25.
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Mina se encontraba sentada sobre la alfombra de su habitación, su espalda apoyada en la cama y sus piernas extendidas mientras Nayeon, muy bien acomodada, estaba sobre sus muslos, soltando bajos jadeos en un vago intento por no interrumpir el silencio que se había generado tras la ducha.
El baño había concluido, pero el deseo de sentirse mutuamente no.
Ambas se miraban fijamente; la coreana tenía una mano apoyada sobre el hombro de Mina y realizaba un pequeño vaivén con su caderas, ambas se rozaban y de vez en cuando besaban; Nayeon estaba segura que con esa simple acción -en un par de minutos- su ropa interior terminaría empapada. Deseó tomar la mano de Mina para guiarla hasta su centro, pero sabía que si imitaban lo ocurrido en la ducha les tomaría más tiempo acabar.
Nayeon se inclinó para apoyar su mejilla sobre el hombro de Mina. — Te amo. —Dijo en un suspiro antes de ver con deseo el delgado cuello de Mina, se acercó a este y con sus labios besó, lamió y succionó la suave piel.
La menor sonrió mientras abrazaba por la cintura a Nayeon, esas dos palabras hicieron que su corazón se acelerara sin poder evitarlo y antes de responderle, escuchó toda una discusión en el primer piso.
Tanto Mina como Nayeon comprendieron que su momento a solas había culminado. — ¿Tenemos que bajar? — Preguntó la coreana con un visible puchero antes esconder su rostro en el cuello de Mina.
— Tampoco quiero hacerlo — Se quedó quieta y tuvo que reprimir una risa cuando Nayeon refunfuñó mientras se levantaba. Alzando su brazo tomó la mano ajena deteniendo sus pasos hacia la puerta y, ayudándose por Nayeon, se levantó para quedar a su altura. — Aguarda.
Nayeon la miró con una ceja alzada. — ¿Sí?
— Lo que hicimos hace un momento... — Mina se sintió avergonzada. — Ahm...
— Estuvo perfecto. — La mayor complementó con una sonrisa enternecida. — Pero no me gustan las interrupciones... — Y sujetando el cuello de la camiseta de Mina para atraerla, la besó brevemente. — A la próxima no habrá nadie molestando. Y nadie te salvará de mí. — Advirtió antes de soltarla y desfilar fuera de la habitación.
Mina se quedó con la boca abierta y para cuando reaccionó, ya se encontraba sola. Soltó una pequeña risa nerviosa y decidió asomarse al primer piso, estaba segura que la discusión que lograba escuchar era por su hermano y los malos perdedores de sus amigos.
°°°
Eran dos reglas muy básicas que Mina se había impuesto cada vez que tenía una carrera. Primero, no dejar que cualquier emoción –sea buena o mala– la dominara y segundo, aceptar la victoria o derrota como experiencia ganada.
Esa noche, teniendo a Chaeyoung a su lado mirándola con preocupación, estaba segura que por primera vez rompería su primera regla y es que estaba furiosa, no, mucho más que eso.
— Jinyoung y yo viajaremos. Fue algo improvisto, parece que lo tenía planeado desde hace un tiempo y quería darme esa sorpresa.
Esas palabras resonaban en su cabeza una y otra vez.
Apenas podía controlar sus celos cada vez que los miraba juntos, pero imaginarlos solos, en un viaje con fines "románticos" en medio de algún lugar paradisíaco, definitivamente era más de lo que podía soportar.
Pero, quién era ella para prohibirle a una pareja que disfruten sus vacaciones solos. Entrometerse sería muy descarado de su parte, sin embargo... no dejaba de pensar en alguna excusa para evitar ese viaje.
— ¡¿Preparados?! — La voz a través del megáfono no sirvió para que Mina reaccionara.
— Mina, ya empieza... — Chaeyoung le dijo.
— ¡Motores...!
— ¡Mina!
— ¡Ya!
El resultado era muy obvio, tanto para Chaeyoung como para Mina. A pesar de que la japonesa a mitad del recorrido intentó enmendar su error, esa noche fue imposible obtener una victoria. Y podría haberlo dejado pasar, pero su rival no dejaba de jactarse y soltar grandes carcajadas.
— ¿Puedes callarte? — Mina pidió en cuanto salió del coche, seguida por su amiga. Los espectadores se sorprendieron por el portazo que dio y su reacción ante una derrota, Mina no solía ser una mala perdedora. — Tu estúpida risa es insoportable.
El varón alzó una ceja y, con una grandiosa paciencia, salió de su auto sólo para encarar a la muchacha.
— ¿Qué pasó, Park? ¿Herí a tu patético ego? — Cruzándose de brazos, soltó una pequeña risa. — Ahora sabes lo que es enfrentarte a alguien que sabe lo que hace. Ya no estás contra novatos, recuérdalo... — Y, mirándola de pies a cabeza, bufó. — Aunque tú sigues siendo una. Ahora acepta que te gané y lárgate.
— No, Mina. — Chaeyoung sostuvo el brazo de la mayor antes de que esta intentara empujar al muchacho. — No vale la pena.
