
19
Delling
Para Chan, ser un hombre de bien y ayudar a su comunidad era importante no solo porque creció escuchando que eso era lo mejor, sino que consideraba era lo más noble que se podía hacer luego de tantas retribuciones.
Amaba su ciudad, era todo lo que conocía pero se sentía afortunado de vivir una buena vida así que no deseaba ver algún otro distrito. No le hacía falta nada, tenía tantas opciones y era libre de elegir lo que deseara, sus padres estaban tranquilos de tener un hijo amable y dedicado. Por su parte, estaba feliz de contribuir como buen hijo y ciudadano.
Desde que eran niños se les hablaba sobre la historia de Delling y del nuevo mundo, uno donde las personas se cansaron del desastre que se estaba volviendo todo y decidieron firmar un acuerdo de paz por un bien mutuo, les incluían videos sobre el mundo antes del acuerdo y la sola idea lo aterró desde temprana edad, no entendía como habían vivido antes de esa forma tan rústica, mejor dicho, estaba seguro que sobrevivían.
Fue entonces que se sintió tan dichoso de su presente que decidió crecer para trabajar en el núcleo y ser mejor.
Aunque la reciente condición de Minho lo ponía nervioso.
Su accidente lo había limitado demasiado y pensar que podría existir algún rebelde suelto dañando a las personas conseguía que su estómago se sintiera pesado, aunque en parte se sentía culpable pues se esforzaba en entrar al núcleo para ayudar a otros y ni siquiera pudo proteger a su mejor amigo.
Amigo.
La palabra hizo que se sintiera todavía peor. ¿Eran solo amigos? La idea de que Minho gustara de él nunca le pasó por la cabeza hasta que se vió recibiendo un beso suyo en el hospital, aún así no quiso darle mucha importancia pues podía ser resultado de la confusión; sin embargo, desde entonces Minho se mostraba más interesado en él, sabía que no eran bromas pues no era del tipo de bromear con ser coqueto, ni siquiera serio lo había visto serlo pero ahora estaba ahí, siendo confuso. Porque un día le pedía quedarse con él y al siguiente estaba pasando mucho tiempo con un chico que no conocía pero que pronto supo se trataba de un tal Yang Jeongin.
Pocas veces había podido ver al dichoso Jeongin junto a Minho, pero sabía que pasaban más tiempo del que aparentaba porque antes Minho siempre estaba dispuesto a ver una película o simplemente salir a comer algo, pero desde entonces había muchos pretextos para no salir juntos y era lo que más le preocupaba, que Minho no le diga directamente que iba a salir con Jeongin, porque decía tener deberes pero cuando se encontraban, solía escaparse alguno que otro detalle de algo que le había mencionado Jeongin pero siempre era un dato nuevo.
Cansado, resopló consiguiendo mover un poco los cabellos de su flequillo mientras miraba la pantalla sin prestar atención, tenía que escribir un ensayo pero estaba tan distraído que no tenía ganas de avanzar así que simplemente guardó su poco progreso y apagó la computadora antes de acostarse sobre la cama.
— ¿Deseas qué encienda la televisión para que veas algún programa, Chan?
Habló Krysta, la inteligencia artificial de Delling que se había instalado en casi cada hogar diez años atrás.
— No, estoy cansado.
— ¿Quieres qué prepare la tina, Chan?
— Eso suena perfecto, gracias, Krysta.
Desde la cama pudo escuchar el grifo de la tina del baño privado abrirse. Apoyó su brazo sobre su frente mientras decidía no darle importancia a eso, no tenía nada con Minho así que estaba en su derecho de buscar a otras personas, aunque solo desearía que no lo confundiera de esa forma pues ideas que nunca antes habían estado en su mente ahora eran casi su diario vivir. Se sintió avergonzado por eso, pero de igual forma su brazo descendió un poco hasta cubrir sus ojos, entonces su mano libre empezó a retirar los botones de su camisa, tomándose el tiempo hasta abrirla y poder acariciar con su índice desde su pecho hasta su ombligo, siguiendo la línea marcada de sus abdominales antes de dejar caer su mano sobre el colchón.
No debería pensar así sobre Minho. No era correcto.
— El baño está listo, Chan. ¿Deseas algo más?
— Es todo por ahora, Krysta.
Finalmente se levantó de la cama para poder buscar ropa limpia para entrar al baño, pero su celular sonó. Con ánimos bajos se acercó hasta el escritorio para poder quitarle el sonido y no ser molestado, pero el nombre en la pantalla llamó su atención. Se quedó quieto por unos segundos antes de decidirse a contestar.
— Chan, ¿Te agarro ocupado?
— No, Minho, ¿Qué pasa?
