8
Para Chris la seguridad de las personas era algo importante, si podía ayudar a los demás en un sitio tan lúgubre como Nótt, lo haría sin titubear. Lamentable te igual era su principal causa de peleas con la persona que más de preocupaba, Lee Know, le sorprendía su egoísmo para ayudar a otros.
Incluso cuando Chris lo salvó a él alguna vez. Conoció a Minho cuando éste tenía 13 años, estaba recolectando entre los escombros. En ese entonces él tenía 16 años, ya estaba bajo el resguardo de unas personas que también estaban buscando cosas en esa zona, aunque pasar desapercibidos era una regla de oro que los adultos le dijeron, no pudo evitar acercarse con curiosidad al ver como el chico jugaba con cajas de bebidas vacías como si fueran bloques, un pequeño castaño de short holgado y sudadera oscura. Cuando consiguieron hacer contacto visual ambos se quedaron en silencio unos segundos, como esperando que alguno atacara pues en ese lugar no podías confiarte de nadie, ni siquiera de un niño, pero su curiosidad aumentó cuando el menor regresó a su juego sin mencionar nada, solo manteniéndose en cuclillas con sus cajas.
— ¿Es divertido? —preguntó Chris acabando con el silencio, el más joven elevó sus hombros con desinterés.
— Es lo que hay.
El mayor se acercó lo suficiente para inclinarse junto al chico, quien acordaba sus cajas como si fueran varios edificios.
— ¿No te da miedo que esté tan cerca? —nuevamente preguntó el chico, los niños que llegaba a ver huían apenas se miraban.
— Si me atacas no tengo mucho que perder —se sinceró el castaño—, incluso tal vez es beneficioso.
— ¿Cómo te llamas?
Sin embargo, a su pregunta respondió unos gritos a lo lejos de un hombre adulto.
— ¡Minho! ¡Minho! —Chris pudo ver como el menor dejaba de jugar pues sy cuerpo se había tensado— ¿¡Dónde estás!?
— Debo irme —murmuró el niño antes de levantarse para salir corriendo hacia donde la voz lo llamaba.
Fue hasta que huyó cuando Chris pudo ver que en el lugar donde había estado jugando ahora se encontraba mojado, ¿Se había orinado de miedo? Algo dolió en su interior, pero él tenía que irse también. Para suerte suya habían acampado no muy lejos de ahí, así que a la mañana siguiente apenas pudo, se levantó para regresar al mismo lugar donde había visto al niño, pero las cajas seguían en el mismo lugar del día anterior. Tomó asiento sobre un auto viejo y se dedicó a esperar, sacando su barra de cereales para comer un poco. Pasaron unos minutos, incluso se atrevería a decir que una hora, pero cuando se estaba rindiendo pudo escuchar su voz.
— Ah, eres tú.
Chris volteó, horrorizado cuando vio la cara del chico que el día antes pudo notar completamente limpia, pero ahora poseía unos moretones y el labio roto e hinchado.
— ¿El hombre que te habló te hizo esto?
Minho bajó la mirada, apenado y reteniendo el llanto de la vergüenza de ser visto en esas condiciones. El mayor se acercó a él, sacando otra barra de cereal que llevó para el chico y se la entrego, pudo ver como su rostro se iluminaba apenas vio el alimento que no dudó en abrir para comer.
— Despacio, puede dolerte el estómago.
Agregó Chris mientras tomaba asiento sobre unas llantas, acción que imitó el castaño mientras comía la barra esta vez con una sonrisa. A Bang se le hizo curioso como podía sonreír aún con su rostro tan lastimado, entonces pudo ver que en sus brazos también había marcas, esta vez llevaba otro short más gastado por lo que no pasó desapercibido como tenía unos moretones en sus muslos pero no dijo nada, solo lo dejó terminar su comida y cuando eso pasó, ambos disfrutaron un rato en silencio mientras miraban los escombros de la ciudad, solo sentados como si nada más existiera.
Pero de pronto Minho lloró.
Se abrazó a sus piernas mientras escondía sus rostro entre sus rodillas, Chris llevó su brazo a rodear sus hombros en un intento de abrazarlo.
— Ojalá pudiera tener más días así de tranquilos como la paz que siento en estos segundos —murmuró.
— Ese hombre te maltrata, ¿Cierto? ¿Quién es?
— Es mi abuelo... Y mi padre —respondió Minho con vergüenza, teniendo que explicar su historia ante la sorprendida mirada del mayor.
Niño de la violación de un padre a su hija, a quien después condenó a muerte a cambio de comida y que ahora obligaba a Minho a conseguir cosas en la ciudad, además del constante maltrato mental y físico al que lo sometía, el más joven había confesado tenerle miedo pues en una de esas agresiones le había metido un dedo en su cavidad anal y aunque esa noche no pudo continuar, estaba seguro que en cualquier momento abusaría de él por completo. Chris sintió su corazón apretarse, era horrible y más la tranquilidad con la que lo decía, la calma con la que las personas en Nótt se habían acostumbrado a vivir en la violencia y el abuso porque sobrevivir solos era casi lo mismo a buscar la muerte.
