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7

Delling, una semana
antes del cambio.

— Creo que tomaré el examen de resistencia.

Habló Chan, consiguiendo la atención de Minho, quien dejó su batido de fresa sobre la mesa de la cafetería antes de mirarle con cierta tristeza.

— ¿Quieres trabajar para el estado? —preguntó, jugando un poco con las mangas de su suéter bajo la mesa.

— Sabes que me gusta trabajar para ayudar a otros, por eso suelo participar en las actividades de apoyo, quisiera hacer algo más. Trabajar desde el núcleo para contribuir a nuestro distrito.

— Pero... Todos los que trabajan ahí suelen vivir dentro del núcleo para mayor eficacia...

— Lo sé, por eso te lo comento desde ahora.

Chan estiró su mano sobre la mesa y Minho no dudó en acercar la suya para tomarla, el mayor estrechó ambas dedicándose a acariciarle el dorso. El núcleo era como conocían las personas al centro de Delling, el lugar donde solo personas capacitadas trabajaban en distintas áreas que aseguraban el bienestar del distrito tres. Desde vigilancia, seguridad, mantenimiento de zonas. Todos los que trabajaban ahí debían pasar dos exámenes, uno de resistencia que consistía en pruebas físicas y uno de conocimiento, pues consideraban ambos eran necesarios. Era tan demandante de atención que la mayoría de los empleados iban a vivir cerca o dentro del núcleo, pero la paga era la mejor de todo en lo que podías trabajar, así que era un sitio cotizado.

— Si es lo que deseas, sabes que te apoyo... —murmuró Minho, tomando nuevamente su bebida para tomar un poco, esta vez aunque era muy dulce le sabía un poco amarga.

— ¿Pero por qué la cara larga? —preguntó Chan, llevando su índice hacia el mentón de Minho para hacer que le mire nuevamente—. Sabes que no te dejaría de lado. Te llamaría todos los días, si consigo entrar capaz podrías mudarte conmigo, seguro que a los médicos de allá les pagan mucho mejor.

— No tendría ni oportunidad, sabes que la primer prueba es la de resistencia, incluso si soy listo, soy muy torpe, ¿Recuerdas la noche de boliche?

Tan solo la mención hizo que el mayor se soltara a reír, aquella noche fueron con su grupo de amigos a jugar pero las primeras veces Minho se lastimó el brazo al tirar porque ese pequeño jalón repercutía en sus delgados brazos. Lee era un chico muy listo pero en todo lo físico solía fallar, se cansaba muy rápido, la respiración de faltaba y ni hablar de que le asqueaba el sudor incluso siendo propio. Sabía que era natural pero si podía evitarlo en exceso, ¿Por qué no?

Ese era el punto fuerte de Chan, su buena condición física además de su inteligencia. Cuando eran niños empezaron a hablarse más cuando ambos aplicaron un examen especial entre los mejores promedios de sus grados, Chan era más del tipo de niño amigable que tenía el don de encantar a la gente mientras que Minho nació con algo que llamaba: cara en desgracia. Era un chico tímido con la cara de amargado desde temprana edad, pero no era su intención, de pronto estaba ahí solo frunciendo el ceño. Sin embargo, por alguna razón ambos empezaron a tratarse luego de ese examen entre dudas sobre los incisos y acabaron siendo grandes amigos. La diferencia seguía ahí, pero los había unido.

Por eso Minho se sentía tan tímido de decirle sus sentimientos, sabía que Chan llegaría muy lejos y en caso de aceptarlo, no quería arrastrarlo a su futuro escrito de médico porque sus padres así lo quisieron. Desde pequeño la idea le emocionaba, pero ahora no estaba seguro si era porque realmente quería trabajar en eso o porque era la única opción que conocía.
Su amigo iba a irse, sus caminos a separarse y Minho tuvo una enorme necesidad de decirle sus sentimientos, estaba tan frustrado y al mismo tiempo con la adrenalina de las imágenes de despedida que se hizo su mente, sin embargo, la mujer llevando la cuenta que habían pedido minutos atrás acabó siendo un balde de agua helada de realidad, toda esa emoción cayó, pudo sentirla de todo su cuerpo descender en frío hasta sus pies y como en cada ataque de esos, se limitó a morder un poco su labio inferior antes de sonreírle.

— Estoy seguro que te irá bien, entonces tenemos que aprovechar el tiempo.

El mayor asintió con una sonrisa, comentando que aún no era seguro. "Eres perfecto, ¿Crees qué te rechazarían?" pensó Minho.

❀・°・❀

Nótt, una semana
antes del cambio.

— Me niego —habló Lee Know.

Changbin suspiró con notoria frustración mientras dejaba su arma sobre la mesa, dejaría que fuera Chris el el cargado de la situación.

— Es solo en caso de emergencias —mencionó el líder, tomando nuevamente la pistola de gancho que Changbin les había dado—. Es segura.

— Me pides un suicidio.

— Como dije —interrumpió Seo—, está diseñada para el peso de ambos.

— Con una mierda —se quejó Lee Know mientras tomaba la pistola de las manos de Chan para dejarla nuevamente sobre la mesa—, ¿Cómo sabes eso? ¿Quieres que la probemos? ¿Escuchas lo descabellado que es eso?

— Va aferrada a la mano de Chris, una muñequera muy muy resistente, solo debes aferrarte a él.

— ¿Por qué no puedo tener una yo?

— Tienes el taser y vaya que le das uso.

El castaño entrecerró sus ojos con molestia aunque inevitablemente terminó sonriendo al recordar como había disparado contra un miembro de psycho clown cuando estos huían, únicamente por diversión, pero rápido su rostro volvió a formular una mueca.