— ¿Estás libre para ver una película? Compraré algo rico de cenar.
Bang miró el reloj sobre su escritorio y elevó su ceja izquierda con una sonrisa, incrédulo de la idea.
— ¿Piensas que vayamos al cine a las nueve de la noche? ¿Sabes que pronto activarán las alertas de cierre?
— Nunca dije que iríamos al cine.
Un agradable cosquilleo se instaló en su abdomen al pensar en ir hasta la casa de Minho y pasar allá la noche, pero quería mantener los pies sobre la tierra y no hacerse ideas que alimentaran las esperanzas de encontrar una respuesta a todas las dudas de su mente.
— No creo que sea buen tiempo, Min.
— Eso es un problema.
— ¿Por qué?
— Estoy afuera de tu casa justo ahora, con dos órdenes de alitas y jugo de durazno. Quiero hacer énfasis en jugo de durazno y que estoy guiñando un ojo aunque no puedes verlo.
— Estoy seguro que es jugo del que te marea.
— ¡Bien dicho!
Chan no pudo evitar reír un poco ante las ocurrencias de Minho, sabía que no podía dejarlo solo así, además ya era mucho venir y él pasaba mucho tiempo sólo en casa debido al trabajo de sus padres.
— Pasa entonces. Krysta, por favor abre la puerta principal.
— Puerta principal, abierta —tras unos segundos, la voz volvió a hablar—. Puerta principal, cerrada.
Chan se dispuso a abotonar nuevamente su camisa, pero apenas las puntas de sus dedos tocaron el primer botón se detuvo. Su respiración empezó a tornarse más pesada ante las imágenes que empezaban a aparecer, ¿Estaría mal si..? ¿Y si hacía enojar a Minho?
Al diablo con eso, necesitas una respuesta.
Y tras ese pensamiento decidió dejar su camisa abierta antes de bajar hacia la sala donde Minho ya estaba acomodando las cosas sobre la mesita de centro, se veía animado y eso le hizo sonreír.
— Espero que no te moleste que me invitara a quedar por hoy. Hace rato que no comemos algo.
Habló Minho, cuando terminó de acomodar entonces se giró a ver a Chan, consiguiendo quedarse estático en su lugar. Chan empezaba a sentirse arrepentido pero ya no había tiempo para echarse para atrás sin lucir como un idiota, así que continuó. Intentando mostrarse indiferente se acercó hasta las charolas con alitas, sonriendo al ver ambas botellas individuales de etiqueta amarilla.
— ¿Vodka de durazno? Andas atrevido.
— ¿Ah? —el chico pareció salir de su trance con un respingo antes de negar.
Por alguna razón, Lee Know se sentía intimidado, lo cual era extraño. No estaba desacostumbrado a ello, mucho menos a ver la imagen que tenía en frente, pues aunque era un poco diferente al mismo tiempo se sentía familiar. Recordaba el cuerpo de Chris, musculoso por el constante entrenamiento, con algunas cicatrices no muy marcadas, apenas líneas blancas por su espalda y abdomen, durante sus primeros encuentros también solía tener los rasguños de Lee Know en su espalda pero eventualmente dejó de hacerlos, no quería que nada dijera que se pertenecían mutuamente.
Aunque Chan era más bajo en altura, comparado a Chris, también tenía su cuerpo trabajado por el entrenamiento para entrar al núcleo. Su piel era tan blanca, sin ningún rasguño, ninguna marca salvo los posibles lunares repartidos por su piel los cuales Lee Know de pronto sintió ganas de buscar.
— Lo siento, creo que ibas a ducharte —respondió Lee Know, con un tono de voz bajo que se regañó mentalmente por usar.
— Está bien, siempre es bueno comer algo antes.
— Deberías abrigarte, podría hacerte daño el frío.
— Entonces deberías mantenerme caliente.
El menor tosió apenas escuchó al chico debido a la sorpresa, pero Chan se limitó a reír por la reacción apenada de su amigo aunque él mismo tenía sus mejillas coloradas por haber dicho algo cómo eso.
— Lo siento, no debí haber dicho algo como eso —habló nuevamente Chan, aún así manteniendo una sonrisa—, me cambiaré por un pijama y te bajo uno, ¿Si? No quiero que estés incómodo.
Lee asintió con suavidad mientras Chan subía a su habitación, entonces se regañó de nuevo esta vez por su actuar. Si estuviera en Nótt, no habría desaprovechado la oportunidad de liberar estrés, pero ahora era diferente, no negaba que Chan le atraía, pero por alguna razón se sentía más intimidado, tal vez empezaba a volverse blando. La idea lo aterró, porque él no era suave ni titubeaba, y no debería serlo con lo que tenía planeado.
