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╰✯┋Capítulo 20┋

Cuando arribó a la casa de Jade le recorrió una sensación parecida a cuando perdió a sus padres.

Aunque a diferencia de aquella vez, la casa frente a él no estaba incendiándose, solo con ventanas y puertas destrozadas, y, aun así, tenía un efecto parecido al de aquella vez.

Shannon buscó en toda la casa, esperando encontrar una pista sobre dónde se encontraba la chica. Pero lo único que había eran destrozos que le hacían pensar lo peor.

Para mayor inri, cuando movió algunos de los objetos tirados en el piso, dejó expuestas unas manchas de sangre. Sus dedos salieron mojados tras pasarlos por las baldosas.

Nuevamente sus sentidos se alertaron. Pasos. Alguien se acercaba y su intuición le decía que no se trataba de Jade.

—Shannon, ¿qué haces aquí?

Giró con lentitud, encontrándose con Nicholas bajo el umbral de la puerta.

—No. ¿Qué haces tú aquí, Nicholas?

Con pretenciosa inocencia ralentizó los pasos y se acercó a él.

—Eh... no lo sé. Salí a dar una vuelta y encontré este sitio hecho un desastre.

Pero al mirar sus manos manchadas de sangre frunció el ceño.

—De verdad fuiste tú...

—Oh, las manchas, sí, me corté cuando entré —confesó con una sonrisa, levantando la mano que sangraba—, hay vidrios por todos lados —Su mirada se perdió en los alrededores que confirmaban sus palabras—. Como sea, parece que no había nadie, tal vez debamos regresar.

Shannon dio unos pasos hacia atrás, poniendo distancia entre ambos. Buscando alguna pista que demostrara que no era una simple coincidencia, pero al no encontrarla solo atinó a desistir.

—Deberíamos buscar antes algo para atender tu herida —Tomó la mano del otro, quien se sobresaltó ante su gesto. Shannon no tardó en entender por qué.

Los profundos cortes no eran aleatorios, sino elaboradas runas que solo Elizabeth podría haber hecho, y que seguramente hicieron el corte desde adentro al ser activadas.

—Supongo que no soy bueno mintiendo —rio apartándose—. Pero estás equivocado si crees que vas a detenerme, Shannon.

—¿Dónde está Jade?

—¿Por qué te preocupa tanto una simple zorra bravucona?

—Este no eres tú, ignoraré eso último y lo preguntaré una vez más: ¿Dónde está Jade?

Nicholas se giró sobre los talones esbozando una sonrisa petulante y dio un par de zancadas, esquivando los escombros.

Llegó hasta el otro lado de la habitación donde el agua se desbordaba y entre los objetos tomó un afilado cuchillo que usó para mirar su reflejo.

—Ay, Shannon. Creí que eras más listo. Si la hubiera encontrado estaría muerta y yo no estaría aquí. ¿Puedes deducirlo o te doy más pistas?

—Tienes que detener esto.

—¿Por qué? Si es la oportunidad perfecta de terminar con su juego del escondite.

Nicholas apuntó el cuchillo a su mano, como si fuera a activar alguna otra runa, y en cuanto Shannon corrió a detenerlo fue él quien recibió el corte en su palma.

Dejó escapar un grito, sujetándose la mano, pero cuando un pensamiento atravesó su mente se forzó a callar.

Una mareante oleada de intranquilidad le atravesó, y solo tuvo fin cuando se escuchó el ruido de algo cayendo dentro de un armario.

—Ahí está —sonrió Nicholas con satisfacción.

Shannon tuvo que correr para llegar a donde ella. Aunque Nicholas no se movió, era como si ya hubiera logrado su objetivo con hacerla salir de su escondite.

—¿Estás herida?

Jade negó, temblando. Él cogió su mano con la que no sangraba y la apretó con firmeza.

—Bien, te aseguro que nada malo te pasará. Solo necesito que te quedes tras de mí.

Jade obedeció.

A continuación, Shannon la cargó para llevarla fuera. No deseaba involucrar a más personas y al parecer su anterior petición había logrado confundir a Nicholas.

Visualizó un parque lleno de árboles cerca, le pareció perfecto para que tuvieran espacio libre.

"Solo un poco más", murmuró volviendo la cabeza de vez en cuando para notar lo cerca que Nicholas se hallaba de ellos. Era evidente que no tardaría en alcanzarlos cuando él cargaba con Jade.

Cayó y rodó cuando un golpe lo alcanzó en el hombro. Descendió varios metros intentando proteger a Jade y luego se inclinó, notando que la chica se había desmayado.

Con cuidado la recostó junto a un árbol y se preparó para enfrentar a su compañero.

—Shannon, Shannon —la burlesca voz de Nico resonaba en su cabeza como una irritable melodía—. Sería más fácil si solo dejas de estorbar en mi objetivo.

El chico apareció repentinamente, atándolo con una extraña energía invisible.

El corazón le latía con fuerza. Era como si Nicholas hubiera absorbido poder de los demás, y este era de Gianluca.

—Es la última vez que te lo pediré: detén esta locura.

Nicolas fingió pensar unos segundos y luego rio.

—Yo creo que no.

Sintió como si sus miembros estuvieran adormecidos, pero no lo suficiente como para pasar por alto el fuerte agarre de Nicholas.

Cuando le miró frente a él, luchó una última vez. Llevó cada ápice de fuerza hacia su cabeza, solo necesitaba un poco más.