— Ven conmigo —habló Chris.
— ¿Qué? ¿Estás loco?
— Te ofrezco techo, compañía y seguridad. Posiblemente unos días carezcamos de alimento pero prometo que nadie volverá a hacerte daño. Si aunque te sugiero eso decides quedarte, definitivamente el loco no soy yo.
Minho abrió otro poco sus ojos con notoria sorpresa, confiar así en alguien que apenas conoces era demasiado riesgoso, podías acabar entregado al consejo o directamente como alimento para quien decía estarías a salvo. En su silencio, Chris suspiró levantándose para decir adiós y caminar de regreso hacia su campamento improvisado, sabía que pedía algo difícil: confianza. Pero en serio no deseaba dejarlo ahí sin haber intentado hacer algo para sacarlo de esa vida condenado a sufrir. Para su sorpresa, entre sus pasos pudo sentir como alguien tomaba su camiseta por la espalda, un toque apenas suave en el que al girar pudo ver como Minho, apenado y sin decir nada más, empezaba a caminar a su lado.
Poco a poco habían empezado a tomar confianza y se sentía dichoso de ver como los moretones desaparecían de la piel del menor, como el cuidado y la atención iban cambiando a un niño tímido por uno más alegre.
Entonces, ¿En qué momento un niño alegre se vuelve egoísta?
Chris no pudo notar el momento exacto donde ahora llamado Lee Know cambió tanto. Ahora tenía 16 años y él 19, había empezado a gustarle por su actitud alegre, pero una noche llegó ensangrentado luego de haber salido sólo a dar una vuelta cuando habían regresado a donde se conocieron porque cerca vivía un contacto de los más grandes del grupo. Primero se asustó pensando que alguien lo había atacado, pero pronto se dio cuenta que no era su propia sangre.
— Lo maté —susurró el menor.
— ¿De qué hablas? Joder, me preocupaste —dijo el ahora rubio mientras limpiaba la sangre del rostro ajeno con un pañuelo húmedo, aunque su mano rápidamente fue alejada mientras el chico se levantaba para mirarse al espejo, sonriendo al instante de una forma que Chris nunca había visto en él.
— Durante mi salida lo vi... Estaba juntando latas, se veía más demacrado pero lo reconocí al momento, era él. No sé que pasó, si solo me acerqué o si me notó antes, pero de pronto me vi apuñalándolo repetidas veces mientras él ya estaba muerto bajo mi cuerpo.
— Min...
Lee Know se había vuelto más sincero y con menos tacto, más narcisista e incluso se atrevería a decir "pesado". Pero un día entre sus pláticas un beso apareció y poco a poco ese beso llevó a algo más. Chris no se podría enojar, nunca con Minho quien había sufrido tanto y quien correspondía a sus sentimientos. Además cuando empezaron a sumarse a los pocos meses sus amigos, las cosas se habían vuelto más amenas hasta que dos años después, el castaño expresó su molestia con ayudar.
— Si toda la comida que juntamos para todos fuera solo para nosotros ocho tendríamos demasiada, viviríamos sin tantas preocupaciones.
— Me sorprende que seas tan egoísta.
— Y a mí que seas tan ingenuo —respondió el menor—. No puedes salvarlos a todos, no somos héroes, no podemos ir siempre cuidando otras espaldas cuando apenas podemos con las nuestras.
— Una persona más que salvamos es un acompañante más en nuestra resistencia contra el consejo. Imagina que solo fuéramos los ocho contra toda esa gente mala.
El castaño resopló con molestia, sabía que no sacaría a Chris de esa idea así que desistió del tema mientras éste no podía darle crédito a lo que había escuchado. Antes Minho habría sido feliz salvando a alguien que posiblemente estuviera pasando algo que él vivió, algo que conoce como duele. Además andaba irritable, ¿Era una pubertad tardía? ¿O solo era un insolente de 21 años? Incluso sus compañeros de equipo empezaban a notar como su personalidad empezaba a ser más molesta y nadie entendía la razón. Por alguna cosa u otra incluso él no se atrevía a preguntarle una razón, porque lo veía en su rostro, estaba cansado y temía que hablándolo decidiera alejarse así como ellos en algún momento se alejaron de los adultos que los cuidaron para poder formar su propio camino. No quería decirle adiós y con ese miedo, él mismo se había vuelto insoportable, protegiendo a Lee Know de todo y todos para que el chico se diera cuenta estaba a salvo con él, aunque sospechaba que estaba logrando lo contrario.
Ahora finalmente entendía lo que el castaño decía, necesitaba paz.
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