— No responde mi pregunta, Felix también tiene una taser y ni siquiera sale.

— Tantos ganchos podrían ser perjudiciales si le doy a cada uno su pistola, por eso deben ir en pares. Son en caso de que estemos rodeados en el suelo o peor, atrapados por los enemigos en un piso alto.

El chico abrió su boca pero rápidamente mordió su labio para obligarse a mantener silencio. Iba a preguntar "¿y por qué debo ir con Chris?", pero ya anticipaba la respuesta y peor aún, la mirada fija del líder sobre él lo hizo caer en cuenta que sería incluso descarado preguntarlo, hasta ofensivo para el chico considerando que todos los creían una pareja.

— No saldré a probar eso, ni estando en tierra para subir y mucho menos para bajar. —resopló antes de abandonar la habitación.

Le gustaba Chan, eso no se dudaba. Pero era más una atracción, amaba su trato hacia él, sus atenciones y joder, claro que amaba el sexo con él, pero de eso a amarlo con la intensidad que el mayor hacía, ni loco. Chan lo adoraba tanto como Lee Know adoraba la libertad, no quería liarse formalmente con nadie, ahí no había espacio para eso cuando en cualquier momento tu vida corría peligro. Y sabía de sobra que era una jodida mierda no aclarar las cosas con el chico, pero miraba sus ojos llenos de amor y no se atrevía a decir nada aunque últimamente toda esa situación lo estaba sobrepasando, hacía todo con Chris; dormían juntos, tenían misiones juntos, comían juntos, ¿ahora debía depender de él para salvar su vida? Porque eso le estaban pidiendo. Lee Know no tendría problemas con probar la pistola si fuera sólo, pero saber que necesitaba incluso estar cerca de Chris para estar a salvo ya era el colmo.

— Hey, cuidado, se ha metido un enemigo a nuestra zona segura —el chico se detuvo con un suspiro de frustración, reconocía esa voz—. Avisen a todos que un horrible cara de culo nos ataca. Ah, olviden eso, es Lee Know.

— ¿Tú no estabas recolectando o algo así, Hyunjin?

— ¿Acaso conseguiste un contacto de la noche a la mañana como para irme ahora? —preguntó el rubio, dándole otra mordida a su manzana, la única fruta que consiguieron sembrar y que se diera en esas tierras muertas.

— Mierda.

— Olvidaste confirmar con un contacto, ¿Cierto? Y luego te quejas cuando nadie te da una tarea importante para ti sólo —dijo el chico con burla, antes de morder otra vez su manzana, terminando por acercarse al castaño para abrir su boca y dejarle la fruta en ella—. Descuida, cubrí tu gordo trasero corroborando en tu nombre, salimos en unos días.

Lee mordió de mala gana la manzana antes de que el rubio la alejara nuevamente.

— ¿Cómo supiste?

— ¿Qué tu trasero es gordo? Bueno no soy ciego.

— ¡Del contacto!

— Has tenido un humor de mierda, tampoco es como que te interese tanto el trabajo en equipo y si por mí fuera, no hubiese hecho nada, porque te lo mereces por poner encima tu sentimiento por sobre el trabajo —se sinceró el chico—. Pero habría hecho lo mismo de poner encima mis ganas de que te jodan por egoísta que las necesidades que tenemos, así que considera que me debes una.

El chico elevó sus hombros con desinterés antes de alejarse. Genial, si no fuera por él seguro no le asignaban otra tarea así cuando solía casi mendigar las que le permitían. Las cosas no estaban saliendo como él quería, se sentía tan repentinamente sofocado, quería un respiro de toda esa agitada y controlada vida pero aquello era inútil de desear. Fue entonces cuando se dirigió hacia el piso más alto del lugar que casi nadie frecuentaba pues necesitaban estar lo más cercanos a la salida en caso de emergencia, era su escondite especial para llorar, no permitiría que nadie lo viera frustrado, molesto con todo al punto de quebrarse.

Empuñó sus manos mientras miraba desde la ventana sin vidrio el ya familiar escenario de cada día, ¿Por qué tenía que sufrir eso? ¿Por qué pagaban lo que generaciones pasadas se buscaron? ¿Había necesidad de todo eso? Quería realmente escapar de ello, huir lejos hasta donde nadie le pudiera ordenar, donde ser él mismo, no "la pareja del líder", donde no tuviera que cuidarse incluso al dormir. Miró hacia el suelo desde el sitio donde estaba, tal vez, solo tal vez, el único modo de salir de todo eso era si se lanzaba. ¿Qué era lo peor que podría pasar? Ya no padecería hambre, ni gritos, no más armas ni persecuciones, solo paz, necesitaba tanto eso.

Pero cuando había reunido valor, su walkie-talkie sonó.

— ¿Podrías venir de donde quiera que estés? —era la voz de Felix—. Necesito tu ayuda. Un niño muy grosero aquí no quiere vacunarse pero dijo que si estás presente se animaría porque eres muy valiente.

Lee Know llevó sus manos hacia sus cabellos, tirando suavemente pero con desespero, justo en ese momento. Pero terminó respirando profundo antes de tomar el aparato para responder con toda la tranquilidad posible.

— Tsk, parece que siempre necesitan de mi valentía, dile que el gran Lee irá ya mismo para vencer juntos a la temible vacuna.

Felix solo rió dejando que escuchara como le avisaba al niño que pronto acabarían con ese tormento y aunque sus palabras eran debido a una inyección por gripe, Lee no pudo evitar tomarlas también para su situación en un intento de motivarse él mismo.


❀・°・❀

Como saben me gusta hacerle vídeos a las historias por mera diversión, no soy experta, haha. Así que esta vez le tocó a Doppel, espero les guste.

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