Shannon frunció sus labios y le dio un cabezazo, haciendo que Nicholas se estremeciera. La sangre comenzó a brotar de su nariz hasta sus labios y se tambaleó.

Aunque sus poderes eran descomunales, su cuerpo seguía siendo frágil. Y sin embargo no quería aprovecharse de esa desventaja y lastimarlo en serio.

—No tiene que ser de esta manera. ¡No se supone que peleemos entre nosotros!

—¡Qué fastidio! —Dirigió un nuevo puñetazo al otro.

—Nosotros no hacemos eso —exclamó con rabia sin moverse ante el golpe de Nicholas—. ¡Nosotros no somos como ellos!

—¡¿Acaso no ves que es lo mismo?! Acabamos con quienes dañan a las personas ¿Cuál es la diferencia del grupo de Damon y las estigias?

—Damon y su grupo son humanos, los mismo que deberíamos estar protegiendo. —Finalmente devolvió uno de los puños a Nicholas.

—¿Puedes llamar humanos a esas basuras? Tú pensarás que ellos no matan, pero ¿sabes cuantas veces pensé en suicidarme porque mi vida era un infierno por su culpa? ¡No tienes ni idea!

Un nuevo golpe de furia llegó justo con su sentir, aunque en su rostro ya no se mostraba la furia, sino más bien el dolor.

—¿Qué es lo que te diferenciaría a ti entonces si hicieras lo mismo? Peor aún tu objetivo es matar a una chica que intenta redimirse. ¿De verdad esto es lo que quieres?

La voluntad de Shannon le golpeó como una pared.

—No me convencerás con discursos moralistas ridículos. Ni siquiera lo entiendes.

—¿Y por qué no me dejas entenderlo?

—Solo márchate de una vez. No me interesa seguir peleando contigo cuando eres la única persona que fue amable conmigo.

Shannon dejó al golpe llegar y agachó la mirada.

—Todas esas veces que te ayudé es porque sabía que eras mejor que ellos.

Los ojos de Nicholas se abrieron más y las lágrimas que comenzaron a fluir ya no eran de rabia.

Se desplomó y cayó sobre sus rodillas, empapado de lluvia y sangre.

—Detente —suplicó, sintiendo como su vista se empañaba.

—Por favor, quédate con nosotros.

Dolía. Dolía demasiado.

—Basta. No es verdad. No soy una buena persona, solo era alguien débil que ahora hace lo que siempre habría hecho si pudiera.

—Proteger a los demás justo como intentas hacerlo. Pero esta no es la manera.

Cuando posó los ojos en Shannon, a pesar de las heridas, vio en él una luz brillante que le envolvía.

¿Qué estaba haciendo? Al final era lo mismo que ellos. Gritó hasta que su voz se quebró.

Poco a poco la imagen de Shannon se fue distorsionando.

Y fue lo último que recordó antes de desplomarse.

Al abrir los ojos Abdiel se encontraba a su lado. Sin embargo, la imagen no correspondía a la iglesia, sino que más bien le recordó al cuarto de un hospital.

—¿Cómo te sientes? —se apresuró a preguntar Abdiel para enseguida pedir a Anais, quien se encontraba fuera, que buscara un doctor.

—No era tan grave como para que se preocuparan —contestó apretando las sábanas, sabiendo que había causado bastantes problemas.

—No podemos minimizarlo. Tuvimos nuestra primera baja: Jack ha muerto.

La noticia le revolvió las entrañas y la culpa se instaló en su pecho. Mientras otros apóstoles peleaban hasta la muerte, él perdía el tiempo peleando con sus propios compañeros.

Lo peor era que él ni siquiera se sentía con la capacidad de ser un buen apóstol. Apretó los dedos, mirando sus nudillos con costras. Seguía siendo tan débil.

Sus pensamientos quedaron interrumpidos por el ruido que había fuera de la habitación, justo en el pasillo.

Miró a Shannon entrando por la fuerza, pese a los intentos de las enfermeras de detenerlo y, seguido a él, Lawrence se incluía haciendo un saludo con la mano.

—¿Cómo sigues? ¿Te sientes mejor?

—¿Por qué se preocupan tanto por mí? —Su boca frustrantemente cerrada finalmente se abrió, dejando salir el cúmulo de sensaciones de desmerecimiento—. Lo único que he hecho es...

Un golpe de Lawrence le hizo callar.

—Porque somos familia. Porque si fallas no te abandonamos simplemente, nosotros no te traicionaremos.

Nicholas llevó la mano a su mejilla.

—Pero acabas de golpearme...

Lawrence agitó la mano en el aire, desechando sus palabras y volvió a salir de la habitación, llevándose a Abdiel consigo.

Nicholas apartó la avergonzada mirada. Había quedado a solas con Shannon luego de haberlo lastimado.

—¿Cómo sigues tú, Shannon? —preguntó tímidamente, a pesar de que se sentía demasiado débil como para haberle causado daño en serio.

—Me recupero pronto —contestó con un amago de sonrisa—. La verdad diste una gran pelea, supongo que podemos tomarlo como un entrenamiento, ¿no?

Los ojos de Nicholas volvieron a aguarse. Se frotó con la sábana y asintió.

—¿Cómo están Damon y los demás?

—Siguen graves, pero están vivos. Supongo que no desearán volver a molestar a alguien.

—En verdad lo siento. ¿Sigues pensando que soy igual a ellos?

—Si lo fueras no te habría protegido, incluso de ti mismo.

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