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Capítulo 6: Las colinas tienen ojos.

Explicaciones y definiciones:

Basada en la película de los años 70's con el mismo nombre. El track instrumental fue compuesto durante una improvisación mientras los miembros se hallaban drogados con LSD.

Onírico: Resumido de forma muy simple, es un mundo literario relacionado a las imágenes carentes de sentido que uno ve mientras sueña. Dentro de la psicología es un campo mucho más amplio, incluyendo alucinaciones y psicosis. Yo siempre lo utilizo desde el punto de vista artístico, no obstante, esta obra también incluye su significado más extenso. 

^Capítulo más didáctico, se recomienda tener buena señal para cargar los archivos multimedia.

https://youtu.be/_E2LqyI7jB4

https://youtu.be/LoOy4_F2a44

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Se despertó, no tirado en el piso, más bien, de pie, como si hubiera parpadeado. Su anatomía parecía haber sido arreglada. Se trataba de un lugar totalmente diferente. Un cuarto... Sitio de tonalidad blanquecina. No puede definirse como un "cuarto" porque no existían paredes siquiera. El espacio físico era lo que uno imagina al decir "nada". 

Dio un par de pasos, indeciso de a dónde ir. Estaba dentro de un sueño, que a su vez, está dentro de otro sueño. ¿Meta-sueño? ¿Universo meta-onírico? Podía controlar las cosas a su antojo, ¿verdad? ¿Lars se habría esfumado para siempre o él mismo se fue a voluntad?

Algo, algo debía aparecer y quitarle la ansiedad de enfrentarse al vacío.

Ahí.

Cuadrados, cubos, figuras hasta en cuarta dimensión de vívidos colores primarios, posicionados de forma aleatoria. Podía ser peor, optó por detener su paso y admirar los seres tal apreciación de una pintura post-moderna desde el interior.

— ¡LEE HAMMETT! —Oyó ese grito ensordecedor, las ondas sonoras se personificaron en líneas negras moviéndose con violencia— ¡MARICÓN ASQUEROSO, VEN ACÁ!

Abrió los ojos como plato, sobándose el pecho por lo acelerado que era su pulso. Esa voz la conocía a la perfección. No existía origen de las ondas, sólo existían... en todo rincón. Chocaban entre sí, no distinguía si lo imaginó o desde afuera su padre planeaba matarle de la misma manera que hizo con su progenitora.

El eco aumentó la confusión. ¿Dónde mierda se encontraba? Se sentía más enfermo que antes.

Debía actuar.

Corrió hacia la derecha.

— ¡Te voy a matar, pedazo de mierda!

Tosió, y fue a la izquierda.

Retrocedió, adelantó.

— ¡Vas a ver!

"No, yo no voy..."

—¡Te estrangularé hasta que se te salgan los ojos, estúpido, inútil!

"Nece-necesito... respirar... profundo..."

La derecha de nuevo.

— Violaré tu jodido cadáver como lo hice con la puta de tu madre, ¡ven acá!

Se sentía enfermo desde lo espiritual, porque el cuerpo correteaba como si nada por los cuadros, tropezando con ondas, respiraba irregular, rezongaba... Ninguna herida física, al parecer.

Hasta que, andando de espaldas, chocó con una salida... o una entrada, depende desde qué perspectiva se vea.

Una puerta antigua, machucada por puñetazos, pintura desgastada, el pómulo a punto de caerse...

"Tengo que superarlo. No estoy seguro en mi propio mundo."

Agarró el picaporte, temblando sus manos, parecían escuálidas, como si no pertenecieran a su cuerpo. Golpearon, ¿quién querría entrar? Denotaban impaciencia aquellos knock knock. ¿Era él? No podía ser y al mismo tiempo, parecía ser la única alternativa.

El corazón le explotaría en cualquier segundo, oh, ¿qué hacer, qué hacer?

Soltó un puñetazo y gruñó afligido. Pésima decisión.

"Joder, debo enfrentarme a mis miedos. No puedo continuar con estas giladas. Me odio demasiado. Es mi mundo, si quiero, lo mato con mis propias mano a ese desgraciado."

Cerró los párpados, abrió el portal, entró y dio el portazo detrás de sí. Activó su sentido visual. Obscuridad. Volteó con ganas de regresar. Nada. Sólo una habitación —¿un armario, quizás?—, el vacío surrealista se había esfumado.

