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11

Delling

Era increíble como las cosas que imaginas pueden hacerse realidad en un abrir y cerrar de ojos, incluso si lo estaba viendo todo con atención todavía se sentía tan irreal, tan ajeno, como si fuera una de esas películas de noche de cine y él un espectador, pero esa era su vida ahora.

Lee Know miraba desde las escaleras como su madre terminaba de poner la comida sobre la mesa, era tanta pero sorprendentemente todavía era una cantidad generosa para tres personas, había carne, ensalada, puré de papa y postres varios como ensalada de manzana, gelatina y un poco de vino. El esposo de la mujer se acercó para abrazarle por la espalda, rodeando con sus brazos su cintura mientras dejaba un beso en su mejilla, felicitándola por lo bien que lucía la comida y que sabía iba a saber igual de bien. El chico sintió calidez en su interior ante la escena, con que así lucía el amor sincero, incondicional. Un nudo se instaló de pronto en su estómago cuando recordó como Chris llegó a acercarse de esa forma cuando estaban solos pero él siempre solía apartarse rápidamente, creía que lo que el mayor quería era seguir de encimoso como era su naturaleza, ¿Eso era lo que siempre quiso hacer? Expresar amor.

— Minnie, baja antes de que todo se enfríe —habló la mujer.

El chico asintió con una sonrisa mientras bajaba para tomar asiento frente al comedor. La noche fue plena y agradable, entre charlas donde no tenía que esforzarse pues ambos padres acordaron que si su hijo no recordaba nada en ese momento, no hablarían del pasado. Cosa que agradecía mucho ya que nunca recordaría nada. Aunque le generaba cierta nostalgia cuando hablaban de lo bueno y amable que era su hijo, se sentía indigno de todo ese amor. Él era tan odioso mientras Minho tan gentil y eso le había permitido llegar a tener un lugar tan cómodo en la vida de las personas mientras él solo pudo dejar una vida llena de rencores atrás, pero en Nótt no había espacio para ser bueno.

Cuando acabaron la cena tuvieron un pequeño brindis donde él tuvo que beber jugo de manzana ya que a sus padres no les gustaba que bebiera alcohol, quiso oponerse alegando que era un buen bebedor, pero sería explicar mucho así que aceptó no solo la bebida, sino ese camino de amabilidad y sumisión, si con ello seguiría con todas esas comodidades no le importaba poner una mejilla en espera de un beso.

Estaba siendo inmensamente feliz mientras recibía los regalos de sus padres, incluso temprano Chan le había dado uno, comentando que debía esperar a abrirlo hasta la noche ya que cada uno pasaba esa fiesta en su casa y no quería darle su regalo muy tarde. Mientras rasgaba el papel no podía evitar pensar que una parte de él estaba muriendo pero no se sentía mal con ello, toda esa carga de violencia que sentía normalmente se estaba reduciendo, su lado negativo era abrazado por el amor y comprensión de una familia y una vida digna, estable, con tres comidas al día y descansando sin miedo a que alguien lo mate mientras duerme. Podría acostumbrarse a eso, a una vida tranquila.

Pero había cosas que no estaba dispuesto a tolerar, como ese tal Jisung y sus formas de obligarlo a rendir pruebas o rechazaría sin oportunidad alguna a Chan, quería hacerlo para él, deseaba ser bueno también para poder seguir teniendo esa mirada llena de afecto que no podría ver quebrarse por una injusticia.

Rendiría la prueba y lo iba a hacer lo mejor posible, por Chan y por él, porque nadie subestimaba a Lee Know y menos un mocoso como Han.

Nótt

Para Minho, descubrir que las cosas podían cambiar tan fácil y rápido seguía siendo sorprendente. En un momento tenía todas sus comodidades y al otro estaba saliendo a recolectar cosas para sobrevivir. Si hubiese sabido que la vida podía cambiar las cosas así, definitivamente habría aprovechado su tiempo. ¿Alguna vez podría volver a casa? ¿Vería nuevamente a sus padres? ¿A sus amigos? ¿A Chan? Las dudas ahora eran sus pensamientos más comunes y la ausencia de respuestas su amiga más cercana.

