4-"Siempre presente"
James se desploma sobre el suelo jadeando por aire y tratando de sacar de su agobiada mente, las desacertadas imágenes que vívidas se reproducen como un pernicioso virus en su cabeza.
¿Desde cuándo una pudrición, y encima macho, altera su semblante al punto de venirse como un adolescente? Piensa que debe estar muy mal, pero mal en serio. Y tanto que se quejaba de los que hablaban al vacío y sin nada en concreto, que terminó actuando tanto o más loco que ellos.
"Debo refrescar mis ideas cuanto antes, o me volveré un maldito ente y encima demente. El hazmerreír de unos cuantos que parecían menos coherentes". Piensa James a medida que limpia de su cuerpo gran parte de su esencia, decidido a comenzar su día de la mejor manera y tratando de que éste, sea un encargo que haya valido la pena.
Así mismo, se retrae en pensamientos echando culpas a la posible falta de afecto. Palabra que quedó en el olvido cuando nuestros seres queridos murieron o revivieron cómo bestias come sesos. O como cuando creías que algo valía la pena en este fatídico mundo en ruinas y te lo arrebatan frente a tus ojos sin poder hacer nada en el proceso. Dejándote expuesto y con la percepción de que te robaron hasta los huesos.
Nuevamente, maldice y se recrimina por dentro cuando siente un pernicioso y entrometido mantón que navega por los confines de su mente.
Sombra que toma posesión de cada una de sus funciones vitales en tanto siente una firme opresión de su garganta.
Frío imprevisto...
Una necesidad de acurrucarse como un indefenso niño ante lo que siente. Lo aprisiona, lo ahoga de repentina manera.
Y mientras las palabras que resuenan en su mente lo obligan a sentir asco de sus propios pensamientos, una necesidad inesperada de dejarse ser ante la renegrida bruma que lo hostiga, lo envuelve hacia sus adentros.
Se aferra a sus nobles pensamientos, a lo que su consciencia le dicta, provocando una lucha interna donde él cree ser vencedor nomás vencido cuando la oscuridad logra su cometido: Reclamarlo desde las mismas entrañas del infierno aquí en la tierra...
Un fuerte golpe retumba en su puerta. James lo escucha pero las sombras no lo dejan, lo apresan. Y no puede hacer otra cosa más que dejarse consumir como si fuera una débil presa...
Nuevamente, se repiten los toques aún más fuertes en cuando trata de mandar órdenes a su cuerpo emitiendo solo mudos jadeos.
Incesantes y descontrolados espasmos recorren su sistema hasta que la repentina crisis de su propio tormento da tregua. Finalmente espabila tomando una de las cuchillas de su precaria cocina para luego acercarse lentamente hasta el acceso y esperar a que golpeen de nuevo. Y aunque toques no perciba, escucha un murmuro y refunfuño por lo bajo. Y afianzando el puñal en su mano, sorprende al intruso en cuanto abre la puerta, intruso que solo atina a temblar y elevar sus manos de inmediato en cuanto es arrastrado contra la pared y nota sobre su cuello, el filoso frío de la cuchilla.
—¿Qué quieres? —cuestiona el ex militar en un tono nada amigable a un pálido hombre bien arreglado.
—Y-yo... S-solo...
—Habla, o te atravieso la maldita garganta.
—T-tengo u-un r-recado —finalmente anuncia el pálido hombrecillo sacando una nota desde su bolsillo bajo la atenta mirada asesina que acusa el ex militar.
James, repasa cada una de las detalladas palabras en el desgastado papel, riendo perplejo ante el último párrafo.
—¿Acaso tu jefe cree que soy un simple mercenario? "Estricta confidencialidad" —lee James a medida que mueve su cabeza de lado a lado, aflojando apenas el agarre sobre el cuello del atemorizado mensajero —. Ve y dile al que te mando a ésto, que si no sabe quién soy, mejor que ni me busque para el trabajo.
—Al r-reverso e-está la dirección de mi jefe. Él, puede pagar el doble de lo que usted pide, s-señor.
James se ríe de lo bizarro de la situación, llamarlo señor cuando está a centímetros de rebanar su yugular es todo un eufemismo hasta para él. Así que de inmediato lo suelta y acomoda su vestimenta sin perder el resguardo de sus atemorizados y vidriados ocelos.
—Dile que lo pensaré —suelta James en un bufido malhumorado —. Ahora, desaparece de mi vista.
Despacha al pálido mensajero revisando todo alrededor, solo un par de vecinas indiscretas que observaron atónitas el suceso, es con lo único que se encuentra. Mujeres que no le temen a nada con tal de husmear donde no se les llama.
Entonces, entra y cierra la puerta de un fuerte golpazo, buscando su habitual armamento para andar por la comuna y luego dirigirse a devolver lo que con tanto esfuerzo logró recuperar para su dueño.
Primero, se mira al pequeño espejo tratando de espabilar sus renuentes pensamientos mientras humedece su rostro. Últimamente, traer demasiados pensamientos a colación de su cansino cerebro, le está jugando una mala pasada. Y si a eso le sumamos el recuerdo de esa maloliente criatura que con ronca y asquerosa voz dispuso un desacertado destino a su insípida vida, está realmente en problemas.
"¿Acaso esa bestia está en un nivel superior?" Piensa James. No había escuchado antes que otros cadáveres reanimados formularan más de dos palabras seguidas. Y lo que es peor aún, con cohesión en su asquerosa y dirigida charla hacia su persona.
"¿Cómo es qué en ese momento no lo mató?" Medita. Ya que -caramente- era superior a él en lo que respecta a fuerza. Y por primera vez en años, tiene temor de lo que pueda suceder si se vuelve a cruzar con esa codiciosa alimaña.
Nuevamente, aleja sus desacertados pensamientos agarrando su mochila mediana, su afilada cuchilla y su inseparable arma. Y acomodando todo sobre su cuerpo, fuera del alcance de la vista de terceros, sale con un solo objetivo: conseguir medicina para evitar una posible infección y entregar el objeto recuperado solo si el dueño cumple con la parte que resta del trato.
Gracias por pasarte😍
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro