33
Núcleo, Delling.
Años atrás
Tras cinco horas de trabajo ininterrumpido, la doctora Park se toma un tiempo para alejarse del escritorio y dirigirse hacia la máquina de café, estaba agotada pero trabajar era el único modo que tenía para evadir su realidad, para no seguir pensando en los sucesos que carcomen su alma.
— ¿Descafeinado? —escucha.
La mujer sonríe de medio lado, tomando su vaso para poder acercarse al mueble de la pequeña área de descanso, toma uno de los sobrecitos del cajón y lo rompe para vertir azúcar. La otra chica toma asiento en una de las sillas mientras ve a la doctora revolver el azúcar con una cuchara.
— No, necesito estar despierta.
— Llevas horas trabajando en ese reporte, necesitas un descanso, ir a casa, tomar una ducha.
— Necesito terminar.
— Jiyoon... Ha pasado un año, tienes que dejar ir.
— ¿Dejar ir? Me sorprende que seas tú quien diga eso, cuando deberías estar igual de devastada que yo...
— Lo sé, amor, lo sé, pero no podemos vivir de ese dolor.
— Era mi bebé, él era...
— No, Jiyoon, detente. Él no era nuestro bebé y tienes que afrontarlo, ahora mismo podríamos estar trabajando en otra muestra de ADN pero te niegas a hacerlo, ¡Podríamos tener un hijo ahora!
— ¿¡Para qué nos lo quiten otra vez!? ¿¡Para verlo sufrir!?
La mujer suelta su vaso con café y cae al suelo, en ese momento agradece que sean desechables, no tenía que preocuparse por cerámica rota y un desastre que tendría que explicar después.
Jiyoon se deja caer flexionando sus rodillas hasta que pegan en su pecho, lleva su diestra hacia su boca intentando ahogar el sollozo, ya no quería llorar, le dolía su cabeza y sus ojos ardían mucho. Su pareja se levanta para poder ir hasta donde está ella y se inclina para sobar su espalda, haciéndole saber que estaba ahí para ella.
Ambas habían solicitado hace tres años una autorización para trabajar una muestra de ADN y conseguir un clon que sería su hijo, hace dos lo habían autorizado y ambas se pusieron en marcha. Consiguieron la muestra de un campamento que se veía en buenas condiciones, querían un hijo con un origen sano dentro de todo lo posible y la mujer fue muy amable en cooperar a cambio de una caja extra de comida para ella y su gente. Una vez hecho el cambio, como dictaban las reglas de la autorización, no se volvieron a ver.
Trabajaron día y noche hasta que tomó la forma de un pequeño bebé sano, idéntico del que habían extraído la muestra y las mujeres se sintieron dichosas cuando llegó el día en que pudieron sacarlo de la incubadora. Por protocolos tenían que hacer unas pruebas de sangre para archivar en la base de datos, lo que nunca esperaron fue que la prueba arrojaría el gen S-03, como llamaron a la predisposición genética del súper humano, aquellos que debían ser separados de la población general por los beneficios que traía consigo.
Fue entonces cuando dos hombres llegaron para tomar al bebé de las manos de Jiyoon.
— ¡No! ¡Déjenme hacer otra prueba! ¡Se los suplico! ¡Es mi bebé! ¡Es mi bebé!
Los hombres no mostraron compasión y finalmente, tomaron al bebé para abandonar la habitación. La doctora Kang, pareja de Jiyoon, se acercó también devastada hacia su novia que ahora lloraba desconsolada en el suelo mientras se abraza a la manta de bebé entre sus brazos.
— ¡Es mi bebé! ¡Ni siquiera pude ponerle un nombre!
La mujer se aferró a la manta, el único recuerdo que tuvo de su bebé por mucho tiempo.
Aunque había pocos ejemplares, se descubrió que el gen S-03 impulsa todas las capacidades de las personas a un nivel inhumano, los hace más inteligentes, más fuertes, un solo S-03 podía empujar un autobús sin cansarse. Además se volvían más resistentes, habían hecho pruebas donde disparan a una pierna o un brazo y aunque al inicio hay dolor y gritos, el sangrado no es abundante y pronto la herida pasa a segundo plano, como si no estuviera ahí.