Chan bajó con su pijama puesta y después le entregó al castaño una para que se cambie, Lee Know ya había acomodado las cosas sobre la mesita de centro y ahora buscaba una película en la televisión.
— Puedes elegir mientras no sea algo cursi —sentenció entregando el control a Chan para poder cambiarse.
— Nunca pensé que te frustraría tanto "Cómo perder a un hombre en 10 días" —respondió fingiendo sentirse ofendido.
— ¿Quién se enfada por algo que estaba haciendo también? —negó, yendo hacia otra habitación para poder cambiarse.
Primero se quitó el pantalón y se puso a cambio aquel de suave y holgada tela que tanto disfrutaba usar, pero cuando se retiró la camisa no pudo evitar mirarse un poco frente al espejo de cuerpo completo que había tras la puerta. Era tan diferente, había más carne en su piel, finalmente las costillas dejaban de marcarse y solo sus apenas trazados abdominales eran los protagonistas, los hematomas sanaron en su totalidad y las cicatrices incluso dejaron de verse rojas para ser casi imperceptibles. Se sintió nostálgico, porque su vida había mejorado, pero estaba a punto de entrar a la boca del lobo y tal vez lo perdería todo.
Mordió su labio inferior con suavidad y abrazándose a la camiseta de la pijama, salió hasta la sala donde Chan seguía cambiando de título, desinteresado de las sugerencias de la televisión, pero olvidándose de ello por completo cuando vio al chico frente a él, con el torso descubierto mientras se abrazaba a la tela. Pasó saliva sintiéndose cohibido.
— ¿Minho? ¿Pasa algo?
— ¿Crees qué tengo un cuerpo feo?
La repentina pregunta sorprendió a ambos. A Chan, el hecho de que le preguntara aquello tan sorpresivo, a Lee Know, sentirse inseguro de pronto de su cuerpo.
— ¿Qué preguntas? Eres... precioso.
— Tengo marcas, he ganado peso en comparación a lo que solía ser, he sanado pero como no recuerdo haberme visto tan bien desde que tengo memoria, siento que no es mi cuerpo.
— Minho, ¿Qué importan las marcas? No es como si hubieses deseado tenerlas, están ahí y no es malo, una línea en tu piel no cambia que seas hermoso. Si piensas lo contrario entonces ese accidente sí te dejó muy mal.
El castaño sonrió, sintiéndose enternecido por las palabras del chico. Entonces pensó, que definitivamente las cosas ahora tenías que ser diferentes.
— ¿Por qué me recibiste de esa forma?
— ¿A qué te..?
— No fijas, no creo que estuvieras con la camisa abierta por nada —dijo el menor, sentándose a un lado del chico aún abrazado a la camiseta.
— ¿Quieres saber la verdad o puedo dar una mentira piadosa?
— Adoro que no puedas mentirme sin decírmelo, ¿Sabes?
— En realidad estaba un poco confundido —respondió, rascando su nuca con su mano derecha—. Luego del beso las cosas son como... Como que son y no son, ¿Entiendes? Agh, creo que ni yo entiendo. Actuamos íntimos a veces y otros días como compañeros, no recuerdo haberme sentido así.
Lee Know intentó no hacer una mueca, ¿Chan estaba hablando de sus sentimientos? ¿Cómo debía responder a eso? Él no tenía experiencia hablando de su sentir, siempre intentó ocultarlo pues mostrar debilidad en Nótt era casi permitir que atacaran tu yugular, ni siquiera ese tiempo en Delling lo estaba preparando para ser más humano, y sumado a lo mucho que desentonaba físicamente, empezaba a creer que no encajaba.
— Te diré algo —habló Lee—. Veámonos en dos días en el parque a las dos de la tarde. Si nos encontramos ahí, seremos algo formal, ¿Si? No más confusiones.
— ¿Dos?
— Dos, si estás dispuesto a empezar de nuevo conmigo, te veré ahí, si no llegas, solo vamos a fingir que esta charla no ocurrió y seguiremos siendo amigos.
— ¿Y si tú no llegas? —preguntó, titubeando.
Lee Know sonrió, dejando la camiseta de lado y con ello, no solo exponiendo su cuerpo, esta vez también exhibiendo una parte más sensible de él, más humana, y la emoción recorría cada parte de su cuerpo porque en toda su vida sintió que no era humano, pero ahora se sentía tan vivo, lo suficientemente igual al resto para encajar y lo bastante diferente para destacar.
— Entonces que valga la pena.
