XV. Vanilla
🍋🔞 Lemon
Canción sugerida: Nervous by Gavin James
Existe una calma especial después de las tormentas. Tal como la tierra se llena de huellas húmedas producidas por la lluvia, la violencia del viento o cómo la luna decide asomarse al umbral del amanecer por última vez, el doctor Min admiraba los estragos de su propia tormenta sobre el cuerpo grácil y dorado al otro extremo de su cama.
Park Jimin, aquel niño que había conocido en un sitio donde estuvo a segundos de desaparecer, quien solía pedir ayuda hasta para respirar y cobijarse en sus brazos para huir de unos demonios que le acechaban desde pequeño, finalmente regresaba a ese sitio donde le había arrastrado en su adolescencia.
Rememorar cómo dos almas se encuentran o cómo dos cuerpos se funden era hasta cierto punto caer en lo superficial. Min seguía buscando una denominación en su amplio dominio de los términos y las distinciones que pudieran existir para describir lo que horas antes, había sido un dulce desastre y que solo las marcas en ambos cuerpos podían atestiguar.
Jimin, su tierno Jim.
Aún bajo los remanentes de la LSD, Yoongi había contemplado el eclipse en la mirada azul del detective cuando ambos recuperaban el aliento después de unirse como en el inicio de su juventud. El doctor se humedeció los labios mientras reparaba en la forma en la que Jimin intentaba despertar.
Las sábanas apenas les cubrían a ambos cuando tanto su pijama como la bata que usara el castaño habían quedado reducidas a girones de camino a la habitación. Min sonrió con malicia al comprobar que su precioso aprendiz ya estaba despierto.
Un beso perezoso terminó de traer la luz a la mirada azul de Jimin mientras aspiraba el aroma a sudor y a sexo que aun impregnaba la piel de quien fuera su hyung, pues ahora solo podía recordar con terrorífica precisión la cantidad de veces que le juró amor eterno mientras se dejaba poseer por el mayor a una edad donde la idealización le sembrara la cabeza con millones de finales felices.
Que burda mentira, y el espacio en blanco de la amnesia volvía aparecer, como un monstruo cuya grotesca boca era cocida mientras Min le mordisqueaba la mandíbula y dejaba que sus grandes manos casi le recolocaran sobre su regazo.
Jimin exhaló sobre el cuello ajeno antes de animarse a pasear su lengua por allí. La sal, el humo y el aroma de los restos de la tormenta en una habitación cuyas ventanas seguían abiertas sobre los minutos que le quedaban a la madrugada parecieron refrescarlo lo suficiente para detener el avance de su hambriento amante y quedar frente a frente de aquellos codiciosos ojos.
—Aún estoy enojado… muy enojado contigo…
Fue lo que murmuró antes de hacerse del labio inferior de Min y tironearlo entre sus dientes como solo él podía hacer. El mayor intentaba contener una sonrisa pero era casi inevitable. Un Jimin adormilado con un puchero en sus abultados y resentidos labios luego de las últimas horas era demasiado tentador.
—No paras de burlarte ¿verdad? Veamos si esto te dice que debes tomarme más en serio…
Yoongi estuvo tentado a cuestionarle cuando el detective usó su cuerpo de palanca quedando de espaldas con las manos entrelazadas a las del castaño, mirando al barandal de aquella cama de estilo colonial. Min tragó duro al percibir cómo Jimin utilizaba otro de los restos de su pijama para atarle las manos y casi con violencia afirmarle contra el barandal de la cama.
—¿Te divertiste bastante mientras estuvimos separados? Tienes la maldita costumbre de siempre contestar con respuestas ambiguas… Eres tan abusivo, nene…
Min cerró los ojos con molestia mientras recordaba el pasado. Únicamente Jimin le llamaba de aquella manera cuando el médico tenía que ser la parte vainilla de la extraña relación que compartían desde que tenía consciencia de su yo actual.
—Si vas a joderme, ahórrate el sarcasmo y termina de una vez…
Los ojos verdes de Yoongi resplandecieron con el brillo de la ira. Jimin admiró como la nuez de Adán del médico bajaba tortuosamente, remarcando la huella del beso que él mismo había dejado sobre aquella tierna zona. El castaño solo pudo humedecerse los labios mientras le alzaba las manos a Min y con una rodilla trazaba el camino entre sus piernas.
