Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. Acercamiento.

» Actualidad.

Mina tuvo que salir del departamento de Sana con mucha prisa, negándose a la compañía de la mayor, no deseaba cargar a la pelinaranja con tantos problemas; problemas que parecían acecharla y atacar cuando más tranquila se sentía.

Llegó a la clínica que Nayeon le había indicado y sintió cómo un gran peso caía de sus hombros cuando la vio sentada en la sala de espera en urgencias. La coreana solo tenía una bandita en su frente y su rostro pequeñas manchas de suciedad.

— ¿Y Jinyoung? ¿Él está bien? — Preguntó Mina con preocupación en cuanto estuvo frente a la mayor.

— Están curando sus heridas. — Respondió con prisa.

— ¿Qué les pasó?

— Chocamos... — La respuesta era simple y a la vez compleja.

El rostro de Mina fue confusión en su estado más puro.

— ¿Jinyoung chocó? ¿Él? ¿El mismo hombre que no se atreve a exceder los límites de velocidad?

El silencio de Nayeon no ayudaba en nada a su curiosidad.

— Perdón por llamarte y preocuparte, pero no sabía qué hacer, Jinyoung sangraba mucho y entré en pánico, fuiste la primera persona que se me ocurrió, no sabía si-

Mina no dejó que hablara más, su corazón se estrujó al verla tan vulnerable y débil, una sola lágrima de Nayeon destruiría su alma. Sin pensarlo dos veces se le acercó para abrazarla y acariciar con suavidad su cabellera. — Lo importante es que están bien. —Mina no supo cómo, pero sintió cómo su rota existencia empezaba a armarse nuevamente cuando los brazos de Nayeon se sujetaron con fuerza a ella.

Cerrando los ojos ambas se sintieron culpables de disfrutar ese pequeño acercamiento mientras que, solo a algunos metros, Jinyoung se encontraba siendo atendido por enfermeras.

Duraron así un par de minutos y al separarse Mina apretó los labios cuando notó que las lágrimas de Nayeon se mezclaban con la suciedad. Alzando su mano las limpió con delicadeza y fingió una sonrisa.

— ¿Quieres ir a limpiarte? Yo esperaré aquí por alguna noticia de mi hermano. — Su estómago sintió ese característico cosquilleo cuando vio a la coreana formar un adorable mohín.

— Gracias Mina... lo digo en serio.

La nombrada asintió y luego señaló con su cabeza la puerta de la sala. — Ve.

Mina no pudo quitar su mirada de la espalda de Nayeon mientras esta se iba alejando. No había sido nada grave pero que Jinyoung chocara significaba que fue presa de una gran distracción; la verdadera pregunta era ¿cuál? No podía imaginarse a su hermano prestando poca atención a la carretera.

La puerta de uno de los consultorios se abrió y por fin pudo verlo, a comparación de Nayeon él tenía la mano vendada y su frente contaba con al menos tres puntos de sutura. Mina hizo una mueca de dolor.

— ¿Mina?

— Hola Toretto. — Y a pesar de la broma su expresión seguía siendo la misma de siempre. — ¿Él estará bien? — Preguntó al doctor tras Jinyoung.

— Mientras guarde el reposo necesario él estará bien. Y dependiendo de su mejoría le recomiendo venir dentro de diez días para poder retirarle esos puntos.

Casi leyendo la expresión de su hermano, Mina preguntó : — ¿Quedará cicatriz?

— Por un par de semanas, pero le prescribiré una crema que ayudará a que pase desapercibida. Es el menor de las problemas.

— ¿Y Nayeon? ¿Ella recibió algún golpe grave?

— La señorita Park solo tuvo un pequeño corte en la frente.

El ceño de Mina se frunció al escuchar cómo se refería a Nayeon. — Ahm. Muchas gracias por todo.

— Es es mi trabajo. — El hombre asintió en respuesta antes de ingresar nuevamente a su consultorio.

Los Park se quedaron en silencio mientras Jinyoung buscaba a su esposa soltando de vez en cuando algunos quejidos.

— Fue al baño, ya regresa. — Le aclaró. — ¿Qué no te dieron algo para el dolor?

— Solo un poco.— Cojeando se acercó hasta los asientos y decidió sentarse para así esperar a Nayeon.

— Entonces... ¿Me dirás qué pasó?

— ¿Te importa? — Mina alzó ambas cejas, sorprendida. El mayor llevó una mano a su cabeza y cerró los ojos. — Perdón... Hoy no ha sido un buen día.

— Ya veo.— Se sentó a un lado de su hermano y su mano la posó sobre su hombro. — Sé que mi actitud no ayuda mucho y aunque te cueste creerlo me importas. — Realmente le era difícil expresarse y su mirada la posó en la pared blanquecina de esa fría clínica. — Cuando Nayeon me llamó temí por ambos.

Jinyoung apoyó ambos codos sobre sus rodillas y hundió el rostro entre sus manos. — Discutíamos. — Contó con la voz ahogada.

Esa revelación dejó a Mina perpleja, rápidamente retiró su mano del hombro de su hermano y tragó saliva. — ¿Por qué?