"Es... es... mi propia casa."

Checó con cuidado el ambiente, parecía el día de su cumpleaños dieciséis, la noche en que su madre abandonó la faz de la tierra. Los cuadros familiares en las paredes, las decoraciones humildes, la mesa lista para comer... Apenas divisaba, hace tiempo que abandonó el usar velas en la vida diaria, más que nada porque su padre dejó de cortar el suministro eléctrico por capricho un par de años después de ocurrido el asesinato.

Lo alejaron un par de años de su vida y regresó con él como si nada, todavía recibiendo los golpes como pan de cada día. Al sistema de justicia no le interesa frenar la ultra-violencia en el núcleo familiar, el núcleo esencial de la constitución.

"Que bonita se veía la casa antes de que mis ataques de ira, y los de él... nos odiamos, lo que nos unió esa vez fue... destrozar todo recuerdo de ella. Me arrepiento, ni se imaginará la humanidad.... Hacer que ella jamás existió empeoró mi vida."

Aquella energía de falsa esperanza le dio arcadas. Anduvo en círculos, mirando a detalle los tablones de madera, el crujido del piso flotante... Tenía la extraña sensación de ser observado o de que algo andaba mal. Nunca gozó del silencio en su hogar, el caos le perforó tanto el cerebro que no le cabía por ningún lado que estaba a salvo en esos momentos. El contexto en que se hallaba no... no cuadraba. ¿Cuál otra función tiene tu residencia aparte de proporcionarte traumas y sufrimiento? Allí estaba, con profunda angustia y soledad, entretanto, calmado de cuerpo. Nadie estaba para dañarlo y era tan anormal, incómodo, repulsivo. Se sentía fuera de lugar.

"La paz es peor que cualquier castigo que me dé."

De todos modos, se dio la tarea de investigar si alguien habitaba la zona. 

"No, no puede ser... Estoy a salvo."

Quedaba su propio cuarto nada más. Hubo una pausa antes de ingresar, quería añadir dramatismo a lo que no lo tiene. Negaba que fuera tan simple. Le parecía imposible que no lo siguieran, ni gritaran.

...calma.

Silencio, patético silencio. Explotaría en llanto e ira con el objeto de romper las murallas y así, crear destrucción —oxímoron, ¿mucho?—. Se echó sobre la cama, intentando... No hay palabras que describan el nudo en su garganta, su conflicto interno sin caer en sosas redundancias.

Jadeó, con el sentimiento de estar a punto de fallecer allí mismo. Su propia sangre fluyendo por sus vasos sanguíneos era la sinfonía más horrible que su canal auditivo retuvo.

Choque, un choque contra el espejo.

Saltó de la cama, aterrado, ¿qué fue eso? Se aproximó al objeto y el reflejo lucía normal.

Presenció tanto excremento, oh, ideó tanto excremento, en esas situaciones todo le valía verga, ¿y cómo no? En el surrealismo y la abstracción no debes pedir explicaciones, te lo debes tragar y ya. Este ambiente era tan clavado a lo que vivía antes de arribar al hospital, que el mínimo gesto que rompa las leyes del mundo humano lo haría azotar la cabeza contra las paredes en busca de la muerte más rápida y tonta posible, perdería sus casillas... si es que no las perdía en ese preciso instante.

Las patas de susodicho objeto se manearon, brindando golpecitos al piso. Casi se cagó encima. ¿Un sismo? Ni de broma, se sacudiría la pieza entera y no un mueble.

Como reflejo, sin frenar y cuestionar qué solución sería efectiva, retrocedió un par de centímetros. Y antes de reaccionar apropiadamente, apareció Lars desde el interior, agarrando a Kirk del cuello de la camiseta, llevándolo consigo al interior del espejo.

Entonces, el moreno despertó a medias de la fantasía; las costillas sobresalieron de su pecho, sangre brotando a litros de todos los orificios existentes, y sus piernas perdieron equilibrio, cayó y fue arrastrado, ahogado en el dolor que implicaba tener sus huesos rotos.

No sabía si tuvo un suicidio fallido en la fantasía original o si es que en el hospital luchaba por su vida, herido por mucho más que una sobredosis. La fractura brutal en sus extremidades inferiores era demasiado real para ser su imaginación.

El aliento se le fue y su integridad también.

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