—Sí voy hacerlo y me será lo suficientemente apetecible como para recordarte que también tengo poder sobre ti… Estoy seguro que con lo arrogante que eres ahora, no debe haber sucedido después que dejamos de juntarnos así…
Las sospechas sobre esa seguridad vinieron de la mano del gemido que escapó de los labios de Min cuando los dedos de Jimin exploraban aquel sitio que el médico apenas recordaba. Una maldición prosiguió a ello mientras Jimin le recorría sin dejar de venerar la piel inmaculada que tenía ligeros relieves en la espalda ancha del doctor.
—Siempre me ha gustado cómo te sonrojas, desde este ángulo te ves tan hermoso… eres el único pecado que no dudaría en cometer…
Yoongi tenía ganas de gritarle que dejara de jugar cuando los dedos suplieron el inicio de un beso prohibido que intentó pobremente controlar cuando sentía sus piernas convertirse en una masa gelatinosa presa del fino temblor que abatía su cuerpo.
La lengua de Jimin estaba probando de primera el hecho de que no hubiera tenido relaciones sexuales en condición de pasivo desde los tiempos que ambos eran adolescentes y apenas se comenzaban a descubrir.
Lo mismo había ocurrido con el propio detective horas atrás. Solo con mujeres y muy pocas veces por su trabajo, había admitido Jimin antes de sentir un incendio en su espalda baja cuando Min le tocaba codiciosamente sin importarle marcar con sus dedos la tierna carne o la piel turgente de las piernas del castaño.
—Mmhh, realmente hyung no me cansaría de verte así… prometo ser gentil… solo al inicio…
Fue lo que dijo Jimin antes de abandonar aquel lugar húmedo y caliente que tenía a Yoongi al borde de la locura. Sentía el peso de su propio miembro mientras el aire desaparecía para ser sustituido por la humedad del cuerpo de Jimin alineándose al suyo.
Como una pequeña colisión interna sus paredes le recibieron ganándose un gemido ronco y oscuro que la almohada se encargó de bloquear. Las manos atadas al barandal y por encima de su cabeza le impedían girarse y cobrar su venganza de un Jimin completamente extasiado en el rubor furioso que ascendía por cada centímetro de la perfecta piel de Yoongi.
—No me dejes solo en esto nene, quiero tu boca mientras sucede…
Una mano atrevida ajustó la posición del doctor en la cama, alzando las caderas lo suficiente para quedar sobre la exigente intimidad de Jimin que ya iba a medio camino de lo que Yoongi nunca podría admitir.
Casi dolorosamente le obligó a que le mirara tomándolo del abundante cabello que le besaba la nuca. Los labios enrojecidos o la frente llena de gotas de sudor solo pusieron peor al detective que sin paciencia alguna procedió a recoger con su lengua todo aquello que brillaba en el puente de la coqueta nariz de Min.
—Jim… por lo que más quieras acábate de mover… me estás…
Yoongi se quedó callado cuando percibió el impacto. Sus caderas fueron alzadas mientras Jimin se acomodaba y los sonidos de ambas pieles acoplándose llenaban la habitación.
Obsceno, oscuro y caliente. De la garganta de Min se escapaban sonidos cargados de erotismo mientras se dejaba hacer por el hombre que ahora era Park Jimin. Sin importarle las consecuencias, sentía como aquel balanceo variaba de lo dulce a lo violento y su propia excitación crecer a segundos bajo las caricias expertas del detective.
—Acabo de recordar que nuestra última vez fue en ese yate… Estaba por cumplir los diecinueve… ¿Verdad…?
Yoongi no esperaba aquello mientras su cuerpo parecía negado a procesar otra cosa que no fuera sentir a Jimin. Notó con lentitud como el detective le desataba las muñecas y salía de su caliente interior, percibiendo una sensación de vacío abrumadora.
A mitad del camino hacia el paraíso se dio cuenta demasiado tarde que Jimin le estaba torturando mientras le observaba convertirse en una criatura libidinosa y necesitada por su atención.
Estaba seguro que cobraría su venganza cuando el más joven lo obligaba casi a sentarse sobre su regazo provocando otra colisión de la cama contra el muro de la habitación.
En el nuevo ángulo Yoongi podía sentir cómo palpitaba el cuerpo de Jimin dentro de su resentido interior. No dudó en saquearle la boca mientras el detective le instaba a que se moviera sobre él.
Los gemidos entre altos y graves que se escapaban de la boca de Jimin iban a morir a los oídos del médico mientras el precipicio de la liberación parecía brillar sobre ambos cuerpos y sus dientes se hincaban con saña en el hombro del detective.