— Anoche me llamó el señor Kim. He estado negociando con él durante más de tres meses para ser su nuevo proveedor. — Hizo una pausa. — No aceptó el contrato que le propuse. — Mina decidió no hablar hasta terminar de escuchar toda la explicación, sobretodo porque todavía no entendía cómo es que Nayeon se había visto envuelta en ese problema. — Reaccioné mal... mi esfuerzo se fue a la basura y la culpé a ella.

La menor apretó los dientes porque, uno, era estúpido y dos, gracias a eso había puesto en peligro la vida de ambos.

— No entiendo cómo es que ella tiene la culpa.

— Es que no la tiene. Me desquité con la única persona que estaba conmigo en ese momento.

— Es estúpido. — Dijo por fin ganándose una mirada pesada por parte de su hermano. — ¿Me dirás que no? — Preguntó con una ceja alzada.

— No lo entiendes. Ese negocio era importante, el señor Kim es el dueño del nuevo supermercado a nivel de E-Mart, o hasta de Lotte. Iba a darnos nuevos-

Mina alzó la mano para que guardara silencio. — Mientras más lo explicas, es peor.

El varón frunció el entrecejo, todavía molesto y adolorido. — ¿No me estás escuchando? Perdí un negocio importante.

— Puedes decirlo todas las veces que tú quieras y seguirá siendo tonto que te expongas y expongas a Nayeon por algo tan superficial como el dinero que podrías haber ganado.

Jinyoung se levantó dispuesto a no escuchar más reclamos, era lo último que necesitaba. — Iré por Nayeon y nos iremos.

— ¿Crees que conducirás así? — Preguntó deteniendo al mayor.

— ¿Debo pedirte permiso?

— ¿Sabes qué? No me importa lo que quieras hacer, pero no expongas a Nayeon de esa forma.

— Por favor, Mina. Apenas y le hablas o miras, ¿ahora ella te preocupa? Sólo quieres fastidiarme y la usas para eso.

La japonesa, sin darse cuenta y como acto reflejo tomó con fuerza el cuello de la camisa de su hermano. — Repítelo y tendrás rota la otra mano. — Amenazó. Mina podía sentir cómo la adrenalina recorría su cuerpo y, aunque probablemente sería ella quien terminaría perdiendo, no le interesó enfrentarse a él.

— No armen un escándalo, por favor. — La voz de Nayeon hizo que Mina soltara de inmediato la ropa del mayor y se alejara de él para caminar hasta la coreana. — Estoy exhausta.

— Yo me iré ahora, Jinyoung parece que no necesita de mi ayuda. ¿Vienes conmigo o te quedarás con él? — Miró a Nayeon casi rogando para que aceptara su propuesta.

— Es mi esposa, ella debe ir conmigo.

— Cállate y deja que decida por su cuenta. — Mina no podía creerlo, apenas dos días desde el regreso del matrimonio y ya había problemas.

— No iré con ninguno de ustedes. — La respuesta de la coreana dejó sin palabas a los Park. — Sigo molesta contigo. — Apuntó a Jinyoung. — Porque Mina tiene razón, nos expusiste a ambos por algo que podría tener arreglo. — La japonesa tragó saliva, ¿desde cuándo había estado escuchando todo? — Y Mina... no quiero seguir incomodándote. Ya llamé un taxi, así que dejen de discutir como dos niños, ya no tienen cinco años. — Puso los ojos en blanco y después se giró para poder salir de allí, se sentía más tranquila ver a Jinyoung bien y sin nada grave.

Mina le sonrió, después de todo era la mejor decisión que Nayeon pudo tener.

La sala de espera volvió a quedar en silencio cuando solo quedaron los dos hermanos. — Llámame cuando estés en tu casa. — Dijo Mina antes de lanzarle las llaves de su auto al mayor. — Supongo que lo necesitarás hasta que tengas de nuevo el tuyo. — Y sin decir nada más decidió seguirle el paso a la coreana.

En cuanto Nayeon abandonó la clínica pudo respirar tranquila, odiaba ese aroma característico a medicamentos, productos de limpieza y tristeza que esos centros tenían.

El taxi tardó un par de minutos en llegar a su locación, pero en cuanto lo tuvo frente al edificio su mirada se posó en una mano que abrió la puerta trasera del vehículo.

— ¿Mina?

— Sí, así me llamo. Hola. — Saludó como si nada hubiese pasado.

Nayeon sonrió agradeciéndole el amable gesto. — Gracias. — Y aunque pensó que Mina solo se aseguraba de que llegara con bien, sus ojos se ampliaron en cuanto la japonesa ingresó junto a ella al taxi. — ¿Qué haces?

— Subiéndome a un taxi.

— ¿Pero tu auto?

— Tu amado esposo lo tiene y necesito que me lleven a casa. ¿Hay algún problema con eso? — Cuestionó sin atreverse a mirarla.

Nayeon suspiró y tuvo que apretar los labios para no reír. — No... no hay ningún problema. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro