James va de regreso completamente satisfecho de haber completado el acuerdo. Dejar rodar el níveo y transparente líquido por su acerada garganta le asemeja al mejor placer adquirido en larga data. Sonriendo como un demente ante el simple acuerdo de tener provisión de agua limpia por largo tiempo. Y si a eso le suma la cuarta parte de lo que le dieron de probar cómo alimento luego de que dos sirvientes curaran sus heridas, debería ser lo más parecido al paraíso en este terrenal y pútrido infierno.

Todavía no puede creer que lo hayan convencido de dejarse curar, pero a juzgar por el intenso dolor que siente en una de sus costillas izquierdas, esa no sería una simple magulladura.

"Lo que le faltaba" medita James mientras sonríe hacia la nada misma "Tener una condenada costilla fisurada y cero probabilidad de curarla como se debería curar". Así que aprovecha que tiene consigo las pastillas para los dolores de los huesos y se traga un par para aliviar aunque sea un poco. Tal vez, deba dejarlas consigo y en otra oportunidad, tratar de conseguirlas de nuevo.

Pero a solo a unos pocos metros antes del arribo a su lugar (llevando con él suficiente agua y alimento) le aparecen por delante y detrás, un par de compañeros del sujeto que resultó lesionado hace unas horas atrás. Y maldice para sus adentros porque no tiene ni las fuerzas ni las ganas suficientes para poder aguantar una redada sin recibir paliza alguna. Así mismo, se deshace de su mochila y del otro pesado cargamento para poder maniobrar su cuerpo sobre que decidan atacar.

Segundos, que se alargan como si fueran eternos minutos, se suceden a medida que James los rodea como un furtivo cazador a la presa. Observando cada movimiento, cada acción, cada uno de sus puntos débiles que puedan sacarlo lo más rápido de este repentino aprieto. Uno lento y algo excedido de peso y el otro con poca monta de saber accionar en una pelea callejera. Así que truena su cuello decidiendo atacar primero aunque el costado de su cuerpo duela como el infierno.

De repente, se tira sobre el que considera más fornido. Tomando su cuerpo con un rápido movimiento de brazos que le imposibilita moverse libremente, logrando que afloje la navaja que llevaba entre sus dedos.

De inmediato, el otro se alerta tratando de sacar provecho del asunto. Pero James se mueve más rápido, tirando el gran cuerpo contra una pared al costado y de un solo movimiento termina por clavar el filo que traía el contrario sobre el pecho del que avanzó lento. Lanzando sus entrañas al piso cuando desliza la cuchilla con extremada fuerza hacia el suelo, cayendo el maleante como peso muerto mientras emite sus últimos alientos.

Los agónicos sonidos provenientes desde la garganta del tirado lo ponen en alerta. Agudizando sus sentidos, escucha a lo lejos, los inconfundibles chirridos de aquellos que pueden pasar por humanos si no tienes algún tipo de entrenamiento previo. Y soltando el último cuerpo, luego de finalizar por dormir con una fuerte patada a la cara del primero, se dedica a escuchar de nuevo.

Sonidos provenientes desde algún lado cercano se le hacen familiares con los terroríficos ecos que recuerda en lo profundo de su mente. Y en cuanto se incorpora buscando sus pertenencias, para seguir su instinto, un fuerte dolor a su costado lo alerta soltando repentinamente sus bolsas y elevando la camisa para ver la punzante herida... Herida no expuesta que está compuesta por diversas tonalidades de que van desde el negro, pasando por el verde, hasta un intenso rojizo. Herida que instiga a que James muerda sus labios con ahínco en cuanto posa sus dedos sobre el descolorido relieve,  percibiendo un dolor insoportable ante el tacto.

Se incorpora, nuevamente, buscando sus pertenencias para seguir su camino. Llamándole la atención, lo desolado que se encuentra a su alrededor. Se ve que el extraño sonido alertó a más de un vecino.

James, no cree que las condenadas alimañas hayan sido capaces de traspasar la barricada. Y de ser así, que el pseudo ejército disponible no haya sido capaz de poner freno a la redada.

Pero al acercarse al conocido e intenso chirrido, su sangre se hela cuando escucha aterradores y conocidos sonidos.

Y al observar hacia un oscuro y desolado callejón, no es capaz de distinguir movimiento o ruido alguno entre las penumbras. Así mismo, deposita en el suelo tratando de no hacer ruido, su valioso cargamento.  Tanteando el lugar donde guarda su cuchilla y tomando el arma que siempre lo acompaña.

Entonces, sigiloso se acerca a punta de pistola y sin respirar siquiera. No quiere por nada del mundo que una condenada bestia se alimente de ésta indefensa gente y mucho menos, tener que huir de las garras de ellos. Pero en cuanto sus ojos se adaptan al renegrido escenario que lo envuelve como un terrorífico mantón; se da cuenta del porqué del silencio.

Silencio que mutó a un veloz movimiento, tomándolo desprevenido y cayendo con un asqueroso y pútrido cuerpo encima suyo.

Cuerpo en descomposición que estaba comiendo de un ser humano medio vivo en un rincón.

Minutos en donde a James se le viene a la cabeza el recuerdo de un fortuito pasado con miras hacia el futuro.

Momento en donde su arma sale despedida de sus manos dejándolo indefenso ante un zombi que quiere devorarlo por completo.

Entonces pelea...

Lucha con alma, garra y corazón.  Envolviendo al putrefacto cuerpo entre sus piernas, aguantando el desgarrador dolor en su costado y siendo valiente como solo él puede serlo.

Rogando porque sus últimas fuerzas resistan y así, poder salir ileso de este infierno aquí en la tierra.

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