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4th. Part. SENNSUCHT

Importante escuchar:

🦋Innocence by Avril Lavigne

🦋After Everything by Colde

🚫Contenido explícito

🦋
DOPPELGAÄNGER

“De los momentos de mi vida, estoy seguro que hoy no cambiaría nada.”

Acción de Gracias es una fecha especial por muchas razones. Para la mayoría de las personas, significa volver a los brazos de la familia y marcar próximos días en un calendario que se desplaza hacia la icónica Navidad.

Para Min Yoon Gi este año tendría otras implicaciones, cuando su idea de familiaridad tenía los ojos azules como el océano y el cabello dorado como el trigo.

—Dios, este año empezará a nevar antes, te lo aseguro… solo mira el frío que hace y ni siquiera debajo de tres mantas dejo de percibir ese tirón en los dedos de los pies.

Jimin se quejó aprovechando para esconder su congestionada nariz en el cuello del más pálido. Yoongi sonrió antes de dejar una de sus manos sobre la curvatura de la cintura de su chico. A pesar de estar a unos doce grados en Nueva York ellos estaban desnudos debajo de la colección de edredones que Jimin poseía.

La vida del detective era un tren en movimiento y ahora comprendía porqué solía exhibir un aspecto demacrado y desaliñado antes de reencontrarse. El trabajo impredecible del rubio le pasaba factura la mayoría de las veces.

Solo la noche anterior, en una redada en Manhattan había terminado llegando a su departamento pasadas las tres de la madrugada. Evidentemente agotado, Yoongi había tenido que casi obligarle a comer algo antes de ducharse y acto seguido dejarse caer en las mullidas almohadas de su cama.

No había tenido tiempo para nada que no fuera dormir uno en los brazos del otro, por eso el doctor Min se sorprendió al ser despertado por un exigente detective que le acariciaba debajo de la camiseta que solía usar como pijama.

Bastaron esos movimientos para comenzar una verdadera guerra bajo los edredones. El resultado era este, terminar enlazados físicamente aun cuando el invierno hacía acto de presencia.

—Si hace tanto frío, repórtate enfermo. Te quiero para mí…

Jimin ahogó una pequeña risa aun refugiado por el cálido pulso del médico en su cuello.

—Sabes que no puedo hacerlo, cariño. La oficina anda patas arriba en estas fechas. No todos tenemos la buena suerte de tener nuestra propia clínica y decidir cuándo se trabaja o no.

Yoongi lejos de enojarse dejó vagar una de sus manos para describir un círculo sobre la espalda baja de Jimin y finalmente ahuecar la generosa extensión de su trasero.

—Podrías haberte quedado con el puesto de jefe y ahora estarías conmigo a tiempo completo.

—Yoongi… eso es abuso de poder…

—No estoy diciendo nada malo. Ambos sabemos que no será suficiente con tener sexo matutino y luego estar en ayuno hasta que te desocupes el fin de semana. Lo afirmo con toda propiedad...

Sin detenerse ante las quejas o las manos que intentaban separarlo le mordió el lóbulo de la oreja que tenía más accesible y Jimin enrojeció. No tenía caso. De hecho estaba luchando contra sí mismo para no inventarse una historia y quedar atrapado con el de ojos verdes el resto del día.

Estaba agotado, las últimas semanas después de su regreso de Las Vegas parecía que el trabajo solo se multiplicaba. No podía esperar al receso por Navidad, aunque contando las peculiaridades de su puesto, realmente cruzaba los dedos para que la criminalidad también se tomara vacaciones.

—No sabía que tenías quejas de esa índole. Ya se me ocurrirá algo… por cierto…

—No…

Interrumpió Yoongi aprovechando para quedar encima del de ojos azules y con ello construir una especie de montaña debajo del edredón.

—No tienes idea de lo que te voy a decir y ya te niegas. En serio…

Fue interrumpido por un beso perezoso donde la lengua del doctor le exploraba la boca con total parsimonia. Las manos de Jimin emergieron desde los hombros de Yoongi hasta su firme trasero. Ya estaba más que excitado así que intentó que el cuerpo del médico quedara entre sus piernas mientras le seguía acariciando a placer.

—Sé que lo que va a salir de esa boquita incluye las palabras Acción de Gracias, oficina y Jungkook…

El nombre del oficial llegaba con una mueca de asco y Jimin no pudo evitar reírse en voz alta. Solo para ganarse un azote en el trasero y ser recolocado a horcajadas sobre el regazo de Yoongi.

Uno abrazando al otro, mirándose mientras el detective alzaba las caderas para quedar en aquel límite donde todo podía suceder. De vuelta las manos sobre el cuello elegante del mayor, Jimin le rozó los labios con la lengua.

Touché, cariño. Pero igual me vas a acompañar. Es lo mínimo que puedo pedir cuando eres mío.