Miraba desde la ventana de su cuarto compartido el cielo nocturno de Nótt, lo único bueno que tenía era eso, había tan pocas personas, autos y todas esas contaminaciones que el cielo lucía demasiadas estrellas, una luz sobre toda esa oscuridad. Con su rostro apoyado en sus brazos sobre el marco de la ventana, apreciaba esos minutos de soledad cuando todos iban hacia sus cuartos, minutos donde Chris se aseguraba de los últimos detalles para ir a descansar y no es que disfrutara estar lejos de todos ellos, al contrario, aprendió a querer esos minutos que se volvían horas de convivencia, pero era ese breve lapso el que le recordaba que toda su vida quedó atrás, era el tiempo donde podía pensar de nuevo en que no era de ahí.

— ¿Apreciando la vista de los árboles y edificios feos?

La voz del mayor le hizo sonreír, pero ya sin necesidad de voltear se mantuvo atento al cielo mientras negaba.

— La vista del cielo.

— ¿Estás nostálgico? —preguntó Chris mientras se apoyaba en el borde de la puerta.

— De hecho, creo que yo no lo hubiese descrito mejor.

— ¿Es por eso del Santo Claus?

Minho no pudo evitar soltarse a reír ante la expresión confundida de Chris, quien no entendía la gracia de su pregunta.

— Es Santa Claus.

— Pensé que era un hombre —respondió tomando asiento junto a una de las sillas donde estaba Minho, quien nuevamente rió, era gracioso como dentro de todo, Chris todavía podía lucir con inocencia a veces.

— Es un hombre, pero se llama Santa Claus.

— Que confuso.

— Bueno, igual en Delling hace mucho que ya no se espera a Santa —respondió Minho, incorporándose para poder mirar al chico—. No solo no se toma la religión, tampoco nada de fantasía como lo es un hombre que te trae regalos. Es una fiesta donde intercambiamos, así los niños ya no deben esperar hasta la mañana siguiente.

— ¿No mata la ilusión eso?

Minho se elevó un poco de hombros antes de continuar—. Pensaba en mi familia en realidad, han pasado días. Es la primera vez que no ando en casa para la cena. ¿No te da curiosidad pensar si Lee Know anda en mi casa como si fuese yo?

— En realidad no quiero pensar en eso, porque no sé qué estaría haciendo. Desconozco si tomó tu lugar, si explicó algo como lo hiciste tú con nosotros o si anda vagando sin rumbo, la duda me hace sentir que tal vez no lo conocía tanto para saber qué haría —respondió con un poco de tristeza, pero finalmente suspiró levantándose nuevamente—, vamos, hay unas cajas afuera que quiero subir al cuarto.

— ¿Por qué no le pediste ayuda a Seungmin? —preguntó Minho con un pequeño puchero, estaban en un piso un tanto alto para subir cajas a esa hora, pero de igual forma se levantó dispuesto a ayudar.

— Es nuestro cuarto, no seas flojo —respondió, mirando por unos segundos hacia el techo antes de bajar.

Mientras caminaban por las escaleras, iban hablando un poco sobre lo que Minho hacía en navidad, Chris respondiendo lo maravilloso que le parecía todo eso, como sacado de una película o una revista ya que no conseguía imaginar un banquete y regalos, todo en Nótt era difícil de mantener y nadie regalaba nada, todo era un cambio, las cosas eran la nueva moneda. Minho entendía eso en parte y se sentía mal de que la magia de un día tan cálido no tocara las frías calles de ese mundo, pero su rostro se vio de pronto iluminado por una serie de focos en la parte trasera del edificio, focos sobre las ramas de los árboles grandes al igual que unos pedazos de discos viejos colgando a un lado, consiguiendo que se reflejaran varias luces. Unas cajas en fila daban la ilusión de una mesa larga mientras las personas que resguardaba el equipo charlaban alegres sobre lo nuevo que era eso para ellos también.