Unas cuantas estocadas más, para que la esencia de Yoongi decorara el trabajado abdomen de un Jimin que apenas podía mantener su respiración coherente al percibir como el cuerpo sobre el suyo le recibía deliciosamente.
—Joder… Yoon en serio me esperaste cuando…
Silenciado por una nueva oleada de placer Jimin regresó de cara al colchón. No comprendía cómo Yoongi podía estar tan dispuesto después de bañarle el vientre con su semilla.
—No voy a jugar tan bajo como tú. Yo no voy atarte a ningún sitio. Ya tienes demasiadas cadenas en tu conciencia, pero tenías razón… Nunca me ha ido la vainilla tanto como a ti.
Jimin balbuceó unas cuantas quejas mientras su cuerpo era recolocado casi al borde de la cama. Yoongi ni siquiera le avisó antes de profanar su interior con desesperación. Aferrándose al colchón como si fuera un náufrago el castaño maldijo en voz alta.
Aquel ser parecía no tener suficiente de su cuerpo y de su alma. Yoongi dejó de pensar por primera vez en mucho tiempo, únicamente concentrado en complacer a la sudorosa criatura bajo su cuerpo.
Enredados en el olor de su pieles húmedas, perdidos en los besos prohibidos del placer o el calor que incendiaba sus vientres, mientras se acogían mutuamente se encontraron en la mirada aun nebulosa que sellaba el final de un encuentro que para Jimin terminó sobre el pecho del más pálido, de aquella manera contradictoriamente dulce que confundía al detective.
—No voy a decir que te amo… creo que mi yo de la adolescencia se repetía demasiado…
Fue lo que dijo Jimin antes de acariciarle las mejillas al médico con esa mirada llena de estrellas. Yoongi sonrió mostrando las encías antes de reforzar el abrazo en el que las piernas del castaño le rodeaban las caderas.
—Algún día te voy a contar la razón por la cual nunca me atrevería a dedicarte esas palabras… ahora tengo curiosidad por otra cosa…
Un beso en la perlada frente que logró esparcir otro escalofrío en la columna del más joven. Existían más razones para arrepentirse contra una sola por la cual regocijarse. Cómo a pesar de los años de ausencia, le seguía amando de aquella forma oscura y retorcida.
Aun sabiendo que probablemente fuera el responsable de todo el caos que había experimentado y que experimentaría en el futuro, Jimin intentaba fingir que sentía únicamente atracción por el hombre que posesivamente le delineaba el cuerpo con sus manos y su poderosa mente.
—Pregunta lo que quieras. A fin de cuentas lo sabes todo de mí…
El detective atrapó una de las manos de Min entre las suyas solo para comprobar una de las razones por las cuales estaba viviendo un idílico sueño. La argolla plateada en el anular izquierdo de Yoongi se jactó de su miseria y Jimin no pudo ocultar una mueca cuando la mirada verde el doctor se intersectó con la suya.
—Solo para dejarlo en claro… ¿Piensas en mí cuando lo haces con ella?
La pregunta dejó al médico en blanco. Por primera vez en su vida no tenía idea de cómo reaccionar o qué decir mientras observaba cómo Jimin trazaba la distancia ante su silencio.
—Jim…
—No necesitas explicarte. Estoy cansado y hecho un desastre ¿Esa puerta es el baño?
Ni siquiera esperó una respuesta mientras escapaba de la atenta mirada del médico para refugiarse en una habitación que no conocía. Se sentía tan torpe y comprobar la cantidad de marcas que decoraban su cuerpo expuesto a la frialdad del cuarto de baño le puso peor.
—Qué demonios estoy haciendo… por qué rayos lo olvido todo menos a él. Este no era el jodido plan…
Abrió la regadera sin importar que el agua helada le impactara el cuerpo. Se sentía pequeño e indefenso y solo quería desaparecer. No podía permitirse una escena de celos.
Aun cuando Yoongi se cansara de proclamar que le pertenecía, sabía que no poseía ninguna influencia sobre el doctor más allá de la locura que acababa de protagonizar o el hecho de que fuera el sospechoso número uno de la serie de asesinatos que arrasaban Nueva York.
Nueva York… la vida real fuera de la burbuja de Manchester Lake…
Jimin intentaba aferrarse a ese hecho y no en todo lo que había vivido en las últimas horas cuando el flujo de la regadera sobre su cabeza se interrumpió. No necesitaba preguntar para saber de quién se trataba. Min Yoongi le acorraló contra la mampara antes de arrastrarlo a un beso caliente y posesivo que terminó haciéndole temblar por dentro.
