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05. Carrera.


📌

Mina golpeó una y otra vez el volante de su auto sin importar dañarlo. Su frustración opacó la emoción que le envolvió cuando recibió el primer mensaje de Chaeyoung y la última llamada de Jackson. Tras unos minutos sus manos sujetaron con fuerza el cuero y apoyó su frente sobre estas mientras trataba de regularizar su respiración. En el interior del costoso auto solo se escuchaban sus sollozos. Su teléfono volvió a sonar trayéndola de nuevo a la realidad. Con desgano miró los mensajes insistentes de su mejor amiga.

Al diablo.

Encendió el auto y aceleró hasta el lugar que Chaeyoung le había enviado por mensaje, no lo conocía, de hecho era nuevo, pero todo era mejor que estar encerrada en su habitación lamentándose por sus malas decisiones, prefería estar en constante movimiento para cansarse lo suficiente y así llegar a dormir sin tener que soportar sus recuerdos tortuosos junto a Nayeon. Entornó los ojos e ignoró el dolor alojado en su cabeza.

Cuando llegó casi a los límites de la ciudad se percató que lo que debía estar desierto y a oscuras ahora se encontraba lleno de personas que bebían, reían y, por supuesto, apostaban por el mejor corredor. Las luces de los autos eran los encargados de brindar visión a todos. Disminuyó la velocidad mientras se hacía campo, sorprendiéndose de que hubiese tantas personas, ese tipo de eventos clandestinos eran populares pero con un límite de invitados, al parecer esta vez era la excepción.

Su mirada chocó con su pequeño grupo de amigos y apretó el claxon con la parte baja de su palma para llamar su atención.

— ¡Al fin llegas! — Chaeyoung la recibió con los brazos abiertos, encaminándose a su encuentro. Cuando la japonesa se bajó del auto, la menor arrugó la nariz al notar el rastro de lágrimas. — Supongo que no te fue tan bien.

— Por eso estoy aquí. — Respondió sin querer ahondar en detalles, tampoco es como si tuviera el tiempo para sentarse a contarle todo lo que había pasado. Mina pasó de largo hasta Jackson que se había quedado sentado sobre el capó de un hermoso Mustang negro. — Qué preciosidad. — Alabó intentando sonreír, no le costó demasiado, después de todo realmente le fascinó el auto allí estacionado. — Este no es tuyo. — Dijo. — Ni tuyo. — Esta vez se dirigió a Chaeyoung.

— ¿Lo quieres? — Preguntó el chico saltando para posarse frente a ella.

— Está en venta. — Chaeyoung le susurró y Mina alzó una ceja. Tentadora, una oferta muy tentadora, probablemente discutiría la posibilidad de tener otro auto con Siwon, su padre. Pero antes tendría que comportarse, mejor dicho, fingir que es una hija ejemplar.

— Puede ser... — La japonesa alzó la mirada en busca del dueño. — ¿Quién lo está vendiendo? Debe estar desesperado como para deshacerse de algo tan hermoso como esto.

— Yo lo hago. — Una chica de cabello largo, ondulado y naranja que había estado escuchando la conversación se acercó a ellos. Mina sintió que estaba viendo un ángel, bien, tal vez estaba exagerando pero a ella -particularmente- no le gustaban los looks llamativos, sin embargo, empezaba a retractarse, a esa muchacha le quedaba perfecto. — No estoy tan desesperada, es que quiero comprar otro. — Explicó con una amable sonrisa. — Minatozaki Sana. — Extendió un brazo sin apartar su mirada de la japonesa. — Me han hablado mucho de ti estos últimos cuarenta minutos.

Mina parpadeó confundida y rápidamente estrechó con delicadeza la mano que le ofrecía.  — Mina... ahm, Park Mina. — Dijo torpemente, ese apellido todavía no lo sentía suyo y le resultaba difícil decirlo sin trabarse con sus palabras. — Espero que te hayan dicho solo cosas buenas.

— Unas cuantas. — Sana dejó escapar una risa ante los innecesarios movimientos que Mina hizo con sus manos y al soltarla señaló su auto. — Tanto que aposté por ti, no suelo hacerlo sin ver antes una demostración, pero creo que serás mi primera excepción.

— Uuuhh. — Chaeyoung codeó a su amiga. — Será mejor que no pierdas, a Sana no le gusta perder.