Aunque claro, eso no los volvía inmortales.
Park Jiyoon sabía lo que harían con su hijo porque ella había participado en esas pruebas, pero solo hasta este momento se había arrepentido de eso.
Lo más curioso de un ejemplar así era lo que pasaba después. Habían mostrado una inhibición emocional casi desde su nacimiento, un desapego y falta de empatía que los volvía difíciles de tratar en sociedad, pero lo más destacable era una dominación casi total de la ira que eventualmente se volvía una necesidad por causar daño. La primera vez que lo vieron fue cuando el ejemplar D-021 alcanzó los doce años. El adolescente empezó a gritar en la noche mientras llevaba sus manos hacia su cabeza, al inicio era miedo, luego vieron frustración en su rostro.
"¡Hagan que se detenga!" Gritaba, jalando con enojo sus cabellos, pero no había nadie más en su habitación. "¡Que ya no siga!"
Cuando se calmó luego de dos horas, el chico refirió haber escuchado constantemente a una persona decirle que rompa la ventana y se rebane el cuello con el vidrio. Aunque fue la primera vez que escuchó esa voz, no sería la última, pues los días siguientes transcurrieron con esa voz de forma ocasional hasta que D-021 se encontró tan cansado que cayó en un mutismo que duraría treinta años más hasta el día de su muerte. Lo último que dijo es que esa voz nunca dejaría de pedirle que se mate.
Había sido el primer ejemplar, nunca supieron cómo actuar, cómo ayudarlo. Tampoco entendían porqué motivo eran algunas personas las que recibían ese gen o qué influye, no hay factores de riesgo que puedan predisponer esa alteración.
Cuando llegó D-022 pasó algo similar, solo que la voz se manifestó a sus quince años y le pedía incendiar todo. Ahí descubrieron algo peculiar, D-022 podía hablar con esa voz como si tuviera una interacción con otra persona, decía que a veces cuando le pedía detenerse había una respuesta que le indicaba cedería por un rato, a veces eran horas, otras veces días, intentaron que hubiera una comunicación más directa y de ser posible una conversación más fluida pero tras dos años, D-022 cayó en el mismo mutismo por cinco años más antes de dispararse en la boca con el arma del guardia que estaba junto a él.
No hubo una alerta que les dijera haría eso, nunca una sospecha, ellos querían investigar más sobre esa supuesta voz pero el chico no soportó aquello a lo que llamó un infierno.
Hasta que llegó D-023.
— Los ví, ¿Sabes? —habló Jiyoon.
— ¿A quiénes?
— Su campamento, lo ví...
— ¡Jiyoon! Sabes que no tenemos autorización para ver de nuevo el campamento de la muestra.
— ¿No tienes curiosidad al respecto? Saber cómo pudo haber sido...
— No...
— Mientes y lo haces muy mal. Salí a tomar aire, caminé sin rumbo aunque la verdad hace mucho tiempo que salgo a caminar con la única esperanza de encontrarlos, sé que está mal, pero realmente anhelaba una oportunidad de verlo sin estar conectado a todos esos tubos como nuestro hijo... Su madre, ella iba tras él mientras caminaba a pasos cortos pero rápidos.
— Es lógico, tiene como dos años ahora... Debe querer casi volar con sus piecitos...
— Ella le gritó "no vayas tan rápido, Hyunjin". Se llama Hyunjin.
— Él es Hyunjin, lo que está en la habitación de pruebas no, ese es D-023.
— ¿No te duele ver lo que le hacen?
— Cada segundo de mi vida, Jiyoon... Pero no podemos hacer nada.
— Estoy cansada de ver cómo atormentan al que pensé que sería nuestro hijo... Nunca entendí esa frase típica de madres de "desearía sufrir yo y no él", pero ahora que lo veo con su respirador y conectado por el constante chequeo... En verdad desearía ser yo quien esté en su lugar.
— ¿Sabes? Creo que si nadie sabe... Podríamos apoyar al campamento de la muest... De Hyunjin.
— ¿Lo dices en serio? —pregunta con ilusión.
— Sí, pero no podemos ser muy obvias, llevaremos alimentos de nuestra reserva, si ocupamos las del consejo lo notarán, ¿Estás de acuerdo?