Minho separó un poco sus labios, las palabras no salían pero se sentía tan repentinamente agradecido.

— Los chicos y yo sabemos lo importante que era esto para ti —mencionó de pronto el de cabello rojo, mirando con orgullo a su gente—, quisimos hacer algo. Los demás no saben la razón repentina de celebrar una navidad, claro, sería explicar mucho, les dijimos que podía ser novedoso y agradable olvidarse un rato del resto. De nuestra realidad.

— Esto...

— Usaremos la mitad de la última recolección para un banquete, no afecta en nuestro inventario para sobrevivir pero igual siempre es mejor adelantarse a ello. No es mucho, no tenemos regalos ni un árbol bonito... Tampoco luces decentes —el mayor llevó su diestra hacia su nuca, se sentía de pronto avergonzado de dar algo tan pobre—, pero lo hicimos con mucha ilusión de que te guste y no sientas tan solitario este día.

— Me encanta —respondió de pronto Minho sin dejar de ver la escena frente a ellos—, es muy precioso todo, en serio. Muchas gracias.

Ambos chicos se acercaron hasta las sillas que ya estaban asignadas para ellos para poder reunirse. Seungmin se levantó, diciendo que haría un brindis a lo que todos aguantaron la gracia mientras elevaban sus vasos con jugo, el chico comentó un "por menos días de mierda" que finalmente acabó con la poca seriedad antes de que se pusieran a comer. Latas con sopa, algo de pollo de la reserva y frutas era su cena, además de botellas con agua pues solo podían tomar un vaso de jugo si no querían acabar con lo dulce que tenían, aunque lo compensaron cuando Chris sacó las barras de chocolate que alcanzó a repartir la mitad a cada persona.

— ¿La pasas bien? —preguntó Han, acercándose a rodear con su brazo los hombros de Minho.

— Mucho, creo que es la mejor navidad que he tenido.

— Tampoco nos mientas —respondió el chico con un puchero breve antes de sonreír—. Es curioso, hicimos esto por ti, pero viendo a todos tan felices incluso siento que valió la pena y que debimos esforzarnos en hacerlo desde antes.

— Nunca es tarde para hacer tradiciones —dijo Minho con una sonrisa, bebiendo un poco de su vaso con agua.

— Es cierto, pero si cambias nuevamente con Lee Know dudo que su cara de culo nos deje disfrutar esto igual.

Se quejó el menor antes de irse para hablar con Changbin, sin notar que Minho había dejado de beber para dedicarse solo a mirar a las personas, de pronto se sentía ajeno a todo eso, como si no encajara. "Si cambias nuevamente con Lee Know", ¿Por qué  había olvidado que estaba en una vida que no era la suya? Un nudo extraño en su estómago se instaló repentinamente, ¿Volvería a Delling alguna vez? ¿Sería repentino como la primera? ¿Podría despedirse de los chicos? Pero la sola idea de hacerlo... No se sentía con la fuerza de lograrlo si tenía la oportunidad.

— ¿Es tradición un baile de navidad? —la repentina voz de Hyunjin lo sacó de todos esos pensamientos negativos para ser reemplazados con una sonrisa cuando lo vio frente a él con su palma hacia su dirección.

— No hay un baile de navidad.

— ¿Busco entonces otro pretexto para tomar tu mano? —preguntó, moviendo un par de veces sus cejas causando que  Minho riera. Aún así terminó sentándose a su lado—. Yo corté y colgué los discos.

— Fue un hermoso detalle, creo que se ven incluso mejores que las luces de navidad por el arcoíris que proyectan.

— Claro, todo lo que hago yo es asombroso —dijo con una sonrisa amplia antes de mostrarse más tranquilo—. De hecho...

