con la muerte de mi hermano ―dijo Dorian con calma―. Y su padre tampoco.

― ¡Bah! ―bramó su padre. Agitó una mano―. Piensas con la polla, no con la cabeza.

― ¿Y tú? ―Dorian escogió sus palabras con cuidado―. Has aceptado la palabra de un hombre que una vez estuvo muy metido en los negocios de los Gil. ¿Te has preguntado si estaba sirviendo a sus propios intereses en vez de a los tuyos?

―Luninch es leal.

―A sí mismo ―replicó Dorian―. Lo expulsaron de la organización de los gil por matar a Damián  sin permiso. Alejandro no ordenó su asesinato. Luninch actuó por cuenta propia. Cuando se le recibió aquí con los brazos abiertos, decidió usar tu dolor para arreglar el lío en el que se había metido y devolvérsela a su antiguo jefe.

―Una historia preciosa, pero es todo mentira. ―Luninch entró en el recibidor por la entrada trasera.

A Dorian se le encogió el estómago al darse cuenta de que Luninch arrastraba a Eva con él. Con una mano agarrándole el brazo y la otra hundida en su pelo, estaba verdaderamente atrapada.

Dorian  apretó los puños furioso. A Eva no le haría ningún bien que él perdiera el auto control. Los matarían a ambos. Dorian se fijó en su expresión resuelta. Él veía su miedo, pero estaba controlándolo de manera excepcional.

Su mirada se posó en la de él por un instante. El corazón le dio un vuelco. No importaba qué más ocurriera, iba a sacarla viva de esta.

Luninch le hablo a Domenic.

―Mira lo que me encontré en el hotel de los Gil. El estúpido de tu hijo fue demasiado débil para hacer su trabajo. Soy yo quien tiene que arreglar sus estúpidos errores y terminar lo que él no pudo acabar. ¿Por qué no le cortamos el cuello a la chica y acabamos con todo esto?

―Mi querido Luninch, siempre con tanta ansia por derramar sangre. ―Domenic

Sonrió como un padre a su hijo preferido―. Cuéntamelo otra vez. ¿De dónde sacaste la información sobre la muerte de mi Damián?

―Alejandro dio la orden de matar a Damián. ―Luninch sonaba realmente impaciente―. Ya te lo he dicho.

―Mentira ―Hablo Eva―. Mi padre te desterró después de que mataras a ese chico él era inocente. Los Gil no matan a inocentes.

― ¡Cállate! ―grito Luninch abofeteando a Eva con fuerza.

Incapaz de controlar su reacción, Dorian se lanzó hacia adelante. Los hombres que había a ambos lados lo agarraron de los brazos y lo arrastraron hacia atrás. La expresión de Domenic se tornó pensativa. Dorian deseaba que su padre no fuera un estúpido. Sin duda incluso ese hombre amargado podía ver que el imbécil de Luninch no le estaba contando todo.

―Me dijiste que Alejandro ordenó el asesinato. ―Domenic se tiraba de la barba pensativo―. También me dijiste que eras su mano derecha, el hombre que llevaba a cabo todas sus órdenes.

―Sí, era un miembro valorado de la familia Gil ―dijo Luninch engreído, sin percatarse siquiera de su error.

― ¿Por qué llevaste a cabo el encargo de mi hijo ―exigió saber Domenic― si sabías que estaba mal, tal y como me dijiste la primera vez que viniste suplicándome trabajo?

Luninch abrió la boca, pero fue incapaz de articular palabra. Dorian vio cómo se esforzaba por buscar una respuesta. Si Dorian iba a persuadir a su padre, ese era el momento.

―No puede decírtelo porque está mintiendo ―dijo Dorian con claridad―. Si realmente le hubiera ordenado Alejandro que matara a mi hermano, debería haber sabido que estaba mal. Del mismo modo que yo supe que sería un error matar a Eva por algo que no era culpa suya. ―hablo Dorian con determinación mirando a su padre ―. La quiero, Domenic. Si aún deseas descargar tu ira sobre ella, te pido que acabes con mi vida en vez de con la suya

― ¡No! ―La reacción de Eva fue ferviente e inmediata―. ¡No le hagas daño, por favor! ―Volvió a forcejear para liberarse de Luninch―. Mátame a mí pero no le  hagas daño a Dorian.

Domenic se los quedó mirando.

―En mi vida había visto una estupidez como esta. ―los miro a ambos y luego hablo― Supongo que debo intentar reflexionar sobre este tema si los dos estáis dispuestos a morir por ello