En un mundo en donde no queda nada más que secuelas de lo que antes era la mundana sociedad. James, un ex soldado raso y miembro de las antiguas fuerzas armadas de la gran ciudad apocalíptica, llega a ser denominado: "el recuperador".

Superviviente que gracias a sus habilidades de combate y diferentes estrategias para pasar desapercibido frente a los caminantes, logra recuperar diversos objetos que quedaron varados en la aislada ciudad. Desde papeles importantes, cuadros, joyas, hasta objetos valuados solo en valor sentimental.

Trabajo sucio que hace siempre y cuando los encargos cumplan con sus dos inquebrantables reglas:
1- El objeto debe caber en un bolso mediano (para aligerar la carga y su traslado)
2- Recibir como pago, algo que valga la pena el haberse arriesgado.

Pago que James invierte en tratar de mejorar su calidad de vida entre los restos de una sociedad que, poco a poco, se convierte en ruinas.

Y todo a consecuencia de una extraña enfermedad que en un período de tiempo relativamente corto fue transformando a la gran y ostentosa ciudad en cenizas, cuando diversos sujetos comenzaron con su sintomatología inicial que incluía pérdida de apetito, fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, convulsiones y finalmente; estado de coma.

La primera etapa del comienzo de la enfermedad duró entre unas pocas horas y algunas semanas, dependiendo del huésped en donde se alojaba el pernicioso virus causante de ésta mutación aberrante.

Hasta que con el pasar de los días se pudo comprobar que las personas que habían recibido una alta dosis viral y no morían, sufrían de un irreparable daño en la piel.

Y aquellas que perecían, regresaban a la vida.

Pero lo que nunca se pensó, es que se convertirían en unas malditas bestias sedientas de las entrañas de los otros...

¿Cómo fue qué llegaron hasta este punto de partida?

James, ni siquiera sabe si existe el rastro de aquella persona que supo ser el paciente "0" en toda esta cuestión.

De ese antiguo laboratorio no queda casi nada, solo restos de un viejo edificio en ruinas que sirve de guarida para el resguardo del campamento que arma de ser absolutamente necesario cuando está en proceso de recuperación de los diversos objetos.

Sólo él y su soledad...

Impronta que lo acompaña en su vivencia diaria. Y que, a pesar de luchar con vehemencia por su supervivencia para generar mayores ingresos y así obtener una mejor calidad de vida, la siente absolutamente vacía.

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