Jiyoon asintió, aunque eso no alivia el hueco de no tener un bebé, al menos es un paso para el perdón que tiene consigo misma respecto a la situación de su hijo. Su pareja le pidió volver al trabajo y terminar a su hora, después, irían a descansar un poco. Jiyoon regresa a su lugar, quiere hacer algo también por D-023, sabe que es su culpa haberlo traído a ese infierno, ella quería un hijo y trajo a un pequeño a ser sujeto de pruebas antes de sufrir lo que todas las muestras pasan en algún momento. Sabe que es contra su deber, pero está dispuesta a vigilar a D-023, no, ahora también tiene un nombre, ahora sería Hyunjin como la muestra original, quería darle palabras de consuelo y un abrazo ocasional hasta que la ira del chico sea tanta que ya no pueda abrazarlo una vez más.
— Maldición...
Cuando Jiyoon mira su escritorio ve las dos muestras en sus respectivos tubos que dejó antes de ir a descansar, las cuáles ya solo debe etiquetar. Pero... ¿Cuál era la original? ¿La de la derecha? ¿O la que está a su izquierda?
Jiyoon lleva su diestra hacia sus labios, no quiere exaltarse, no quiere pedir ayuda porque sería evidenciar que está trabajando casi en automático debido a la tristeza. Entonces decide hacer caso a su intuición y etiquetar la muestra de la izquierda como la de la muestra original, intenta calmarse pensando que no puede ser tan malo. Serían solo unos exámenes de rutina, además ninguna arrojaría el gen s-03, después de todo, nunca habían existido dos muestras con una diferencia de años tan corta, lo peor que podría pasar es que la muestra clon tenga una enfermedad pero ésta sería detectada en los primeros años de vida del mismo, así que se resignó a terminar con eso antes proseguir con su trabajo decidiendo que se concentraría totalmente para no pasar otro susto de ese tipo.
Toma ambos tubos y los guarda en su respectivo lugar, acaricia la etiqueta de la muestra clon una última vez recordando haber visto el mismo escenario antes de ver el horroroso resultado de su hijo.
— Ten una mejor suerte, Lee Minho.
Murmura cerrando la hielera de las muestras clon del día antes de seguir con su rutina. Eran las únicas que debían ser analizadas ahora pues las originales lo eran antes de proceder con la clonación. Se siente agotada, realmente quiere descansar.
Hay mujeres que desean jamás tener un hijo, no porque odien a los niños, pero realmente no se ven como madres. Jiyoon lo entiende, todas las mujeres son libres de decidir eso, pero que envidia tiene de aquellas que pueden concebir un bebé. Ella nunca podría hacerlo, su cuerpo no fue creado para la reproducción natural y saber eso, saber la verdad de todo lo que hacen para existir hace que el hueco de una maternidad no ejecutada le deje un vacío.
Ve a las mujeres en Delling que viven ajenas a la verdad, que ignoran que el bebé que han visto crecer nunca se desarrolló en sus vientres y por ende, no sufren tanto de aquel vacío que tienen casi todas las mujeres del núcleo que desean un hijo. Tampoco les es fácil conseguir tan solo la autorización para crear uno, usualmente los clones siguen la línea familiar de los originales, procuraban que acaben con los mismos padres, mismos abuelos, mismos hermanos en algunos casos y es que, entre más parecido, menos sospechas. Por lo que tener un bebé trabajando en el núcleo era difícil pues sería alterar esa línea y arriesgarse a tener un bebé tan diferente que el clon crecería con la sensación de no pertenecer a esa familia. Era algo natural, era tan humano. Y no podían darse el lujo de tener alguien que se sienta infeliz, no en el perfecto Delling
Jiyoon desea con toda su alma poder ser madre, poder tener un pequeño ser creciendo en ella y desarrollar ese lazo afectivo que una madre tiene al conectar con su hijo día a día mientras su vientre crece, quiere sentir las pataditas y las contracciones, sabe que es doloroso y un proceso largo, pero cree que todo vale la pena cuando pueda escuchar a su bebé llorar entre sus brazos y saber que no importaba lo que suceda más adelante, nunca estaría sola. Quiere que su dedo sea atrapado entre una pequeña palma sin fuerza, desea mucho amamantar y esa paz que viene al dejar descansando a tu bebé en su cuna antes de ir a dormir.