La mayor tomó un gran respiro y miró a su alrededor, varios entrometidos empezaban a rodearlos, tal vez entusiasmados por una pelea improvisadoa. Miró a Chaeyoung y se sintió mal por ella, por la preocupación que su expresión denotaba.
— Tienes razón. — Respondió en voz baja. — No lo vale.
Tener que lidiar con la relación de su hermano y Nayeon llegaba a ser asfixiante, pero ya era muy tarde como para intentar separarse de la coreana, la amaba y todavía estaba aprendiendo a contener ese sentimiento.
El camino de regreso a casa de Chaeyoung fue muy silencioso, la menor se tomó el tiempo necesario para formular las palabras correctas porque conocía muy bien a su amiga, abordarla sin previo aviso sólo provocaría que Mina tome una posición defensiva y se cerraría a una plática.
— ¿Necesitas un consejo? — Chaeyoung preguntó cuando el auto se estacionó frente a su casa.
Mina no despegó la mirada del volante, sin embargo, asintió. — Creo que necesito más que uno... que no incluya dejar a Nayeon.
— ¿Seguirás aferrada a ella?
— Supongo.
— Bien. Entonces, si no quieres alejarte de ella, empieza a pedir una decisión. Que elija de una vez.
— No quiero presionarla.
Chaeyoung se quedó callada por breves segundos. — ¿Es eso o tienes miedo a lo que podría elegir?
La japonesa arrugó su entrecejo. — Tal vez. — Y soltando un largo suspiro por fin relajó sus hombros que se habían mantenido tensos desde hacía muchas horas. Se dejó caer en el respaldo del asiento y se atrevió a mirar a su mejor amiga. — a Jinyoung lo conoce hace muchos años... hasta hablaban de casarse, y ahora llego yo, una completa desconocida. ¿A quién crees que elegiría?
— Deberías pensarlo mejor. Porque si realmente amara a Jinyoung, no estaría haciendo esto. — Chaeyoung se inclinó, posó su mano en la nuca de su mejor amiga y la atrajo, por primera vez besó su frente en un intento de mostrarle su apoyo y, tras eso, se separó. — Queda en ti. — Mencionó antes de abandonar el auto. Segundos después se agachó para verla a través de la ventana. — Necesitas una respuesta. Y siendo honesta, Jinyoung también.
No hubo más palabras, Mina sabía que su amiga tenía mucha razón. Era hora de establecer un límite con Nayeon y conseguir una respuesta definitiva.
De regreso a casa escuchaba algunas canciones en aleatorio, sin embargo, no prestaba verdadera atención, todos sus pensamientos estaban puestos en una sola persona y en cómo abordar el tema, ¿cómo pedirle a Nayeon una decisión sin presionarla? Era complicado a decir verdad, a pesar de que quería cuidar los sentimientos de la coreana, sabía que tarde o temprano saldrían lastimadas.
Tras aparcar su auto y antes de ingresar a su hogar decidió escribirle un rápido mensaje de texto.
"Necesitamos hablar."
Cualquier persona podría imaginar el trasfondo de esas dos palabras, y quizá no era la mejor forma de llamar su atención, pero no podía seguir postergando esa importante conversación con Nayeon.
Al ingresar grande fue su sorpresa al encontrar a Jinyoung con Nayeon, y por la expresión de esta última Mina supo que ya había leído su mensaje.
— Hermana, qué bueno, al fin llegas.
— ¿Algo pasó? ¿Por qué me miras así? — Mina lanzó sus llaves al tazón puesto sobre la pequeña mesa cerca de la entrada.
— Estuve hablando con Nayeon y tuvimos una grandiosa idea.
La menor alzó ambas cejas, expectante a lo que su hermano diría.
— Pensábamos tener unas vacaciones sólo los dos. Pero, creí... bueno, creímos que podrías acompañarnos. ¡Claro! Si quieres llevar a tus amigos también serán bienvenidos.
La propuesta dejó un tanto desconcertada a Mina, parpadeó un par de veces y se cruzó de brazos, mirando directamente a Nayeon. — ¿Tú estás de acuerdo con esto?
— Por supuesto. — Asintió. — Un viaje con amigos sería mucho... mejor.
Mina quiso aceptar de inmediato, pero decidió no ser tan obvia con su respuesta. — No suena mal... es decir, no me gustan los viajes grupales, pero puedo hacer una excepción, ¿verdad?
Jinyoung celebró abrazando a su hermana que sólo pudo quejarse ante tan eufórica acción. — ¡Grandioso! Sabía que aceptarías. Volveremos a tener mucho tiempo entre hermanos. Nayeon y tú podrán acercarse y nos divertiremos. ¿No es asombroso, mi amor?
— Lo es, sí, sí. — Y a pesar de que Nayeon se sentía emocionada por pasar las próximas semanas junto a Mina, el mensaje recibido unos minutos atrás la habían puesto notablemente nerviosa.
Un "tenemos que hablar" nunca eran buenas noticias..
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