—Mejor di que lo haré para asegurarme que el mocoso ya te superó. No sé hasta cuando puedas aguantar pero ya estoy listo de nuevo, bebé.

Yoongi pasó de los esponjosos labios al cuello y Jimin se dejó cobijar por aquella incursión que le erizaba los vellos y hacía su sangre arder. A pesar de la frialdad del ambiente ambos lograron entrar en calor mientras el eco de los besos y las caricias perezosas inundaban la paz de la habitación.

Exhaustos y envueltos en otro abrazo íntimo terminaron mirándose después de un nuevo encuentro. Jimin jugueteaba con el abundante flequillo de Yoongi. Necesitaba un corte desesperadamente.

—Voy a preparar el desayuno y luego iré a la oficina. La cena de Acción de Gracias se realizará en el restaurante del Empire State. Jin insistió, pero tenemos tiempo para pasar la tarde juntos y arreglarte este cabello.

Yoongi aprovechó para volverlo a besar. Una sonrisa tironeaba de sus labios al momento de encontrar aquellos ojos llenos de luminosas estrellas.

—De acuerdo, igual solo debo entregar unos reportes de caso a la UCH y quizás ceda a la bendita invitación de la escritora. Es increíble cómo ustedes dos se han confabulado en mi contra. Me siento estafado.

Jimin sonrió antes de rozar su sonrojada nariz contra la del doctor.

—La escritora tiene nombre y es tu prima, cabezota delicioso.

—¿Cabezota delicioso? Sí sabes que puedo interpretar eso de otra manera…

Jimin enarcó las cejas pero ya era tarde, Yoongi intercambió nuevamente las posiciones para someter a su chico a una guerra de cosquillas que llenó la estancia de risas y súplicas incoherentes.

—Déjame ya, abusivo. Iré a cepillarme los dientes para empezar con el desayuno. Debería ignorarte. Eres un…

Fue interrumpido por otro beso y una mano que le tironeaba del tobillo derecho para devolverlo a la cama. Jimin inconvenientemente recordó que un mes atrás había tenido una especie de grillete apresando su extremidad, detonando una sombra que momentáneamente le alejó de la calidez del hombre que ahora le miraba con preocupación.

Bebé… qué te he dicho de pensar tanto… ven aquí…

Aun cuando quisiera borrarlo todo como cuando se arranca una página de un cuaderno, ambos sabían que no podían. Yoongi era mejor actor y quizás por eso le era un poco más llevadero, pero Jimin seguía teniendo sueños donde el rostro de Haruna y todos sus demonios volvían a perseguirlo, como si supiera que su felicidad, a pesar de los esfuerzos que dedicara a consolarle estuviera destinada a esfumarse.

—Lo siento, sigo siendo el mismo sentimental de siempre. Por qué no nos duchamos primero y después me ayudas con el desayuno. Estoy seguro que si me abrazas estaré mejor con el endemoniado clima.

Yoongi puso los ojos en blanco simulando una falsa molestia pero no dudó en pasar una mano bajo las rodillas del rubio y alzarlo en dirección al cuarto de baño. Uno de los edredones cubría superficialmente a Jimin cuando evidentemente ambos estaban desnudos.

—Sabes, una de las cosas que más me gustan de despertar contigo es que sigues pensando que debes llevarme en modo novio en luna de miel. Sinceramente no sabía que eras tan romántico, nene.

—Y no lo soy, solo hago lo que me place y eso es sostenerte.

Otro beso cómplice cerró la promesa mientras la risa de Jimin se dejaba escuchar detrás de la puerta del cuarto de baño de cierto departamento en Queens.

Casi al otro extremo de Brooklyn, los primeros cristales que podían componer un copo de nieve se paseaban por la ciudad que nunca duerme en busca de otro ventanal desde donde Jung Hoseok recuperaba quizás una cordura que nunca deseó tener.

El cuerpo grácil y dorado de Claire Greenwood resplandecía abrazado al suyo mientras no creía poder encontrar una vista más hermosa que los serenos ojos azules de ella.

—Esto es un poco precipitado pero…presiento que voy a extrañarte si te contratan indefinidamente en París.

El jefe de la división del Departamento de Toxicología y Homicidios de Oklahoma, nuevamente radicado en Cuántico nunca pensó en desarrollar cierta dependencia por las atenciones de la rubia desde que se conocieran un mes atrás por mediación de Jimin.

Era como si el ángel de Cupido estuviera haciendo horas extras sobre cada uno de ellos y las agrupaciones más insensatas florecieran sobre la nieve. Claire sonrió antes de dedicarse a repasar con el dedo índice la perfilada nariz del castaño para detenerse en el equilibrado labio inferior. Mordió el suyo propio antes de atreverse a prometer algo de lo que no estaba muy segura.