— ¿La conoces?

— Conozco a todos los borrachos que están aquí. — La coreana dijo con una sonrisa.— No es que tú seas una borracha. — Aclaró cuando Sana alzó una de sus cejas. La menor aclaró su garganta y señaló a un grupo de chicos que se encontraba a unos cuantos metros alejados, murmurando cosas mientras las veían. — Entre ellos está tu contrincante.

Mina se vio en la obligación de apartar su mirada del rostro de la pelinaranja y se concentró en el grupo que su amiga señalaba, eran siete chicos, no se molestaría en recordar sus rostros, no le importaba hacerse su amiga o al menos cruzar palabra con ellos.

— Correrás contra HanBin. — Chaeyoung empezó a explicarle. — Es su líder, el que está en el centro.

— ¿Es bueno?

— Es... decente. Será pan comido, tú puedes ganarle.

Jackson sabía que la rubia solo lo decía para no someter presión a Mina, porque "decente" se quedaba corto para las habilidades del muchacho. Incluso él había dudado por varios minutos antes de apostar, al final decidió que confiaría en la japonesa.

— Hey, Mina. — Mark interrumpió la charla. — Veo que llegaste, te estábamos esperando para anunciar tu carrera. ¿Estás lista o tienes algún inconveniente?

— ¿Puedo tomar algo antes?

— Lo siento, sabes las reglas.

La japonesa sonrió. — Al menos lo intenté. — Tomó un respiro y miró a su alrededor. — Bien... creo que estoy lista. ¿Chae?

— Yo igual. Iré preparando mi auto.

Sana se adelantó a las acciones de Chaeyoung. — Si no les molesta... — Comenzó. — Pueden usar mi auto.

Las dos chicas se miraron, podían esperar cualquier cosa menos la propuesta de la pelinaranja, Mina se giró en su dirección para mirarla con los ojos entrecerrados. — ¿Estás segura? Sabes que puede dañarse, ¿verdad? A veces soy algo apresurada y...

Sana alzó su mano para evitar que siguiera hablando y dio unos pasos para terminar frente a ella. Si alguien le preguntaba a Mina, la mirada de la pelinaranja era hipnotizante, sus ojos tenían un brillo especial que la hacía sentirse nerviosa, era como si tuviese la capacidad de ver en su interior. — Chaeyoung ya te lo dijo, me gusta ganar. — Comentó antes de guiñarle un ojo. — Decidí que te ayudaré.

— Me ayudas para tu beneficio. — Respondió con una media sonrisa mientras se cruzaba de brazos.

Sana se encogió de hombros antes de lanzarle las llaves de su auto y girarse para ir junto con Jackson, deseaba tener el mejor lugar antes de que todos — ¡Haz lo mejor!

— Dios mío, que sexy. — Chaeyoung resopló. — ¿Por qué es tan sexy, Mina? Debería ser ilegal. Y qué ojazos.— La rubia fingió que una flecha atravesaba su corazón. — Creo que me he enamorado.

— Dijiste lo mismo ayer con la chica que nos vendió las hamburguesas y después con la nueva recepcionista de tu padre.

— Por naturaleza tengo un gusto exquisito. Por eso me gustan las chicas. — Trató de excusarse. — Y no quieras negarlo, tú piensas lo mismo.

Mina no respondió, no se atrevería a darle la razón a Chaeyoung. Giró los ojos mientras resoplaba y bajó su mirada hasta la palma de su mano donde un llavero de pingüino velaba por la seguridad de las llaves del auto. Adorable. Pensó.

Chaeyoung la jaló consigo. — Necesito explicarte el recorrido. No será difícil.

Diez minutos después Mark apareció en escena con un megáfono pegado a su boca mientras llamaba a todos los asistentes a reunirse antes de anunciar la próxima carrera. Presentó a Mina y después a HanBin, ninguno de los dos se molestó en darse la mano, ni siquiera se vieron.

La japonesa ingresó al auto seguida de Chaeyoung, había llegado a ese lugar con la mentalidad de divertirse -o al menos intentarlo-, olvidarse de Nayeon y conducir por simple gusto, sin embargo, ahora no deseaba perder, sentía que tenía una deuda con Sana por prestarle su auto y confiar en ella sin ni siquiera conocerla.

