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Capítulo 4: Bárbaro.

Definiciones:

La canción original habla sobre una figura artística de la época bárbara, en este caso, se tomará la palabra "bárbaro" no con su significado histórico, sino, con la atribución a algo valiente, osado.

Saloma: Canto marítimo que ejercen los tripulantes de un barco a modo de ánimo, generalmente en estado de ebriedad.

https://youtu.be/m4rqgHbGeOo

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Apenas se estaban colocando la ropa de vuelta tras ese episodio de pasión, cuando otro suceso surrealista hizo su manifestación. Un tsunami atentó contra la cueva, todo se redujo a negro cuando la fogata se apagó y fueron levantados con fuerza por el remezón. Kirk se golpeó la cabeza contra el techo de la cueva al tratar de alzarse a captar aire, quedando atontado, por lo que Lars cogió su brazo bruscamente con el objetivo de que si algo les pasaba, morirían juntos. En todo caso, rendirse no era una opción. Luchó pataleando por el agua hacia la fuente de luz —la salida de la cueva y presunto origen de la catástrofe natural—, cuando por fin logró atravesarla, empujó el cuerpo de su imaginador hacia la superficie, una vez que la mente de este último se clarificara, pudo nadar por sus propios medios en dirección a la costa, la cual se acercó gracias a su poder mental.

Tosieron y escupieron agua salada por bastante rato antes de recomponerse por completo.

— ¿Por qué eres así contigo mismo? ¿No puedes ser alguien normal? —Reprochó el ser imaginario con una mirada fría.

— ¿Cuál es la gracia de crear un mundo nuevo si no te diviertes? —Guiñó coqueto— Podré estar herido y sé que tú me vas a rescatar, de todas formas.

Ulrich rodó los ojos, asqueado y en el proceso, divisó a la distancia un barco varado, un hombre con peluca del medievo bajaba junto a otros miembros de la tripulación le seguían con varios pasos de diferencia. Kirk los miraba de frente con una sonrisa pequeña tanto como ansiosa. 

— Señor Hammett, ¡lo estábamos esperando! —Extendió su mano y la recibieron, colocándose de pie, caminando ambos en conjunto— Su viaje está por comenzar —Añadió en un tono de voz demasiado agudo. 

El de ojos claros alzó una ceja en desconfianza. Los otros ya estaban a punto de abordar, entretanto, él se mantuvo tirado en la arena mojada de la costa ficticia, debatiendo si seguirlos o no, se hallaba frustrado de la mierda.

De mala gana, corrió a perseguir a su amo, no podía dejarlo ir solo o se mataría en cualquier segundo. La embarcación lucía antigua, madera que rechinaba y pintura desgastada, por otra parte, la tripulación consistía en seres alegres que danzaban al ritmo de repetitivos salomas de 1700 con jarras gigantes de ron, que no dudaban empinarse cada vez que podían.

Al inicio, el moreno se quedó aplaudiendo eufórico con el espectáculo, hasta que su cuerpo enfermo cayó y frenó, sentado en una esquina, le dolía un infierno, no obstante, quería demostrar ánimo por el ambiente, aunque fuera fingido y por dentro se pudriera como nunca antes. Murmuraba por los bajo el canto de los borrachos a su vez que azotaba la cabeza contra el roble de barniz fragmentado.

Ulrich, cruzado de brazos, situado en la esquina contraria al protagonista, es incapaz de despegar la vista. Siente rabia. Lo odia.

Toparon por un segundo, el cuál el otro aprovechó para gritar:

— ¡Deberías estar feliz porque ya no estoy llorando!

— ¡No es mi culpa que me hayas creado para ser un celoso! —Soltó, pronunciando a una velocidad casi incomprensible. Negó con la cabeza y prosiguió— ¡J-Jo...! —Costaba que salieran las palabras— ¡Olvídalo!

Sus mejillas parecían pequeños tomates radiantes.

Silencio absoluto entre ambos, como si los cantos de fondo no valieran nada.

"Me duele más existir que todo lo que haga en este estúpido lugar..." Reflexionó sobándose la cabeza, no midió la fuerza y chocó el mate con más agresividad de la esperada. Por más que doliera, cogió voluntad para levantarse.

Histriónico, avanzó dando sus mejores pasos de baile, rodeando a los marineros, y alzando los brazos en emoción cada vez que le dirigían la palabra, hasta posicionarse frente a Lars. Envolvió ambos brazos alrededor de su cuello, casi colgándose tal mono salvaje. Movía las cejas con picardía y la sonrisa perversa lo decía todo. Por otra parte, el de tez pálida gruñó de asco.

— Tuviste la oportunidad de crear al novio perfecto, no obstante, me tienes a mí; odiándote, queriendo sentir amor —Exhaló, decepcionado—... sólo puedo expresar cuánto me repugnas.

Sin respuesta.