—Sería una tonta si les dijera que no. No sé si Jimin te lo habrá comentado. Las circunstancias en las que nos conocimos…que hayan pensado en mí para formar parte de un catálogo de moda siendo una mujer de la vida… Es…

Un beso en la palma de la mano que sostenía a Hoseok la interrumpió. De ahí se desplazó a la elegante muñeca y Claire percibió el reflejo de aquella atención en su zona más prohibida.

No podía decir si iba a ser algo más que atracción o la serie de encuentros que habían tenido. No podía apostar por un mañana que no le pertenecía pero estaba claramente interesada por ver hasta dónde sería capaz de comprenderla, y hasta el momento el Jefe Jung, como solía llamarle a modo de broma, no la había decepcionado.

—Creo que no recuerdas la parte en la que no me interesa tu vida antes de esto. La persona que eres ahora es la que me cautiva con cada mirada, no la que fuiste o la etiqueta que alguien más te pudo dar. Solo estoy tratando de disfrazar mi anhelo. Voy a extrañarte desde el corazón, eso no lo dudes.

Un sentimiento desconocido amenazó con cerrarle la garganta a ella. Ni siquiera con Jimin, a quien había creído amar en alguna ocasión, sentía esa especie de necesidad dolorosa al alejarse.

Hoseok era un hombre bueno. Uno que merecía un futuro con una casa con verja y todos los hijos que pudiera tener. Un futuro que una ex meretriz y ahora modelo publicitaria nunca le podría dar. Claire sonreía para maquillar la sombra en su mirada.

Le achacó el leve temblor que atravesaba su cuerpo a las bajas temperaturas en un mes de noviembre mientras se volvía a unir bajo las sábanas de cierto castaño que se había convertido en uno de los pilares fundamentales de la oficina en los últimos tiempos.

Del otro lado de la ciudad, Lee Taemin tomaba una decisión un tanto contradictoria. Pasaban las diez de la mañana en su reloj de pulsera y la biblioteca principal de la Universidad de Columbia no era un sitio donde pudiera ocultarse cuando obviamente llamaba demasiado la atención.

Desde el abrigo color terracota a juego con el impecable suéter cuello de tortuga en negro y los pantalones de ante de la misma tonalidad, su melena rubia contrastaba con una tez casi dorada y unos generosos labios que en ese instante esbozaban otra sonrisa cómplice al descubrir a su objetivo a solo unos metros.

Alie Ezra percibió que era observada por el inquisitivo cosquilleo en su nuca, solo para recibir con una especie de sonrisa al de ojos marrones.

—Por un momento pensé que no lo lograría. Hoy es Acción de Gracias y por arte de magia el laboratorio está casi cerrado.

Por arte de magia o mejor dicho gracias a Taehyung, pero eso nunca se lo diría, mientras ella ladeaba la cabeza y ampliaba la sonrisa.  Aun no era el gesto auténtico que deseaba lograr en ese rostro, pero estaba satisfecho. Como si la cicatriz estuviera sanando, al menos en la superficie, la encontraba más reconfortada que semanas atrás.

—Sí, finalmente tendré la dichosa fiesta a la americana. Quedé de almorzar con Yoongi, así que solo tendremos la mañana. Pero estoy emocionada, saber que tienen una copia de la primera edición de Frankenstein de Mary Shelley me calentó el corazón. Gracias por ofrecerte acompañarme. Usualmente lo hace Key pero sigue… sigue ocupado. Mejor vamos ahora, luego vemos a Yoongi y de ahí a la cena en el Empire State ¿Te parece bien?

La forma en la que hablaba, rápidamente, mientras le evitaba con la mirada, remarcando aquel acento que él se moría por oír en otro contexto, solo aguijoneó la meta que se había trazado para con ella.

Alie Ezra quizás no lo notó antes de anclarse al brazo fuerte de él e iniciar el camino entre los curiosos que también habían llegado para admirar semejante pieza de la literatura gótica o quizás prefirió camuflajear la verdad con otra sonrisa cómplice cuando evidentemente aspiraba a algo más que una amistad con el rubio.

Mientras tanto, una mujer pálida como la propia nieve que ya cubría cada espacio de la ciudad se dedicaba a darle fin a un proceso donde regresaba a llevar el nombre que sus padres escogieron para ella en una edad donde no se tiene conciencia total de uno mismo.

Haruna Miyazano sonreía ahora desde el asiento trasero de un taxi al contemplar cómo cierto hombre de tez como la porcelana y cabellera negra casi hasta los hombros se dirigía a las inmediaciones de la UCH.

Min Yoon Gi, tal como ese rastro de inocencia que apenas conservaba en sus recuerdos, seguiría siendo una de sus debilidades.

Notas:

*Sennsucht: Anhelo, intenso deseo por algo que está lejos o es indefinible. Profunda tristeza de la que se desconoce el motivo.

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DOPPELGAÄNGER

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