—Si el problema es Haruna me voy a encargar pronto…
Aquella afirmación le dejó noqueando. Min le enseñaba su mano izquierda donde anteriormente había reposado la alianza. Ahora estaba vacía, totalmente libre aunque los documentos legales pusieran su apellido sobre esa otra persona. Jimin negó intentando escapar del abrazo que le fijaba a la pared forrada con baldosas de porcelana.
—En serio no entiendes nada…esto está completamente condenado al fracaso. Soy tan estúpido por desearte de esa manera. Yoongi, ya no tenemos diecinueve o veintiuno. Somos adultos y existen consecuencias… Aun cuando no recuerde parte de lo que debería y pertenezcamos a esferas totalmente opuestas, estoy seguro que no tendríamos futuro… ¡Deja de sonreír idiota, estoy tratando de razonar!
A Yoongi no le importó ser golpeado en el pecho mientras volvía asaltar la boca ajena. Únicamente cuando el berrinche moral de Jimin se calmó, se separó de sus labios antes de enfrentar aquellos ojos color océano.
—Sé por qué accediste de primer grado a venir aquí. Independientemente de las ganas que nos teníamos, haz trazado un plan. No pongas esa cara bebé. Te conozco mejor de lo que pudieras hacerlo contigo mismo.
El apodo que solía usar cuando eran adolescentes, trajo otra oleada de calor a las mejillas del detective. Yoongi se humedeció los labios con la punta de la lengua antes de continuar en lo que sería la mayor estupidez de su vida. Jimin tenía razón.
Eran adultos, no había tiempo ni justificaciones para contabilizar futuros daños, pero no se creía lo suficientemente fuerte para dejarle partir otra vez. No después de comprobar lo genial que era sentirse libre.
Lo genial que era ser su propio yo con Jimin, sin necesidad de contenerse o exigirle, simplemente recibiendo y tomando todo lo que aquella alma igual de contradictoria que la suya le podía ofrecer. Que el destino se encargara de culparlo, ya no había vuelta atrás cuando recordó una situación similar para ellos dos.
—¿Recuerdas lo que íbamos hacer para tu cumpleaños dieciocho? Fue antes del accidente así que puede que…
Jimin frunció el ceño. Aun con la cantidad de lagunas mentales que le faltaban por suplir no podía olvidarse de aquella extraña declaración. Yoongi a pesar de todo seguía haciendo demasiadas promesas y en un ataque de locura él había aceptado a ser suyo de por vida.
Le había dibujado un final feliz al afirmar que en su cumpleaños dieciocho se iban a comprometer. Un verdadero escándalo para la sociedad y para el futuro de un médico que comenzaba su preparación en Oxford. La sonrisa en el rostro de Jimin borró por unos instantes aquellos espejos azules.
—Decididamente el sexo te frío las neuronas. Ya estás casado Romeo, por si no lo recuerdas, yo no tengo vocación de segundo plato. Lo siento pero lo de hoy no se repite a menos que…
—A menos que olvidemos que ese mundo convencional existe. Pongamos en pausa todos esos planes. Ven conmigo a vivir lo que nos correspondía en ese entonces. Jimin…joder, sabes perfectamente lo que siento por ti. No necesito ponerle la jodida etiqueta cuando te respiro a cada instante. Olvida un poco el lado racional y quédate estos días conmigo ¿No me quieres de vuelta tanto como yo?
—Yoongi…
—¡No! Solo piénsalo bebé. Aquí nadie intervendría en lo que debía haber sido, podemos hacer un experimento... probar cómo nos va mientras recuperas todos tus recuerdos. Puedo ayudarte bebé, lo sabes perfectamente. Dame otra oportunidad…
Esos malditos ojos verde bosque. Jimin quería escapar pero era tan inútil como sucedía con los insectos que tienen la suerte de caer en la perfecta trampa de una araña. Yoongi le había colocado la red mucho tiempo atrás. Un sueño utópico cargado de recuerdos agridulces.
Las manos pálidas y fuertes del doctor aprisionándole justo antes que la regadera se volviera encender sirvieron de excusa para el inicio de un beso húmedo que ocultaría todas aquellas promesas que ambos estaban dispuestos a volver hacer.
🦋
DOPPELGAÄNGER
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