— Pudiste crear un escenario agradable y aquí estás, aguantándote el vómito porque no soportas la altamar. Deberías estar feliz, y no, sigues haciéndote daño a pesar de tener la capacidad de crear algo que te haga sentir bien.

Como si ese discurso hubiera sido el equivalente a una brisa cualquiera, carente de relevancia, Hammett intentó robarle un beso, pero fue empujado a la mierda de ahí, se sobó la mejilla. Ulrich reventó ahí mismo, mas, no permitiría que le vieran llorar. Huyó hacia un cuarto obscuro, tras el portazo que dio... No, no puede controlarse. Las lágrimas lo ahogaban, presionó su garganta a ver si emitía alguna clase de sonido. Recargó todo su peso contra la puerta en caso de que quisieran entrar a molestarlo en ese momento de vulnerabilidad extrema.

"Qué le habrá picado a mi Lars, ¿hice algo malo...? No sé, onda, qué le pasaba. Y yo... ¿Yo estoy bien? Estoy bien, ¿verdad? Me duele el mate de tanto pegarme, fuck, me odio tanto."

Un chasquido. No, varios chasquidos atentaron contra la mente de nuestro protagonista, como si con una herramienta atornillaran ruidos que llegaban hasta el fondo, atacando. Al inicio suaves, luego, aflictivos. Tenían poca frecuencia, aumentó paulatino. Gruñendo, volteó y dio círculos por la cubierta, ignorando por completo al mar de personas que danzaban. Tan disasociado, que en menos de lo que esperó, los chasquidos se materializaron en un golpe seco de un trabajador cargando una tabla sobre sus hombros.

— ¡Lo siento, chico, te me atravesaste! —Mencionó el sujeto, yendo a socorrer a un adolorido Kirk que yacía en el piso, sobándose la nuca.

Varios detuvieron sus tareas con el objeto de brindar ayuda. Rechazó, rotundo. Apenas localizaba donde quedó tirado, a decir verdad, parecía ebrio de cómo se le distorsionaba todo. Parpadeó irregular durante varios segundos hasta recobrar la vista, no obstante, todo se fue la mierda y un nudo surgió dentro de su garganta. Con un ojo, el izquierdo, tenía el alegre ambiente marinero. El derecho... Tragó saliva y se levantó casi de un salto. La vista iba hacia el mismo sitio, sólo que la imagen tenía una ligera distorsión que le daba un giro opuesto a la escena.

De varios borrachos bailando cerca del cuarto en que Ulrich se encerró a llorar, en el otro lado, estaba la misma puerta, pero dentro de una casa de noche, una silueta de un hombre robusto haciendo "guardia" en el pedazo de madera, no, guardia no.

Corrió como un maniático rumbo a su objeto más preciado en estos momentos, empujó a la sombra andante y colocó posición de defensa ante un posible ataque. Sabía a la perfección qué ocurría. Durante toda la niñez y adolescencia enfrentó ese mismo escenario. No hacía falta una imagen clara de quién buscaba hacerle daño.

Cubrió el marco de la puerta con su flacuchenta anatomía. Le daba igual cualquier golpe, la pura mirada desafiante lo dejaba claro. Ninguna paliza se asemejaría al dolor que enfrentó durante esta pesadilla y antes de quedar en coma.

— Podría estar aquí toda la noche, no dormir, y no me cansaré —Declaró, respirando irregular.

En ese momento de soberbia por querer dominar los traumas del pasado, olvidó la dualidad de su vista, por lo que, al estar con la oreja pegada a la madera embarnizada, oyó con claridad los sollozos de su amigo imaginario. Parpadeó.

"Mierda, no, no. Dime que estás bien, por favor, él no te hizo daño, ¿verdad? No es mi culpa, ¿cierto? Por fa, dime que sí. Dímelo, Lars..."

El corazón le latía a punto de explotar, sentía que lo atacarían, a él o a su preciado "crush" de la adolescencia, que por un motivo fuera de su compresión, se encerró allí a sufrir en silencio.

"Lars, juro que si te pasa algo me muero..."

Necesitaba concentrarse, que la humedad de sus retinas no le cegaran, que la visión de su padre intentando atacar la habitación de su madre tampoco. Eso último no es real. Ella es libre, fue liberada de su cuerpo hace años. Lo que necesitaba arreglar era, era...

El barco se varó debido a que el mar se secó de un segundo para otro, por lo que este abrupto acontecimiento lo hizo "despertar" y quedó en la realidad del barco nada más. Aclaró su garganta.

El cielo tenía un bello color amatista, la arena grisácea y un calor abrasador destacaron contra la frialdad de Hammett, tiritaba de los nervios. Apretó los labios entre sí y con el puño clavando las uñas de lo grotesco... No la pensó más de dos veces.

Saltó por la borda hacia la playa, a lo lejos vio un objetivo claro de perseguir, dando la impresión de que huía por lo veloz que iba.

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