— ¿Pasa algo? —preguntó Minho, arrugando un poco su entrecejo con preocupación al ver como la cara de Hyunjin se tornaba un poco roja—. ¿Te sientes mal? ¿Quieres que llame a Felix?

Hyunjin soltó un pesado suspiro mientras relajaba sus hombros y finalmente introdujo su mano hacia el bolsillo de su sudadera, sacando una pequeña caja larga que entregó a Minho.

— No es lo mejor... Pero sé que también se daban regalos y eso... Ahora que lo pienso es un poco tonto solo olvídalo.

Minho alejó la caja que Hyunjin quiso quitarle y tras mostrarle la punta de su lengua se dispuso a abrirlo, sorprendiéndose al ver una navaja de mango negro.

— Ten cuidado, es una balisong. Cuando seas lo suficientemente hábil te daré una mejor —comentó Hyunjin, tomando con cuidado el arma que desplegó dejando ver la hoja filosa—. Tiene un retén, te será fácil llevarla y abrirla una vez que te acostumbres.

Minho miró nuevamente en la caja, encontrándose con un pequeño control que casi tocaba hasta que Hyunjin le pidió no activarlo aún.

— Es un botón de pánico, si nos pierdes haz que suene, te encontraremos rápido.

— Gracias por todo esto —mencionó, sonriéndole al chico antes de guardar las cosas en su caja para no perderlo.

— Siento no poder darte osos de peluche o una cámara moderna, pero créeme que eso servirá más en este lugar —respondió el menor, respondiendo de igual forma a la sonrisa—. Además, yo te voy a entrenar con la navaja, serás un experto en poco tiempo.

— Clases con el maestro Hyunjin, me alegra como suena eso.

— ¡Claro! Tal vez en poco hasta me superas. Ya que debemos tener cuidado, sobre todo con la gente del consejo —se quejó, tomando un poco de agua antes de resoplar—. Que se pudran.

— ¿Por qué esa gente sigue a la cabeza de Nótt?

— Porque están protegidos, claro que hemos querido atacarlos. Pero el aire en el mundo tras todas esas guerras no es el mejor, ¿sabes? Todos tenemos un poco de radiación —el chico se mostró repentinamente afligido, incluso pudo ver impotencia en sus ojos llorosos—, por eso la mayoría no vive tanto, pero en este sitio tal vez es lo mejor. Ellos tienen un campo de seguridad que detecta cuando alguien entra o sale, por eso tampoco suelen abandonar el lugar. Con ese dispositivo activo nos detectarían rápido, es un suicidio.

Minho miró la caja sobre sus piernas, acariciando la tapa donde Hyunjin dibujó un lazo al no tener uno para decorar.

— ¿Ninguno puede pasar ello entonces?

— Hemos vivido lo suficiente en Nótt para hacer sonar esa cosa, se estima que al menos cinco años bastan.

— ¿Yo podría pasar entonces?

Hyunjin abrió un poco sus ojos con sorpresa, mirando nuevamente hacia Minho, notando por primera vez en él esa expresión determinante y seria, chasqueó su lengua, casi podía ver a Lee Know ahí. Entendió su punto, con Minho ahí, por primera vez tendrían la oportunidad de acabar con el consejo y hacer que su calidad de vida aumente al menos un poco más.

— No podría arriesgarte —habló Hyunjin mientras se ponía de pie—. Y estoy seguro que nadie en el equipo querría hacerlo tampoco.

Minho observó al menor irse antes de regresar su mirada hacia la caja entre sus manos. Estaban tan limitados por aquellas personas que se adueñaron de lo que quedaba del mundo, no podían alejarse tanto porque tenían gente en todos lados, tampoco podían vivir tranquilos cerca porque en cualquier momento podrían atraparlos y eso era una muerte segura o peor aún, mantenerse con vida en ese infierno. Tal vez si se esforzaba lo suficiente podría cumplirles un deseo de navidad a todas esas personas: libertad.

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