Pero lo que tuvo a cambio fue estar tras dos niños que jamás serían sus hijos.
Junto a su pareja, procuraron lo más posible a Hyunjin, llevaban comida a su campamento e iban a asegurarse cada tanto que estuvieran a salvo. La madre del chico se mostraba a la defensiva, fingía no recordar a las mujeres pero jamás olvidaría el rostro de la doctora que extrajo sangre de su hijo, solo no quería ser obvia ya que, si ambas doctoras seguían viéndolos es porque en definitiva algo no salió bien con los resultados que querían. En algún momento quisieron llevarse a Hyunjin y darle la vida que merecía pero la resistencia del niño las hizo desistir y se conformaron con esas visitas hasta que un día ya no los vieron más.
Mientras que al visitar la habitación de Hyunjin en el consejo, solo veían a un niño triste con hematomas en su cuerpo. A veces, Jiyoon burlaba el protocolo para darle un abrazo y hacerle saber que era amado, que fue deseado, el niño se mostraba más alegre por ello hasta que empezó el punto sin retorno, Hyunjin escuchó por primera vez la voz y debido a los antecedentes que dejó D-022, de inmediato empezaron un tratamiento médico que iba de la mano con terapia.
Descubrieron con el paso de los meses que no era una segunda voz ni otra personalidad como se sospechó cuando D-022 declaró haber hablado con otra persona en su mente, se llegó a la conclusión que era un mecanismo de defensa de las muestras que iba de la mano con la aceptación del gen. Es decir, abrazar por completo su verdadera naturaleza y ante el miedo de hacerlo, les era más fácil verlo como una segunda voz que los invitaba a hacer caos que aceptar ese lado suyo.
Se consideró que la fuerza que habían demostrado hasta ahora podía ser solo una parte y que se vería aumentada cuando acepten el gen, por lo que necesitaban que Hyunjin ceda a ello para comprobar su teoría.
Les tomó tiempo convencer al chico de 17 años que esa voz externa era suya en realidad, que siempre se había tratado de sus pensamientos que no quería aceptar. Pero con ayuda de Jiyoon, a quien convencieron de ayudar, el chico cedió.
Y Jiyoon se arrepintió más que nunca.
Porque Hyunjin empezó a gritar de dolor al decir que su cuerpo quemaba y finalmente, el silencio llegó a medida que su cuerpo se relajaba. Jiyoon llevó sus manos hacia su boca para evitar llorar en voz alta, pues sabía que ya no volvería a escuchar la voz de su hijo.
Hyunjin se volvió más fuerte pero también independiente, tenía un mejor control de su fuerza y resistencia, era más consciente de lo que hacía pues cuando todavía escuchaba "la otra voz" perdía el control sin saberlo, como estar inconsciente mientras su cuerpo desataba el caos. Entendió que era más fuerte que cualquiera en ese lugar y quiso rebelarse. Una tarde atacó a los dos guardias que vigilaban su habitación, logró avanzar atacando a otros tres guardias antes de ser sometido y nadie supo nunca qué quería lograr con eso. Le dieron otra oportunidad considerando que les convenía más vivo que muerto, pero se encargaron de dejarle la marca de los rebeldes, había una cicatriz atravesando desde su hombro hasta su muñeca derecha, era horrible, por eso agradecía poder usar ropa que cubra la marca.
Aún así, era un marginado en general.
No recuerda si alguna vez tuvo sueños, si un día quiso una vida diferente a la que conoció, nunca se vió estudiando, tampoco con una familia, tal vez lo único que extraña son los abrazos de la doctora Park, eran cálidos, reconfortantes, había algo en ellos que le decían que todo estaría bien y desde pequeño apreció cada una de las muestras de afecto que le daba hasta que un día él la empezó a rechazar por el odio de sentirse traicionado por ella. Porque ella lo convenció de ser lo que es hoy en día. Hyunjin extraña sus abrazos, sus besos en la frente y la promesa de que todo estaría bien, extrañaba a la doctora Park.
Era casi como una madre.
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