Chan no comprendió su respuesta, pero la pregunta quedó de lado cuando el menor se acercó a besarlo. Entonces pudo sentir nuevamente ese torbellino de emociones que acariciaba su piel con la suavidad necesaria para hacerlo estremecer. Poco a poco empezó a recostarse en el sofá hasta que su cuerpo se vio inmovilizado por el contrario ahora sobre él. Entonces finalmente entendió todo de esas películas que solía ver, las caricias de Minho bajo su camiseta, sus propias manos ardiendo a cada toque que daba sobre la espalda del menor, encontrando particularmente atractivo el contraste entre suavidad y masculinidad que emanaba en ese momento.
Ninguno recordaba haberse sentido de esa forma antes, tan expuestos en el momento en que la ropa quedó en su totalidad dispersa en el suelo junto al sofá, tan vulnerables como el momento en que las manos de Lee amasaban las piernas del mayor. Como en el momento en que sus erecciones se rozaban en cada suave movimiento de caderas en busca de más.
Chan sentía que una parte de su alma estaba divagando cerca, fuera de su cuerpo. Recordaba la timidez que sintió en medio del éxtasis cuando uno de los dedos de Minho empezó a acariciar su cavidad anal, se tensó al momento pero poco a poco entre caricias se fue relajando hasta que el chico se sintió más confiado de rozar con su húmedo glande entre sus glúteos, presionando con suavidad en su entrada para lubricar antes de reemplazar por su índice, el cual fue el primero en abrirse paso con cuidado. No prestó atención al tiempo que le tomó ni cuántos dedos lo prepararon hasta que él mismo empezó a moverse con suavidad contra ellos para sentirlos más profundo, solo fue consciente del miembro de Minho ingresando lento en él hasta que ambos estuvieron lo suficientemente cómodos para continuar.
Si pudiera describirlo de alguna forma, Chan diría que sintió que flotaba en ese momento, porque todo se sentía tan irreal, tan repentino y al mismo tiempo como si hubiese esperado demasiado. Nunca pensó verse de esa forma, con las piernas abiertas sintiendo las manos de Minho sujetando con fuerza su cintura mientras movía su pelvis de atrás hacia adelante, entrando con fuerza y saliendo con lentitud, nunca espero estar tan vulnerable así como Lee Know nunca pensó tomar el control en esas situaciones, pero quería que fuera especial, quería darle una primera vez a Chan y esa era la única forma en la que podía hacerlo, porque de otros modos, estaba manchado.
Disfrutó de ese momento, entre caricias y gemidos, Bang escuchaba de gente cuyas primeras veces se vieron eclipsadas por el miedo, pero en Minho se encargo de estimularlo tanto que olvidaba incluso la incomodidad, el cosquilleo en su cavidad recorriendo desde aquella zona hasta su nuca lo estaba enloqueciendo, se sentía tan mareado mientras la mano del chico empezaba a masturbarlo al verse cerca ambos del clímax. Pero sin duda lo que más disfrutó porque lo hizo sentir querido, fue cuando ambos alcanzaron el orgasmo con un jadeo ahogado, con sus cuerpos temblando y cansados, pero Minho se tomó el tiempo de, una vez saliendo de su interior, tomar la manta que habían traído para abrigarse al ver películas, y tras cubrirse ambos, dejar pequeños besos en el rostro de Chan que seguía cansado y aún extasiado por esa mezcla de emociones, pero estaba disfrutando las caricias en su espalda que le daba el chico para relajarlo.
Nunca esperó ver a Minho tan dominante, tan seguro, tan atento a él, pero lo que menos esperó luego de eso fue despertar a la mañana siguiente, en su cama, perfectamente abrigado y sólo. Pensó que tal vez había sido un muy buen sueño húmedo, pero al sentarse, las marcas en su cuerpo enrojecido por la fuerza con la que su compañero lo atrapaba le hacía saber que fue real. Aún así, terminó sonriendo.
— Krysta, prepara la ducha, por favor, esta vez pienso tomarla.
Habló, con voz entusiasta mientras se dejaba caer nuevamente acostado. Solo un día, un día más, valía la pena empezar nuevos recuerdos si sus días serían así.
Mientras tanto, Lee Know, bajaba del vehículo para ponerse de pie frente al gran edificio blanco. Lo observó sintiendo en él un pensamiento que nunca había tenido antes, se sentía tan pequeño. Observó por última vez el paisaje a su alrededor, tan tranquilo al encontrarse en una locación retirada.
— Llegaste al fin —escuchó de pronto—. Pensé que te habías retractado.
— Fue un camino largo, pero tengo suerte si es el mismo Han Jisung quien me sale a recibir, ¿No?
— ¿Listo para la prueba, Minho?
Preguntó el castaño con una sonrisa, y el chico asintió tratando de verse seguro, aunque su cuerpo estaba inundado de miedo al no saber si saldría de ese lugar.
Tenía qué hacerlo, tenía que ir al día siguiente al parque a las dos.
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