Mina podía escuchar a todos gritar el nombre de la persona a quien apoyaban, los espectadores estaban divididos en dos bandos. Encendió el auto y avanzó lentamente hasta llegar al punto de partida, Chaeyoung le hablaba, tal vez intentando animarla, pero Mina no le prestó verdadera atención. Su mirada se encontró con la de Sana que -aunque no gritaba- le sonreía y alzó su puño. «Suerte.» Pudo leer sus labios. 

Como era de esperarse, una sexy chica que a pesar del frío iba en pequeños shorts se posicionó entre los dos autos alzó su brazo mientras sostenía una pañoleta roja. — ¡En sus marcas...

— Vamos, Mina. — Animó Chaeyoung.

— Listos...

— Esto es pan comido. — Prosiguió.

La japonesa hizo rugir al motor y HanBin no se quedó atrás, quería demostrar que él no se dejaría vencer por una chica.

— ¡Ya!

El ruido de los neumáticos y los motores resonaron por todo el lugar. Mina aceleró y en pocos segundos tomó la ventaja. Chaeyoung pocas veces se mantenía callada, esa era una de esas, la rubia siempre le acompañaba como copiloto, intentando hablar solo lo necesario para darle algunos consejos. Tenía ojos de halcón, podía ver algún obstáculo en el camino que se encontrara adelante o saber a cuántos metros estaba el contrincante y así tomar las medidas necesarias. Para Mina, la mejor compañía en cada carrera.

Las manos de la japonesa estaban puestas firmemente sobre el volante y su pie no se despegaba del acelerador.

— Te va a pasar.

Chaeyoung no se equivocó, el muchacho apareció y en un parpadeo rebasó a Mina. Esta no se preocupó por el simple hecho de escuchar a su mejor amiga muy tranquila.

— Pero está abusando de la velocidad, a la primera curva perderá su ventaja.

Todos los asistentes se despejaron cuando el ruido de los motores dejó de escucharse, sabían que no los verían hasta dentro de quince minutos en lo que -aproximadamente- los dos corredores terminaban la vuelta. Sana se sintió con la confianza suficiente de apoyarse en el capó del auto de Mina mientras esperaba.

— Te dije que te gustaría. — Jackson comentó mientras se paraba a su lado y le alcanzaba una botella de cerveza. — ¿Qué tal las primeras impresiones?

— Y no te equivocaste. Es linda.

— Ustedes dos se verían bien juntas. — Esa idea no le desagradó a la pelinaranja, pero le resultaba muy apresurado.

— Hay algo que me intriga. — Sana dejó de lado su botella, no tenía intenciones de beber por esa noche. — ¿Por qué están tan desesperados por presentarle nuevas personas  a Mina? Sé que han estado buscando a muchas chicas para acercarlas  a ella.

Jackson bebió una gran cantidad de cerveza e hizo una mueca cuando el amargo líquido pasó por su garganta. — Es plan de Chaeyoung. — Comentó. — Mina ha estado tras una chica que acaba de casarse.

— ¿Casarse?

— Y con su hermano.

— ¡¿Qué?! 

El muchacho dejó escapar una risa exagerada. — Historia interesante, ¿verdad? — Le dio unas palmadas al hombro de la pelinaranja y se alejó. — Te la contaré en otra ocasión, creo que están por volver.

Cuando vieron el auto de HanBin acercarse a gran velocidad todos los que apostaron por Mina cambiaron sus expresiones, sin embargo, los gritos eufóricos y aplausos no tardaron en llegar cuando, a última instancia, la japonesa rebasó al muchacho, ganando así la carrera.

— ¡Tenemos una ganadora! — Mark gritó a través del megáfono. — ¡Park Mina!

Todos vieron a HanBin salir furioso de su auto, listo para ir en busca de Mina. Cuando la muchacha se dio cuenta de eso también salió dispuesta a enfrentarlo, no le gustaba la violencia pero esa noche podría sucumbir a su deseo de desquitarse con alguien. El muchacho se acercó de forma amenazadora a ella pero para sorpresa de todos, no se atrevió a gritarle, ni mucho menos a golpearla.

Sana jalo del brazo de Jackson para que interviniera.

— Excelente carrera. — Dijo él con una amable sonrisa, extendiendo su mano. La mayoría se quedó con ganas de ver una pelea. — Pero a la próxima, no cometeré los mismos errores.

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